El poder de la mujer cannábica

Elizabeth Erhardt
08 Mar 2023

Genealogías Manifiestas es un fanzine realizado gracias a la participación del equipo colaborativo de Colectiva Pulque Filosófico, y resulta transformador para una mujer en busca de paz y armonía. Incluye capítulos titulados “Feminismo cannábico de la diferencia” por Renata Ávila Schiaffini, Crónica de un acontecimiento: la Manifiesta Cannábica por las mujeres que luchan” por Fantasma Psicodélico, y “Manifiesta Cannábica por las Mujeres que Luchan”, entre otros títulos sumamente interesantes. Hablamos sobre el capítulo “Lo Erótico Como Poder en Audre Lorde”.


Diana Ramírez, escribe sobre la feminista norteamericana Audre Lorde en su artículo “Lo Erótico Como Poder en Audre Lorde”. “Audre Lord es sin duda una fuente de fuerza dentro del feminismo; Negra, Lesbiana, Feminista, Incómoda (para los dormidos) y Exquisita (para quien despierta)”, comienza narrando Diana en su artículo, y continúa diciendo “Nuestro poder erótico se ha reducido sólo a la experiencia erótica del cuerpo, a la cama, al sexo, o bien, no del cuerpo propio, sino del otro, una idea heteronormativa y patriarcal en la que somos objeto de placer y nuestra función es la de satisfacer”.

 

Lo erótico

Según explica el texto, la palabra erótico viene de la expresión griega eros, que alude a la personificación del amor en todos sus aspectos. Eros, nacido del dios Caos, representa el poder creativo y la armonía. Lo erótico es un recurso dentro de cada una de nosotras que descansa en un nivel profundamente femenino y espiritual, firmemente enraizado en el poder de sentimientos no expresados o no reconocidos. 

Lo erótico es un lugar ubicado entre los comienzos de nuestro sentido de ‘yo’ y el caos de nuestros sentimientos más fuertes. Es un sentido interno de satisfacción al que, una vez que lo hemos experimentado, sabemos que podemos aspirar. Porque habiendo experimentado la totalidad de esta profundidad de sentimientos y reconocido su poder, por un sentido de auto-respeto, no podemos exigir menos de nosotras mismas. Lo erótico no puede sentirse de segunda mano. “En contacto con lo erótico, me siento menos dispuesta a aceptar la impotencia u otros estados del ser que no son parte de mi naturaleza, tales como la resignación, la desesperación, la auto-destrucción, la depresión, la auto-negación”, describe el capítulo del fanzine. 

 

El erotismo femenino

“Cuando hablo de lo erótico, entonces, hablo de una afirmación de la fuerza de vida de las mujeres, de aquella poderosa energía creativa cuyo conocimiento y uso estamos reclamando en nuestro lenguaje, en nuestra historia, en nuestros bailes, en nuestros amores, en nuestros trabajos, en nuestras vidas”, reivindica el texto feminista.

“El poder erótico de nuestro ser es esa lava ardiendo que anida en nosotras desde siempre”, sostiene Audre, y añade “una vez que explota en libertad y tomamos consciencia de ella como energía, nada vuelve a ser igual, por el contrario, todo se pone mejor, porque erotizamos nuestra vida entera, liberamos esa lava y arrasamos con todo lo que deba ser quemado para repoblar nuestro ser con aquello que nos dé un goce lúcido, despierto y puro. Al reclamar y recuperar el terreno de nuestra vida, extraemos algo tan puro como lo erótico de un contexto tan banal y fútil como lo pornográfico, que sólo es emoción vacía, la cual intenta robar la espiritualidad de nuestro poder en un mundo diseñado para no sentirnos”.

“Pero en nosotras hay fuego, y es tan grande que una vez que lo liberamos, no podemos ocultarlo de nuevo”.

Audre Lord

fanzine
Ilustración del fanzine.

La pornografía es la negación de lo erótico

Al equiparar pornografía con erotismo, dos usos diametralmente opuestos de lo sexual, se ha intentado separar lo espiritual de lo erótico. A menudo se le ha dado un nombre equivocado a lo erótico y se lo ha usado contra la mujer porque representa la supresión de los verdaderos sentimientos. Compartir el poder de los sentimientos mutuos es diferente de usar los sentimientos de otra persona como si usáramos un pañuelo desechable. La necesidad de compartir sentimientos profundos es una necesidad humana, pero en la tradición europea-americana se busca satisfacer esta necesidad en situaciones que casi siempre se caracterizan por un simultáneo mirar hacia otro lado, un usar los sentimientos de quienes participan en la experiencia con nosotras en lugar de compartirlos. 

Cuando desviamos la vista de la importancia de lo erótico en el desarrollo y sostenimiento de nuestro poder, o cuando desviamos la vista de nosotras mismas al satisfacer nuestras necesidades eróticas en concierto con otro/as, nos usamos mutuamente como objetos de satisfacción más que compartir nuestro gozo en la satisfacción, más que hacer conexiones con nuestras similitudes y nuestras diferencias. Negarse a estar conscientes de lo que sentimos en cualquier momento, aunque eso parezca incómodo, es negar una gran parte de la experiencia, y ahí es cuando podemos permitir ser reducidas a lo pornográfico, al abuso y al absurdo.

Audre sostiene que cuando vivimos fuera de nosotras, y con esto quiere decir basadas solamente en directivas externas, en lugar de vivir basadas en nuestros conocimientos y en nuestras necesidades internas, cuando vivimos alejadas de las directivas eróticas que vienen desde adentro de nosotras mismas, entonces nuestras vidas permanecen limitadas por formas externas y alienantes y terminamos ajustándonos a una estructura que no está basada en las necesidades humanas.

El texto nos da motivos para abandonar la frialdad de este mundo y responsabilizarnos por tomar consciencia de nosotras diciendo “Por respeto a nosotras mismas, tomamos nuestra libertad, la proclamamos sobre todo aquello que conforme nuestra vida, lo cual incluye la conexión erótica como una afirmación de fuerza vital, del encuentro del amor como un acto de nuestro ser y de vivir, de ser de adentro hacia afuera, y experimentar la gracia de compartir este poder escuchando a nuestro placer. Tomamos nuestra libertad desde la responsabilidad y conciencia de nosotras de forma clara y no desde la frialdad occidental, en la que tanto las personas como los sentimientos se usan y se desechan con ideas de conexiones falsas y vacías”. El texto no solo nos da motivos, también nos enciende la llama de la revolución: “En una sociedad racista, patriarcal y antierótica, es nuestro erotismo una bandera que encarna una revolución perpetua, es nuestro gozo un territorio de defensa donde el poder es infinito, entonces, todo arde y somos completamente nuestras”.

 

El goce, una responsabilidad

Una vez que empezamos a sentir profundamente todos los aspectos de nuestras vidas, empezamos a exigir de nosotras mismas, y de todas las actividades de nuestras vidas, que estén de acuerdo con ese goce del que estamos conscientes de ser capaces. Esta es una gran responsabilidad que, proyectada desde nuestro interior, nos compromete a no establecernos en lo conveniente, en lo falso, lo esperado convencionalmente, lo meramente seguro.

“Ahora encuentro más y más mujeres identificadas con mujeres lo suficientemente valientes para correr el riesgo de compartir la carga eléctrica de lo erótico, sin tener que mirar hacia otra parte y sin distorsionar la naturaleza poderosa y creativa de ese intercambio”, concluye el capítulo del fanzine feminista.

 

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The Power of the Erotic, fue publicado originalmente en el libro de ensayos Sister Outsider . El texto del fanzine fue extraído de la Revista Especial Fempress, 1995, disponible en: https://monoskop.org/images/e/ed/Lorde_Audre_Lo_erotico_como_poder_y_otros_ensayos_2016.pdf

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Elizabeth Erhardt