Canadá y la promesa cumplida de legalizar el cannabis en 2016

Soft Secrets
16 Nov 2015

.Cuando en 2015 el primer ministro Justin Trudeau confirmó que Canadá avanzaría hacia la legalización del cannabis recreativo, el mundo observó con atención. El país no solo se proponía regular el consumo, sino también consolidarse como líder político y social en una nueva etapa de políticas de drogas, marcando un antes y un después dentro del G7. El anuncio representó algo más que un paso legislativo: fue una declaración de principios sobre la libertad personal, la salud pública, la igualdad de derechos y la lucha contra el estigma que todavía pesa sobre quienes consumen cannabis.


Trudeau y el cambio de paradigma en la política del cannabis

El entonces recién elegido gobierno liberal de Canadá cumplió su principal promesa electoral: regular y legalizar el uso recreativo de la marihuana, apostando por un modelo de control estatal y educativo frente a décadas de prohibicionismo.

Trudeau reconoció haber consumido cannabis ocasionalmente, algo que, en su momento, rompió tabúes políticos. Su enfoque, basado en datos y derechos humanos, contrastó con la rigidez de gobiernos anteriores. La propuesta se formuló con objetivos claros:

  • Quitar poder al mercado negro.
  • Garantizar un acceso regulado para adultos.
  • Promover la educación y el consumo responsable.
  • Implementar medidas de seguridad y salud pública.

Esta visión puso a Canadá a la vanguardia internacional, anticipando un futuro en el que otras naciones del G7, y posteriormente Alemania y Estados Unidos, seguirían su ejemplo.

 

Impacto y relevancia internacional del anuncio

Aunque la ley final entró en vigor en 2018, el anuncio en 2016 fue un punto de inflexión global. Los debates sobre la despenalización del cannabis ganaron nuevos espacios políticos y sociales en todo el mundo. También generó millones en ingresos fiscales para el país y permitió que millones de dólares volvieran a la economía formal solo durante el primer año de aplicación.

La propuesta canadiense, además, se interpretó como una forma de justicia reparadora frente a las consecuencias del prohibicionismo, recordando que muchas sanciones recaían con mayor fuerza sobre comunidades vulnerables. De este modo, la decisión del ejecutivo canadiense no solo transformó el mercado del cannabis, sino también el debate internacional sobre derechos humanos, igualdad de género y autonomía individual

 

El paso dado por Canadá impulsó la adopción de modelos más flexibles en América y Europa, y continúa siendo un referente en 2025 para quienes defienden la regulación basada en evidencia científica y respeto a la diversidad.

 

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