Informe 2020 de la JIFE: Problemáticas

29 Mar 2021

En el artículo anterior hemos informado sobre los aspectos generales del informe anual de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE). En este artículo informamos sobre la problemática social de los temas que se tratan en dicho informe. Entre estos temas se encuentran: las nuevas tecnologías para la producción de cannabinoides que preocupan a la JIFE, el aumento en el consumo de drogas en personas de 65 años o más, y las incautaciones, consumo y regulaciones del Cannabis tanto medicinal como para uso no medicinal e industrial. Allí vamos. 


La ingeniería genética y la biotecnología en la producción de cannabinoides

En una investigación preliminar de 2019, la JIFE informa que se encontró un método para modificar un tipo de levadura con el que se podrían fermentar cannabinoides a gran escala a partir de azúcares simples, independientemente del cultivo de Cannabis. Esto se lleva a cabo a través de ingeniería genética. En dicho proceso, se introduce el gen que codifica la producción del cannabinoide que se desea producir dentro del genoma de una levadura, y al cultivar la levadura, ésta produce como metabolito el cannabinoide en cuestión. Estas tecnologías permiten producir cannabinoides en cantidades mucho mayores que con el cultivo, de una forma mucho más económica y en espacios mucho más reducidos. Por esta razón, la JIFE advierte a los gobiernos estar atentos a estos nuevos métodos de producción en los mercados que no están regulados por ellos.

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La ingeniería genética permite producir cannabinoides de una manera más rentable que el cultivo.

Incremento del uso de drogas en personas de 65 años o más

Alemania, España, Francia, Italia y el Reino Unido, son países en los que el consumo de Cannabis en personas de 55 a 64 años creció a mayor ritmo que en ningún otro grupo de edad. En Estados Unidos el uso de Cannabis en personas de 65 años o más aumentó de un 1,2% en 2012, a un 5,1% en 2019. Una encuesta realizada en Estados Unidos revela que en 2017 el 15,9% consumieron Cannabis, de los cuales 4,1% eran mayores de 65 años. El consumo de drogas distintas al Cannabis fue en la población de 8,5%. En 2018, el 17,5% de la población estadounidense consumió Cannabis, de los cuales 5,1% eran mayores de 65 años.

El consumo de drogas distintas al Cannabis en ese año fue de 8,6%. En esta encuesta podemos ver que el consumo de drogas se debe principalmente al consumo de Cannabis. Mientras el consumo de otras drogas solo aumentó un 0,1%, el del Cannabis aumentó un 1,6%.

Las preguntas que surgen aquí son las siguientes: ¿Por qué hay tanta diferencia entre el consumo de Cannabis y el de otras drogas? ¿Es apropiado clasificar al Cannabis como droga o se utiliza con otro propósito?

Polimedicación

Por otra parte, la JIFE informa que la polimedicación (el consumo de 5 o más medicamentos al día) es un problema en aumento en personas mayores de todo el mundo. Aquí resulta apropiado cuestionarse si el aumento en el consumo de Cannabis de las personas mayores tiene la misma causa que el aumento de la polimedicación. Quizá las personas mayores busquen solución a sus problemas de salud con dos tipos de medicinas distintas, en lugar de buscar un consumo problemático con el Cannabis. Tal vez resulta más apropiada la idea del uso de Cannabis como medicina que como uso problemático. De esta forma, ilegalizar al Cannabis atenta contra el propósito de la JIFE de “velar por la salud”.

 

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El consumo de Cannabis se incrementa entre las personas de 65 años o más.

El Cannabis en el mundo

Incautaciones

Del 2018 al 15 de mayo de 2020, 26 países de Europa y América colaboraron en la campaña naval "Orión V", en la que se incautaron 22,6 toneladas de Cannabis. En noviembre de 2019 se llevó a cabo la operación “Nueva Alianza XXI”. Esta operación se realizó en Paraguay con el apoyo de Brasil.  Durante dicha operación se desmantelaron 85 cultivos y 160 hectáreas de Cannabis. También se incautaron 19.480 kg de Cannabis seco y 377 kg de Cannabis prensado. En agosto de 2020, ambos países se volvieron a unir para realizar la operación “Nueva Alianza XXII”, en la que se desmantelaron 63 cultivos y 127 hectáreas de Cannabis y se incautaron 89,6 toneladas de Cannabis. En 2019 el Centro Regional de Información y Coordinación de Asia Central (CARICC) incautó 55 toneladas de Cannabis, de las cuales 4,4 eran su resina, y en 2018 incautó 52 toneladas de Cannabis. Durante el 2019, se incautaron en España 350 toneladas de resina de Cannabis, de las cuales un 94% provenían de Marruecos. El 85% de las incautaciones se realizaron en Andalucía. En ese mismo año, se incautaron 1,5 millones de plantas de Cannabis cultivadas principalmente en interior.

¿Se justifica la incautación de Cannabis?

Muchas personas en el mundo claman por el acceso a las propiedades terapéuticas del Cannabis, mientras los Gobiernos invierten los recursos que obtienen de las personas en incautar el Cannabis que tiene las propiedades para satisfacer sus necesidades terapéuticas. Otras muchas personas viven en la precariedad y podrían acceder a una vida digna y próspera si su labor de producir Cannabis fuese reconocida como el cultivo de una planta medicinal. Lamentablemente, los Gobiernos en lugar de invertir sus fondos en promover la igualdad, los invierten en incautar una planta medicinal. Recordemos que los tratados que rigen estas políticas hablan en nombre de la salud y el bienestar de la humanidad, aunque sus efectos produzcan exactamente lo contrario: enfermedad, pobreza, desigualdad, violencia, estigmatización, represión y muertes.

Consumo

En Europa el Cannabis continúa siendo la droga ilícita más consumida. Su consumo anual en 2018 fue de 5,4%. En África también es el Cannabis la droga más consumida. Se estima que un 3,4% de la población lo consumió en 2019. En América el consumo anual de Cannabis en 2018 fue del 14,56% en norteamérica, del 3,49% en sudamérica, y 3,39% en el Caribe. En Asia también es el Cannabis la droga más consumida. Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNDOC), en 2018 el 2,82% de la población de entre 15 y 64 años de Asia Meridional consumió Cannabis, siendo la droga más consumida. A ésta le sigue el 2,04% de opioides, el 0,18% de anfetaminas y fármacos estimulantes, y el 0,1% de cocaína. Si en todos los casos es el Cannabis la droga más consumida, habría que cuestionarse si su clasificación es la correcta, ya que hay demasiadas personas que hacen uso de una sustancia que no ha causado ninguna muerte, al contrario que la aplicación de los tratados que defiende la JIFE que sí las causan. 

Regulación

En países de todo el mundo se avanza en regulaciones que permiten el uso no médico del Cannabis. Esto contradice la labor de la JIFE, que es mantener al Cannabis en finalidades exclusivamente médicas y científicas. Aún así, los tratados internacionales sobre estupefacientes son violados con la obligación de priorizar los derechos humanos, tal como establecen las leyes internacionales.  En esta dirección se conducen los Países Bajos, Suiza, Luxemburgo, Italia, Sudáfrica, Estados Unidos, México, Trinidad y Tobago, Uruguay y Australia. En todos estos casos la JIFE denuncia en su informe el efecto de estas políticas antiprohibicionistas en relación a los acuerdos sobre estupefacientes que sostiene, e incita a cumplirlos sin importarle los motivos que llevan a adoptar estas políticas en cada país, ni los derechos humanos. Una preocupación similar muestra la JIFE en relación a las políticas que permiten el uso médico e industrial del Cannabis. Estas políticas las están adoptando países como Chipre, Chequia, Francia, Luxemburgo, Seychelles, Malawi, Ghana, Uganda, Paraguay, Bolivia, Colombia, Suriname, Tailandia, Filipinas, Uzbekistán, Líbano y Nueva Zelanda. Si bien éstos no rompen los tratados sobre estupefacientes, la JIFE les recuerda que tienen la obligación de hacer un control riguroso sobre la fabricación y el mercado del Cannabis medicinal e industrial en su país, e informarle debidamente al respecto.

La JIFE atenta contra los derechos humanos

En esta conferencia y en este informe podemos ver que el consumo de Cannabis en el mundo es altamente significativo. Esto cuestiona qué tanto vale la pena utilizar los recursos públicos en pos de prohibir algo que tantas personas consumimos, que no causa ninguna muerte y tiene un gran valor terapéutico. Mientras la tecnología avanza en pos de desarrollar mecanismos innovadores, los reprimimos con estas políticas ocasionando un desperdicio de inteligencia e impidiendo el desarrollo tecnológico de la humanidad. Comprobamos que la “guerra contra las drogas” es un atropello hacia los derechos humanos y hacia los objetivos de la agenda 2030 de la ONU, que incluyen la consolidación de la paz en el mundo. Vemos que las políticas prohibicionistas causan más muertes que el Cannabis, y que su aplicación es violenta.

Cada vez son más los países que incumplen los tratados internacionales sobre estupefacientes en pos de su propio desarrollo, ya que son estas políticas las que atentan contra sus propios derechos constitucionales. Vemos que el Cannabis cada vez es más reconocido por su potencial terapéutico, y que la JIFE invierte muchos esfuerzos en mantenerlo en manos de la industria farmacéutica ¿Cuánto más van a invertir los recursos de las personas en socavar sus vidas? Cuéntanos qué piensas al respecto en nuestro Twitter, Facebook e Instagram.

 

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