¿Qué es y Cómo Funciona el Sistema Endocannabinoide?
Así como existe el sistema endócrino en nuestro organismo, también existe el sistema endocannabinoide. ¿Por qué nos compete? Porque es aquí donde entran en comunión los preciados cannabinoides de la marihuana con lo más profundo de nuestro organismo.
¿Dónde se Encuentra el Sistema Endocannabinoide?
El sistema endocannabinoide está constituido por tres elementos. Uno, corresponde a los dos tipos de receptores moleculares que se distribuyen por los tejidos de nuestro organismo. Los receptores moleculares son proteínas que atraviesan la membrana externa de las células, y son capaces de generar una respuesta química en el interior de la misma cuando otra molécula se une a su parte externa. Otro componente del sistema endocannabinoide son justamente los endocannabinoides. Éstas son moléculas que se unen a los receptores mencionados anteriormente, y generan dicha respuesta celular. Por último, forman parte de este sistema las proteínas y enzimas que regulan los niveles y la acción de los endocannabinoides en los receptores.
Como verás, no resulta tan tangible hablar del sistema endocannabinoide como hablar de que el corazón pertenece al sistema circulatorio, pero aunque no lo parezca, a nivel microscópico o mejor dicho molecular, lo es.
¿Cuál es la importancia del sistema endocannabinoide?
La importancia del sistema endocannabinoide radica en que aparentemente juega un papel pro-homeostático. La homeostasis es la capacidad que tiene el organismo de mantener constantes sus condiciones internas. Además, regula de manera local los niveles y la acción de señales químicas.
Es por esto, que los compuestos que manipulan selectivamente la acción y los niveles de los endocannabinoides están siendo estudiados por su potencial como nuevas drogas terapéuticas.
Los compuestos que manipulan selectivamente la acción y los niveles de los endocannabinoides están siendo estudiados
Componentes y regulación
Por más absurdo que parezca, el descubrimiento del componente psicotrópico de de la marihuana, el componente lipofílico △9-tetrahidrocannabinol (THC), no fue correspondido con la caracterización de su correspondiente receptor en el cerebro de los mamíferos. Más de dos décadas tuvieron que pasar para que el primer receptor específico de THC, denominado CB1, sea identificado.
El segundo receptor de cannabinoide, denominado CB2, resultó ser diferente al CB1, tanto por su secuencia de aminoácidos, como por su localización. Como el receptor CB1 muestra ser abundante en el cerebro, se sugiere que es responsable de la psicoactividad del THC. CB2, por su parte, se expresa en altos niveles en las células inmunitarias.
La clonación de los receptores de cannabinoides abrió a la identificación de su ligando endógeno: los endocannabinoides. El primer endocannabinoide descubierto fue la anandamida (N-araquidonoil-etanolamina).
Estrategia general de acción
Ahora sabemos que tanto el CB1 como el CB2 se distribuyen sobre una superficie mayor a la que se pensaba originalmente. Por ejemplo, ahora se conoce que en el hígado hay pocos receptores, pero aún así son funcionalmente importantes.
Los receptores CB2, cuya existencia en el cerebro imperó inicialmente, se expresan en pocas cantidades en este mismo órgano, y no sólamente en condiciones neuro inflamatorias. Como consecuencia, la idea original de que los receptores CB1 juegan un rol principalmente en el cerebro y los CB2 en el sistema inmunitario ha evolucionado en un nuevo concepto. Este nuevo concepto establece que ambos receptores pueden controlar ambas funciones de forma central o periférica.
Estas funciones incluyen: el desarrollo, la transmisión e inflamación neuronal; la función cardiovascular, respiratoria, y reproductiva; la regulación de hormonas, la formación de hueso, la actividad del metabolismo; funciones celulares como la arquitectura celular, la proliferación, movilidad, adhesión y apoptosis.
En consecuencia, frente a cambios fisiológicos y estímulos patológicos, no sólo la expresión de los receptores de cannabinoides sufre cambios significativos, sino que también las concentraciones tisulares de los principales endocannabinoides. Esta “plasticidad” que muestra el sistema endocannabinoide también la encontramos en el sistema nervioso central. Aquí se subraya su respuesta adaptativa y pro-homeostática al estrés crónico, a la excitotoxicidad y daño neuronal, a la neuroinflamación, a mecanismos fisiológicos como la fuerza sináptica en los procesos cognitivos, motivacionales, y afectivos y sus alteraciones patológicas.
Homeostasis
La biosíntesis, acción, y degradación de los endocannabinoides es impulsada “on demand”, y normalmente se restringen en tiempo y espacio. Todo se logra gracias a su naturaleza lipofílica, a su biosíntesis dependiente de fosfolípidos, y a la sensibilidad a los iones de calcio de algunas de las enzimas biosintéticas. Esto permite la acción pro-homeostática de la activación de los receptores CB1 y/o CB2, lo que normalmente produce una función protectora general.
A su vez, la distribución anatómica de enzimas metabólicas y receptores de endocannabinoides apoyan la estrategia de acción pro-homeostática propuesta. Por ejemplo, en el sistema reproductivo femenino, los efectos paracrinos de los gradientes de concentración de endocannabinoides controlan el sitio exacto de la implantación del embrión.
El sistema endocannabinoide permite el desarrollo de nuevas herramientas terapéuticas
Quizá como uno de los mecanismos reguladores más inquietantes de los mamíferos, el sistema endocannabinoide emerge como un factor clave en importantes mecanismos fisiológicos y patológicos, tanto en tejidos centrales como periféricos. Por ello, parece que este sistema nos lleva a desarrollar en el futuro nuevas herramientas terapéuticas.
Existen numerosos ejemplos de cómo la activación de los receptores cannabinoides pueden contribuir al progreso de síntomas de diferentes patologías.
Bibliografía: Di Marzo (2009), The endocannabinoid system: Its general strategy of action, tools for its pharmacological manipulation and potential therapeutic exploitation. Pharmacological Research Volumen 60, Issue 2, Agosto 2009, Páginas 77-84.