¿Monsanto, Soros y marihuana transgénica en Uruguay?

Exitable
03 Jan 2014

Hay un dicho que dice que una mentira repetida mil veces se transforma en verdad. Y algo de esto fue lo que ocurrió en Uruguay con una acusación infundada sobre que la multinacional de los transgénicos, Monsanto, estaba estirando sus tentáculos sobre el pequeño país a punto de legalizar el mercado de la marihuana.


¿Por qué es mentira la fake new de la marihuana transgénica en Uruguay?

Que Soros y Monsanto estén tras una marihuana transgénica es Uruguay es una gran fake new. Primero fue un blog que decía que la revista argentina THC estaba financiada por la Open Society Foundation, una fundación filantrópica del magnate George Soros que trabaja alrededor del mundo en decenas de programas, entre ellos el de cambiar las políticas de drogas que dominan al mundo, sobre todo las del sur que son las más violentas, por unas donde los derechos humanos sean el eje y no la guerra.

Ese blog y otros que lo repitieron como loros hicieron la siguiente asociación (por supuesto no comprobada por los más mínimos estándares periodísticos): Soros tiene acciones en Monsanto, la fundación de Soros financia la revista, la revista está con Monsanto.

Una canallada que se repitió entre sitios web de poca monta que sin embargo tuvieron una trascendencia inesperada cuando un periodista mal intencionado del Uruguay encontró esto y lo asoció a que la Open Society financiaba Regulación Responsable, una campaña para regular el mercado del cannabis en Uruguay.

Hasta hace un mes y medio nadie se había tomado el trabajo de chequear que Soros efectivamente tuviera participación accionaria en Monsanto y mucho menos que existieran presiones para que la empresa biotecnológica se apoderara de algo que todavía no existe, como el mercado de semillas en Uruguay. El rumor expandió premisas falsas y nadie quiso creer que Soros vendió sus acciones en 2011.

¿Soros y Monstanto tras regulación responsable de marihuana uruguaya?

La mentirosa deducción de que Soros haya estado en Monsanto, lo que significaría que Monsanto se apoderaría del negocio en Uruguay, demoró meses en desmentirse. La hipótesis sería infantil y seguramente no hubiera tenido eco en la prensa sino fuera porque tuvo la intención de herir a una campaña que pretende por primera vez en América Latina regular un mercado en manos de traficantes con poder de fuego y de desestabilización democrática.

En Uruguay no hubo ni hay una gran oposición al movimiento regulador porque sus argumentos son débiles, y aunque una parte de la población se manifiesta contraria, el porcentaje de personas que aceptan el proyecto de ley gubernamental es cada vez mayor y los que están en contra son cada vez menos.

Cuando la información veraz llega a la población, muchos no tienen problema en cambiar de parecer. Pero claro, la información sobre las drogas ha sido monopolizada durante casi un siglo por especialistas que sembraron el miedo y la confusión y hoy se resisten a un cambio de paradigma, algunos por moralina, otros porque les toca el bolsillo y otros porque se quemaron con leche.

Monsanto llenó de soja transgénica a Paraguay, Uruguay, Brasil y Argentina y esto parece no ser un problema. Los desastres ambientales y los perjuicios para la salud humana parecen estar en un decimoquinto plano, lo importante es la aventura de la imaginación: “Uruguay va a quedar lleno de marihuana transgénica” repiten en toda la región.

Como a la campaña de Regulación Responsable poco se le podía criticar, le buscaron la quinta pata al gato: una que podía dividir al movimiento, pero no lo hizo, porque la ley se aprobará en noviembre con amplios respaldos políticos y del movimiento social y luego vendrá su reglamentación. Vamos por partes.

No existe marihuana transgénica, existen híbridos. La marihuana transgénica es un invento de la policía antidrogas paraguaya. Mientras se expandía el rumor de que en Uruguay, Monsanto bla bla bla, un senador paraguayo amenazaba al Uruguay diciendo que la regulación no iba a servir de nada y que la marihuana prensada iba a seguir llegando a Montevideo.

La marihuana transgénica no existe

El 10 de mayo de 2013 el diario paraguayo ABC titulaba: ¿Existe marihuana transgénica en Paraguay? El reporte mencionaba que la policía había encontrado una variedad que nunca habían visto y por eso la llamaban transgénica y la apodaron ‘cripa’, una deformación de la crippy colombiana. En el mismo artículo, el responsable del Instituto Nacional de Biología de Paraguay cuestionó que exista tal cosa. Así y todo la marihuana transgénica se volvió a asociar en todo el continente con Soros y con los impulsos legalizadores del Uruguay en cientos de publicaciones amarillistas y en algunas uruguayas en clara oposición al proyecto de ley.

El periodista uruguayo Leonardo Haberkorn insistió con vincular a Monsanto con Soros y a éste con la financiación de la campaña Regulación Responsable que integran varios colectivos, entre ellos la Redes Amigos de la Tierra, una de las organizaciones ecologistas más importantes de Uruguay. También es verdad que la Open Society es de las organizaciones que financia a la Drug Pollicy Alliance, que ayudó económicamente a la campaña para pagar spots televisivos y otros medios de difusión al servicio de un proyecto de ley para regular el mercado de marihuana.

Entonces, otra vez la inducción se repitió hasta el hartazgo. Nadie nunca comprobó si efectivamente Monsanto tenía algún interés en este negocio de la marihuana. Hasta que la propia empresa en comunicado de prensa, a finales de septiembre, negó estar interesada o participar en la aventura legalizadora uruguaya. Algo que tan solo con mirar quién participa en el mercado de semillas en el mundo hubiera quedado descartado.

La Open Society también salió a decir lo suyo, en entrevista con el diario El País de Uruguay dijo que no financiará más campañas para legalización y que sí financiará en Uruguay una comisión independiente para relevar el resultado de esta nueva política de drogas que Uruguay tiene en puerta. Lo que empezó como un rumor terminó como lo que era, una mentira.

Mentiras sobre la marihuana en Uruguay

El periodista difusor de la polémica se retractó y aunque no pidió disculpas se supo equivocado. Con su ‘noticia’ no hizo más que alarmar y sembrar dudas, sin afirmar demasiado, dejó sobrevolar los rumores hasta lugares inimaginables. Terminó atando con alambre una serie de hechos, como que otras empresas de Soros ya trabajan en Uruguay, que la Open Society financió las campañas de legalización en Estados Unidos y algunas obviedades más para terminar preguntándose: “Cómo se atan todos estos datos, no lo sé. ¿Tienen alguna relación? Tampoco sé”.

Así es como se construyen rumores que terminan en la construcción del miedo al cambio. En este caso la mala leche tuvo límites. Las dudas se terminarán de despejar cuando se implemente la reglamentación de la ley. Allí quedará bien claro que los principios como el de sustentabilidad son esenciales y también quedará en claro que no habrá semillas de Monsanto para la marihuana, ni marihuana transgénica. Los fantasmas quedarán flotando hasta que nadie los recuerde. Pero persistirán.

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