Sistema Endocannabinoide Endógeno

Soft Secrets
15 Jun 2016

El Sistema Endocannabinoide Endógeno es un complejo sistema de regulación que poseen todas las especies con simetría


El Sistema Endocannabinoide Endógeno es un complejo sistema de regulación que poseen todas las especies con simetría

El Sistema Endocannabinoide Endógeno es un complejo sistema de regulación que poseen todas las especies con simetría axial o deuterostomos, y probablemente sin este sistema muchas de estas especies se hubieran extinguido, ya que el SEC regula funciones vitales para la supervivencia de la especie.

Hace probablemente unos 400 millones de años, durante el periodo Cámbrico, en los Deuterostomos o animales con simetría axial, aparece un sistema básicamente bioquímico, cuya finalidad es la regulación de diferentes funciones vitales para dichos organismos. Este sistema, que denominamos Sistema Endocannabinoide o SEC, ha perdurado hasta nuestros días, evolucionando en complejidad y funciones, así como los organismos se han hecho más complejos y hábiles. Se compone básicamente de unas moléculas activas o endocannabinoides y una serie de receptores específicos o receptores cannabinoides. Además de los sistemas enzimáticos necesarios tanto para su síntesis a partir de sustancias precursoras, como para su degradación. El profesor Mechoulam y su equipo, en la década de los sesenta identifica el THC como el principal componente de la planta del cannabis, y por lo tanto de sus efectos. En 1992 descubren el primer cannabinoide endógeno, producido por nuestro propio organismo, lo identifican en estructuras cerebrales. Le llama Anandamida, (que deriva del sánscrito, y quiere decir felicidad suprema), o araquidoniletanolamida (AEA). Posteriormente se descubre el 2 Araquidonilglicerol, y seguirían otros como la Noladina, la Virodamina, N-araquidonil, dopamina. ¿Qué importancia tiene este descubrimiento? Pues resulta que nuestro organismo, y el de muchas otras especies, muy alejadas de nosotros desde el punto de vista evolutivo, poseen la capacidad de sintetizar en sus organismos endocannabinoides cuando lo necesiten. Tenemos que tener presente, que tanto los cannabinoides de la planta o fitocannabinoides, los cannabinoides sintéticos, o los propios endocannabinoides, funcionan de la misma manera, se unen a los receptores del Sistema Endógeno Cannabinoide, SEC, y ejercen su efecto biológico. Si no existiera el SEC, no actuarían los fitocannabinoides, y los cannabinoides sintéticos tampoco. Por eso creemos que es importante comprender este sistema, para poder actuar sobre las dianas terapéuticas que nos ofrece. Cuanta más información tengamos sobre su funcionamiento y sobre sus posibles alteraciones patológicas, mejor podremos aplicar los fitocannabinoides como moléculas terapéuticas. Para que los cannabinoides ejerzan su función, se deben acoplar a unas estructuras especiales de las células llamadas receptores. Estos receptores pueden ser más o menos específicos en función de que puedan ser activados o bloqueados por una o varias sustancias. En el caso del sistema endocannabinoide, los receptores son específicos y pertenecen a la familia de receptores acoplados a proteínas G. Estos receptores se encuentran en las membranas celulares de la mayoría de tejidos y órganos de nuestro cuerpo. Son la red más extensa de dianas celulares que se conoce. Inicialmente se identificaron dos tipos de receptores, CB1 y CB2. Actualmente sabemos que otros receptores como los GPR55, GPR119, y GPR18 son candidatos a ser considerados parte del SEC como receptores metabotrópicos o acoplados a proteína. Los receptores GPR55 sólo los encontramos en mamíferos, no en aves ni peces, ya hay un salto evolutivo de nuevo, pasamos de especies menos evolucionadas a los mamíferos, y el sistema cannabinoide se hace más complejo añadiendo una nueva diana, el receptor GPR55. Distribuido en glándulas adrenales, bazo, sistema digestivo y sistema nervioso central, en donde lo encontramos ampliamente distribuido en núcleos Caudado y Putamen, Hipocampo, Tálamo, Hipotálamo, córtex prefrontal, y cerebelo. Áreas cerebrales relacionadas con funciones de aprendizaje y memoria, también movimiento voluntario. Los fitocannabinoides actúan a través de estos receptores en algunos casos además de los receptores CB1 y CB2. Por eso al actuar sobre estos receptores se producen alteraciones en la memoria, en las tareas de aprendizaje, y en el movimiento, situaciones que ocurren cuando consumimos cannabis. Los receptores vaniloides de potencial transitorio o TRPV1 a 4, podrían así mismo constituir un receptor ionotrópico de SEC, o canal iónico. Estos receptores están involucrados en la percepción del dolor, y se encuentran en neuronas del sistema nervioso periférico. También involucrados en la sensibilidad térmica. La distribución de los receptores cannabinoides en nuestro organismo es única. Los receptores CB1 los encontramos fundamentalmente en el sistema nervioso central, en áreas relacionadas con funciones cognitivas, memoria, ansiedad, dolor, percepción sensorial, percepción visceral, coordinación motora, y áreas relacionadas con algunas funciones endocrinas. También están presentes en algunas zonas del sistema nervioso periférico, testículos, corazón, intestino delgado, próstata, útero, medula ósea y endotelio vascular.
Los receptores CB2 se encuentran predominantemente en estructuras relacionadas con el sistema inmunitario, linfocitos B y T , monocitos, macrófagos, células gliales en SNC, además del bazo. Las células gliales del sistema nervioso central son muy importantes por sus funciones. Por un lado, constituyen el tejido de sostén de las neuronas, pero también tienen una función reparadora cuando hay daño cerebral, y de mantenimiento del equilibrio iónico a nivel cerebral. La distribución de los receptores CB es completamente diferente a la de otros receptores existentes en los organismos, pero sí se parece mucho de una especie a otra, lo cual, nos permite pensar que se ha mantenido su función fisiológica durante la evolución. Los endocannabinoides se comportan como neurotransmisores, pero no se almacenan en vesículas sinápticas, sino que se inactivan localmente, y por transporte facilitado vuelven a sus precursores intracelulares. A nivel de las sinapsis neuronales, los cannabinoides actúan como inhibidores retrógrados. Son los únicos que actúan en función del nivel de neurotransmisor que llega a la neurona post-sináptica, de manera retrógrada. Los endocannabinoides se sintetizan, actúan y se inactivan localmente. No actúan de manera sistémica, es decir, en todo el organismo, sino que sólo lo hacen donde es necesario, en la localización exacta de nuestro cuerpo donde sea necesario, a nivel molecular, para un efecto concreto y selectivo, dependiendo del tipo de célula en el que se activen los receptores endocannabinoides. El sistema endocannabinoide es un complejo modulador de múltiples funciones de nuestro organismo. Está implicado en la regulación de funciones tan importantes como el control de la temperatura corporal, la ingesta, la nocicepción o precepción del dolor, tareas de aprendizaje, gestión de emociones, procesos cognitivos, área de memoria, percepción sensorial, actividad motora, adiadococinesia, sistema reproductivo, líbido, regulación del sueño, regulación del estado de humor, gestión del estrés, regulación metabólica, regulación endocrina, etc. En definitiva contribuye sin lugar a dudas al equilibrio homeostático de nuestro organismo, y el de multitud de especies muy alejadas evolutivamente de nosotros. Como decíamos anteriormente, el estudio del sistema endocannabinoide nos permitirá poder actuar sobre sus dianas o receptores, de la manera más específica posible. Sería muy lógico pensar, que las alteraciones en el funcionamiento del SEC, puedan dar lugar a patologías, o a sintomatología diversa, ya que regula muchas funciones, y su extensa red de receptores se extiende por prácticamente la totalidad de estirpes celulares de nuestro organismo, lo que hace muy interesante el potencial del uso terapéutico de los fitocannabinoides. De todas formas tenemos que reflexionar sobre la complejidad de moléculas que nos ofrece la planta, y los escasos conocimientos que tenemos a día de hoy comprobados científicamente sobre las interacciones entre fitocannabinoides (terpenofenoles) y terpenos, en referencia al efecto “sequito“ o entourage. Cuando usamos un extracto rico en CBD, por ejemplo, con una concentración determinada, en el que se han conservado otros cannabinoides y terpenos, obtenemos un efecto más potente que si usamos CBD puro. Este fenómeno se conoce como efecto sequito o entourage. La industria farmacéutica no puede imitar esta compleja mezcla de moléculas activas, que es diferente en cada variedad de cannabis. Hay terpenos predominantes en variedades Sativas como el Borneol en las Haze, o Pineno en Skunk, y encontramos Mirceno predominantemente en las variedades Indicas, por eso su efecto es relajante y más físico en general. Los terpenos son los responsables del olor y sabor de las variedades de cannabis, y presentan múltiples propiedades terapéuticas, aunque hay poca información contrastada sobre sus interacciones con los fitocannabinoides. Por su proximidad en cuanto a estructura química, es muy lógico pensar que probablemente actúen de manera parecida, y que sus mecanismos de acción sean iguales o parecidos. No hace mucho se ha confirmado que el beta-cariofileno (terpeno habitualmente presente en variedades de cannabis), actúa a través de receptores CB2 y PPARS (receptores activados por proliferador de peroxisomas). Queda pues mucho camino por recorrer, hay que estudiar el SEC, sus funciones, mecanismos de acción y las alteraciones que pueden conformar “enfermedades del SEC”. También tenemos que profundizar en el estudio de la genética del cannabis para conseguir variedades que nos produzcan cannabinoides de manera selectiva, THC, CBD, THCV, CBG, CBC, CBDV, etc... Hay que analizar mediante cromatografías el mayor número posible de cepas, para localizar cannabinoides menos comunes, pero con posibles aplicaciones terapéuticas, con lo que se pueden desarrollar variedades interesantes. También queda mucho por estudiar sobre la relación entre fitocannabinoides y terpenos, sus interacciones y aplicaciones terapéuticas. Los terpenos constituyen un “complemento” muy valioso al efecto terapéutico de los fitocannabinoides. Las sinergias entre fitocannabinoides y terpenos, desgraciadamente, carecen a día de hoy de estudios avalados científicamente. Hay un amplio campo de conocimientos que deberíamos potenciar y ampliar, por lo que la situación legal del uso de cannabis es crucial de cara a poder desarrollar tanto la investigación sobre los posibles usos de los cannabinoides y su potencial terapéutico, como para poder tratar a los pacientes que presentan patologías susceptibles de tratamiento con cannabinoides, sin la estigmatización a la que todavía se tienen que enfrentar en diferentes ámbitos, familiar o social. Es una absoluta paradoja científica, que el cannabis siga estando desregulado incluso para su uso terapéutico. Evidentemente somos partidarios de su legalización para uso terapéutico y lúdico por supuesto. Si el alcohol es una droga legal, las drogas más seguras y menos perjudiciales, ¡deben legalizarse y regularse!.
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