Deja de fumar y pásate al vapor
¿Te gusta fumar cannabis? ¿quieres usarlo mucho tiempo?, entonces cuida tus pulmones, evita la combustión y, sobre todo, el tabaco. Con el actual desarrollo de los vaporizadores lo tienes fácil.
¿Te gusta fumar cannabis? ¿quieres usarlo mucho tiempo?, entonces cuida tus pulmones, evita la combustión y, sobre todo, el tabaco. Con el actual desarrollo de los vaporizadores lo tienes fácil.
¿Te gusta fumar cannabis? ¿quieres usarlo mucho tiempo?, entonces cuida tus pulmones, evita la combustión y, sobre todo, el tabaco. Con el actual desarrollo de los vaporizadores lo tienes fácil.
Cada vez más personas tienen a la vaporización como su método favorito para usar el cannabis. Es un cambio hacia un empleo menos perjudicial. Supone disminuir de forma radical los componentes carcígenos y perjudiciales que aparecen en el humo del cannabis. Incluso el entorno lo agradece, ya que el rastro de una vaporización no molesta en casa, mientras que la combustión ensucia hasta las cortinas y no digamos los pulmones de los fumadores, tanto activos, como pasivos.
Dejar el tabaco y cambiar a vaporización del cannabis
La acción de los cannabinoides es broncodilatadora, dilata los bronquios; la acción del tabaco es vasoconstrictora, justo lo contrario, los bronquios están más constreñidos. Debido a esto, cuando se empieza a fumar marihuana sola, es muy típico toser o sentir que “rasca”. La mejor manera de parar de mezclar tabaco con la marihuana, es dejar de combustir también y pasarse a la vaporización, por lo menos durante los tres primeros meses. Una vez que el cuerpo se ha limpiado de la nicotina y su acción vasoconstrictora, es mucho más sencillo fumar marihuana sola, de una forma placentera. Justo por esto, no hay que volver a dar ni una calada a porros con tabaco, ni un puro en una boda, ni cualquier forma de tabaco, pues las posibilidades de recaer son muchas y supondría empezar de nuevo.
Un primer paso para dejar de fumar tabaco es cambiar a una marca sin aditivos. El tabaco normal lleva un montón de adulterantes que lo hacen más adictivo, por ejemplo le añaden amoniaco, la misma sustancia que se emplea para fumar base de cocaína o heroína, de forma que en realidad lo que venden es casi base de nicotina, mucho más adictiva que el tabaco sin aditivos.
Si quieres tener éxito, hay que partir a la aventura bien equipado. Un vaporizador de gama alta va a producir un vapor de mucha calidad, placentero y sabroso. Así resulta fácil pasarse a la vaporización. Muchos usuarios, que acaban decepcionados y vuelven a la combustión, usaban equipos que no les proporcionaron una calidad de vapor adecuada. Por supuesto, la calidad de la marihuana es el factor decisivo, a más cantidad de tricomas, más vapor se producirá.
Temperaturas
Por la parte baja, para sacar el máximo partido del paladar de cada planta y vaporizar el mínimo de compuestos nocivos, buscamos una temperatura cercana a los 180º-190º. A partir de 200º ya empiezan a aparecer elementos no deseados, aunque hasta 230º no llega la combustión, por lo que aún se considera vaporización. En torno a los 220º se consiguen nubes de vapor densas y sabrosas.
El doctor Mariano García de Palau, siempre pendiente de nuestra salud, propone moverse en un rango entre 180º y 200º, sin llegar a pasar nunca de 220º, piensa que a 200º se da el mejor aprovechamiento, con el mínimo daño.
Al principio, lo típico es vaporizar con altas temperaturas, para suplir el humo del porro. Cuando te hagas un vaporizador experto, es momento de bajar la potencia y disfrutar a fondo del paladar de cada planta. Un porro humea y gran cantidad de cannabinoides se pierden en el aire; con la vaporización se aprovecha al máximo toda la cosecha.
Después de vaporizar, aun quedan cannabinoides en el material, especialmente si no se han dado varias pasadas. Si lo quieres aprovechar, estos restos valen para cocinar y elaborar una mantequilla cannábica.
Conducción versus convección
Vaporizadores de conducción. El proceso de vaporización se realiza por contacto, es decir, la materia vegetal reposa sobre un elemento que aumenta de temperatura. A veces sucede la combustión y se quema el material, o alcanza temperaturas superiores a las deseadas, de forma que al extraer el cannabis se nota totalmente tostado o incluso quemado. Los vaporizadores de conducción son más baratos. En manos de expertas hay modelos que pueden dar una buena experiencia de vaporización.
Vaporizadores de convección. En este caso la vaporización se produce cuando un chorro de aire atraviesa la materia vegetal, de esta forma los cannabinoides si se vaporizan, pero no se combusten muchas otras sustancias perjudiciales. La bibliografía científica considera la vaporización por convección superior a la vaporización por conducción. Este artículo se centra en los vaporizadores de convección de gama alta, especialmente los que se pueden usar para vaporizar en borosilicato, pues me encanta la combinación de vapor y cristal. En todo caso, incluso hasta en alguno de los mejores vaporizadores de convección hay un cierto elemento de conducción, según se va calentando la cazoleta.
Volcano
Mi primer vaporizador de calidad, durante muchos años lo use incluso como vaporizador portátil, lo transportaba en una mochila y buscaba siempre por todos los sitios un enchufe para conectarlo. Aparte lo enchufaba al mechero del coche, con un transformador de corriente. Sin duda es el clásico que todo el mundo conoce. El chorro de aire caliente pasa por el cargador y llena una bolsa de vapor, desde donde se aspira por por el usuario. Hay que vaciar el globo inmediatamente, ya que los cannabinoides se degradan con la luz, por lo que si tardas mucho se arruina la potencia del material vegetal vaporizado.
En primer lugar picar finamente el cannabis que se quiera vaporizar, de forma que el chorro de aire caliente penetre mejor en todo el material, se aconseja usar un grinder, incluso Volcano hace años que los incluye de regalo. Con el botón rojo enciende el elemento calefactor del Volcano. Fija la temperatura deseada. Mientras la temperatura se alcanza, queda encendida la luz naranja. En el momento en que la luz naranja se apaga, enciende el botón verde, empezará a salir el chorro de aire. Cuando resulta visible el vapor, se coloca la bolsa en el Volcano. Vigila el proceso de inflado de la bolsa para que no se caiga. En el momento en que la bolsa está repleta, apaga el botón verde para detener el chorro de vapor y cambia la válvula de llenado por una boquilla, esta boquilla es hermética, de forma que el vapor no puede escapar. Para inhalar el vapor solo hay que apretar ligeramente la boquilla con los labios, al tiempo que aspiras.
Muy importante no situar la bolsa en el Volcano hasta que se ve salir el chorro de vapor, de lo contrario la bolsa se llena de aire sin cannabinoides, por lo que el efecto resulta demasiado suave y desmotiva mucho a los que se inician en la vaporización.
Existen dos modelos de Volcano y dos modelos de boquilla. El modelo clásico tiene una ruleta con números para fijar la potencia del Volcano, mientras que en el moderno se usa una pantalla digital. La boquilla clásica, denominada “solid valve”, permite cambiar las bolsas, mientras que la nueva boquilla, bautizada como “easy valve”, es de usar y tirar, el kit ya viene con cinco bolsas que se reemplazan según se utilizan. La “easy valve” tiene la ventaja de la comodidad, mientras que la “solid valve” sale más económica en el largo plazo, además de permitir hacer bolsas del tamaño que quieras.
Respecto a las temperaturas en el Volcano clásico, cuando seleccionas el 5 sería sobre 178º, el 6 en torno a los 190º y el 7 sobre los 202º. Un consejo típico es empezar al 5 en la primera bolsa, de esta forma se disfruta a fondo el paladar de la variedad, luego, en la segunda y tercera bolsa, se pasa al 6 para vaporizar la mayoría de los cannabinoides. Otros usuarios prefieren mantener el Volcano siempre al 6, o incluso a una temperatura superior.
Volcano es un clásico de la vaporización y sus componentes son “medical grade”, además, su fabricante, Storz & Bickel, ha colaborado con universidades, hospitales y centros de investigación. Por estos motivos y su fácil empleo, el Volcano es el vaporizador más empleado en los estudios científicos, así como una referencia mundial de la vaporización. También es el vaporizador típico de las ferias y eventos cannábicos, donde se inflan megabolsas, muy espectaculares en las fotos.
Al no pasar por filtro de agua, el Volcano seca bastante la garganta, por lo que conviene tener a mano una botella de agua y beber en abundancia. Otro truco es pasar el vapor por una pipa de agua, basta apretar la boquilla contra la entrada de la pipa y aspirar.
Verdamper
La creación de Evert, uno de los pioneros del vapor, discípulo de Eagle Bill, el gran patriarca de la vaporización, que difundió esta tecnología desde su humilde puesto en el Museo de la Marihuana y el Hash de Sensi Seeds, en Amsterdam. Evert dejo su trabajo como programador de software para diseñar su su criatura, la familia Verdamper.
El Verdamper produce el vapor al atravesar el chorro de aire una resistencia, a continuación pasa por la cazoleta que contiene el cannabis y acaba entrando en una pipa de buen tamaño, donde el vapor se hidrata antes de ser inhalado. Este hidratado masivo del vapor es una de las grandes ventajas del Verdamper, pues permite dar grandes caladas. Otra ventaja es que todo el recorrido del vapor se produce por la pipa de cristal, lo que mantiene el sabor puro.
Evert recomienda introducir la yerba desmenuzada a mano en la cazoleta, entonces se dan las primeras caladas, a continuación se extrae la yerba, al estar ya deshidratada, se pulveriza con la mano, se vuelve a introducir y se dan más caladas. Otra forma es introducir la yerba picada con grinder y revolverla con un palito, tras las primeras inhalaciones.
El Verdamper tiene una temperatura fija, ajustada ligeramente por encima de la temperatura de vaporización, en torno a los 200º, el punto ideal para producir mucho vapor, sin llegar a liberar la mayoría de los compuestos peligrosos. Si quieres subir la temperatura se tapa la entrada superior de aire, puedes utilizar por ejemplo un trozo de cartón, hay gente que usa la mano. Por ejemplo, en la primera calada, tapas para aumentar el golpe de calor en el primer ataque, pulverizas el cannabis y vaporizas sin tapar, si quieres apurar la muestra vuelves a tapar al final. Otra forma de variar la temperatura es manipular el cable que conecta el balastro con la resistencia superior, al hacerlo más largo disminuye la temperatura, mientras que al acortarlo se aumenta. Este truco requiere ser un poco manitas y estar seguro de que necesitas variar la temperatura, pues a la mayoría de los usuarios les basta con la temperatura que ya tienen programada.
Destaca por su tamaño y potencia, por lo que es el modelo ideal para una fiesta, ya que consigue crear una gran cantidad de vapor. Esto es también una de sus debilidades, pues las primeras caladas son más frescas que las últimas. El Verdamper tiene mucho éxito en los coffe shops holandeses, sin duda también es un gran fichaje para los clubs de usuarios, pues se le puede sacar mejor partido en el uso común que en el individual.
Hay varios modelos, el pequeño viene en combinación con un bote de cristal, tapado con un corcho, luego hay un par de tamaños de pipas. También se puede emplear un adaptador para usarlo con cualquier pipa o bong. Cuando se usan las pipas sentado es necesario levantarte, pues la salida de la pipa deja el extremo del tubo alto. Este problema se puede solucionar con una pequeña adaptación que emplea el equipo Verdamper en las ferias, se trata de poner un conducto de silicona entre el tubo de salida y el cuerpo de la pipa, por el lado de la pipa encaja directamente, mientras que por el lado del tubo de salida necesita doble conducto para ajustar mejor. Si ves al equipo de Verdamper en una feria o compras el aparato al fabricante directamente, puedes pedirle que te regale la pieza ya cortada, pues controlan muy bien el grosor necesario en el conducto de silicona.
Vrip
Fabricado por una empresa de California, pioneros en la vaporización de calidad, su primer modelo se basaba en una especie de secador de pelo, con el que se mandaba aire caliente a una cazoleta especial, situada en una pipa. Ahora siguen ofreciendo este concepto, pero también fabrican el “Vaporization Heat Wand”, vaporizador que conocemos como “varita Vrip” o “Vrip”.
Funciona a partir de una resistencia cerámica que se pone al rojo. Esta resistencia lleva un doble encapsulado. En primer lugar, está rodeada por una cápsula de cristal con un diseño especial, de círculos concéntricos, así el aire al pasar adquiere forma de remolino. En segundo lugar, esta cápsula tiene otra cubierta encima. En el Vrip el aire pasa entre las dos paredes de cristal, sin tocar nunca la resistencia, por lo que se mantiene el sabor puro. Además, su diseño interno hace que el flujo de aire sea especialmente efectivo. Está soplado en California con cristal de borosilicato de alta calidad.
Vrip se puede emplear con todo tipo de bongs y pipas, por lo que los aficionados a coleccionar pipas de cristal pueden pasarse a la vaporización, sin abandonar su colección. Basta añadir una cazoleta que encaje con el cabezal del Vrip. La marca ofrece una cazoleta específica, tanto en la medida de 14.5 mm, como en la de 18.8 mm, aunque mucha gente prefiere usar otras. La de la marca original ofrece una experiencia destinada al vapor puro, el material está más alejado que en una cazoleta normal. Lleva un asidero de cristal para levantarla, aunque yo no suelo levantar la cazoleta para la última inhalación, pues con levantar solo el Vrip y romper la estanqueidad ya me basta y me resulta más cómodo.
Sin problema se pueden dar hasta tres caladas por cazoleta, si quieres sacar el máximo rendimiento a tu material vegetal, este es tu aparato. Vrip permite vaporizar de una sola calada cantidades muy pequeñas, en torno a 0.1 gramos o 0.2, lo que mantiene el sabor fresco. Un sistema es efectuar una primera calada larga y lenta, con la que llega el primer toque de calor a la yerba y se deshidrata, tras lo que se vaporiza ya a velocidad normal. Hay fanáticos del paladar que dan una sola calada intensa a cada cazoleta, tras lo que desechan la yerba.
Incluye una ruleta para regular la temperatura, los que buscan grandes nubes de vapor, blanco y denso, lo usan por encima de los ¾, mientras que los que desean aprovechar los sabores y liberar los mínimos componentes nocivos lo utilizan a ¾ de potencia o menos, lo que se estima que son 200º de temperatura. Cuando te haces un experto en vaporización con Vrip a baja temperatura consigues también buenas nubes de vapor, con el famoso tono ligeramente azulado.
La punta del vaporizador esta cubierto por un aro de silicona para facilitar la estanqueidad y dar una protección extra. El aro de silicona también se puede retirar, con esto se consigue una auténtica experiencia “glass on glass”, es decir el vapor solo pasa por cristal de borosilicato, además esto permite acercar el cabezal más a la materia vegetal, lo que incrementa la cantidad de vapor que se produce. Otra ventaja es que encuentras muchas más cazoletas compatibles. El problema de quitar el aro es que el sistema resulta mucho más frágil, con más posibilidades de romper la cápsula interior por un pequeño golpe. Antes, si querías dejar el aro de silicona de forma indefinida, cuando comprabas el Vrip había que dejarlo una hora conectado a máxima potencia, de forma que la silicona se derritiera ligeramente y quedara fijada al cristal. Ahora llegan tan bien sujetos que el problema es sacarlos, si quieres vaporizar solo “glass on glass”.
Cuando está caliente, no se puede dejar en cualquier superficie, pues la quemaría. La marca ofrece una copa de cristal a medida para sostenerlo. Cuidado al coger esta copa de cristal tras un tiempo de uso, te puedes quemar los dedos. Un truco es usar bandejas de silicona, resisten el calor perfectamente, además de que son blanditas, ideales para no golpear el cristal. Si usas un recipiente de silicona, coloca debajo una tabla de madera, pues al estar el Vrip encendido muchas horas no se llega a quemar, pero si transmite parte del calor, por lo que pueden hacer estropicios. Vrip exige un tiempo de calentamiento de unos diez minutos, pero se puede tener encendido días enteros sin problema, por lo que estará siempre listo para vaporizar en el momento que quieras. Tenerlo durante horas a máxima potencia, en vertical, dentro de la copa, hace que se recalienten sus elementos electrónicos y disminuya la vida útil, por lo que en caso de uso continuo se aconseja mantenerlo en vertical en una bandeja de silicona. Si se tiene encendido muchas horas, aumenta la temperatura, por lo que hay que ir disminuyendo la potencia, o el material a vaporizar quedará tostado y el sabor amargo.
El principal problema del Vrip es su fragilidad, la cápsula interior puede romperse al recibir golpes, es un precio a pagar por disfrutar de un chorro de vapor puro de alta calidad. En todo caso, el fabricante ofrece recambios solo del cabezal. Mientras llega la pieza de recambio puedes sujetar la cápsula interna con unos taquitos de silicona o también con un trozo pequeño de cristal. Además, puede durar años sin problema, yo tengo una pieza antigua totalmente manchada por el uso, la sustituí por una nueva en casa, la vieja la usaba para viajes, oficina o excursiones campestres, anda siempre tirada el coche, enrollada en su propio cable y poco más, ni siquiera lleva el aro de silicona, recibió varios golpes, uno de sus orificios de salida quedo tocado, pero la cápsula interior sigue perfecta, increíble pero cierto, funciona a la perfección.
Si eres inexperto, la mejor forma de asegurarte de que funcionará es dejarse de buscar la oferta más barata y comprarlo a un profesional serio que lo conozca y te pueda asesorar. Yo tuve un gran maestro, Isaac de Delicatessen Glass. Para sacar el mejor partido de Vrip hay una curva de aprendizaje, no es un vaporizador que funcione solo, sino que hay que aprender a manejarlo. El Volcano, por ejemplo, crea el chorro de aire en la maquinaria, en el caso del Vrip tu tienes que crear el chorro de aire. Lo mejor es vaciar los pulmones e inhalar el aire despacio, de esta forma se crea un flujo de aire lento y continuo, con el que este vaporizador ofrece los mejores resultados. Cuando ya ves la pipa llena de vapor, es momento de quitar el cabezal y hacer una inhalación profunda. Este método genera grandes nubes de vapor de calidad. En la primera calada el material se deshidrata y se liberan los terpenos, cuando das las siguientes aparece más vapor.
Si ves que no consigues sacar vapor controla bien estos factores: precalentar la unidad 10 minutos, inhalar despacio para crear un buen flujo de aire y mantener una estanqueidad total entre el Vrip y la cazoleta de la pipa. Es un error aumentar la temperatura cuando el problema es que el cierre entre el vaporizador y la pipa no es estanco, pues encima de que vaporizas a un exceso de temperatura, adulteras ese vapor con aire fresco. Si con la cazoleta oficial del Vrip te parece el vapor demasiado sutil, busca una más corta, pero que haga con el vaporizador un cierre estanco, para acercar más el Vrip también está el truco de quitar el aro de silicona.
Minivap
Hasta ahora hemos tratado vaporizadores de sobremesa de gama alta, es muy difícil traspasar esta calidad a un modelo que encima sea portátil. En el mercado europeo, el mejor modelo de vaporizador portátil sale de España. Se trata del Minivap, un vaporizador por convección que funciona a batería, por lo que es autónomo, además de transportarse con bastante facilidad, pues todo el equipo cabe en una bolsa.
El creador de Minivap, Jorge, es ingeniero y ya tenía su puesto de trabajo, pero el proyecto de hacer el mejor vaporizador portátil por convección le rondaba en la cabeza, hace diez años fabricó el primer prototipo, luego consiguió una pequeña beca del Gobierno Vasco, dejó un trabajo fijo y se lanzó a por su sueño. Ya desde los primeros prototipos resultaba prometedor, pero Jorge quería mejorar más y más. Cuando salió al mercado era un producto de primera calidad, más el proceso de mejora de Minivap ha continuado, los modelos recientes se calientan antes, aprovechan mejor la batería y son más fáciles de emplear. El Minivap está diseñado para la total compatibilidad de todos sus elementos, de forma que si tienes un modelo antiguo y quieres sacar partido de las nuevas mejoras, solo tiene que enviarlo al fabricante para que actualice su mecanismo interno y su programación.
El cuerpo es de forma tubular, lleva dos botones para subir o bajar la temperatura y dos LED, uno indica el estado de la batería y el otro la temperatura. . A continuación las temperaturas que marca una sonda introducida en el Minivap, aunque las medidas reales varían ligeramente en función de como realice las caladas el usuario. Azul corresponde a 190º, ideal para un sabor puro y disfrutar de los terpenos. El violeta es en torno a 205º, aquí ya empiezan a aparecer más cannabinoides. El verde es en torno a los 220º y ofrece la vaporización más completa, pero sin producirse combustión. El rojo alcanza los 225º y es para los que quieren densas nubes de vapor, se produce una ligera combustión, por pirólisis de la celulosa, aunque los elementos perjudiciales siguen siendo muy inferiores a fumar un porro.
Cuando el Minivap se pone en funcionamiento, vuelve automáticamente a la última temperatura seleccionada, la luz permanece parpadeando, queda fija cuando ya podemos empezar a inhalar. En este caso, también hay una curva de aprendizaje hasta que dominas el vaporizador, pues el chorro de aire lo aporta el usuario. Conviene lo primero exhalar para no dejar aire en los pulmones, luego inhalar sin prisa, pero sin pausa.
Tiene dos modelos de boquilla. La más efectiva es la que funciona en combinación con un tubo de silicona, pues resulta totalmente estanco y además el vapor tiene un recorrido más largo, por lo que reduce algo su temperatura. La boquilla corta es mucho más discreta, casi parece un bote de bebida energética con su pajita.
Se puede adquirir con un pequeño modulo para enchufarlo directamente a la corriente eléctrica, por lo que sirve tanto de vaporizador portátil con las baterías, como de sobremesa conectado a la electricidad. La batería clásica del Minivap es de buen tamaño, da para vaporizar toda una jornada, el último modelo de esta batería ha bajado su peso considerablemente, aunque mantiene la capacidad. Minivap presentará en el 2015 varios accesorios adicionales, entre los que habrá una batería con el mismo tamaño, pero que puede permanecer hasta 8 horas encendida, así como otra de tamaño pequeño para hacerlo mas portátil.
El Minivap vaporiza por convección, en el caso de usuarios que quieren llegar más allá, tiene un accesorio para conseguir también un efecto de conducción. Se trata de un pequeño aro de metal que se coloca en el agujero de carga, de esta forma, cuando se recalienta, da un suave toque de conducción al proceso, lo que incrementa el vapor. Se vende como kit para el descarboxilado, en referencia a que el THC que vaporizamos a baja temperatura está mayormente en su forma ácida, THC-A, con este aro se consigue un proceso de descarboxilación, en que el THCA pasa THC, la forma psicoativa. Al colocar el kit de descarboxilación consigues sacar generosas y psicoactivas caladas al Minivap, incluso a baja temperatura.
Hay disponibles unas pequeñas cestillas metálicas para introducir la carga, con las que también se produce una ligera conducción, aunque no es el efecto descarboxilador del módulo específico. Al principio estas cestillas me parecían pequeñas y prefería llenar el cargador hasta los topes. Más tarde descubrí que son ideales para vaporizar cargas pequeñas, en torno a 0.1 gramos. Mantienen todos los sabores frescos, sin comprometer la creación de buenas nubes de vapor.
El mejor partido del Minivap se saca al conectarlo a una pipa, de forma que el vapor se enfríe e hidrate. Empecé usando el adaptador para pipas de otro vaporizador, la Magic Flight Launch Box, con este adaptador conectaba el Minivap a pipas con boca de 14.5 mm. También introducía el tubo directamente en oilers de 14.5 mm con junta americana, es una junta un poco más gruesa, donde el tubo del Minivap queda acoplado. En la actualidad uso el Minivap en combinación con oilers de 10, el tubo encaja a la perfección sobre el oiler, quedando la estanqueidad asegurada, además estos oilers son de tamaño muy contenido, se pueden transportar con facilidad en el estuche del Minivap. Al combinarse con un oiler o una pipa, el Minivap casi se convierte en otro vaporizador, el vapor entra más fresco y en mayor cantidad, por lo que ofrece unos resultados muy semejantes a los de los mejores vaporizadores de sobremesa. Es más, el creador del Minivap, Jorge, tras ver el gran partido que sacamos a la combinación del Minivap con una pipa, está preparando para el año que viene un modulo hidratador, tendrá forma tubular y encajará directamente en la parte superior del Minivap.
Vaponic
El Vaponic está diseñado por Dani, austriaco que reside en Granada, ciudad donde también se realizan todo su proceso de producción. Entre los vaporizadores de borosilicato y sistema de convección, sin duda el Vaponic es el que gana en precio y portabilidad, además de que ofrece buenos resultados si lo sabes usar. Es un mecanismo sencillo, pero ingenioso, con el que se consigue vaporización mixta convección – conducción, con la energía de un mechero soplete.
Está soplado en borosilicato, por lo que su limpieza resulta sencilla, para una experiencia siempre fresca. El empleo es sencillo, calentamos, durante unos segundos, entre la linea roja y la punta del vaporizador, con el mechero soplete, dando vueltas despacio, a continuación inhalas, ya sabes “sin prisa, pero sin pausa”. Vaponic funciona por un mecanismo mixto, convección / conducción, el aire al pasar por su pared exterior se caliente y atraviesa la zona de carga, donde forma el chorro del vapor que se inhala. Al estar la llama del mechero cerca de la pared interior, con la zona de carga, nunca la toca, pero si la calienta, lo que produce un efecto de conducción. Vaponic tiene un antepasado, el Vapbong, donde la zona de carga es menor y guarda más distancia con la pared exterior, por lo que su efecto es más de convección pura.
Vaponic es todo un vaporizador de bolsillo, muy portátil. Incluye una funda en forma de rotulador, que además lleva un tapón de goma que la hace estanca, por lo que no huele cuando lo llevas encima. Este tapón está hecho en un plástico resistente al calor, se puede usar para poner el Vaponic encima de una mesa, sin quemarla.
En las últimas versiones del Vaponic incluye dos accesorios extra, una rejilla especial para vaporizar hachís y aceites, además del accesorio multiuso. El multiuso es un sencillo alambre, pero muy pensado para varias funciones del Vaponic, como sacar la yerba, sacar el filtro, quemarlo para limpiarlo y colocarlo; también ayuda en la limpieza del Vaponic.
Otros modelos
Antes de acabar el artículo, tengo que mencionar que hay en el mercado cientos de vaporizadores, decenas de ellos son de muy buena calidad. Por motivos objetivos y subjetivos, he ido escogiendo los que he empleo a diario, justo esos son los que comento en el artículo, basado en mi propia experiencia de años. Sin duda, hay una preferencia muy marcada por los vaporizadores de cristal y mecanismo de convección, con un toque de conducción. Esto no excluye a otros vaporizadores. En el mundo de la conducción hay vaporizadores de muy buena calidad, además de que resultan mucho más baratos, por su mecanismo más sencillo. Jose T. Gallego publicó en Soft Secrets España 5 del 2013 una gran revisión de vaporizadores, donde resume más modelos. Además están surgiendo mucha novedades y también muchos que no me ha dado tiempo a probar a fondo. De todo ello hablaremos en próximos números.
¿Vaporizas demasiado?
Durante años usé los vaporizadores comentados en este artículo y también los cargué, llevar un adaptador de corriente en el coche para usar el Volcano, o ir a todos los lados con la bolsita del Minivap se convirtió en una costumbre. Todos los días dejaba como rastro una montañita de yerba vaporizada.
El creador del Vaponic, Dani acude a todas las ferias que puede, para hacer demostraciones de su creación, puedes encontrarlo en el stand de su distribuidor, Plantasur. Así que probé nada más salir tanto el Vaponic, como su antepasado el Vapbong. Para la cantidad masiva de vapor que consumía no me acababa de convencer, vaporizar gramos y gramos diarios con el Vaponic es someterlo a una dura prueba, acaba bastante sucio, además de que se gastan los mecheros rápido y llevar una botella de gas ya reduce mucho la portabilidad. Una noche de tertulia, tras una feria, Dani me dijo “igual lo que pasa es que vaporizas demasiado, ¿por que no pruebas a estar unos días sin fumar?, yo estoy un mes al año sin consumir y me va bien muy bien para regularme”, me insistió varias veces en esta idea durante la conversación. Era algo que ya había pensado yo varias veces, que ya me habían dicho varias personas, pero nunca encontraba el momento. La idea rondó por la cabeza varias veces, hasta que una semana me decidí a parar de lunes a viernes. El viernes por la noche, en homenaje al buen consejo de Dani, empecé con el Vaponic, unas pocas caladas y ya note el efecto, sin necesidad de insistir más. Si, la verdad, que vaporizaba demasiado. Tras muchos de liberarme del tabaco, me acabo de animar al paso siguiente, vaporizar de forma responsable, ¡ya me toca!