Reflexiones sobre el uso terapéutico del cannabis
En los últimos años, un notable incremento en los estudios realizados y en la información publicada sobre el uso terapéutico del cannabis ha determinado que las expectativas sobre su uso médico se han ampliado para múltiples patologías actualmente en estudio.
En los últimos años, un notable incremento en los estudios realizados y en la información publicada sobre el uso terapéutico del cannabis ha determinado que las expectativas sobre su uso médico se han ampliado para múltiples patologías actualmente en estudio.
En los últimos años, un notable incremento en los estudios realizados y en la información publicada sobre el uso terapéutico del cannabis ha determinado que las expectativas sobre su uso médico se han ampliado para múltiples patologías actualmente en estudio. Muchos pacientes se interesan por las indicaciones posibles para sus enfermedades, en algunos casos crónicos, que carecen de abordaje terapéutico especifico o cuando la medicación prescrita no es efectiva o no se puede realizar por intolerancia o contraindicación que impide el tratamiento convencional.
Falta mucha información sobre todo referente a los mecanismos de acción de los cannabinoides. Es un tema apasionante el comprobar que, cuanto más conocemos sobre sus mecanismos de acción, podemos valorar mucho mejor su aplicación y perspectivas de uso, siempre siguiendo criterios científicos. La implicación de nuevos receptores celulares como los GPR55, GPR18, GPR119 y GPR40, todos ellos receptores acoplados a proteína G, a los ya descritos como clásicos CB1 y CB2, y de los receptores de potencial transitorio TRPV 1 a 4, explican en muchos casos los mecanismos de acción de los cannabinoides. Estos receptores que todavía se denominan “huérfanos”, creo que en breve estarán incluidos como receptores del sistema endocannabinoide. Es un hecho comprobado que constituyen dianas para los diferentes cannabinoides, su activación o bloqueo, constituye el mecanismo de acción de estas moléculas en nuestro organismo para las diferentes patologías susceptibles de tratamiento. Tanto los endocannabinoides producidos por nuestro organismo como los fitocannabinoides de la planta y los cannabinoides sintéticos o de laboratorio, funcionan de la misma manera a través de los receptores del Sistema Endocannabinoide o SEC. Todos utilizan las mismas dianas celulares para producir los efectos terapéuticos.
Otra cuestión interesante es remarcar que son moléculas que nos permiten tratar diferentes patologías o sintomatologías con un solo principio activo. Los pacientes polimedicados en muchos casos presentan interacciones medicamentosas que a veces conocemos y a veces no, y que determinan tanto efectos secundarios, como sobrecarga hepática y renal, que en pacientes crónicos puede llegar a ser un problema de consideración. Los cannabinoides no muestran este perfil, por lo que no determinan este tipo de problemas en pacientes que requieren medicación crónica.
Pongamos como ejemplo el CBD, en su vertiente ansiolítica y normalizadora del estado de ánimo, y también regulador del sueño. Con un sólo principio activo, podemos tratar esta sintomatología sin tener que asociar diferentes fármacos, como sucede con la asociación de benzodiacepinas como ansiolíticos y antidepresivos en los cuadros ansioso-depresivos y el uso de inductores del sueño.
Existen por otro lado pocas contraindicaciones absolutas para el uso de cannabinoides. Las interacciones medicamentosas conocidas hasta ahora son muy concretas, sin reportar efectos indeseables que puedan constituir un problema grave con su uso combinado con la mayoría de fármacos. No obstante decir que faltan muchos estudios sobre este tema, que es complejo y de difícil valoración, dada la cantidad de principios activos de que disponemos en la actualidad.
Otro capítulo aparte, que en mi opinión es importante definir, es el derecho de todo paciente a ser informado correcta y objetivamente sobre las posibilidades de tratamiento en su caso, y creo que debe ser decisión del paciente escoger sobre la vía terapéutica que le parezca más apropiada, siempre intentando consensuar la decisión con el médico.
Creo obsoleto el sistema de imposición terapéutica de que goza el estamento médico, deben ser decisiones consensuadas, pero finalmente la opinión del paciente debe ser respetada en los casos en los que existan diferentes opciones terapéuticas validas.
En un entorno sociopolítico, en el que cada vez tenemos menos capacidad decisoria sobre muchos aspectos de nuestras vidas, qué menos que poder decidir sobre nuestra salud o sobre el tratamiento de nuestras enfermedades, y que hacemos con nuestro cuerpo, con nuestra mente y nuestro espíritu.
Los cannabinoides como terapia complementaria deben ser valorados en cada caso, minimizando los efectos secundarios y riesgos de su consumo, y planteando las dosis en función de cada patología y de la tolerancia del paciente.
Hay dos indicaciones de los cannabinoides que actualmente han despertado muchas expectativas en los pacientes que presentan epilepsias refractarias, y en pacientes oncológicos. Se han publicado recientemente resultados sobre el tratamiento de ciertos tipos de epilepsias infantiles con CBD, como tratamiento complementario, asociado a otros antiepilépticos.
Se conocen ya las dosis a las que se ha administrado, se inicia el tratamiento con dosis de 5 miligramos de CBD por kilogramo de peso al día, y se ha llegado a una dosis máxima de 25 mg por kg de peso al día. Siempre utilizado en combinación con otro u otros antiepilépticos. Nos interesa el uso en epilepsias refractarias y síndromes como Dravet, Lennox-Gastaut, Dosse, y West entre otros, ya que estos tipos de epilepsias infantiles responden mal o son resistentes a la mayoría de antiepilépticos convencionales. Cuando utilizamos CBD asociado a otros antiepilépticos, debemos tener en cuenta que este cannabinoide inhibe la acción del citocromo P450 ( en varias subunidades ) en el hígado, por lo que puede ocurrir que se metabolicen más lentamente los antiepilépticos, alagando su vida media y aumentando su concentración en sangre, por lo que pueden aparecer efectos secundarios como sedación no deseada. Este problema se corrige disminuyendo las dosis de los antiepilépticos, hasta conseguir el efecto terapéutico deseado sin la aparición de efectos secundarios.
En el caso concreto de los pacientes oncológicos, se pueden beneficiar de un tratamiento con cannabinoides para tratar las náuseas y vómitos inducidos por la quimioterapia, para incrementar el apetito, para tratar el dolor que puedan presentar y regular el sueño y estado de ánimo. Para este fin si conocemos las dosis en las que debemos utilizar básicamente el THC y CBD, que son los cannabinoides con los que actualmente trabajamos.
Como agentes antitumorales, desconocemos actualmente qué cannabinoides son los más efectivos, qué combinación es la más idónea, ni qué ciclos de tratamiento son los adecuados. Faltan pues, estudios clínicos que nos indiquen estos datos, por lo que para su uso como agentes antitumorales carecemos todavía de la información necesaria. Todo ello está actualmente en vías de estudio, aunque es innegable que hay cannabinoides con propiedades antineoplásicas o antitumorales comprobadas. Por esta razón los cannabinoides constituyen un complemento al tratamiento pautado por el oncólogo. Es posible que en un futuro próximo, utilicemos cannabinoides como el THC, CBD u otros, como agentes antitumorales, asociados o no a otros quimioterápicos. Los estudios que se realizan actualmente en este sentido serán decisorios sobre su utilidad en este campo.
Debemos en este sentido ser cautos, para no crear falsas expectativas en pacientes oncológicos. De la misma manera que conocemos mecanismos de acción de los cannabinoides como antitumorales, como son la inhibición de la angiogénesis o formación de nuevos vasos en los tumores o la inhibición de la migración de células neoplásicas, nos faltan datos muy importantes como las dosis, las combinaciones entre cannabinoides y los ciclos de tratamiento que hay que realizar. Sin estos datos, repito, utilizarlos como antitumorales carece en estos momentos de criterio científico.
Actualmente tenemos unas indicaciones comprobadas de los cannabinoides y otras indicaciones en estudio actualmente, por lo que debemos ceñirnos a los datos comprobados por los estudios publicados para trabajar siempre con dosis terapéuticas, evitando el uso de dosis incorrectas.