Iluminación: optimiza al máximo
Podremos obtener el máximo potencial de nuestras plantas si todos los elementos que influyen durante su desarrollo son los apropiados. Uno de los factores más importantes a tener en cuenta a la hora de cultivar cannabis es la iluminación. La luz es clave para que las plantas realicen apropiadamente sus funciones vitales. Con un correcto sistema de iluminación evitaremos muchos problemas y obtendremos cosechas más abundantes y superiores en calidad.
En principio, salvo por algún impuesto loco, la luz solar es gratis. Obviamente, no ocurre de la misma manera en interior y el gasto económico que suscita cultivar marihuana en un cuarto es bastante elevado. Para poder crear las condiciones adecuadas para el desarrollo del cannabis debemos instalar una serie de dispositivos eléctricos que conllevan un considerable aumento de la factura de electricidad. Entre estos aparatos, los utilizados para la iluminación son los que mayor consumo acarrean. Por ello debemos conocer perfectamente los distintos elementos que componen el sistema de iluminación, ya que pueden ayudarnos a aprovechar cualquier haz de luz que se escape y rentabilizar al máximo el consumo que se realice.
Nos centraremos en aquellos que rindan un mayor ahorro económico y que llevan al extremo el aprovechamiento de la energía. Se puede cultivar marihuana de buena calidad con una sola bombilla mixta para crecimiento y floración, un balastro de los sencillos, un reflector normal, sin ningún tipo de material reflectante en las paredes y sin mover las plantas ni un solo día, pero a corto plazo con un poco de inversión se ahorra mucho dinero y se obtienen cosechas el doble de grandes.
Balastros electrónicos
Compra balastros electrónicos. Son algo más caros de primeras como casi todos los productos que enumeramos en este artículo, pero a la larga el ahorro y la rentabilidad es muy superior. Cuando se encienden alcanzan su máximo rendimiento primero, no generan apenas calor ni ruido y es posible regular su potencia adaptándola a la etapa en la que se encuentren las plantas. Durante años he usado balastros electromagnéticos y funcionan perfectamente sin dar problemas, pero pierden efectividad con el tiempo y producen mucho más ruido y calor. Tras probar los electrónicos no me queda ninguna duda de que son mejores.
Bombillas
Elegir el espectro y la intensidad de luz adecuada a cada fase es uno de las mejores maneras de economizar el consumo. Utilizar lámparas incandescentes no da resultado, ya que no reúnen las propiedades adecuadas. Unos fluorescentes para enraizar esquejes y crecer las semillas los primeros días es suficiente. A partir de este momento por metro cuadrado consideramos que lo ideal es tener dos halogenuros metálicos, uno de 250 vatios para la primera semana tras el enraizado y otro de 400 vatios para realizar el resto de la etapa vegetativa.
Para realizar la floración una bombilla de vapor de sodio de alta presión de 600 vatios específica para esta etapa. Aún no he probado con una luminaria plasma, pero en principio todo apunta a que ahora mismo son la mejor elección para iluminar nuestras plantas. Lo malo que estos equipos tienen realmente un coste muy elevado para casi cualquier cultivador.
Reflectores
Son la segunda pieza fundamental a la hora de sacar el mayor rendimiento a un sistema de iluminación, tras las bombillas. La mitad de la luz que emite la bombilla se dirige hacia arriba, por lo que debemos reflejar la mayor parte y de la manera más homogénea posible. Para rebotar esta energía con efectividad y reenviarla de vuelta hacia las plantas utilizaremos un reflector de calidad. Los llamados de gaviota son de los mejores que existen. Junto a él utilizaremos un deflector con el que conseguiremos acercar aún más la bombilla a las plantas y eliminar los puntos calientes que puedan producirse. Con estas dos imprescindibles herramientas podemos acercar las lámparas a 30 cm de las plantas y aumentar el área de cultivo considerablemente.
Materiales reflectantes
Aún a día de hoy me encuentro algún jardinero que coge 30 metros de papel de aluminio en el supermercado y forra las paredes de arriba abajo. No es muy buena idea. Hay que cubrir las paredes con plásticos que reflejen correctamente la luz. Es una tarea sencilla que aumenta notablemente la cantidad de lúmenes que recibe cada planta. Debe estar siempre limpio. Revestir chapas delgadas de madera de 1 x 1 m con el plástico ayuda a que este quede bien estirado y se pueda limpiar con facilidad. Algunos fabricantes tienen a la venta plásticos que reflejan alrededor del 95% de la luz que reciben. Cubrir 5 m2 del mejor plástico tiene un coste aproximado de 25 euros. No es caro para el rendimiento que ofrece.
Colocación y movimiento de las plantas
Colocar las plantas bien separadas es importante tanto en interior como exterior. Hay que dejar espacio suficiente entre ellas. Si están muy juntas se solapan, la luz no llega uniformemente a todas las partes y solo recogeremos hierba de calidad en las partes correctamente iluminadas. También debemos medir la distancia hasta el foco y poner éste a la altura precisa en función de la iluminación usada. Alternar la posición de las plantas ayudará además a que el desarrollo sea más uniforme. Las camas de cultivo con ruedas facilitan mucho esta labor. Asimismo existen dispositivos de iluminación móvil que desplazan las lámparas, consiguen disminuir el número de lámparas y evitan que tengamos que mover las macetas de un sitio a otro.
Text: TricomaTeam (tricomateam@gmail.com)