Semillas - Como conservarlas y germinarlas
Iniciar correctamente el desarrollo de una planta es crucial para evitar posteriores problemas y no es nada difícil. Un poco de agua, una temperatura agradable y aire es todo lo que nuestros cañamones necesitan para brotar. Si están bien conservados y la manipulación se hace con cuidado no hay fallo y las primeras raíces serán visibles en cuestión de horas.
Semillas comerciales
Llevamos más de diez años probando semillas de distintos bancos y, aunque discrepamos en determinados datos facilitados a la hora de presentarnos algunas variedades, estamos seguros que en el apartado de germinación cumplen de manera excelente. Podríamos contar con los dedos de una mano aquellas que no progresaron. Que una semilla no salga puede ocurrir, pero si te pasa a menudo deberías revisar si puedes estar haciendo algo erróneo. Si preparas tus propias semillas descarta las débiles e inmaduras que no progresarán en condiciones.
Métodos
Las semillas se pueden germinar de muchas maneras, con trapos, servilletas, en jiffys o cubos de lana de roca, en macetas o semilleros, en algodón y por supuesto directamente en tierra madre. Hemos visto incluso como un cultivador que conocemos, un tipo bastante peculiar, para que no se le olviden, las germina en el bolso de la camisa en un plástico de los que envuelven los paquetes de tabaco habiéndoles administrado previamente solo un poco de agua y ahí las tiene hasta que abren. Este último método es un simple ejemplo de lo bien que nacen las semillas pero al igual que el algodón, es un sistema que no se debería usar. Las raíces se enredan en el algodón y a la hora de hacer el trasplante se pueden deteriorar o incluso partir. Todos los demás sistemas son perfectamente válidos. Por distintas razones, entre ellas que en los jiffys y la lana de roca el tallo se alarga más y que plantar directamente en tierra madre reduce bastante el índice de supervivencia, nosotros nos inclinamos por los trapos húmedos, en concreto camisetas viejas que recortamos, y una vez germinadas ya las introducimos en el medio donde vayan a ser cultivadas. Las camisetas viejas pero limpias, la limpieza es siempre imprescindible. A los trapos es más fácil quitarles el exceso de agua, conservan muy bien la humedad y no se secan tan rápido ni se deshacen como las servilletas de papel. Los sumergimos en agua y después los escurrimos bien hasta quitarles todo el exceso, los doblamos e introducimos en medio las semillas. Comprobamos aproximadamente cada 12 horas que sigan húmedos y si la primera raíz ya asoma. El mayor índice de germinación se da entre las treinta y las cuarenta horas y rara vez necesitan de más de dos o tres días. Las semillas viejas tardan algo más en germinar, hay que ser pacientes. Algunas pueden tardar incluso un mes. Una vez germinadas las introducimos en contenedores pequeños durante unos diez o quince días.
Luz
Durante la germinación las semillas no necesitan luz. Debe situarse a oscuras, sino se dañarían las raíces. Sí hemos comprobado que el calor emitido por las bombillas de sodio, situándolas a una distancia prudencial, acelera la aparición de las primeras hojas por encima del sustrato.
Profundidad
Junto con el exceso de humedad, que las semillas estén demasiado hundidas en el medio es probablemente el motivo por el que a muchos cultivadores les mueren las semillas. Debemos introducirlas en el sustrato a un máximo de un centímetro de profundidad y taparlas con una fina capa de tierra sin apelmazar. Si las introducimos muy profundas se terminará el alimento del que la simiente dispone en su interior antes de llegar a la superficie. Si la siembra no es directa y se introduce en el sustrato con la radícula ya visible, ésta debe introducirse hacia abajo y a poder ser trasplantada con unas pinzas. Hay que regar antes del trasplante, si lo hacemos después podríamos desplazar la semilla y dejarla demasiado profunda.
Agua
Es uno de los parámetros más difíciles de controlar en todas las etapas, no hay que pasarse ni quedarse corto. Una vez humedecida la semilla no puede secarse. Si esto ocurriese la semilla dejaría de transportar los nutrientes, agua y hormonas necesarios para completar los distintos procesos vitales. Un exceso de humedad también es perjudicial y puede llegar a ahogar las semillas o favorecer el desarrollo de hongos. El pH debe ser situarse aproximadamente a 6,5. No es necesario añadir nutrientes al agua durante esta fase ni durante los primeros días. Únicamente añadiremos un estimulador de raíces después de ser visibles las primeras hojas.
Temperatura
Una buena temperatura es básica, entre 24º y 26º es lo ideal y al menos no debería ser inferior a los 20º ni superior a los 30º. Fuera de estos rangos la germinación se puede llegar a retrasar, dejar secuelas en la semilla que repercutirán en la futura planta e incluso no llegar a germinar.
Aire
El oxígeno también es determinante a la hora de la germinación. Un medio compactado y un exceso de humedad disminuyen la presencia de aire. Si esto ocurre la semilla se ahoga. Un medio bien aireado es importantísimo.
Conservación
Tanto los bancos de semillas como el cada vez mayor número de cultivadores que fabrican sus propias semillas necesitan cumplir determinados parámetros de temperatura y humedad para poder preservarlas y usarlas en futuras cosechas conservando todo su potencial. Tienen que estar guardadas en un sitio oscuro, fresco y seco. Se almacenan en frigoríficos y se mantienen mejor si se envasan en un recipiente hermético y opaco con gel de sílice. La humedad no debería ser superior al 10% y la temperatura debería situarse entre los 2º y 5º. Si las semillas están perfectamente conservadas pueden ser viables durante varios años.
Text: TricomaTeam (tricomateam@gmail.com)