Ventilación

Exitable
15 Mar 2015

Ya puedes gastar mucho dinero en abonos, semillas caras y lámparas potentes, que sin una buena ventilación no conseguirás el máximo rendimiento de tus plantas. ¡Calcula bien el caudal de aire que necesitas y te ahorrarás numerosos problemas a lo largo de todo el cultivo!


Ni tú, ni nadie, ni la autoridad; si te falta el aire no podrás bailar…” cantaba Rosendo. El aire es una mezcla de gases, en proporciones ligeramente variables, que resulta absolutamente imprescindible para la respiración de todos los seres vivos. En cultivos de interior donde no existe una renovación continua de aire limpio, es especialmente importante la ventilación. Muchas veces los cultivadores principiantes no tienen en cuenta este factor y centran sus esfuerzos en otros elementos como iluminación, semillas, fertilizantes… No son conscientes de que sin una buena ventilación pueden surgir muchos problemas: aparición de moho, ralentización del crecimiento, mala asimilación de nutrientes, deshidratación, etc...

Sabemos que la ventilación es muy importante, pero… ¿en qué consiste y qué parámetros influyen en su cálculo? La ventilación es la sustitución de una porción de aire, que se considera indeseable por su falta de pureza, temperatura inadecuada, humedad excesiva… por otra de mejores características. Controlando temperatura, humedad y CO2 obtenemos una optimización del sistema de ventilación.

Temperatura

La temperatura actúa sobre las funciones vitales de los vegetales resultando, en general, crítica por debajo de los 0ºC o por encima de los 70ºC. Fuera de estos límites mueren o se aletargan. La temperatura aconsejable para el cannabis en condiciones normales es de 22 a 24ºC, pudiendo bajar de 2 a 5ºC por la noche.

Humedad

La humedad en un interior es muy importante para la vida de las plantas. Interviene en el crecimiento, en la transpiración y en el desarrollo de enfermedades. Si la humedad es excesiva dificulta la evaporación, si es escasa aumenta la transpiración hasta llegar a dificultar la fotosíntesis. La humedad, con la misma cantidad de agua en el ambiente, varía con la temperatura, por lo que deben controlarse ambos parámetros para dar con las mejores condiciones. Una humedad excesiva se corrige con ventilación y elevando la temperatura. Y por contra, se beneficia si es escasa, con riego, nebulización de agua, etc... El rango ideal de humedad varía en las distintas etapas de desarrollo del cannabis: en esquejes entre un 85% y un 95%, en crecimiento vegetativo entre un 60% y un 70% y en floración entre un 45% y un 55%.

Un termohigrómetro digital con máximas y mínimas registra las subidas y bajadas de temperatura y humedad, así como los valores actuales, lo cual es de utilidad para hacernos una idea de las variaciones ambientales que hay en todo momento en nuestro cultivo. También existen en el mercado instrumentos más complejos de medida y control, no sólo registran los valores sino que son capaces de regular estos parámetros automáticamente.

CO2

El dióxido de carbono influye directamente en la fotosíntesis y el crecimiento de las plantas, apenas se desarrollan cuando el nivel cae por debajo del 0,002% y crecen hasta un 30% más rápido cuando se incrementa hasta el 0,12-0,15%. Al igual que para la temperatura y la humedad, existen instrumentos para medir  e incrementar la concentración de CO2, como los sistemas de inyección de dióxido de carbono, consistentes en la instalación de elementos dosificadores y aparatos de medida y seguridad que dosifican y distribuyen el CO2, con lo que conseguiremos plantas más fuertes y productoras en menos tiempo, o en condiciones más extremas. Debemos tener en cuenta que, si incrementamos las cantidades de CO2, la mejor temperatura para la absorción por parte de las plantas está entre 26º y 28ºC.

Para efectuar una ventilación adecuada hay que atender a:

  • Determinar la función a realizar (el calor a disipar, renovación de CO2, etc...)
  • Calcular la cantidad de aire necesaria.
  • Establecer el trayecto de circulación del aire.

El sistema de ventilación empleado, y en particular la distribución de las entradas de aire limpio y salidas del aire viciado, deberán asegurar una efectiva renovación del aire.

Situación del sistema de ventilación

La gran variedad de cuartos interiores y de necesidades existentes, disminuye la posibilidad de dar normas fijas en lo que se refiere a la disposición del sistema de ventilación. Sin embargo pueden darse una serie de indicaciones generales que fijan la pauta a seguir en la mayoría de los casos:

  • Es conveniente situar los extractores cerca del techo del cuarto de cultivo para que expulse el aire caliente y húmedo.
  • Las entradas de aire deben estar diametralmente opuestas a la situación de los extractores, de forma que todo el aire utilizado cruce el área de cultivo.
  • Debe procurarse que el extractor no se halle cerca de una ventana abierta, o de otra posible entrada de aire, a fin de evitar que el aire expulsado vuelva a introducirse o que se formen bolsas de aire estancado en el cultivo a ventilar.
  • En caso de tener que descargar en un punto lejano, calcular la pérdida de carga de la canalización necesaria, con todos sus accidentes: captación, tramos rectos, codos, expansiones, reducciones, obstáculos, etc., hasta alcanzar la salida.

Cálculo de la ventilación

El extractor debería renovar el volumen de aire (largo x ancho x alto = volumen total metros cúbicos) como mínimo 60 veces por hora. Por ejemplo, en un cuarto de cultivo de 3x3x2 m (18 m3), si lo renovamos 60 veces en una hora, necesitaríamos un extractor que moviera al menos 1080 m3/h. Habría que tener en cuenta también la potencia lumínica utilizada, dado que esto influye en las condiciones del entorno. La instalación de un intractor debería insuflar aire fresco en la habitación, limitando también la presión del aire causado por el extractor. La potencia del intractor deberá ser siempre inferior a la del extractor en una proporción aproximada de 1 a 4, para crear una presión negativa que evite escape de olores.

Para ventilar un cuarto de cultivo es muy corriente tener que conectar el extractor por medio de un conducto o una tubería, de mayor o menor longitud y de una u otra forma o sección. El fluir del aire por tal conducto absorbe energía del ventilador que lo extrae, debido al roce con las paredes, los cambios de dirección o los obstáculos que se hallan a su paso, lo que influye en el rendimiento de nuestra instalación.

A la presión del aire necesaria para vencer la fricción en un conducto, que es la que determina el gasto de energía del ventilador, se le llama pérdida de carga. Se calcula a base de la longitud de la conducción, el llamado diámetro hidráulico, la velocidad y densidad del aire y el coeficiente de rozamiento, de la rugosidad de las paredes, de las dimensiones y la disposición del mismo.

Deben evitarse los obstáculos que atraviesen una conducción de aire y en especial en los codos y bifurcaciones del flujo. De no cuidar el diseño de la instalación, puede darse el caso de gastar mucha más energía de la necesaria.

Los ventiladores

Deben ser capaces de mover una determinada masa de aire, a la que comunican una cierta presión, suficiente para que pueda vencer las pérdidas de carga. Se componen de elemento rotativo, soporte y motor. 

El elemento rotativo es la pieza del ventilador que gira en torno al eje del mismo. Puede ser una hélice o un rodete. Lo llamaremos hélice si la dirección de salida del aire impulsado es paralela el eje del ventilador (dirección axial). Generalmente la hélice puede mover gran cantidad de aire, comunicando al mismo una discreta presión.

Lo llamaremos rodete si la dirección de salida del aire impulsado es perpendicular al eje del ventilador. Generalmente los rodetes mueven un volumen de aire menor que las hélices, pero con una presión mucho mayor.

Por ejemplo, si vives en una comunidad de vecinos, tal vez te interese escoger un ventilador con rodete, pues aunque mueva un caudal menor de aire lo expulsa a mayor velocidad, enviándolo más lejos.

Clasificación de los ventiladores

Pueden clasificarse de formas muy diferentes, siendo la más común la siguiente:
Según la función:

  • Ventiladores con envolvente: Suele ser tubular, por lo que también se les denomina tubulares y tienen por objeto desplazar aire dentro de un conducto. a1) Impulsores: Son los ventiladores en los que la boca de aspiración está conectada directamente a un espacio libre, estando la boca de descarga conectada a un conducto. a2) Extractores: Son los ventiladores en los que la boca de aspiración está conectada a un conducto y la boca de descarga está conectada a un espacio libre. a3) Impulsores-Extractores: Son los ventiladores en los que tanto la boca de aspiración como la de descarga están conectadas a un conducto.
  • Ventiladores murales: Conocidos también como extractores, sirven para el traslado de aire entre dos espacios distintos, de una cara de pared a otra.
  • Ventiladores de chorro: Son aparatos que se utilizan cuando se necesita una determinada velocidad de aire incidiendo sobre una persona o cosa.

Según la trayectoria del aire en el ventilador:

  • Ventiladores centrífugos: En los que el aire entra en el rodete con una trayectoria esencialmente axial y sale en dirección perpendicular.
  • Ventiladores axiales: En los cuales el aire entra y sale de la hélice con trayectorias a lo largo de superficies cilíndricas coaxiales al ventilador.
  • Ventiladores helicocentrífugos: Donde la trayectoria del aire en el rodete es intermedia entre las del ventilador centrífugo y axial.
  • Ventiladores tangenciales: La trayectoria del aire en el rodete es sensiblemente normal al eje, tanto a la entrada como a la salida del mismo, en la zona periférica.

El ruido

Con toda seguridad, una cuestión que preocupa a cualquier cultivador en la instalación del sistema de ventilación es el ruido producido por éste. La velocidad con que circula el aire está relacionada con el ruido de la instalación. Además del ruido de la circulación del aire por conductos, debemos tener en cuenta el producido por el funcionamiento del ventilador.

Cada ventilador conlleva asociado un cierto ruido, nivel de presión sonora, que se mide en decibelios (dB). En los ventiladores domésticos, es fundamental escoger el de menor nivel sonoro. Si esto no fuera posible podemos hacer uso de silenciadores que atenúen el ruido.

El silenciador más simple consiste en forrar de material absorbente (fibra de vidrio, lana de roca, etc.), parte o toda la conducción por la que se propague el ruido.

Los silenciadores colocados a la aspiración y a la descarga de los ventiladores reducen el nivel sonoro transmitido a través de los conductos a los que están acoplados. De esta forma se reduce sensiblemente el ruido en las bocas de impulsión o de aspiración del aire abiertas en las dependencias a ventilar. Estudiar si es posible la descarga libre, esto es, lanzar fuera el aire contaminado a través de un cerramiento, pared o muro. Otro aspecto es el ruido radiado por el cuerpo del ventilador al ambiente en el que está instalado. Para atenuar este ruido deben usarse envolventes y cajas insonorizadas que encierren al mismo. 

Las vibraciones de las piezas en movimiento también generan ruidos que se transmiten a través de los soportes de los ventiladores y de los conductos a la estructura del edificio. Es evidente que cuanto más ligera sea la estructura, mayor ruido se transmitirá. Para limitar la trasmisión de los ruidos mecánicos, lo mejor es amortiguar las vibraciones intercalando entre las piezas en movimiento y las piezas fijas unas juntas o piezas elásticas.

E
Exitable