Prohibición vs. legalización
En el acta final de la convención única de 1961 sobre estupefacientes de las Naciones Unidas, se declaran determinadas drogas como ilegales (por supuesto se incluye al cannabis). Dicho acta define el tratamiento militar con el que se abordaría su uso, producción y comercialización.
¿Cómo surge la guerra contra las drogas?
Aunque el carácter prohibicionista y militar surgió en 1961, la expresión “guerra contra las drogas” no se hizo popular hasta el año 1971. Ese mismo año Richard Nixon, presidente de los Estados Unidos, dio una conferencia de prensa en la Casa Blanca. En la conferencia dijo que la adicción a las drogas era el enemigo público número uno. Desde ese momento la expresión “guerra contra las drogas” se hizo popular.
Con esta declaración de guerra, el tema de las drogas adquirió el estatus de seguridad nacional. Esto les permitió a los Estados tener el derecho de tratar el tema en secreto. Por lo tanto, los ciudadanos quedaron fuera de la participación en este tema que afectaría su vida. Y así, la democracia se vio vulnerada, y los gobiernos sostienen desde hace ya varias décadas que la guerra contra las drogas es la solución al supuesto problema público del narcotráfico.
¿Qué políticas se aplicaron en la prohibición?
Las políticas que se implementaron en la prohibición en términos generales son:
- Erradicación de los cultivos ilícitos
- Desmantelamiento de grupos de narcotraficantes
- Militarización de la lucha antidrogas
- Criminalización de la cadena ligada al negocio de los narcóticos
- Rechazo a cualquier iniciativa pro legalización de drogas
¿Cuáles son las consecuencias de implementar la guerra contra las drogas por más de 40 años?
Algunas de las consecuencias de esta guerra son:
- Expansión y diversificación de los mercados de las drogas
- Concentración de grandes ganancias económicas en pocas manos
- Miles de personas muertas
- El fortalecimiento del vínculo entre narcotraficantes con políticos
Con estas evidencias se puede afirmar que el Estado ha sido “capturado” por poderes que utilizan a la institucionalidad pública para lucro privado. Este hecho deteriora la democracia.
La política de la prohibición
Para disciplinar a la sociedad y silenciar al consumidor de marihuana, la política prohibicionista confina a los consumidores en el ámbito clínico y penitenciario. El confinamiento etiqueta a las personas de enfermas y delincuentes. Estas estigmatizaciones son las que los ciudadanos luchan por quitarse. Las personas, que son perseguidas y encerradas, son el núcleo central de las manifestaciones que alrededor del mundo exigen la legalización de la marihuana.
Así se explica por qué para los manifestantes la violencia en la guerra contra las drogas no está en las drogas, sino en la guerra que se hace en su contra. Esta idea se expresa en la frase “La marihuana no mata, pero el policía sí”.
Para posicionarse a favor de la guerra contra las drogas o de los consumidores de marihuana, hay que tener en consideración dos hechos fundamentales. Por un lado, que la guerra contra las drogas ha hecho más mal que el daño que presume resolver, y por otro, que existe un mercado consolidado y creciente que aviva la producción mundial de marihuana.
El mayor argumento en contra de la política prohibicionista implementada en la guerra contra las drogas es que causa miles de víctimas. No nos referimos específicamente a víctimas físicamente fatales, sino que principalmente al trato que se les ha dado a las personas al etiquetarlas como enfermas y delincuentes. Por esta razón los consumidores han sido perseguidos y estigmatizados, como mencionamos anteriormente.
La política prohibicionista fue adoptada por muchos países del mundo, pero su incoherencia es tal que se hace un cuestionamiento público hacia ella. Periodistas, artistas, intelectuales y ex presidentes han puesto en duda esta política. El gran número de críticas contra esta política hace evidente la necesidad de ponerle fin a esta guerra y replantear la acción política ejercida por los Estados.
La legalización
Miles de manifestantes salen a la calle en distintos países a exigir a sus Estados la necesidad del reconocimiento del consumo de drogas, especialmente de marihuana, como parte del derecho al libre desarrollo de la personalidad. En los últimos años, estas voces afortunadamente están tomando protagonismo y fuerza. Por lo que parece, la guerra contra las drogas está llegando al punto del fracaso.
Este escenario de oportunidad política generado favorece la emergencia de los consumidores de marihuana, un sector que como vemos ha sido silenciado por la guerra contra las drogas. El ciudadano que consume marihuana surge como figura pública y colectiva, y configura una situación histórica para la guerra contra las drogas.
Lo más importante es la alternativa a la prohibición que formulamos los consumidores: la legalización. La propuesta de la legalización fue hecha hace años, pero recién ahora cuenta con un número importante de ciudadanos que luchan por ella.
¿Por qué legalizar la marihuana?
Las principales razones para legalizar la marihuana son:
- Apela al libre desarrollo de la personalidad
- Propone que el Estado cambie de una estrategia prohibitiva a una educativa
- Trae beneficios económicos fiscales
La legalización propone que la intervención estatal tenga carácter preventivo desde el campo de la salud y la educación. Esto le da un giro al enfoque con el que se discute el tema de las drogas.
¿Qué beneficios traería la legalización?
Si la marihuana fuera legal, podríamos cultivarla por nosotros mismos o adquirirla en cualquier establecimiento autorizado para ello, desaparecería la persecución policial, y el consumidor tendría la certeza de la calidad de lo que compra. De esta forma el consumidor pasa del ámbito ilegal a la legalidad. Tampoco olvidemos que con la legalización respetamos el derecho del ciudadano al libre desarrollo de la personalidad. Esto termina con la intromisión del Estado en la vida privada de las personas que sostuvo la política prohibicionista.
¿Cuál es la importancia de la legalización?
Desde esta perspectiva, la legalización representa una exigencia que le hacemos los ciudadanos a los Estados para que limiten su intervención en nuestra vida y garanticen el derecho democrático de las personas que perdieron la voz con la prohibición ¿Cómo podemos evitar oír la voz de miles de personas reclamando la libertad que les pertenece?
La legalización como alternativa al prohibicionismo, lejos de debilitar al Estado, lo fortalece porque garantiza una democracia.
Fuente: Restrepo Parra, Adrián. Guerra contra las drogas, consumidores de marihuana y legalización. Revista Latinoamericana de Seguridad Ciudadana. 2013.