La regulación de la marihuana disminuye la violencia
Actualmente nos encontramos en una situación muy controversial, ya que varios grupos políticos en España están creando leyes para regular el cannabis. Este hecho no es de menor importancia, ya que puede inclinar la balanza a favor de las personas usuarias de cannabis o en su contra. Uno de los grandes argumentos que se debaten a la hora de regular o no al cannabis es la criminalización. Los prohibicionistas sostienen que regular supone un aumento en la violencia, mientras que quienes apoyan la liberación de esta sustancia aseguran que no. Veamos qué evidencias encontramos.
Del cannabis medicinal a la regulación integral
En 1998, Washington aprobó una ley como la adoptada por California en 1996, que legalizó el uso de cannabis medicinal para pacientes con determinadas patologías. Colorado siguió esta tendencia en el 2000, permitiendo a los médicos recomendar cannabis a sus pacientes, los cuales podrían cultivar hasta 6 plantas inscribiéndose en un registro. Luego una enmienda permitió a los cuidadores cultivar cannabis para hasta 5 pacientes. En 2010, Colorado permitió los dispensarios de cannabis medicinal que debían obtener una licencia para poder funcionar. Durante los años siguientes, Washington autorizó los cultivos colectivos que permitieron hasta 10 pacientes o cuidadores cultivar hasta 45 plantas de cannabis.
Baja prioridad policial a la posesión de cannabis
Seattle y Tacoma (las dos ciudades más populares de Washington) aprobaron en 2002, una ordenanza que requería que los oficiales de policía consideren la posesión de marihuana con baja prioridad, una política conocida como despriorización. Nuevamente en 2011, se aprobó otra ordenanza en Seattle y Tacoma que reafirmó la mencionada anteriormente. La ciudad de Denver, en Colorado, también realizó esta legislación permitiendo que la posesión de marihuana sea de baja prioridad para los agentes policiales.
Lega-legalización
Finalmente en noviembre de 2012, Washington y Colorado legalizaron la posesión, el consumo y la compra de cannabis recreativo para mayores de 21 años, y legislaron el negocio de cannabis permitiendo a los residentes obtener una licencia para producir, procesar y vender legalmente esta sustancia.
Violencia en estados estadounidenses con cannabis regulado vs. estados sin regulación
En 2019, un grupo de investigadores especialistas en ciencias sociales, criminología, leyes y políticas públicas y de drogas, publicaron el artículo “El efecto del cannabis en la delincuencia: Análisis del crimen en Colorado y Washington”. El artículo compara las tasas de criminalidad mensuales en Colorado y el estado de Washington con estados que no han legalizado el uso de marihuana con fines recreativos o médicos a gran escala. Los datos sobre delitos para el proyecto se obtuvieron del Informe sobre delitos del FBI para el período de 1999 a 2016. Los datos de autorizaciones por arresto que utiliza el estudio, se obtuvieron del Instituto de Investigación Social de la Universidad de Michigan (ICPSR). El estudio calcula las tasas mensuales de violencia, asalto agravado, robo de automóviles, allanamiento de morada, hurto y robo en Colorado y Washington, y el promedio mensual de cada una de estas tasas de criminalidad para el grupo de control que corresponde a los estados que no tienen regulado el uso de marihuana.
La investigación no encontró ningún resultado positivo con respecto a los efectos a largo plazo de la legalización o las ventas minoristas de marihuana en ningún aspecto de delincuencia para ninguno de los estados. El único resultado significativo fue que las tasas de robo disminuyeron luego de la legalización de Washington. El estudio esclarece: “Los resultados relacionados con la delincuencia grave son bastante claros: La legalización de la marihuana no ha dado lugar a una tendencia al alza significativa en las tasas de delincuencia. Nuestros resultados son sólidos en el sentido de que examinamos los dos primeros estados en legalizar la marihuana y los comparamos con estados que no tienen ninguna ley sobre la marihuana (...) El presente estudio es uno de los muchos que se necesitan para proporcionar al público y a los responsables de la formulación de políticas los resultados generados a partir de diseños de investigación más sólidos y rigurosos”.
La marihuana como supresor de la violencia
En 1990, la Dra. Brenda Miller del Instituto de Investigaciones sobre Alcoholismo de Buffalo, publicó el artículo que puedes ver clickeando aquí, titulado “Las interrelaciones entre el alcohol y las drogas y la violencia familiar”. Su trabajo sostiene que el consumo de cannabis no afecta o incluso puede mejorar las tendencias violentas de los consumidores de drogas. Con su investigación, Miller encontró que cuando las personas informan tener un problema con el alcohol, pero no con las drogas, su nivel de violencia aumenta, mientras que las personas que informan tener problemas con el alcohol y las drogas tienen un nivel de violencia relativamente constante. Ella interpretó estos resultados como una posible indicación de que el consumo de drogas puede suprimir la violencia inducida por el consumo de alcohol.
Un trabajo del Departamento de Economía de la Universidad de Oslo titulado “El impacto de la legalización de la marihuana medicinal en el crimen violento” realizado en 2013, ha demostrado que la regulación de la marihuana medicinal disminuye los niveles de violencia relacionados con las drogas, el trabajo dice “Se estima que la marihuana medicinal reduce en promedio los homicidios relacionados con las drogas en 1,148 homicidios por cada 100.000 habitantes”. El trabajo sugiere que esto podría deberse a que la marihuana se usa a menudo como sustituto de otras sustancias controladas más consistentemente relacionadas con comportamientos violentos, como el alcohol, la cocaína y las anfetaminas.
La violencia de la prohibición
Uno de los argumentos que cita el estudio de la Universidad de Oslo para explicar los crímenes violentos relacionados con la marihuana, es la naturaleza ilícita de sus mercados. Debido a la gran demanda de marihuana y a su alta rentabilidad, la prohibición aumenta los mercados ilícitos. Además, aquellas personas involucradas en el negocio de la marihuana no pueden resolver sus disputas a través de vías legales sin el riesgo de perjudicarse a sí mismas, por lo que se ven forzadas a involucrarse con corrupción y/o violencia. Con un mercado regulado de cannabis, las personas que cultivan y venden pueden trabajar en un ambiente más seguro y predecible con transacciones transparentes y libres de corrupción.
En estas líneas evidenciamos una vez más la incoherencia que habita en nuestra sociedad. Lejos del sentido común, la prohibición se basa en los argumentos más incomprensibles. Deseamos que esta fracción de la humanidad redirija su camino hacia la coherencia.