La manicura es beneficio en potencia

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13 Feb 2011

Honey Raider empezó a manicurar yerba de alta calidad hace casi una década, cuando la espléndida producción propia obtenida en casa hizo que se tuviera que poner manos a la obra. Desde entonces, manicurar es un compromiso con la excelencia que busca el mejor acabado para la mejor yerba, un trabajo artesanal en el cual los conceptos estilísticos marcan la diferencia.


¿En qué condiciones está la yerba cuando comienza tu trabajo?

HR: En la mayoría de los casos, ya está despalillada y lista para la manicura final. Otras veces, tengo que encargarme también del despalillado, que es el paso previo: se trata de sacar los cogollos de las ramas e ir saneando la yerba, retirando cualquier punto de moho o suciedad, pero sin entretenerse demasiado en quitar hojas.

Según Honey Rider, la manicura de este cogollo de predominancia Sativa cultivado en interior resultó muy sencilla.

El despalillado aligera el proceso de preparación para la manicura, porque es la manera de ir organizándolo todo. Los cogollos de distintos tamaños van guardándose en bolsas de plástico aptas para alimentación, como las que proporcionan en los supermercados para coger fruta o verdura a granel, y se identifica cada bolsa con el nombre de la variedad que contiene para tener un rápido acceso a ellas y, por supuesto, para evitar confusiones. Este paso ayuda bastante a familiarizarse con la yerba; el aspecto y el tacto que tiene el producto herbal, así como su olor, son una especie de anticipo de la diversión que nos espera durante la manicura final.

Para el despalillado, la herramienta principal que suelo utilizar son unas tijeras ligeras de muelle con la punta curvada. Este tipo de tijeras de poda cortan con facilidad grosores medios, tipo rama, y también se usan para cosechar esquejes y plantas pequeñas. Al despalillar, nos encontraremos con inflorescencias diminutas en las ramas bajas de la planta. Estos racimos florales pueden estar perfectamente formados y maduros, pero su tamaño y contenido de resina los hace perfectos para acabar en la bolsa de manicura correspondiente.

Al despalillar, si van acumulándose bolsas de yerba que hay que tener reservadas hasta el momento de la manicura final, es conveniente ir ordenándolas en cajas de plástico como las que se usan para guardar ropa.

 

¿Cómo preparas el lugar de trabajo y qué instrumental utilizas?

Una de las cosas más importantes es que el lugar de trabajo esté bien ventilado, y esto no quiere decir que haya corrientes de aire, sino que la renovación del aire evite que se acumule materia en suspensión cerca de la cara. En determinadas sesiones, se hace imprescindible usar mascarilla.

Las plantas que expresan ciertas características Sativa junto a su carga Indica producen un producto herbal de gran finura.

El segundo factor clave es contar con una buena fuente de luz: la luz natural es la mejor, pero un buen flexo de luz fría es una herramienta indispensable. En la mayoría de los casos, distribuyo hojas de papel de periódico sobre la mesa a modo de superficie de trabajo; de esta forma, se protege la mesa al tiempo que se aligera la limpieza al finalizar la sesión. Sobre el papel caen todo tipo de restos vegetales e impurezas que, luego, se recogen con facilidad plegando el papel para su vaciado o desechándolo todo junto. Para el despalillado, se prepara el espacio de la misma forma. Además, ordeno espacialmente dónde va cada cosa: a un lado, los restos de materia vegetal con resina; a otro lado, las hojas sin resina y la basura en general; y los cogollos que van siendo manicurados pasan a una nueva bolsa, en la cual se conservan hasta pasar a envases más herméticos.

Mantengo el entorno limpio de manera constante. Cuando se acumula cierta cantidad de restos y suciedad, los elimino sobre la marcha: hago una pausa, despejo la zona de trabajo, y retomo la sesión con todo el espacio renovado.

Cuando se manicura una planta cuya resina cae con facilidad, se hace necesario contar con un tamiz que recoja todo ese polvo de resina lo más limpio posible. Las mallas de serigrafía de 120-150 micras resultan ideales para trabajar sobre ellas siempre que estén bien tensadas.

Hay plantas especialmente indicadas para manicurar sobre tamiz porque su resina se desprende sin apenas tocarla; un rasgo distintivo que hace que estas plantas sean idóneas para la producción de hachís. Curiosamente, según mi experiencia, la mayoría de estas plantas no son plantas puras de hachís, sino los híbridos de éstas.

El polvo de resina acumulado debajo del tamiz tras las sesiones de manicura de un híbrido de afgana y O.G. Kush se aglutinó por sí mismo al ser envuelto en un papel fino.

Todas las tijeras que utilizo son de acero inoxidable. Los dos pares que suelo emplear para la manicura final tienen la punta fina y son del tamaño que suele llevarse en el neceser. Sin embargo, cuando estuve haciendo un trabajo de manicura en Ámsterdam hace unos años, algunos de mis compañeros utilizaban un tipo de tijeras en las que no hay que introducir los dedos por los agujeros, sino que se cogen por fuera, como las tijeras de podar. Son las típicas tijeras de manicura que se venden en las tiendas de cultivo; tienen mucho plástico, hojas pequeñas de corte, y son las más prácticas a la hora de realizar una manicura comercial a destajo, ya que tienen la ventaja de que los dedos no sufren el roce constante de la piel con el acero. En casos en los que las manos sudan pueden ser de gran ayuda.

También suelo tener a mano una buena pinza de acero inoxidable. La utilizo en ocasiones para retirar bichitos muertos, suciedad, pelos y fibras, pequeños focos de moho, o lo que sea. No obstante, la eficacia de la punta de las tijeras pequeñas es insuperable cuando se sabe usar con destreza.

 

¿Cómo fue la experiencia de manicurar en Holanda?

Fue durante un verano en Ámsterdam, hace ya algún tiempo. Formé parte de un grupo de manicuradores de una de las yerbas comerciales de mejor calidad que podían encontrarse en los coffeshops de la ciudad.

La genética 100% Indica de este cogollo de exterior no impidió que su manicura fuera ligera gracias a los cuidados que se tuvieron durante el cultivo.

Quedábamos a las 10 de la mañana en una casa de un barrio típico de allí, y estábamos manicurando hasta las cinco de la tarde, con un descanso de unos treinta minutos para tomar algo alrededor de la una o las dos de la tarde. Aparte, si alguien tenía que hacer una pausa para fumarse una pipa de hachís o cualquier otra cosa, no tenía más que levantarse de la mesa. Éramos un equipo de cinco personas, y el trabajo se hacía con seriedad, precisión y eficacia. La hora se pagaba a 10 euros.

A pesar de que había momentos de cansancio, las jornadas eran muy amenas. Uno de los compañeros cantaba bien, y se arrancaba de vez en cuando, rompiendo el monótono soniquete de tijeras y chasquidos de tallos, y los demás acabábamos haciéndole los coros... En general, lo que predominaba en aquel ambiente familiar eran los silencios, pero se intercalaban pequeñas charlas distendidas, y había una sensación de armonía. Cogí rápido la manera de manicurar yerba comercial; al fin y al cabo, sólo tenía que bajar mi nivel de exigencia, limitándome a aplicar de forma constante una técnica de recorte superficial de los cogollos. Más que manicurar, se trata de pelar los cogollos. Eso sí, se hace un pelado corto para lograr un aspecto final redondeado y uniforme.

Aunque, como dije antes, cualquiera podía dejar la mesa durante un instante para fumar algo o lo que fuera, lo cierto es que nadie solía fumar. Este tipo de cosas se reservaban para el final de la jornada; después de terminar la sesión de manicura, guardar el material, recoger la mesa y pasar la aspiradora. Entonces, llegaba el momento de disfrutar de un buen bong de hachís de alta calidad mientras veías el trasiego de la calle por las ventanas que daban al canal.

 

¿Podrías definir la importancia de la manicura?

La importancia de la manicura está en el valor que le das a tu producto herbal.

La manicura es un paso más del proceso productivo del cannabis narcótico, y se lleva a cabo después del secado. Hay quien pela la planta entera antes incluso de cortarla, recortando todos los cogollos a ras de flor. A mí eso me parece una aberración, y me resulta violento. No es sólo que se arruine más o menos la calidad del producto final; es una cuestión de aprecio por la vida de la planta. Normalmente, las plantas que sufren este abuso suelen llegar completamente verdes a la cosecha debido al uso constante de abonos, lo cual hace que aún estén muy vivas cuando se las somete a este maltrato.

A la hora de manicurar estos rocosos cogollos de genética afgana, la principal dificultad que planteaban era el acceso a la base de las hojas para poder retirarlas.

Una buena manicura pule al máximo la materia prima, haciendo posible que una planta que ha sufrido lo indecible durante el cultivo se transforme en unos cogollos con buena presencia, sabor aceptable y combustión optimizada: ésa es la magia del trabajo.

Mucha materia vegetal con la que podría obtenerse un concentrado de máxima calidad acaba siendo fumada como yerba.

O descartada como basura a la hora de preparar un cogollo para picarlo. Algunos cultivadores simplemente no manicuran sus plantas, y sólo quitan las hojas grandes antes de colgar las plantas para secar. La calidad del producto final no tiene importancia en estos casos. Se trata de marihuana, y ya está.

Puede que se deje pasar la oportunidad de obtener un hachís de alta calidad en algún caso por desconocimiento, pero la mayoría de las veces es por la visión, o no-visión, que se tiene respecto a la importancia de la manicura. Todos los cultivadores podrían obtener hachís de fusión completa de sus cosechas. La manicura consiste en aprovechar los recursos de los que dispones para sacarle mayor partido a tu cultivo. En todos los sentidos, la manicura es beneficio en potencia.

Habrás tenido oportunidad de evaluar muchas muestras distintas de marihuana. ¿A qué nivel está la manicura en general?

En cierta ocasión, pude analizar todas las muestras de una copa cannábica de prestigio celebrada a nivel nacional. En general, la presencia era descuidada; más por defecto que por exceso, pero también había cogollos sobremanicurados. Muchas muestras sólo tenían una manicura de recorte por la capa exterior. Es un tipo de manicura que se da a menudo porque es más rápido que ir sacando hojita a hojita y modelar cada cogollo de cada lote de manera individualizada. Por supuesto, la calidad se reduce mucho en la mayoría de los casos, porque al recortar de manera superficial no se elimina la parte más dura de las hojas más viejas -la base con el peciolo-. Cada cosecha de cada planta te dice la manicura que necesita; es cuestión de buen gusto y atención a los detalles pero, sobre todo, de observación.

 

La resina es sensible de perder su estructura original. ¿Algún cuidado especial para su manipulación?

Los tricomas tienen una función protectora en las plantas de cannabis. Nosotros también debemos proteger esa resina, y ser cuidadosos cuando estemos manipulando la materia vegetal para mantener su aspecto lo más intacto posible: los cogollos se sostienen con la máxima ligereza posible.

 

Las hojas de la manicura, ¿qué tipo de conservación necesitan?

Mientras se realiza la manicura de un lote, los restos de materia vegetal que están cubiertos de resina se mantienen en el mismo tipo de bolsa para alimentación de las que hablábamos antes, o en cajas de plástico o cartón forradas con papel vegetal (papel de horno) para protegerlas debidamente, en un sitio estable y alejado de la luz. Estas dos opciones funcionan mejor para preservar la manicura poco tiempo, porque en algún momento puede verse afectada por los cambios estacionales y aparecer, por ejemplo, el temido señor moho.

En caso de querer conservar la manicura a largo plazo, la mejor opción es guardarla en el congelador dentro de una bolsa hermética. De esta forma, se conserva perfectamente hasta que vayamos a procesarla.

Termina la jornada, y hay que recoger...

Sí. Al terminar la sesión, se limpia todo con cuidado para no dejar pistas (risas). Lo primero es lavarse bien las manos, ya que la resina provoca una irritación bastante intensa si entra en contacto con los ojos y demás mucosas. Suelo usar alcohol o aceite vegetal para retirar la resina, y luego agua y jabón.

Honey Rider en una bolsa de trabajo para separar resina en agua.

Siempre desecho las hojas de periódicos que se han ensuciado mucho; por ejemplo, si hay hojas con moho o cualquier otra cosa que sea susceptible de propagar infecciones. Las elimino directamente, envolviendo la basura dentro. Si no están sucias, las limpio y las reservo para la próxima vez. Luego, repaso la mesa con un trapo húmedo y recojo las hojitas que hayan podido salir disparadas alrededor de la zona de trabajo. Si hay restos en el suelo, se barre o se pasa la aspiradora.

Las tijeras y las pinzas también las limpio con alcohol al terminar. Por muy fino que sea nuestro trabajo, la resina acaba acumulándose en las puntas de las tijeras y en las yemas de los dedos, y hay que ir retirándola cuando empieza a dificultar la tarea. En las sesiones de manicura comercial y muchas otras ocasiones, suele descartarse su consumo; pero cuando la materia prima merece la pena, y se lleva a cabo un trabajo minucioso, esta pequeña cantidad de resina se convierte en una excelente recompensa final.

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