Hacia la unión cannábica: el camino a la regulación

La historia reciente del movimiento cannábico en España está marcada por la constancia, el debate y la esperanza. En la Asamblea General de 2017 de Regulación Responsable, el director de Soft Secrets, H. Madera, apeló a algo más profundo que una simple ley: la unidad entre activistas, asociaciones y organizaciones. Su discurso, hoy más vigente que nunca, reflejó un espíritu colectivo que sigue siendo el motor de quienes defienden la regulación integral del cannabis.
El llamado a la unión: superar el ego y mirar el futuro
Uno de los ejes centrales de aquel mensaje fue la necesidad de dejar atrás los conflictos internos. Para alcanzar una regulación justa y efectiva, el movimiento debía centrarse en lo que une, no en lo que divide.
La unidad cannábica se planteó como un acto político y humano: cooperación, respeto y empatía como pilares de un cambio real. El activismo, para ser transformador, debía construirse desde el entendimiento colectivo y la coherencia con los objetivos sociales y legales.
Los llamados “Cinco Pilares de la Regulación Integral del Cannabis” sirvieron de acuerdo común entre asociaciones como FAC y CATFAC, estableciendo un frente compartido que representaba el vaso medio lleno de la lucha por los derechos de los usuarios y cultivadores.
Cada paso hacia la regulación debía partir de la educación cívica, la transparencia institucional y el respeto al autocultivo responsable, reconocido por expertos legales como elemento legítimo de autoconsumo y reducción de riesgo.
Convicción, sacrificio y visión política
La Regulación 2017 fue más que una meta cronológica: representó el esfuerzo de dos décadas de activismo para lograr el reconocimiento del cannabis como una planta de valor social, medicinal y cultural.
En su discurso, Madera explicó que los logros solo serían posibles si el movimiento se mantenía firme frente a los obstáculos políticos y judiciales, apelando a la audacia histórica que siempre ha caracterizado al sector: convertir los problemas en oportunidades.
Esta visión aún resuena en 2025, con la aprobación de la nueva regulación del cannabis medicinal en España, que marca un primer paso hacia el reconocimiento pleno del cultivo y uso responsable. La unión a la que aludía la Asamblea de 2017 sigue siendo, ocho años después, el corazón de cada avance.
El movimiento cannábico español ha demostrado que la unión, la educación y la empatía son herramientas más poderosas que cualquier campaña política. Porque el verdadero éxito no solo se mide en leyes aprobadas, sino en la capacidad de una comunidad para mantener viva la esperanza de una regulación justa y humana.