Máquinas para manicurar
Un solo cultivador experimentado y trabajador puede ser capaz de diseñar y montar un gran cuarto de cultivo, poner la plantación en marcha e incluso atender cientos de plantas durante todo su ciclo vital. Desde la germinación de las semillas o el enraizamiento de los esquejes hasta el momento de la cosecha de las plantas, todo el trabajo puede ser llevado a cabo por una sola persona, pero en cultivos de varias lámparas, la hora de la manicura es el cuello de botella donde siempre falta mano de obra. El problema de pedir ayuda en una actividad que se lleva a cabo en la clandestinidad es que siempre se compromete la seguridad, por eso la comunidad cannábica recibe con expectación todos los nuevos modelos de manicuradoras automáticas que van apareciendo en el mercado.
La recogida del cannabis es un proceso largo y delicado. Los cogollos tienen que cosecharse en el momento justo para obtener la máxima potencia y calidad. Los cultivadores de interior suelen cultivar a partir de esquejes de la misma variedad para obtener cosechas homogéneas en las que todas las plantas se comporten igual, lo que se traduce en que deben cosecharse todas a la vez. A veces, la aparición de una plaga, el miedo a un registro o cualquier otro motivo puede obligar al cultivador a recoger las plantas en el menor tiempo posible.
El proceso de manicura de las plantas es muy lento y laborioso. Aunque el tiempo que se necesita depende mucho de la variedad cultivada, se puede afirmar sin temor a exagerar que se requieren al menos diez horas de intenso y atento trabajo para manicurar a mano un kilo de cogollos. No todas las variedades necesitan la misma dedicación: hay variedades con muy pocas hojas cuyos cogollos se manicuran a gran velocidad y otras, completamente llenas de hojas, que requieren mucho más trabajo.
Casi siempre las índicas tienen mucha hoja pero cogollos grandes mientras que las Sativas tienen menos hojas pero un número mucho mayor de cogollos pequeños que se deben manicurar uno por uno. Por su parte, las variedades híbridas, especialmente las que contienen genética Skunk, a menudo tienen cogollos gruesos, grandes y no demasiado llenos de hojas por lo que suelen ser las más rápidas de manicurar.
Cuando la plantación es grande y el cultivador tiene que procesar varios kilos, surge una duda: ¿es mejor realizar la cosecha personalmente aunque se tarden varios días o resulta más aconsejable pedir ayuda a varios manicuradores para acabar el proceso rápidamente?
más y tenga que pasarse dos o tres días manicurando sin parar. Claro que no siempre es posible dedicar varios días a las plantas dejando de lado el resto de obligaciones. La mayoría de los cultivadores tienen que ir a trabajar o a estudiar y no pueden dedicarse en exclusiva a las plantas por lo que muchos optan por contratar manicuradores con los riesgos que conlleva. Unos amigos míos sufrieron un importante robo en su plantación. Alguien se coló por la noche y se llevó las plantas cuando sólo faltaban dos días para la cosecha. Nunca pudieron demostrarlo pero estaban seguros de que había sido uno o varios de los manicuradores que les habían ayudado en plantaciones anteriores. Tras aquella mala experiencia cambiaron de lugar la plantación y dejaron de llevar manicuradores para ayudar con la cosecha. Nunca más tuvieron un robo, aunque cada vez que les toca cosechar se pasan tres días encerrados, manicurando sin parar.
La evolución de las manicuradoras
El desarrollo de las máquinas de manicurar se debe principalmente al mercado estadounidense. En Holanda la producción de cannabis es tolerada pero nunca ha sido completamente legal. En cambio, en estados como California, Oregon o Colorado, onde la legalización del cannabis medicinal ha dado lugar a la aparición de un enorme número de grandes plantaciones, tanto en interior como en exterior, los cultivadores han podido reclamar a la industria que desarrolle sistemas automatizados de manicura que permitan procesar muchos quilos diarios de cogollos.
En los últimos años la calidad del trabajo que realizan estas máquinas ha mejorado y los grandes productores empiezan a utilizarlas cada vez más. La evolución de estas máquinas ha sido impresionante, si los primeros modelos chafaban mucho los cogollos y los vapuleaban considerablemente, los últimos modelos los tratan más delicadamente aunque, también hay que decirlo, nunca con la suavidad que implica una manicura manual.
Los cultivadores más preocupados por la calidad de sus cogollos siguen resistiéndose a someter sus mejores colas al proceso automático pero cada vez más cosechas comerciales se manicuran a máquina, especialmente los cogollos bajos o más pequeños que son los que más trabajo dan. En una cosecha media, los cogollitos de las partes bajas de las plantas pueden suponer apenas un diez por ciento del peso total, pero requiere el treinta por ciento del tiempo de manicura, por lo que muchos cultivadores preferían destinarlos directamente a la extracción de hachís sin perder el tiempo en manicurarlos. Gracias a las manicuradoras automáticas se puede procesar estos cogollitos en muy poco tiempo y con buenos resultados.
Manicuradora de rejilla
El tradicional espíritu emprendedor estadounidense ha llevado a la aparición de empresas que se dedican a manicurar cosechas ajenas. El cultivador sólo tiene que quitar las hojas grandes de las plantas y llamar a la empresa que se presenta con su super máquina y acaba el trabajo en pocas horas. Son máquinas caras, que pueden llegar a costar muchos miles de euros, pero que son capaces de manicurar una enorme cantidad de cogollos con una mínima ayuda humana. Las máquinas más potentes procesan hasta dos o tres kilos por hora con sólo dos personas atendiéndolas.
Tipos de manicuradoras
Las máquinas para manicurar se pueden dividir en varios tipos según su diseño y forma de actuar. Mientras las más sencillas no son más que tijeras eléctricas, que cortan sin que el cultivador tenga que hacer fuerza y evitan el cansancio de las manos. Las más complejas casi automatizan completamente el proceso y permiten procesar cantidades ingentes de cogollos. Vamos a repasar los sistemas más habituales:
Tijeras eléctricas y manicuradoras de mano
Son sistemas sencillos que se desplazan a lo largo de los cogollos como una tijera, pero van enchufados a la corriente. La manicura se lleva a cabo del mismo modo que con una tijera manual pero más rápidamente y sin cansarse. Los primeros modelos de manicuradoras pertenecían a esta categoría. Su ventaja principal es que la calidad final es tan alta como en la manicura manual porque los cogollos no sufren ningún tipo de maltrato. Por otra parte, la velocidad de manicura no aumenta demasiado y la producción diaria por persona sólo es más alta porque los cultivadores no se cansan y pueden manicurar durante más horas seguidas. Son aparatos con los que hay que tener mucho cuidado pues si no se presta suficiente atención al proceso es fácil cortarse.
Spinpro, manicuradora manual para cosechas pequeñas
Una evolución de las tijeras eléctricas son los manicuradores de mano conectados a un aspirador que se encarga de recoger los trozos de hoja conforme se van cortando. En esencia son la combinación de una tijera y un aspirador que aprovecha el poder de succión para absorber las hojas a través de una ranura, dentro de la cual se encuentra la cuchilla. Al tener la cuchilla ligeramente protegida no es tal fácil cortarse con ella como sucede con las tijeras eléctricas, aun así, conviene utilizar siempre estos aparatos llevando puestos unos guantes metálicos de protección como los que usan a veces los carniceros. En esta categoría englobamos productos como Green Cutter, The Kermith, Aardvark, Cutter Energy y Top Zeef. Adecuados para aligerar algo las cosechas medianas, funcionan mejor para sacar las hojas grandes que para el trabajo fino. Los precios dependen de cada producto pero suelen estar entre 150 y 600 euros.
Manicuradoras de ramas
También se denominan manicuradoras de rejilla. El cultivador manicura las ramas uno por una, haciéndola pasar por una rejilla que separa los cogollos de la cuchilla. Se realiza un movimiento de vaivén y rotación frotando el cogollo de manera que las hojas atraviesen la rejilla y sean cortadas por la cuchilla que gira a gran velocidad. Son aparatos que funcionan mucho mejor con ramas completamente recubiertas de cogollos bien densos a los que hay que recortar las hojas que sobresalen. Con variedades poco densas los resultados no son tan buenos, ya que las puntas de los cogollos atraviesan la rejilla y se pierden muchas flores. Este tipo de manicuradoras se están convirtiendo en la elección de muchos cultivadores medianos que no quieren invertir tanto como para comprar una manicuradora automática pero sí desean un producto capaz de aligerar el trabajo de poda y pelado.
Este tipo de máquinas no sirve para los pequeños cogollos de las ramas bajas pero permiten acelerar considerablemente el pelado de las ramas principales sin afectar apenas a la calidad final (siempre que la cuchilla se mantenga bien afilada y los cogollos se pasen por la rejilla con cuidado, sin apretar demasiado).Ejemplos de manicuradoras de rejilla: Trimbox, Trimpro Workstation, Green Cutter, Hedge Hog Trimmer. Precio: entre 500 y 1.200 euros
Manicuradoras automáticas
Lo más de lo más, las manicuradoras automáticas representan el máximo grado de automatismo disponible en la actualidad. Al igual que en las manicuradoras de rejilla, las cuchillas están protegidas por una malla o reja metálica que sólo permite que la atraviesen las hojas que se han de manicurar pero impide que los cogollos puedan resultar dañados. La diferencia estriba en que no es necesario que el cultivador vaya pasando las ramas por la rejilla, sino que cuentan con un sistema automático que lo hace sin ayuda.
El cultivador sólo tiene que desprender los cogollos de los tallos de las ramas y echarlos en la máquina, ni siquiera hace falta cortar las hojas más grandes que se pueden dejar unidas a los tallos. Los cogollos entran en la máquina, donde las cuchillas cortan todas las pequeños hojas que sobresalen. Hay diversos sistemas de mantener los cogollos girando sobre sí mismos para que las cuchillas los vayan pelando. Los modelos más sencillos como el TrimPro Rotor, que utiliza unos “dedos” de goma o cuero unidos a unos brazos giratorios que van moviendo los cogollos. Entre estos sistemas con “dedos” hay también modelos muy simples y baratos que ni siquiera tienen motor y que se mueven a manivela como Spin Pro, Trimpro Umpluged y Tumble Trimmer. No son prácticos para grandes cosechas pero resultan muy útiles para manicurar los cogollitos pequeños de una plantación pequeña.
Los modelos más avanzados generan una corriente de aire dentro de la máquina por medio del motor de la cuchilla que mantiene los cogollos en movimiento, girando sin parar dentro de la cámara de corte. Los modelos más avanzados y capaces de manicurar mayor cantidad de cogollos, cuentan con un tambor giratorio que permite un proceso de producción continuo en el que los cogollos entran por un extremo y salen ya manicurados por el otro extremo. Ejemplos: The Twister Trimpro Automatik, Trimpo XL, Trimpro Gasoline, Trim Reaper, Thunder Vak, The Rolling Thunder, Satellite y Stripper. Precio: de 1.500 a 15.000 euros.
La aproximación inteligente
No hay que engañarse, la calidad de los cogollos manicurados a máquina es peor que la de los cogollos manicurados a mano. Algunas glándulas de resina se pierden con el meneo que sufren los cogollos al pasar por la máquina. No es raro que el olor de los cogollos se vea alterado o disminuido por el efecto de los jugos que desprenden las hojas cortadas y que va impregnando los cogollos mientras se frotan por la rejilla de corte. La gran mayoría de los cultivadores se resistirá sin duda, a pasar sus mejores colas por la máquina.
Es indudable que compensa cosechar a mano los cogollos de mejor calidad pero ¿sucede lo mismo con los pequeños cogollitos de las partes bajas? Muchos cultivadores preferirán ahorrarse ese tedioso trabajo aunque sea a costa de perder algunas glándulas de resina. Y en caso de emergencia, cuando hay que manicurar varios kilos en uno o dos días porque se ha detectado un principio de botritis en la plantación y el cultivador teme que se infecten los cogollos, ¿no será mejor una cosecha rápida aunque no quede tan bien que arriesgarse a perder los mejores cogollos a manos de los hongos? Como en tantos aspectos del cultivo de cannabis, cada situación es diferente y requiere una estrategia distinta. Las manicuradoras automáticas son un recurso más al que los cultivadores pueden recurrir en ciertas situaciones.