Una asociación ventajosa

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22 Jul 2011

El nombre micorriza define la asociación entre un hongo beneficioso y las raíces de una planta. Se trata de una simbiosis entre dos reinos diferentes. Una relación en la que ambas partes disfrutan las ventajas de la vida en común.


En la micorrización, las raíces de las plantas y el micelio -o cuerpo vegetativo de un hongo- se asocian, de manera que la extensión de la masa radicular que se forma participa en la absorción de nutrientes para la planta.

Los hongos micorriza desarrollan un papel fundamental en el desarrollo y el mantenimiento de muchos ecosistemas a lo largo y ancho del planeta, y se pueden encontrar en casi todos los suelos y climas terrestres. De hecho, el 90% de todas las especies vegetales viven en simbiosis con gran cantidad de hongos en el suelo. Es un fenómeno natural que sucede de manera espontánea en la naturaleza: la mayoría de las plantas son micorrizadas, o descienden de plantas que lo fueron en algún momento.

Por otro lado, los hongos micorrícicos son organismos vivos, apoyan a la planta durante toda su vida. Gracias a esta asociación, obtienen de las plantas hidratos de carbono y vitaminas que son incapaces de sintetizar por sí mismos, mientras que la planta lo hace a través de la fotosíntesis y otras reacciones internas.

Gracias a los avances dentro de la agricultura sostenible, también es posible disponer de esta beneficiosa asociación de forma biológica cuando se cultiva en macetas.

La utilización de micorrizas estimula el enraizamiento y hace que aumente el volumen de la masa radicular, con lo cual se fomenta un crecimiento sano y vigoroso.

 

Tipos de micorrizas y cannabis

Existen varios tipos o grupos de asociaciones micorrícicas, no son específicas de cada planta, sino que cualquier hongo simbionte puede colonizar una planta receptiva. Sí que existen ciertas afinidades o compatibilidades entre determinados hongos y plantas. Los tres tipos de asociaciones más importantes son: las endomicorrizas, las ectomicorrizas, y las ectendomicorrizas.

En el cultivo de cannabis, la opción más interesante son las endomicorrizas o micorrizas arbusculares. En este tipo de asociación, los hongos micorrícicos invanden las partes jóvenes de la raíces. Al principio, actúan a nivel intercelular; y, luego, penetran hasta llegar a las células radicales de la corteza, donde se alojan y forman los llamados arbúsculos. Estas estructuras, que tienen forma de pequeños arbolitos y actúan como órganos nutritivos, son los que aseguran el contacto entre la raíz y el hongo. De esta manera, se inicia el intercambio de nutrientes entre ellos.

Las ectomicorrizas actúan de otra manera: los elementos filamentosos del hongo no entran en las células de la raíz, sino que se ubican sobre éstas y entre las separaciones que existen entre ellas. Como resultado, se forma una especie de red sobre las raíces; una espesa capa de micelio que puede observarse a simple vista. Los hongos que favorecen estas micorrizas son los Basidiomicetos -como las amanitas o el boletus, conocidos como hongos de sombrero-, y los Ascomicetos, entre los cuales se encuentran las trufas. Sobreviven poco tiempo si no están sobre una raíz viva, y su crecimiento es limitado. Se trata de hongos mucho más sensibles a las agresiones externas que las endomicorrizas.

Por último, las ectendomicorrizas colonizan las raíces de las plantas de las dos maneras: externamente, formando un manto de micelios; e internamente, penetrando en las células. Son importantes por su participación activa en la conservación de los ecosistemas naturales.

 

Asociación ventajosa

En la micorrización, las hifas de los hongos (los elementos filamentosos cilíndricos característicos de la mayoría de los hongos) se conectan a las raíces de las plantas con gran facilidad. De esta forma, la actividad fisiológica de las raíces aumenta, y éstas son capaces de explorar más volumen de suelo. Aumenta el aprovechamiento del potencial de la tierra, la planta obtiene con más facilidad agua y elementos como nitrógeno, fósforo, calcio y potasio.

Al mismo tiempo, las micorrizas se relacionan con el ecosistema en el que se desarrollan, interaccionan con diversos microorganismos: establecen provechosas relaciones de cooperación con unos y compiten con otros, que suelen ser de naturaleza patógena. Esto se traduce en ventajas para el buen desarrollo de las plantas, como pueden ser el aumento de la capacidad de transpiración o la disminución del estrés ocasionado por los transplantes. Además de tener protección extra frente a diferentes factores negativos para la planta: sequía, exceso de calor, desequilibrios del pH, acumulación de sales o, incluso, algunas enfermedades.

Los hongos micorriza también protegen y otorgan mayor resistencia a las plantas que se encuentran en suelos pocos productivos, como aquellos que están afectados por la desertificación (permitiendo frenar la erosión el terreno), la contaminación a base de metales pesados o la salinización.

En general, gracias a la micorrización, el crecimiento de las plantas es más equilibrado, se obtiene un aumento de la producción, tanto en cantidad como en calidad.

Las micorrizas y las raíces de la planta deben estar en contacto para favorecer que se produzca la simbiosis.

 

Aplicación

Los productos compuestos por hongos micorriza pueden aplicarse disueltos en el agua de riego o en polvo, añadiéndolos directamente al sustrato. El mejor momento para su aplicación es cuando el volumen radicular que hay que inocular es menor; esto es, cuando se realizan los primeros transplantes.

Para aplicaciones solubles, suele diluirse entre un cuarto y media cucharadita de micorrizas en unos cuatro litros de agua. Esta cantidad es orientativa, siempre habrá que remitirse a las instrucciones proporcionadas por cada fabricante, más puede servir de aproximación.

Si aplicamos las micorrizas en polvo directamente en el sustrato, espolvorearemos entre un cuarto y media cucharadita -o más si el volumen del cepellón lo requiere- sobre la base de sustrato donde colocaremos la planta. El objetivo es que las raíces tengan el mayor contacto posible con el producto desde el mismo momento del trasplante.

Algunas consideraciones a tener en cuenta con las plantas micorrizadas son que el abonado debe ser ligero y que el volumen de riego puede verse reducido. Ambas consideraciones se deben a la sensibilidad de las raíces a la hora de captar nutrientes y agua del suelo.

Un manejo adecuado de las micorrizas puede conllevar un ahorro en los costes (menos riego y fertilización), al tiempo que un incremento en la producción. Cuando se combinan con otros bioestimuladores naturales y abonos orgánicos, se obtienen plantas de cannabis que crecen sanas, fuertes y resistentes. O, como diría el poeta, plantas felices.

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