HHC, THCP y Cannabinoides Semisintéticos

Elizabeth Erhardt
26 Oct 2025

En 2025, la oleada de intoxicaciones provocadas por gominolas adulteradas con cannabinoides semisintéticos como HHC y THCP puso en alerta a los sistemas sanitarios de España y Europa. El Plan Nacional sobre Drogas notificó 14 casos confirmados en Barcelona y Madrid entre abril y diciembre de 2024, una advertencia que se repite con mayor intensidad en países del entorno europeo, donde Hungría reportó 30 intoxicaciones agudas solo en junio de 2024. Estas sustancias no existen por casualidad: su origen responde a una tendencia clara de la industria y los traficantes de drogas de aprovechar vacíos legales generados por la prohibición y la falta de regulación del cannabis.


La prohibición y el mercado negro: ¿Por qué surgen los cannabinoides sintéticos?

La prohibición del cannabis y la ausencia de un mercado regulado han sido un fértil terreno de cultivo para la aparición y expansión de cannabinoides semisintéticos. Cuando los consumidores no pueden acceder legalmente a cannabinoides naturales de calidad que han demostrado evidencia de seguridad y eficacia en contextos médicos y recreativos, recurren al mercado negro, donde la adulteración y el fraude son moneda común.

Según la Agencia de la Unión Europea sobre Drogas (EUDA), muchos productos vendidos como cannabis en el mercado negro están adulterados con potentes cannabinoides sintéticos y semisintéticos que imitan los efectos del THC natural, pero con un perfil de toxicidad mucho mayor y completamente desconocido para el usuario. En 2024, de los veinte nuevos cannabinoides detectados por el sistema de alerta temprana europeo, 18 eran semisintéticos fabricados probablemente con el único fin de eludir la legislación vigente y capitalizar el vacío hasta su inevitable prohibición.

Tal y como advierte la EUDA en su Informe Europeo sobre Drogas 2025, “la evolución del mercado del cannabis plantea nuevos retos para los países: algunos productos comercializados como cannabis en el mercado negro pueden adulterarse con nuevos y potentes cannabinoides sintéticos, sin el conocimiento de los usuarios”. Cuando la disponibilidad de cannabis es limitada por la prohibición, proliferan las alternativas “legales” de diseño, cuya única razón de existir es burlar la normativa y maximizar el beneficio económico antes de su control oficial.

 

Ejemplos internacionales: cómo la legalización reduce el mercado de los sintéticos

La experiencia de países que han legalizado el cannabis para uso recreativo y medicinal —como Uruguay y Canadá— ofrece argumentos sólidos para vincular la regulación con la reducción del mercado negro y de las sustancias sintéticas peligrosas. En Uruguay, tras la regulación en 2013, la proporción de consumidores que adquirían cannabis al narcotráfico cayó del 58% en 2014 al 24,4% en 2018; la gran mayoría ahora compra en el mercado legal, donde existe control de calidad y trazabilidad. Las conclusiones de Rosario Queirolo (UCU, Uruguay) en Aceprensa insisten: “la regularización del cannabis generó un marco legal que le quitó mercado al comercio ilegal[...] los usuarios que antes compraban en el mercado ilegal se pasaron al legal”.

 

Las consecuencias de la prohibición: seguridad y salud pública en riesgo

Las intoxicaciones documentadas en España y Europa en 2024 son el resultado directo de la comercialización “legal” de cannabinoides semisintéticos hasta su prohibición en abril de 2025. Fabricantes y distribuidores aprovechan vacíos legales para lanzar variantes químicas apenas diferentes del THC, como HHC, THCP, HHCP y otros, que pasan a ser controladas solo después de causar daños, cuando los efectos adversos ya han llegado a las urgencias hospitalarias.

Los informes oficiales advierten que estos compuestos pueden tener una potencia hasta 800 veces mayor que el THC natural, con un perfil de riesgo imposible de prever. En muchos casos, la falta de regulación y vigilancia implica que los productos se fabriquen sin ningún tipo de control, provocando sobredosis, crisis psicóticas y hospitalizaciones que habrían sido evitables si existiese disponibilidad regulada, comprobada y segura de cannabinoides naturales para los consumidores.

El mercado negro, fruto de la prohibición y la marginación legal, es responsable de la aparición constante de nuevos compuestos, la adulteración masiva de flores de CBD y la distribución de productos cuya composición y concentración son desconocidas tanto para el consumidor como para las autoridades sanitarias. Esta situación da pie a intoxicaciones graves, hospitalizaciones y fallecimientos, y además plantea graves problemas de justicia social, ya que los colectivos más vulnerables tienen menos opciones de información y protección frente a los riesgos.

 

La legalización como oportunidad para la reducción de daños

Los argumentos de organismos internacionales, expertos y estudios comparados insisten: la legalización y regulación del cannabis reduce la demanda de productos sintéticos y el tamaño del mercado negro, permitiendo mecanismos de control de calidad, trazabilidad y reducción de riesgos. La existencia de un mercado legal de cannabinoides naturales disminuye el atractivo y la necesidad de alternativas sintéticas, reduce la exposición del usuario a sustancias peligrosas y ofrece vías para la educación, la prevención y el monitoreo de los efectos adversos.

La lección es clara: mercados legales y regulados reducen la presencia y el atractivo de productos peligrosos, protegiendo de manera efectiva a las personas usuarias y reduciendo los costes sociales y sanitarios asociados a la prohibición.

La crisis de los cannabinoides semisintéticos en España y Europa en 2025 no es un accidente ni una rareza, sino una consecuencia directa de la prohibición del cannabis y el vacío regulatorio que permite que fabricantes y traficantes inunden el mercado con alternativas sintéticas hasta que sean prohibidas. Si el acceso a cannabinoides naturales estuviese regulado, seguro y controlado, millones de consumidores optarían por productos de calidad comprobada y el atractivo del mercado negro y las alternativas sintéticas disminuiría drásticamente.

Las experiencias internacionales demuestran que la legalización no es una panacea, pero sí un paso decisivo para sacar a los usuarios del mercado negro, reducir la aparición de nuevas drogas de diseño, reforzar los mecanismos de prevención y reducir los riesgos para la salud pública y la seguridad. El futuro de la regulación cannábica debe construirse sobre la base de la evidencia científica, la protección de colectivos vulnerables y la garantía de derechos humanos, priorizando la salud por encima de la criminalización y el lucro rápido, que hoy expone a millones a una ruleta rusa química innecesaria.

 

Fuentes:

European Union Drugs Agency (EUDA). (2025). Cannabis: Situación actual en Europa. Informe Europeo sobre Drogas 2025. https://www.euda.europa.eu/sites/default/files/pdf/32295_es.pdf

McDonald, A. J., Cooper, A., Doggett, A., Halladay, J., Belisario, K., & MacKillop, J. (2025). Association of recreational cannabis legalization with changes in medical, illegal, and total cannabis expenditures in Canada. International Journal of Drug Policy, 139, 104793. https://doi.org/10.1016/j.drugpo.2025.104793

Energy Control. (2025). Cannabinoides semisintéticos. Recuperado de https://energycontrol.org/sustancias/cannabinoides-semisinteticos/

Casadiego-Mesa, A. F., & Lastra-Bello, S. M. (2015). Cannabis sintético: aspectos toxicológicos, usos clínicos y droga de diseño. Revista de la Facultad de Medicina, 63(3), 501-510. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/10141759.pdf

 

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