Hachís marroquí

Exitable
22 Jul 2011

Mucha gente cree que sabe mucho sobre el hachís marroquí, yo también lo pensaba hasta que fui allí. Había aprendido bastante sobre el tema durante los dieciocho años que llevaba siendo fumador de cannabis a diario, pero no tuve una verdadera educación al respecto hasta que realmente viajé a las montañas del Rif. He aquí algunas de las cosas que aprendí...


Alrededor del 70% del hachís mundial procede de Marruecos, prácticamente el 95% del hachís de Marruecos se origina en la zona de Ketama, localidad situada en las montañas del Rif. La historia cuenta que la gente de Ketama, los bereberes, siempre se han visto a sí mismos como una entidad aparte del estado de Marruecos; se resistieron al dominio de las autoridades marroquíes durante mucho tiempo, luchando con fiereza por su independencia, y constituyendo una molestia constante para el aparato estatal marroquí. Un día, durante la última parte de la mitad del siglo XX, el monarca de Marruecos les ofreció un trato: que depusieran sus armas, dejaran de combatir y se sometieran a sus normas a cambio de que les dejaran mantener su cultura del hachís. Se llegó a un acuerdo y aceptaron intentar unirse al joven estado que conocemos como Marruecos.

Durante los años siguientes a este acuerdo, la cultura legalizada del hachís fue creciendo hasta dominar la agricultura de la región. De hecho, el cultivo de cannabis empezó a extenderse más allá de los límites de Ketama de forma gradual. Los negocios relacionados con la exportación y el turismo fueron aumentado a su alrededor, y empezaron a llegar extranjeros a esta región del norte de África, históricamente inhóspita.

Hoy en día, Ketama todavía tiene una temible reputación; desde luego, visitar la zona no es para pusilánimes o para gente que se intimida con facilidad. En el Rif, hay un montón de comerciantes de altos vuelos, traficantes, proveedores y granjeros. También hay por allí muchos policías corruptos, soldados, lugareños y propietarios de negocios: prácticamente todo el mundo en el Rif parece estar involucrado en el negocio del hachís de una forma o de otra. Se trata del cultivo en el que está basada la economía actual de toda la región.

Esto ha sido, de manera intencional, una resumen muy breve y superficial de la historia política, ya que el verdadero punto de este artículo es hablar del hachís en si.

Usar el título Hachís marroquí es como decir Películas americanas: gran cantidad de películas americanas son realizadas por montones de personas distintas; unas son buenas, y otras son terribles; unas están hechas por productoras independientes y son distribuidas por distribuidores independientes, mientras que otras las hacen como churros las grandes firmas de películas y las distribuyen empresas masivas de distribución. Todo ello puede aplicarse al hachís marroquí.

En el Rif del año 2010, se cultivan tres variedades de cannabis principalmente: la que produce el marroquí rubio tradicional, una variedad de marroquí rojo, y la variedad paquistaní. También están estabilizando una variedad nueva, una combinación de las otras tres a la que llaman "jardula". Para ellos, resulta importante cruzar continuamente las variedades y renovar los stocks de semillas para que las variedades no se estanquen y pierdan sus características vitales.

Producir hachís con estas plantas es una tarea que lleva su tiempo. Primero, hay que cosechar el cultivo una vez maduro; esto se lleva a cabo alrededor de septiembre y octubre, cuando el verano toca a su fin. Entonces, las plantas se secan antes de almacenarlas hasta que llegue el frío. Cuando baja la temperatura, los tricomas de resina se desprenden de la planta con mucha más facilidad, haciendo que aumente la calidad del producto final.

Una vez secas y con temperaturas bajas, normalmente alrededor de noviembre, las plantas se procesan tradicionalmente sobre una malla fina, la cual se fija sobre un barreño. Todo el conjunto se introduce en bolsas de plástico (de fertilizante) y se varea suavemente con ramas delgadas. El primer vareo de cada planta se conoce como doble cero o cero cero: la mejor calidad. Sin embargo, para elaborar el hachís de mejor calidad, hay que ser selectivo con las plantas y las partes de las plantas que uno elige para varear... Si vareas las ramas bajas de una planta pequeña y estancada, no vas a sacar un hachís especialmente bueno. Esto se debe a que las plantas pequeñas se encuentran más cerca del suelo, y son mucho más tendentes a llenarse del polvo y la tierra que se levanta con el aire. No hay que olvidar que se trata de plantas de verdad cultivadas en tierra de verdad; es inevitable que haya una pequeña cantidad de ‘contaminación' natural. Si se usan los cogollos grandes de la parte alta de una planta madura y de buen tamaño, uno puede estar seguro de que habrá una cantidad mínima de contaminantes en el producto final. El primer vareo de los cogollos altos de las plantas grandes da como resultado lo mejor de lo mejor.

Tras el primer vareo, las plantas se ponen aparte. Cuando el granjero, o el vareador, está contento con la cantidad de doble cero obtenida, mantienen la resina en polvo, la envuelven en plástico y la conservan en un lugar fresco y seco. De esta forma, se evita que los aceites se evaporen demasiado deprisa.

A continuación, las plantas se varean hasta tres o cuatro veces más, o hasta que el granjero está contento con el peso obtenido en hachís. Puede que éste prefiera mantener separadas las distintas calidades, ya que cada vareo da como resultado un producto con algo menos de calidad que el anterior; o puede que las mezcle todas en un sólo lote. Con independencia de cómo se mezclen, el producto siempre se mantiene en polvo hasta que esté listo para venderse. Cualquier comprador o fumador serio querrá ver su hachís en este estado antes de dejarse el dinero.

Como se ha mencionado anteriormente, hay tres variedades principales cultivándose en el Rif mientras se escriben estas palabras, dan lugar a los tipos de hachís conocidos como rubio, rojo y paqui. El rubio es el hachís tradicional de Marruecos, y también el que la mayoría de la gente se imagina cuando piensa en hachís marroquí. Esta variedad tiene un gusto suave y un efecto uniforme centrado en la cabeza; no es demasiado fuerte, fomenta la charla y proporciona un buena embriaguez para hacer cosas: funciona bien para subir montañas. Por cada 100 kilos de plantas, obtienen 1 kilo de hachís de buena calidad.

La variedad de rojo es algo totalmente distinto: un efecto fuerte, que te da justo entre los ojos y te abstrae de la realidad. Actúa rápido, pero también se pasa deprisa. De cada 100 kilos de planta, sacan 1,5 kilos de hachís rojo de buena calidad.

Con todo, la paquistaní es la reina del lugar. Produce un efecto fuerte y pesado de larga duración; si eres ansioso y fumas demasiado hachís de este tipo por la mañana, puedes quedarte anclado durante un buen rato, hasta que finalmente puedas tirar de ti mismo para comer algo. Lo mejor que puede hacerse después es volver a encontrar tu sitio y fumar de nuevo porque esta variedad es de las que acaban con el día... Deja en paz el paquistaní hasta que termine la jornada si tienes cosas que hacer. No obstante, para los granjeros, lo mejor de la variedad paquistaní es que obtienen 2 kilos de buen material por cada 100 kilos de planta vareada.

No fui capaz de enterarme de muchos detalles sobre la variedad llamada jardula. Todavía no se cultiva de manera tan extensiva como las otras tres, y aún no está estabilizada. Probé algunos lotes distintos y variaban en calidad y fortaleza.

Hay granjeros que cultivan todas estas variedades; otros prefieren cultivar sólo una o dos. Los hay que tienen contactos europeos, que también les proporcionan otras semillas... El mejor hachís que fui capaz de encontrar procedía de un cultivo a pequeña escala realizado por un granjero independiente al borde de Ketama. Su hachís consistía en una combinación al 50% de paquistaní y afgana, había cosechado en el momento perfecto tras una temporada muy buena. Una vez envuelto en plástico, y después de llevarlo dentro del zapato algunas horas, estaba negro por fuera, pero gris al abrirlo: ¡lo máximo en hachís de calidad!

La calidad es un gran problema en el negocio de la droga; incluso resulta difícil encontrar hachís de buena calidad en Marruecos cuando estás fuera del Rif. Muchos vendedores utilizan todo tipo de adulterantes para aumentar la cantidad de hachís antes de que llegue al fumador. Ésta es una de las razones por las que los tratantes prefieren comprar la resina en polvo, sin prensar. No obstante, incluso antes de que el producto final sea "engordado" por comerciantes deshonestos, hay diversas variables que afectan tanto a su calidad como a su cantidad: el tamaño de la cosecha variará en función de si cayó más o menos lluvia durante el invierno anterior; la cantidad de sol que recibe el cultivo mientras se desarrolla afectará a la calidad y la cantidad de producto final, al igual que el tipo de fertilizantes usado y su concentración. Unos pocos días de viento racheado justo antes de la cosecha también afectará a la calidad, si se levanta mucho polvo alrededor de las plantas antes de que sean cosechadas, es inevitable cierto grado de contaminación natural. Si las plantas se varean cuando la temperatura es más alta de lo ideal, hay que varear con más fuerza de lo preferible, lo cual lleva también a un producto final de peor calidad.

El verdadero problema son los contaminantes añadidos. Los comerciantes sin escrúpulos utilizan casi cualquier cosa para adulterar el hachís: la henna, el café, el azúcar y la tierra son los más comunes. Pero también se usan excrementos, plástico, crema para zapatos y cualquier otra cosa que se parezca al hachís aunque sea de forma remota. Por ello es importante comprar la resina en polvo y saber probarla antes de adquirirla.

Probar el hachís es algo relativamente simple cuando sabes cómo hacerlo. La mejor manera consiste en poner una pequeña cantidad de polvo de resina en la palma de la mano, y pasarle por encima la llama de un mechero un par de veces. El hachís bueno se ligará con bastante facilidad tras aplicarle un poco de calor. Es entonces cuando puedes prensarlo con las manos; una vez que tengas una pieza sólida, podrás pasarle una llama y observar el burbujeo de los aceites. El hachís bueno, además, se incendia con rapidez. Cuanto más calor tengas que darle al polvo de resina para que se aglutine, menor es la calidad. (Pero ten en cuenta que, si estás dándole calor en pleno invierno en la ladera húmeda y helada de una montaña, se tardará más de lo normal.) Si quieres ponerte en plan técnico, puedes llevar contigo un microscopio de 30 aumentos, y analizar las cabezas de los tricomas al detalle, pero la prueba de la llama es siempre la mejor y, en cualquier caso, acabarás intercambiando el microscopio por unas caladas.

Si tienes la suerte de que te ofrezcan diversas variedades y calidades en algún sitio, tendrás la oportunidad de elaborar tu propia mezcla... Puede que quieras 20 gr de 00, mitad rubio, mitad paquistaní. O, quizá, 20 kilos compuestos por un 70% de paqui de segunda, un 10% de rojo de segunda y un 10% de henna. Las variaciones posibles son interminables, y el precio varía consecuentemente.

En resumen, la variedad de la semilla, la frescura del stock de semillas, la cantidad de lluvia, la calidad de la tierra, la duración del verano, el punto de cosecha, la cantidad y el tipo de fertilizante, el viento, la temperatura durante el vareado, el número de vareados que ha tenido la planta, y los niveles de contaminantes naturales y añadidos afectarán a la calidad del hachís. El hachís marroquí varía de año en año, de valle en valle, de granjero en granjero, de lote en lote, e incluso de día en día, pero cuando logras tener en cuenta algunas de estas variables, estás mejor informado que la gran mayoría de fumadores que habitan el planeta. ¡Felices fumadas!

Posdata: Tras 7 meses de investigación en Marruecos, finalmente pude dejar un hábito diario compulsivo y dañino que arrastraba desde hacía 18 años. Tras aprender más de lo que jamás había imaginado sobre el negocio, y pasar esos meses inmerso en el origen del hachís, preferiría no fumar nada si tuviera que elegir entre esto o fumar cannabis de segunda o de tercera. Aún así, sigue sin haber nada como embriagarse con una buena yerba o un buen hachís, ¿pero para qué desperdiciar tiempo, dinero, capacidad pulmonar y materia gris intoxicado con yerba sobrefertilizada, mal cultivada, adulterada y sin curar?

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