Regulación del Cannabis en Marruecos

29 May 2021

Marruecos es sin duda uno de los mayores productores de Cannabis del mundo, de hecho tiene 47.000 hectáreas dedicadas a su cultivo. A finales de febrero de este año, se presentó en el Consejo de Gobierno un proyecto de ley preparado por el Ministerio del Interior para legalizar el Cannabis medicinal, cosmético e industrial. El proyecto se preparó sin la participación del sector de la población al que esta ley afectaría.  Varios hechos hicieron posible la presentación y aprobación de esta ley.


Estos hechos fueron: Las recomendaciones de la OMS, la reclasificación del Cannabis de la lista IV de estupefacientes por parte de la ONU el pasado diciembre, y la expectativa del crecimiento económico como consecuencia de la regularización del Cannabis en muchos países.  El proyecto de la ley marroquí fue aprobado por la Cámara de Representantes con 119 votos a favor y 48 en contra. El ministro del Interior, Abdeluafi Laftit, dijo en la sesión que con esta decisión busca generar beneficios económicos de la comercialización del Cannabis y aprovechar las ventajas competitivas que tiene Marruecos por su historia y ubicación geográfica en ese mercado.

Una ley que esclaviza y empobrece al productor

Esta ley establece que se venderán las plantas verdes en lugar del hachís, que debes ser nacional marroquí para obtener la licencia, y además tienes que darle al gobierno el certificado de tu tierra. La ley también dice que los agricultores que quieran regularizar su cultivo, le deberán vender su producción a una agencia nacional para que realice la comercialización final. El diseño de esta ley resulta devastador para la economía de las familias que viven humildemente desde hace generaciones del cultivo de Cannabis y de la elaboración de hachís. 

Una periodista del periódico “El Español” pasó una semana en las montañas del Rif junto a una familia de cultivadores. La periodista nos cuenta que en la realidad que vivió en esa experiencia, pudo ver el valor que tiene la planta de Cannabis para estas familias. Con la entrada en vigor de esta ley, alrededor de 100.000 personas que dependen del cultivo ilegal tendrían la posibilidad de regularizar su labor. 

Según describe la periodista, un campesino le dijo: “Este gobierno nos ha dejado 40 años ser pobres. Tiene que traer aquí las máquinas para fabricar productos de maquillaje. ¿Por qué no han creado las fábricas para que trabajemos aquí? En Casablanca pondrán las empresas y aquí seremos tratados como perros de guardia. No vamos a tener hachís porque se van a llevar el cannabis verde, quedamos aquí como esclavos. Vives en una granja cuidando o vigilando para ellos, entonces los ciudadanos tenemos que manifestarnos contra esto”.

¡Una ley con justicia social, por favor!

Según las recomendaciones presentes en el informe del OECCC “Cannabis Sostenible, manual de políticas públicas” escrito por el investigador independiente Kenzi Riboulet-Zemouli, esta ley sancionada en Marruecos atenta contra el objetivo nº16 de la agenda de desarrollo sostenible 2030 de la ONU. Este objetivo es el de la paz, justicia, derechos humanos e instituciones sólidas. Dicho informe habla sobre justicia social, reintegración, y retroactividad, y dice: “Para descontinuar y desalentar el cultivo ilegal, se deben ofrecer a los pequeños agricultores oportunidades viables en la economía legal, a través de medidas proactivas de justicia social(…) Es crucial priorizar la integración en los mercados legalmente regulados de las personas que actualmente participan en la producción o el tráfico ilícito de Cannabis.

Además, las víctimas de la prohibición merecen un recurso efectivo, y obtener reparaciones. En este sentido, Kenzi nos recuerda: “Los Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos a interponer recursos y obtener reparaciones, aprobados en 2005, explica que las víctimas son elegibles a una reparación plena y efectiva [...] en las formas siguientes: restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición.”

Esta ley empobrece a los productores campesinos y aumenta el golpe de la criminalización en ese sector de la población. Por situaciones como estas, donde una vez más la codicia intenta sacar partido, es que debemos estar atentos a las acciones de los actores en el escenario de la economía y la política del Cannabis. No debemos dejarnos engañar por una falsa idea de libertad implícita en la idea de regulación porque tiene un significado opuesto, las reglas no liberan, limitan, y en este caso, limitan una vez más a los más limitados. 

 

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