¿La marihuana altera nuestra mente o la lleva a su estado natural?

Soft Secrets
02 Apr 2021

Una explicación Indo-Tibetana de la mente y de la realidad que percibimos.


No obstante a su criminalización en India en 1985, la planta de marihuana en su totalidad ha sido destinada a usos medicinales y religiosos hasta el día de hoy y desde hace más de 2500 años en el sur y el oeste asiático, abarcando la cultura hinduista y budista de la regiones Himalayanas (Nepal, Tíbet, Bután). Principalmente en la India, donde la planta crece abundantemente de manera silvestre, se le atribuyen a la marihuana propiedades curativas y espirituales. Valdría la pena preguntarse si los estados mentales inducidos por dicho consumo son algo artificial, ajeno a nuestra naturaleza, o si, al contrario, nos encontramos frente a una sustancia que revela el estado natural de la mente.

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Marihuana silvestre en el valle de Manali, Himachal Pradesh, India.

Para comprender a dónde puede llevarnos un viaje de Cannabis es necesario darse cuenta de los distintos estados mentales que se manifiestan en nuestro día a día. Existen, según la tradición religiosa Indo-Tibetana, varias clasificaciones de los tipos de mente, como por ejemplo estados mentales positivos y negativos, conscientes e inconscientes, conceptuales y no-conceptuales. Debido a que la realidad que nos rodea puede solamente ser percibida a través de nuestra mente, esta realidad pasa a ser inseparable de la mente misma. Siguiendo este razonamiento, la realidad percibida y la mente que la percibe conforman nuestra 'dimensión' de existencia. Lo cual quiere decir que al cambiar de estado mental también estamos cambiando de realidad. Se puede decir que una persona que sufre a nivel mental se encuentra en una dimensión de sufrimiento aunque su cuerpo esté sano. De la misma manera, una persona que está feliz, se encuentra en una dimensión de felicidad, aunque su cuerpo esté enfermo. Este principio de independencia relativa entre cuerpo y mente se extiende hasta el punto de considerar que es posible visitar otros mundos con la mente, a pesar de tener un cuerpo terrenal. Esta visión es compartida con todas las culturas chamánicas en las que, por ejemplo, el meditador es capaz de desplazarse entre distintos mundos con su cuerpo sutil (o cuerpo astral). Dependiendo de lo que su subconsciente almacene y de su destreza como navegante de la psiquis, éste puede ascender a reinos celestiales, descender al ultratumba o visitar lugares del plano terrenal.

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Detalle de una pintura anónima del 1800 proveniente de Jaipur, India, conservada en el Rijksmuseum de Amsterdam. Ilustra la preparación del bhang.

Pensamientos positivos y negativos

Según esta filosofía, los estados mentales negativos bloquean el surgimiento de pensamientos positivos. Ambos no pueden existir simultáneamente en la mente de una misma persona, por eso se enfatiza tanto la generación de estados mentales positivos a través de la meditación. Al familiarizarse una y otra vez con emociones positivas como la compasión, el altruismo y la tranquilidad, se busca reemplazar y así evitar el surgimiento de las emociones negativas tales como la rabia, la envidia, etc. El budismo llama 'venenos' a los estados mentales negativos, y 'antídotos' a los estados mentales positivos. En cuanto a los fenómenos que nos rodean, ambos, budismo e hinduismo, aceptan la clasificación entre materia y consciencia (excluyendo el karma que no es ninguna de las dos) y consideran que la causa de la materia sólo puede ser materia, mientras que la causa de la consciencia sólo puede ser la consciencia misma. Por ejemplo, la semilla es la causa sustancial de la planta, pues la sustancia dentro de la semilla continúa existiendo dentro de la planta incluso una vez que la semilla ha desaparecido. De la misma manera, cualquier estado mental puede solamente ser la continuidad de la consciencia, que es su causa sustancial. Según este razonamiento, los distintos estados mentales no pueden ser producidos artificialmente por algo material. Una sustancia psicoactiva puede facilitar, como bien dice su nombre, cierto movimiento mental que es lo que conocemos como 'subir y bajar', pero lo que ocurre a continuación dependerá de cada persona, del tipo de pensamientos y emociones conscientes o subconscientes del psiconauta. Esto también quiere decir que en teoría todos los llamados estados alterados de consciencia podrían ser autoinducidos por la mente misma, sin consumir estimulantes. El consumo de marihuana con fines espirituales en el hinduismo aspira a ser un entrenamiento para obtener esta capacidad de autoinducción en vida. Sobre todo para mantener la mente elevada en el momento de la muerte y así renacer en alguno de los paraísos mencionados por la tradición hinduista.

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Preparación de bhang y otras ofrendas en la entrada del templo de Shiva en Pashupatinath, Katmandu, Nepal.

¿A dónde va la mente?

Según el budismo tibetano, la mente puede desplazarse dentro de tres dimensiones conocidas como Los Tres Reinos. Estos tres se encuentran dentro del samsara o existencia cíclica, la cual se define como el hecho de renacer en distintas formas una y otra vez sin control alguno. Para esta cosmología, casi todos los seres se encuentran en el Reino del Deseo. Éste incluye personas, animales y seres invisibles de todo tipo. Esta dimensión se caracteriza por abarcar estados mentales conceptuales, tanto positivos como negativos. Si alguien, aunque su cuerpo sea del Reino del Deseo, logra elevar su mente a un estado de pensamiento más sutil, podrá entrar en el Reino de La Forma. En esta dimensión no existen pensamientos negativos, y los conceptos disminuyen. La Tercera y la Cuarta Concentración del Reino de La Forma son ideales para alcanzar, según el budismo, la comprensión de la 'Ausencia de Yo' (Anātman), la cual luego impulsará al meditador hacia la liberación (nirvāna o moksa) sobrevolando el Reino Sin Forma. El Reino de La Forma es descrito como una dimensión en la que los pensamientos son cada vez más sutiles y son positivos o neutrales, acompañados por visiones y experiencias sensoriales de todo tipo. En el Reino Sin Forma no hay sensaciones, sino solamente consciencia. Es un estado de cognición pura en el que la noción de un 'yo' desaparece. Los Reinos de La Forma y Sin Forma estarían habitados por distintos tipos de Devas (deidades mundanas). Los Devas inferiores habitarían el primero mientras los Devas superiores del hinduismo (Shiva, Brahma, Visnu, entre otros) se encontrarían en el Reino Sin Forma. Elevar la mente hasta esta dimensión sería alcanzar la liberación hinduista, que consiste en entrar en uno de los paraísos de estas deidades con la mente, incluso permaneciendo físicamente dentro de un cuerpo humano. Sin embargo, para el budismo, los paraísos hinduistas no son la liberación, sino una ilusión creada por la disolución del 'yo'. Cuando se disuelven todos los conceptos que definen la identidad de una persona, surge en ésta una sensación de unión con lo que el hinduismo llama el alma universal (Ātman). Esta experiencia es impulsada y celebrada a través del consumo de bhang, bebida hecha con flores y hojas de Cannabis, leche, frutos secos y especias. Esto a veces se combina con el uso de hachís inhalado, aunque el uso de la planta como comestible, según la medicina Ayurveda, parece ser el más indicado para fines espirituales y terapéuticos, debido a que al ingerir este preparado de hojas y flores se absorbe mayor cantidad y variedad de cannabinoides, muchos de los cuales se perderían durante el proceso de combustión.

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¿Pensar o no pensar?

Identificar los estados mentales conceptuales y no-conceptuales puede servir para sacarle provecho a las experiencias derivadas del consumo de Cannabis, o por lo menos para evitar ciertos 'malos viajes'. Según la filosofía Indo-Tibetana, los pensamientos siempre modifican en cierto modo la realidad. Especialmente, los pensamientos negativos la distorsionan en gran medida. Por ejemplo, la rabia sería una exageración del lado negativo de algo o de alguien. El apego emocional sería una exageración del lado positivo o de las cualidades de la otra persona. Hay también mentes conceptuales positivas (ideas y emociones positivas), pero para descubrir cuál es el estado natural de la mente, habría que observarla más allá de los pensamientos: de manera no-conceptual. La mente no-conceptual percibe sin pensar, juzgar o analizar. Todo lo que sentimos a través de nuestros cinco sentidos es no-conceptual al principio, antes de que tenga lugar el pensar sobre la experiencia. El hecho de que al calmar la mente y al ir más allá de los pensamientos se obtenga una sensación de equilibrio y felicidad, querría decir que ése es el estado natural de la mente, que todos somos naturalmente felices. Las vivencias no-conceptuales también se llaman 'experiencias directas', ya que no hay ningún concepto de por medio. Tanto el budismo como el hinduismo atribuyen gran importancia a vivir experiencias no-conceptuales de manera consciente. En el hinduismo, el uso de marihuana líquida en forma de bhang puede contribuir a generar experiencias no-conceptuales, debido a su poder de magnificar las sensaciones corporales. Hemos de destacar que también es posible afinar los cinco sentidos simplemente practicando el ayuno. La explicación es muy sencilla: al estar sin comer por más tiempo del habitual, el cuerpo automáticamente intenta aumentar su capacidad de conseguir alimento incrementando el poder de los sentidos, tal cual animal hambriento en la selva buscando qué comer. Enfocarse en las sensaciones corporales es una buena manera de salir de un 'mal viaje'. Gracias a su acción como 'solvente' de conceptos, el bhang se considera un remedio para aumentar la concentración y eliminar la ansiedad. Por esta misma razón, en algunas personas su consumo podría causar una reducción ocasional de la propia memoria, aunque no siempre (de hecho en algunos casos el consumo de marihuana podría favorecer la memoria). Cuando en lugar de ser ingerido en moderadas cantidades, la marihuana es fumada, su efecto no se considera siempre beneficioso para adquirir concentración y podría hacer más difícil controlar la proliferación de pensamientos. Para el budismo Hinayana y el Mahayana Sutrayana en general, toda sustancia que afecte de manera negativa a la concentración durante la meditación es poco recomendable. Además, a veces se considera que las sensaciones de placer sensorial derivadas del consumo de Cannabis pueden representar un riesgo para algunas personas, quienes podrían volverse mentalmente adictos a estas experiencias. El budismo Vajrayana o budismo tántrico tibetano afirma que las sensaciones de placer podrían conducir a la liberación, siempre y cuando la mente se observe a sí misma sin aferrarse a los pensamientos. Cuando la mente se observa a sí misma en el momento presente, sale a la luz la felicidad innata que es su estado natural. De aquí por ejemplo el dicho ''la felicidad está adentro'' o la palabra tibetana para 'budista' nangpa que significa ''el que busca en su interior''.

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Para la preparación tradicional de bhang se utilizan tanto flores como hojas de marihuana. Para la extracción se cocinan primero a fuego lento en agua con aceite de coco. Luego la parte sólida del preparado se muele en un mortero con algo de leche y se filtra el líquido resultante.

Estados no-conceptuales involuntarios

Ciertos estados mentales de gran elevación ocurren constantemente en el día a día, sin que uno se de cuenta. Según el budismo tibetano, la transición de consciente a inconsciente atraviesa las llamadas 'disoluciones de la mente'. Éstas serían una sucesión de experiencias cada vez menos conceptuales que finalizan con cuatro visiones: la Visión Blanca (un espacio infinito de color blanco), la Visión Roja (un espacio infinito de color rojo), la Visión Negra (una sensación de oscuridad infinita) y la Clara Luz (experiencia de sólo luz). Esta última representa el estado más sutil, puro, feliz y no-conceptual de la mente. Luego, para volver a generar pensamientos, se repite el mismo proceso pero en orden inverso. Es decir del estado de Clara Luz vuelve la Visión Negra, luego la Visión Roja, luego la Visión Blanca y así vuelven a fluir los pensamientos. Este proceso de disolución y formación de los conceptos ocurriría muy rápidamente, por lo tanto casi de manera imperceptible cada vez que uno se duerme y cada vez que se pasa de un sueño a otro, al dormir. También al estornudar, durante el orgasmo sexual y en el momento de la muerte. El estado de Clara Luz después de la Visión Negra al morir sería lo que varias personas han descrito como la 'luz al final del túnel', al relatar experiencias de ida y vuelta del más allá. Para el budismo ése sería el portal hacia el bardo (estado entre vidas) y posteriormente hacia el renacimiento siguiente. Al momento de dormir, la Clara Luz sería el portal hacia cada nuevo sueño, y del último sueño de la noche al estado de vigilia. A través de la meditación sería posible ser conscientes de las disoluciones de la mente y obtener beneficios tales como mantener la lucidez durante los sueños, tener una mente saludable y una muerte tranquila. El uso de intoxicantes podría inducir las disoluciones de la mente y un meditador de nivel muy avanzado podría lograr atravesarlas sin perder la lucidez, ascendiendo a los reinos superiores de La Forma o Sin Forma, según sus necesidades. Esto sin embargo parece ser difícil para principiantes o incluso para practicantes de mediana capacidad.

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Sadhus y Sadhvis (hombres y mujeres ascetas) consumiendo bhang frente al río Bagmati en Katmandú, Nepal.

Conclusiones

Podríamos decir que todos los estados mentales posibles se encuentran latentes en la mente misma; que pueden ser impulsados por sustancias psicoactivas, pero que el resultado final dependerá de las ideas, emociones, vivencias y habilidades psiconáuticas de cada quien. Es por esto que distintas personas podrían tener experiencias muy distintas usando una misma sustancia. El hinduismo y el budismo tántrico celebran las experiencias no-conceptuales de cualquier tipo, aunque la inhalación del humo de marihuana podría interferir con el desarrollo de la concentración durante la meditación. Por este motivo, los demás tipos de budismo (Hinayana y Mahayana Sutrayana) desaconsejan el uso de intoxicantes para la meditación y aconsejan proceder con cautela en cuanto al apego hacia las sensaciones de placer que podrían proceder del mismo. Todas estas tradiciones concuerdan en que el estado natural de nuestra mente es paz y felicidad; en que esta naturaleza sólo puede ser percibida en el momento presente; y en que una mente adiestrada podría autoinducir cualquier tipo de estado mental.

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