Introducción al huerto urbano

Soft Secrets
13 Apr 2018
¿Te imaginas cultivar no sólo lo que fumas sino también lo que comes?         Huguillo Pues deja de imaginar, porque en esta nueva sección de huerto urbano te explicaremos los beneficios de plantar un huerto, cómo construir el tuyo propio, consejos prácticos, ideas ingeniosas e incluso realizaremos un seguimiento paso a paso de cómo conseguir nuestras ensaladas y platos verdes preferidos, directamente del balcón de casa o de ese pequeño cachito de jardín trasero.

¿Qué es un huerto urbano?

Tal y como su nombre indica, el huerto urbano es un espacio destinado al cultivo de plantas aromáticas, hierbas medicinales, verduras, hortalizas o frutales, ubicado en nuestra vivienda, dentro de una ciudad o en su periferia. Por sus características, estamos hablando de tamaños reducidos, pudiendo generar desde unos pocos alimentos a satisfacer las necesidades de una familia completa. Los huertos urbanos suelen situarse en patios o jardines, balcones, terrazas o incluso en azoteas de edificios, generando de esta forma zonas verdes dentro de la ciudad. Un factor muy importante a tener en cuenta a la hora de ubicar nuestro huerto es buscar un espacio bien iluminado, que reciba las máximas horas de luz directa, preferiblemente con una orientación sur/suroeste, sin obstáculos como edificios que nos hagan sombras a determinadas horas o farolas que interfieran en los ciclos nocturnos de las plantas. Encontrar un espacio con estas características no siempre es posible, esto hará que nos limite a la hora de cultivar determinadas especies, pero aun así se pueden obtener buenos resultados con actitud y mucho cariño.

Beneficios de plantar un huerto en casa

A continuación os definimos los más importes a tener en cuenta.

Salud

Cada día somos más conscientes de la importancia de llevar un estilo de vida saludable, debido a toda esa comida rápida que consumimos llena de grasas saturadas, al ritmo sedentario al que nos movemos, o al estrés que nos vemos sometidos en nuestro día a día. Y una muy buena manera de corregir algunos de estos malos hábitos es cultivar nuestras verduras, frutas y hortalizas. Autogestionar nuestros alimentos nos brinda el poder comer productos de temporada, libres de pesticidas o productos químicos, garantizando su calidad y frescura, redescubriendo un sabor y un aroma natural, sin conservantes, ni largos periodos de conservación en cámaras frigoríficas desde que se cosecha en el campo, hasta que llega a nuestros hogares. Es importante recalcar que nos obliga a realizar un ejercicio diario moderado, tanto físico como mental, creando una rutina al atender las necesidades diarias como el riego, siembra, poda y recolección. Son momentos relajantes que nos acercan un poco más a la naturaleza, utilizando la horticultura como terapia anti stress.

Educación

Conocer el ciclo vital y las necesidades de las diferentes variedades que vamos a cultivar enriquece nuestra cultura ecológica y sostenible, mejorando nuestra percepción sobre la importancia de una correcta nutrición, la procedencia de los alimentos que consumimos y el trabajo que conlleva a los agricultores ofertarnos un producto agradable al paladar y con buena presencia.

Ahorro económico

Ir a la frutería y mirar los apartados ecológicos es casi prohibitivo para nuestros bolsillos, sobre todo en estos tiempos de crisis que vivimos, generando un gasto considerable al final del mes. Una opción más que acertada de reducir esa lista de gastos es tener nuestros vegetales preferidos cultivados. Nuestro ahorro será directamente proporcional al espacio dispuesto, a la instalación, a los productos utilizados y a otras cuantas variables que participan en la ecuación. Un manto verde en nuestra terraza o azotea, actuará como aislante, ayudando a mantener una menor temperatura de la casa, contribuyendo de esta manera a un mejor aprovechamiento energético de nuestro aire acondicionado.

Discreción

Un huerto urbano es un recurso valioso a tener en cuenta para los cultivadores de cannabis, ya que nos ayudará a pasar desapercibidos ante nuestros vecinos a la hora de transportar productos de cultivo para nuestro armario. Cada vez que se termina un cultivo de interior nos enfrentamos a la aventura de tener que deshacernos de los restos de tierra de las macetas, buscando contenedores alejados de nuestro portal. Por ello, es a valorar que si contamos con un huerto podemos reciclar esta tierra, convirtiéndose este sustrato en un medio idóneo para nuestro pequeño jardín hortícola.

Beneficios medioambientales

El ampliar las zonas verdes dentro de nuestra ciudad nos aporta una estética más confortable en nuestro entorno urbano de predominancia gris, gracias al intercambio de CO2 por Oxígeno a través de la transpiración de las plantas mejoramos considerablemente la contaminación ambiental de las grandes ciudades, evitando el efecto invernadero, un grave problema actual al que nos enfrentamos a nivel global.

Cómo empezar con nuestro huerto urbano

Es necesario tener varios factores en cuenta antes de empezar con nuestro cultivo, tales como el emplazamiento y su dimensión, el recipiente, la sinergia entre especies que vamos a sembrar, el tipo de sustrato a utilizar, si vamos a partir de semilla/planta, la disposición de agua, o los productos con los que debemos abonar. A continuación, desglosamos a rasgos generales algunos de los puntos más importantes:

Emplazamiento

Como hemos comentado anteriormente, es muy importante encontrar un emplazamiento con gran número de horas de sol directo, esto nos facilitara la fructificación en las especies tales como el tomate, pimiento, pepino, melón o berenjena. En caso de no disponer de un espacio con esta característica, es preferible que enfoques el cultivo hacia especies que requieran sombra o semi-sombra, como lechuga, canónigo, escarola, acelga, cebolla, ajo, puerro, fresa, guisante, judía, o plantas aromáticas. Esto nos garantiza obtener resultados satisfactorios, ya que, por ejemplo, un tomate con poca luz nos daría un fruto pequeño y sin terminar de madurar, vulnerable a enfermedades.

Recipientes

Hay infinidad de recipientes que podemos utilizar para desarrollar nuestro cultivo, desde unas latas recicladas, pasando por macetas, mesas de cultivo o jardineras, hasta cultivos verticales o colgantes. Debes valorar los pros y los contras que te ofrece cada opción, encontrando en unos virtudes como la facilidad de adaptarse a espacios pequeños como las macetas individuales o la comodidad que presenta el trabajar en una mesa de cultivo, que nos queda a una altura de la cintura donde no tenemos que agacharnos y podemos recoger el agua que drena el sustrato. Mientras que, por el contrario, nos podemos encontrar que las macetas individuales se resecan con mucha facilidad, prácticamente a diario y requieren de una mayor frecuencia de riego o que la mesa de cultivo nos limita si queremos plantar especies que superen el metro de altura.

Sustrato

El sustrato juega un papel relevante a la hora de producir unas plantas sanas y bien equilibradas, ya que actúa como soporte para el sistema radicular. Por ello debemos de escoger un medio de cultivo aireado y con buen drenaje. La opción más recomendable si eres primerizo es acudir a tu Grow shop de confianza y dejarte recomendar un sustrato con estas características. Y si tu intención es reutilizar los restos de tu cultivo de interior, debes seguir los siguientes pasos.
  1. Deshacer los bloques compactos de sustrato seco.
  2. Eliminar los restos de cepellón y raíces muertas con la mano o mediante un rastrillo.
  3. Lixiviar con abundante agua para arrastrar los restos de abono que hayan podido quedar en el sustrato.
  4. Es aconsejable cocer el sustrato mediante solarización, que es una técnica de desinfección del sustrato a través del calor generado por energía solar. Una forma sencilla de hacerlo, es meter la tierra en sacos de plástico negro y dejarlos al sol durante una o dos semanas. Esto nos garantiza que partimos de un medio sin enfermedades ni patógenos.
  5. Volver a fertilizar el medio de cultivo, preferiblemente con una enmienda orgánica, como humus de lombriz, guano de murciélago o fermento de algas.

Sinergia entre especies:

Cada especie tiene unas necesidades concretas, que la hacen compatible o incompatible ante otra especie cultivada. Esto nos obliga a crear un diseño previo de nuestro huerto. Y si somos capaces de aprovechar estas combinaciones y organizar el cultivo de forma correcta, mejoraremos significativamente nuestro rendimiento, evitando problemas futuros. Debemos tener en cuenta a la hora de escoger nuestras verduras y hortalizas, su necesidad de horas de luz, su estructura de raíz, la cantidad y frecuencia de riego o de su consumo de nutrientes, optando por recolocar las plantas según su afinidad. Teniendo en cuenta estos y otros puntos ya podemos empezar a planificar nuestro huerto en casa.
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