Por qué nos coloca el Cannabis

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01 Jul 2012

Respecto a desarrollos recientes en el campo de la medicina, es importante recordar que la investigación moderna sobre el Cannabis está todavía en pañales, aunque avanza rápidamente desde que se aisló por primera vez el THC en Israel, en 1964. El subsiguiente descubrimiento de los receptores de cannabinoides en el cuerpo humano y el sistema endocannabinoide nos ha llevado a comprender mejor el papel que tienen los endocannabinoides en regular nuestros cuerpos y, por supuesto, el potencial medicinal del Cannabis para tratar todo tipo de enfermedades.


El Dr. Raphael Mechoulam identificó dos receptores cannabinoides en el cuerpo humano allá por los años ochenta. El receptor CB-1, hallado principalmente en el cerebro, también está en otras partes del cuerpo como diversas células de grasa y músculo, el hígado, los pulmones y los riñones. Tiene distintas funciones, incluida la transformación de grasas en el hígado. El receptor CB-2 se localiza principalmente en el sistema inmune, y está distribuido ampliamente por el cerebro y el sistema digestivo, donde se cree que reduce la inflamación.

Aunque se ha sugerido que la presencia de estos receptores es un claro signo de que los humanos están hechos para usar Cannabis, estos mismos receptores se encuentran también en la mayoría de formas de vida animal, incluyendo el pepino de mar -lo que demuestra que juegan un papel más amplio en nuestro organismo que el de permitirnos el colocón-. Lo que está claro es que el cuerpo humano produce sustancias químicas que se conectan con estos receptores: estas sustancias son los endocannabinoides. Hasta ahora se han identificado cinco -araquidoniletanolamida (AEA; anandamida), 2-araquidonoil glicerol (2-AG), 2-araquidonoil giceril éter (noladin éter), virodamina y N-araquidonoil-dopamina (NADA).

La anandamida afecta a ambos receptores cannabinoides en el cuerpo humano, y es bastante similar al THC. Este endocannabinoide ha demostrado que perjudica la memoria a corto plazo en ratas, y que es un elemento clave para estimular el apetito y regular nuestro estado de ánimo. También sabemos que tiene el potencial de inhibir la proliferación del cáncer de mama humano. El 2-AG es un "antagonista" del receptor CB-1 (lo que significa que provoca una reacción biológica al fijarse al receptor) y esta presente en niveles altos en el sistema nervioso central. El compuesto ha probado ser un analgésico producido en relación con el dolor asociado al estrés (como las heridas deportivas) para proteger al cuerpo temporalmente. La función del Noladin éter en humanos todavía se desconoce. De forma parecida, la virodamina se encuentra dentro del cerebro pero hasta ahora no se ha investigado lo suficiente. La NADA es un antagonista del receptor CB-1.

Hoy en día, existe un creciente interés por el estudio del sistema endocannabinoides, no sólo para comprender el papel que juega en la regulación del metabolismo, sino también para comprender los efectos psicoactivos de los cannabinoides individualmente, y de cómo funcionan en combinación. A pesar de las fuertes restricciones que limitan la investigación sobre el Cannabis, hemos ganado mucho en conocimientos sobre el modo en que los elementos contenidos en la planta pueden afectar al cuerpo humano. De momento se han identificado 421 elementos químicos -incluyendo 85 cannabinoides diferentes cuyos efectos exactos sobre el cuerpo todavía se están investigando.

Centrándonos en los cannabinoides naturales más prevalentes -THC, CBD y CBN- podemos comprender bien la interacción entre ellos y nuestro propio sistema endocannabinoide. El THC (tetrahidrocannabinol), es el principal elemento psicoactivo del Cannabis, responsable del colocón que puedes experimentar al consumirlo. Ha probado su eficacia para moderar el dolor y se conecta igualmente con los receptores CB-1 y CB-2 del cuerpo.

El CBD (cannabidiol) es un compuesto no psicoactivo que no se conecta con los receptores cannabinoides sino que influye en la capacidad de otros compuestos para conectar con los receptores. Este compuesto es rico en propiedades medicinales: antipsicótico, ansiolítico (tranquilizante) y antidepresivo; también ayuda a aliviar convulsiones, inflamación y náuseas y es estructuralmente muy similar al THC. El CBN (cannabinol), por el contrario, es el principal producto de la degradación del THC: en las plantas frescas hay muy poco, pero los niveles se incrementan cuando se almacenan: se puede observar esta reacción en las flores de Cannabis sujetas a una exposición prolongada a la luz y el aire, cuando las glándulas de resina cambian del blanco al ámbar. Cosa interesante, el CBD y el CBN fueron descubiertos en los años cuarenta, décadas antes de que se aislara por primera vez el THC.

Los avances que hemos visto en las aplicaciones médicas de la Cannabis Sativa se han ido extendiendo en oleadas durante los últimos años. Los debates surgidos en todo el mundo sobre el necesario fin de la prohibición ha llegado al nivel de grupos como la Organización Mundial de la Salud y el trabajo de campo, incluida la primera publicación del genoma completo del Cannabis, continúa alimentando la esperanza. Desde el dolor crónico hasta la espasticidad muscular, la falta de apetito o los trastornos del sueño, la psicosis y la esquizofrenia; el valor médico del Cannabis ha probado ser vasto y controvertido, y todavía está lejos de ser completamente comprendido.

Comprender las razones detrás de esto podría llevar a desarrollos no sólo en el campo médico sino también en mejorar variedades para otros sectores como el textil o el alimentario. Industrialmente, podríamos desarrollar variedades de cáñamo industrial más eficientes, tanto para la producción de fibra para la industria textil, como para mejorar la producción de astillas (el núcleo leñoso y fibroso de los tallos de cáñamo) para proporcionar alternativas más eficientes a los productos del petróleo, como los plásticos. Las posibilidades son infinitas.

Ahora estamos empezando a comprender cómo distintas sustancias químicas se combinan en el Cannabis para producir sus variados compuestos. Más específicamente, entendemos las pautas para producir algunos de los cannabinoides sobre las que se están centrando hoy en día los científicos -no sólo THC, CBD y CBN, sino también los cannabinoides menos conocidos, incluido el CBC (cannabicromeno). El THC, CBD y CBC son el resultado de la biosíntesis a partir del mismo sustrato: el ácido cannabigerólico (CBGA). Este sustrato se sintetiza en tres enzimas: el ácido tetrahidrocannabinólico (THCA), el ácido cannabidiólico (CBDA) y el ácido cannabicroménico (CBCA), que en cambio se sintetiza en THC, CBD y CBC, respectivamente.

Identificar estas pautas y las permutaciones ocurridas para producir los compuestos cannabinoides resultantes nos da una primera visión de cómo la manipulación genética podría facilitar el desarrollo de variedades específicas para enfermedades, a través de dirigir estas permutaciones.

Variedades hechas a medida para necesidades específicas... la ficción parece un paso más cerca de convertirse en realidad.

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