Aprendiendo a consumir marihuana comestible

Ante los recientes casos de jóvenes intoxicados por ingerir marihuana sin conocimiento, es urgente hablar de educación cannábica. El consumo oral de cannabis tiene efectos más intensos y duraderos que el consumo fumado o vaporizado, y su dosificación inadecuada puede provocar experiencias desagradables o incluso visitas innecesarias al hospital.
Uno de los errores más comunes es la impaciencia: al no sentir efectos inmediatos, algunos consumidores comen más de lo debido, sin saber que el cannabis ingerido puede tardar hasta 90 minutos en hacer efecto.
La regla de oro para evitar intoxicaciones es clara: tomar una primera porción pequeña y esperar al menos una hora y media antes de repetir. También es fundamental ajustar la cantidad de cannabis según el número de comensales, no según la cantidad de comida.
Por ejemplo, una receta estándar podría incluir 1 gramo de marihuana por persona. En el caso del hachís, se recomienda usar la mitad, y con concentrados como BHO, un cuarto de gramo por comensal. Un simple cálculo mal hecho puede transformar una magdalena en una bomba psicoactiva si se consume de forma individual.
La desinformación sigue siendo el principal problema. Educar sobre dosis, tiempos de espera y efectos reales del cannabis comestible puede evitar sustos y titulares alarmistas. Compartir esta información entre consumidores responsables es clave para promover una cultura cannábica segura y consciente.
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