Florígeno: el desencadenante de la floración

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21 Aug 2012

Los científicos han buscado el mecanismo utilizado por las plantas para desencadenar la floración, sobre todo desde que en 1937 el fisiólogo botánico ruso armenio Mikhail Chailakhyan demostrara que se podía provocar que una planta floreciera, injertándole una rama de otra planta que ya estuviera en floración.


Los científicos han buscado el mecanismo utilizado por las plantas para desencadenar la floración, sobre todo desde que en 1937 el fisiólogo botánico ruso armenio Mikhail Chailakhyan demostrara que se podía provocar que una planta floreciera, injertándole una rama de otra planta que ya estuviera en floración.

Los científicos han buscado el mecanismo utilizado por las plantas para desencadenar la floración, sobre todo desde que en 1937 el fisiólogo botánico ruso armenio Mikhail Chailakhyan demostrara que se podía provocar que una planta floreciera, injertándole una rama de otra planta que ya estuviera en floración. Este experimento probaba que las plantas producen alguna hormona que se encarga de dar la orden de florecer a las ramas. Al pasar esta sustancia del injerto florido al resto de los tejidos, toda la planta comenzaba a florecer. Chailakhyan bautizó a esta hormona, de la que dedujo su existencia pero que no en contró ni pudo aislar, con el nombre de florígeno. Durante setenta años la existencia del florígeno fue sólo teórica, pues los científicos no conseguían dar con él. De hecho, se llegó a dudar de que existiera realmente, algunos botánicos empezaron a pensar que tal vez no era una sustancia concreta, sino tan sólo una correcta proporción de otras hormonas.

En los últimos años se han producido descubrimientos interesantes que han aclarado algo la naturaleza y el funcionamiento del florígeno. La mayoría de la investigación se ha realizado con Arabidopsis thaliana, una planta de gran interés científico, pues tienen muy pocos genes (concretamente se han identificado 25.498), lo que la convierte en el perfecto sujeto con el que experimentar. De hecho, en el año 2.000 se convirtió en la primera planta cuyo genoma fue secuenciado.

Las plantas podadas fueron las más productivas.

Los cogollos brotaban desde la base del tallo.

Al parecer, las hojas de Arabidopsis thaliana producen una proteína (llamada CO) que sólo es estable cuando hay luz y se destruye en la oscuridad. Cuando los días son suficientemente largos, la proteína CO alcanza un nivel determinado, se activa la producción de un ácido nucleico llamado ARN mensajero FT (Flowering Locus T, o lugar de floración T), que la planta trasporta hasta las puntas en crecimiento o yemas apicales. Allí interactúa con otra proteína, llamada FD, y activa la floración.

Arabidopsis thaliana es una planta que florece con días largos, pero se sospecha que los mecanismos que desencadenan la floración son similares en todas las plantas puesto que se han aislado las mismas proteínas en especies completamente distintas como el arroz o el tabaco, que es una especie que, al igual que el cannabis, florece con días cortos.

Los últimos descubrimientos sobre el florígeno abren la puerta a un gran número de posibles aplicaciones,  como acelerar o adelantar la floración en climas fríos o disponer de un interruptor químico con el que activarla o desactivarla a voluntad.

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