¿Se puede cultivar en interior en verano?

Soft Secrets
22 May 2024

Los cultivadores de cannabis de interior viven su época más delicada durante el verano. Las altas temperaturas exteriores, unidas al calor generado por las lámparas y demás aparatos utilizados, dificultan mucho la tarea de mantener la temperatura dentro de los niveles óptimos.


A menudo, medidas sencillas como encender las lámparas por la noche, sacar los balastros del cuarto de cultivo o instalar un sistema de extracción más potente, pueden contribuir notablemente a la solución del problema. En este artículo, te mostramos cómo encarar globalmente la situación para aislar el cultivo del calor exterior, reducir el generado en su interior y mantener la temperatura óptima para el desarrollo del cannabis.

La llegada del verano no le gusta a todo el mundo. Además de los vendedores de bufandas, hay otro colectivo que lo pasa mal durante el estío: los cultivadores de cannabis en interior. Es comprensible su sufrimiento, teniendo en cuenta que la temperatura exterior en España durante el verano puede superar los 40º en algunas zonas, mientras que la temperatura óptima para el desarrollo de las plantas en un cuarto de cultivo de interior es de unos 24º C cuando las luces están encendidas y de 18 a 20º C cuando están apagadas.

La gran cantidad de calor que emiten las lámparas de alta presión tampoco ayuda a mantener controlada la temperatura. Sin un sistema de extracción o refrigeración adecuado, un cuarto de cultivo puede ponerse a 40º C, o más, en pocas horas. Con esa temperatura las plantas no pueden desarrollarse bien y, si consiguen florecer, su producción será muy baja. Además, el estrés que sufren las plantas hace que se debiliten y sean más propensas a sufrir enfermedades y plagas. La mayoría de los insectos que se alimentan del cannabis aceleran su ritmo vital conforme suben las temperaturas. A 30º C los huevos de araña roja tardan una semana en eclosionar, mientras que a 20º C necesitan dos semanas. Cuanto más rápido se reproducen una plaga más difícil resulta controlarla.

Muchos cultivadores cuelgan el termómetro en una pared del cuarto de cultivo, bastante alejado de las lámparas. Aunque puede ser útil conocer la temperatura de la habitación, lo realmente necesario es saber qué temperatura hay en torno a los cogollos, es decir, justo bajo las lámparas.

Las lámparas de alta presión emiten mucho calor y es esencial asegurarse de que las plantas más cercanas a las bombillas no están sometidas a temperaturas excesivas.  No es infrecuente encontrar una diferencia de seis u ocho grados centígrados según donde coloquemos el termómetro. El lugar óptimo es a la altura de las copas de las plantas, entre los cogollos y bajo la lámpara. Allí es donde se van a desarrollar los mejores cogollos y donde queremos que la temperatura sea óptima.

De todas las técnicas, equipos y sistemas que se utilizan para controlar la temperatura en un cultivo de interior hay una que no cuesta ni un euro y que tiene un efecto muy notable: programar el fotoperiodo para que las lámparas estén encendidas durante la noche y apagadas durante el día. De ese modo, no se suman el calor del sol y el de las lámparas, sino que cuando luce el sol fuera, las lámparas están apagadas, y cuando las luces se encienden ya se ha puesto el sol. Con este simple sistema es fácil que el cuarto de cultivo se mantenga cinco o diez grados más fresco que si se encendieran las luces durante el día. En las regiones más frescas del país, los pequeños cultivos de una o dos luces pueden funcionar razonablemente bien durante el verano con la simple ayuda de un buen extractor e invirtiendo el fotoperiodo. 

En verano, las temperaturas en España alcanzan 30 grados con frecuencia y superan los 35 grados en los días más tórridos. En estas condiciones resulta fundamental evitar que el calor de la calle se cuele en el cuarto de cultivo, aislándolo del exterior.

La principal fuente de calor exterior son las paredes que reciben sol directo. Salvo que estén muy bien aisladas, pueden elevar considerablemente la temperatura del cultivo. Cada metro cuadrado de pared soleada añade unas 80 kcal/hora al cuarto de cultivo. Una pared de tamaño medio (3x2’7 m= 8,1 m2) que reciba sol directo durante doce horas añade 7.776 kcal a lo largo del día. Como para refrigerar una kilocaloría se consume una frigoría, sólo para contrarrestar este calor harían falta unas tres horas de funcionamiento de un aire acondicionado de 2.500 a 3.000 frigorías/hora.

El cultivador puede combatir, en parte, el efecto de las paredes soleadas recubriéndolas interiormente con materiales aislantes. Conviene buscar un aislante de la mayor calidad aunque resulte más caro, a largo plazo el ahorro en refrigeración compensará de sobra el gasto extra. Las ventanas del cuarto de cultivo, aunque estén cerradas y con la persiana bajada, pueden filtrar bastante calor del exterior y conviene recubrirlas también con un buen material aislante. Si se aisla correctamente se puede reducir el calor que se filtra por la pared hasta en un 90%.

En cultivos sin aire acondicionado, refrigerados simplemente mediante extracción, puede haber grandes diferencias según donde se coloquen  la entrada y salida de aire. En general, la salida debe estar en la parte más alta del cultivo, ya que el aire caliente tiende a subir de forma natural. La entrada de aire, por el contrario, se situará en el punto más bajo. Es importante que la intracción tome el aire de un lugar fresco como el interior de la casa o una zona exterior a la sombra, ya que el aire estará bastante más fresco que a pleno sol. 

Todos los aparatos eléctricos generan calor y contribuyen a elevar la temperatura del cuarto de cultivo, pero no todos tienen que estar necesariamente dentro de la habitación. Sólo las bombillas y algún ventilador deben situarse, ineludiblemente, junto a las plantas. Cuantos más elementos se instalen fuera del cuarto de cultivo, menos calor se generará en su interior y más fácil será mantener las plantas a la temperatura óptima.

Los balastros de las lámparas de alta presión desprenden una enorme cantidad de calor y siempre deben instalarse fuera del cuarto de cultivo, al menos en verano. Un tercio de las calorías generadas por la lámpara corresponden al balastro y dos tercios a la bombilla. Un balastro de una lámpara de 600w produce cerca de 3.000 kcal en las 12 horas que permanece encendida la luz durante la floración. Por cada balastro dentro del cuarto de cultivo, el aire acondicionado tendría que funcionar una hora al día para contrarrestar el calor.

Los reflectores refrigerados por aire se conectan a un extractor que saca al exterior el calor que emite la bombilla, antes de que se reparta por la habitación de cultivo. Reducen la emisión de calor de una bombilla hasta en un cincuenta por ciento. Una bombilla de 600 vatios emite unas 7.000 kcal en 12 horas de funcionamiento pero, si está dentro de un reflector refrigerado por aire, sólo 3.500 kcal permanecerán en el cuarto de cultivo. Por tanto, cada bombilla refrigerada por aire ahorra una hora de funcionamiento del aire acondicionado.

Los reflectores refrigerados por aire y los balastros instalados fuera de la plantación reducen la emisión de calor de las lámparas en un 70 por ciento. El cultivador tiene que luchar contra menos de un tercio de las kilocalorías/hora que se generarían sin lámparas refrigeradas y con los balastros situados junto a las plantas.

El resto del equipo eléctrico (ventiladores, extractores, bombas de agua, burbujeadores, etc.) también contribuyen a elevar la temperatura. Por cada 100 w de equipos eléctricos funcionando doce horas al día se generan unas 1.000 kcal.

 

¿Cómo eliminar fácilmente dos tercios del calor producido en un cultivo de interior?

Concepto / Datos del cultivo / Calor generado (kcal/h) / Solución / Calor generado tras la mejora (kcal/h) / % reducción 

Volumen del cuarto de cultivo / 15 m3750 / Reducir volumen del cuarto a la mitad con un falso tabique / 37550%

Lámparas 600w / 720 / Instalar reflector refrigerado por aire / 36050%

Balastros 600 w / 300 / Sacar balastros del cuarto de cultivo / 0100%

Superficie de paredes soleadas / 8 m2 / 640 / Instalar un buen material aislante / 6490%

Resto de equipo: extractor y ventilador 125 w / 100 / Instalar el extractor por fuera y sacar el depósito con la bomba de agua y el burbujeador / 2080%

TOTAL: 2510 kcal/h 819 kcal/hW 67%

 

Enfriar o extraer el calor generado

El cuarto de cultivo se puede refrigerar de dos maneras básicas: con extractor o con aire acondicionado.

El sistema más barato y sencillo es usar un extractor; son baratos y de fácil instalación. En invierno sirven en cualquier cultivo salvo en los muy grandes pero, en verano, sólo funcionan razonablemente bien en cultivos pequeños (una o dos lámparas) situados en regiones de veranos moderados. Si las temperaturas exteriores son muy elevadas o el cultivo es muy grande, los extractores no consiguen mantener el clima adecuado.

El cálculo del extractor necesario debe tener en cuenta el volumen de la habitación, la cantidad de lámparas y la temperatura exterior (cuesta más refrigerar el cultivo cuanto mayor es la temperatura exterior). Por lo general se calcula la extracción de modo que cambie todo el aire de la habitación cada 3 a 5 minutos pero, si se va a cultivar en verano, podría ser necesaria una extracción más potente, capaz de cambiar el aire cada minuto. Por ejemplo, en una habitación de 3x2x2’5 m, que tiene 15 m3 de volumen, se suele poner un extractor de entre 180 y 300 m3/h, pero podría ser más recomendable instalar un extractor de hasta 900 m3/h conectado a un regulador de potencia. Durante los meses fríos se mantiene a media potencia y en pleno verano, se aprovecha toda su fuerza.

 

Extractor situado en la habitación contigua al cultivo

El aire que saca el extractor tiene que ser reemplazado por aire que penetre por la intracción, sea activa o pasiva. La intracción activa es la que fuerza al aire a entrar por medio de un extractor instalado en sentido inverso al de la extracción. En la intracción pasiva el aire entra por sí mismo, arrastrado por la presión negativa que se crea dentro del cuarto de cultivo cuando el extractor expulsa aire al exterior. Para que el extractor no trabaje forzado y pueda desplegar toda su potencia, la intracción debe ser capaz de suministrar tanto aire como saca la extracción. Si es una intracción activa el intractor debe ser igual de potente que el extractor. En un intracción pasiva el conducto de entrada de aire debe ser el doble de grande que el de salida.

Los cultivos de interior más manejables durante el verano son los que cuentan con un aire acondicionado para mantener la temperatura correcta, pero es fundamental instalar un equipo con suficiente potencia. En el número 1 de 2013 de Soft Secrets podéis encontrar mi artículo “Ventilación y aire acondicionado en interior” en el que se explica detalladamente cómo calcular qué potencia de refrigeración es necesaria para un cuarto de cultivo determinado.

 

Tecnología punta y cerebros climáticos

La gama de accesorios para gestionar el clima de los cultivos de interior es muy amplia. Los productos suelen ser bastante caros pero diseñados específicamente para cubrir las necesidades de los cultivadores.

Los termostatos más sencillos encienden el extractor cuando la temperatura supera el nivel indicado y lo vuelven a apagar cuando se alcanza la temperatura óptima. En algunos modelos podemos incluso seleccionar que el extractor siempre se mantenga en funcionamiento a baja velocidad y se acelere cuando la temperatura suba. De este modo, aunque las temperaturas sean bajas, la renovación de aire no cesa. Los modelos más complejos tienen en cuenta también el nivel de humedad ambiental e incluso mantienen baja la presión del aire dentro del cuarto de cultivo, para evitar que salgan olores.

La llegada de los balastros digitales con regulación de potencia ofrece al cultivador una nueva forma de abordar el problema del calor. Son balastros que permite al cultivador iluminar con el 100, 75 o 50% de potencia, ajustando la intensidad de luz a sus necesidades. Cuando las plantas son muy jóvenes, no necesitan el cien por cien de la luz y pueden crecer igualmente bien con unos lúmenes menos. Por otra parte, los días más calurosos cuando la temperatura en el cultivo excede el nivel óptimo, el cultivador no necesita apagar lámparas, puede regular su intensidad. Las plantas soportan mucho mejor un día con menos intensidad de luz que un día con temperaturas excesivas. Los sistemas más modernos de iluminación, aquellos que se instalan en los grandes invernaderos holandeses, por ejemplo, regulan automáticamente la intensidad de las lámparas teniendo en cuenta la temperatura y la iluminación solar. Los días nublados aumentan la iluminación artificial y la reducen cuando hace sol.

Otra buena opción son los balastros de doble potencia que funcionan con bombillas de 400 y 600 w. Cuando la temperatura se vuelve excesiva se quitan las bombillas de 600 w y se colocan las de 400w, lo que reduce el calor generado por las lámparas en un 33 por ciento. Lógicamente, la luz emitida también se reduce en la misma proporción.

Se puede instalar un enfriador evaporativo o una enfriadora de agua (chiller) en el depósito de la solución nutritiva para mantenerla a la temperatura correcta. Ayuda a combatir el calor excesivo del cuarto de cultivo, ya que las plantas de cannabis soportan mucho mejor las temperaturas elevadas en el ambiente cuando sus raíces se mantienen frescas. En cultivos hidropónicos es importante mantener la solución nutritiva entre 18 y 24º C, siendo 20º la temperatura óptima. Con soluciones nutritivas más calientes aumenta el riesgo de que aparezcan enfermedades como el Phytium.

 

CO2 para elevar temperatura óptima

La temperatura óptima para el desarrollo del cannabis aumenta conforme se eleva el nivel de CO2 en el aire. Con la concentración de CO2 normal en la atmósfera,  unas 400 ppm (partes por millón), la temperatura ideal es de 24º C. En cambio, cuando la concentración de CO2 supera 1000 ppm las plantas se desarrollan mejor a 28 o 29º C.

Se puede aprovechar esta característica para cultivar en verano a temperaturas más elevadas, reduciendo de ese modo las necesidades de refrigeración y, por tanto, la factura eléctrica. Es mucho más barato mantener el cuarto de cultivo a 29 grados que a 24, especialmente si programamos las lámparas para que se enciendan por la noche y se mantengan apagadas durante el día. Excepto en las zonas más cálidas del país, incluso en verano, las temperaturas no suelen superar los 30º C por la noche y muchas veces se mantienen entre 20 y 25º C. En cambio, durante el día se superan fácilmente los 30 o 35º C.

El problema con el CO2 es que sólo va bien cuando las plantas están sanas y se desarrollan sin problemas. Si el cultivador aún no tiene bien ajustado el sistema el CO2 hará más daño que bien, ya que las plantas serán incapaces de absorber todos los nutrientes que necesitan para crecer al rápido ritmo marcado por el CO2, acabarán sufriendo deficiencias o enfermedades.

 

Cuidados generales para combatir el calor

Es posible que, pese a todos los esfuerzos del cultivador, en los días más calurosos las temperaturas se mantengan más altas de lo deseable. Aunque las plantas de cannabis prefieren vivir a 24º C, eso no quiere decir que no puedan desarrollarse con temperaturas más altas. Entre 25 y 30º C las condiciones no son ideales pero si soportables. No es hasta los 31º C que las plantas empiezan a sufrir de verdad, teniendo que dedican tanta energía a combatir el calor que su desarrollo y floración se ven claramente perjudicados. La producción se reduce considerablemente y los cogollos crecen aireados y poco densos

El cultivador que deba conformarse con temperaturas ligeramente excesivas debe tomar ciertas precauciones para que sus plantas soporten lo mejor posible esta situación. En primer lugar hay que aumentar el número de riegos para compensar el aumento en la traspiración. Las plantas se refrescan igual que nosotros, evaporando agua a través de sus poros. Cuanto más calor hace, más agua deben evaporar para mantener su temperatura.

Conviene bajar la concentración de sales de la solución nutritiva. En general, con temperatura alta hay que usar menos abono por litro de agua, mientras que en clima frío sucede a la inversa, hay que elevar el nivel de EC.

La humedad ambiental muy baja, pese a ser recomendable para evitar los ataques de hongos, obliga a las plantas a traspirar aún más. Con temperaturas muy altas es recomendable que la humedad ambiental no sea excesivamente baja (alrededor de 50% está bien).

Los ventiladores oscilantes mueven el aire dentro del cuarto de cultivo, evitando que se creen puntos calientes alrededor de las lámparas. Una buena circulación de aire favorece la traspiración de las plantas, dificulta la germinación de las esporas de hongos y homogeniza la temperatura en todo el cuarto de cultivo.

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