Cómo controlar la temperatura y humedad de tu indoor
Las condiciones meteorológicas adecuadas son esenciales para conseguir una buena cosecha, y no solo en lo que respecta al crecimiento de la marihuana. Sin embargo, a menudo mantener esas condiciones es una tarea difícil que necesitan resolver tanto los cultivadores caseros como los grandes productores. Por eso, es importante saber cómo controlar la temperatura y humedad del indoor.
En la mayoría de los casos, tenemos que lidiar con altas temperaturas y alta humedad relativa en nuestro cultivo interior. Estas dos variables están estrechamente relacionadas, y hay muchas maneras de afrontarlas. En el siguiente artículo vamos a examinar estas variables en mayor detalle.
Humedad cultivo interior
La humedad del aire nos dice la cantidad de agua que contiene el aire que nos rodea. La mayoría de vosotros probablemente estáis acostumbrados a medir la humedad del aire con porcentajes. Esa es la humedad relativa o proporcional del aire, que expresa el ratio entre la cantidad actual de aire y la cantidad que el aire podría absorber bajo las mismas condiciones de temperatura y presión. Si el aire está totalmente saturado de vapor de agua, la humedad relativa sería del 100%.
El segundo indicador más usado para controlar la humedad del cultivo interior es la llamada humedad absoluta. Ésta expresa el peso del vapor contenido en una cantidad concreta de aire. En Europa, el peso del vapor en gramos por metro cúbico es el que se usa más habitualmente.
Cuanto más alta es la temperatura del aire, más vapor de agua puede absorber. Si en tu sala de cultivo la temperatura es de 24ºC y la humedad absoluta del aire es de 13g/l m3, el higrómetro marcará una humedad relativa del aire del 60%, aproximadamente.
Elevando la temperatura a 28ºC y manteniendo la humedad absoluta, igual se reducirá la humedad relativa hasta el 50%. Así, si la humedad absoluta del aire es la misma, la humedad relativa del aire se puede reducir incrementando la temperatura del mismo, o aumentar reduciéndola.
Esto explica por qué la humedad relativa en la sala de cultivo aumenta rápidamente cuando tus luces están apagadas. La temperatura está en descenso mientras que la humedad absoluta del aire se mantiene igual. Y es más, durante la etapa final de floración, las plantas transpiran grandes cantidades de agua al aire, incrementando aún más la humedad absoluta. Cuando la temperatura cae el incremento de la humedad relativa es aún más pronunciado.
La temperatura de punto de rocío también es importante para los cultivadores. Este término se refiere a la temperatura en que el aire está completamente saturado, es decir, cuando la humedad relativa del aire es 100%, como hemos mencionado anteriormente.
Cuando la temperatura superficial cae por debajo del punto de rocío, el vapor de agua se condensa en forma de agua. Si la temperatura en tu sala de cultivo es de 28ºC y la humedad relativa es del 60%, la temperatura del punto de rocío será de 19,5ºC. Esto significa que si la temperatura de cualquier superficie baja del punto de rocío, el vapor sobre ésta se condensará en forma de agua. Así, una vez la temperatura de la superficie de las hojas o de las paredes de las macetas baja de 19,5ºC, se empezará a condensar el agua sobre ellas. Y esto sin duda no es bueno.
Reduciendo la humedad del aire
Como se indica en el párrafo anterior, la reducción de la humedad relativa se puede conseguir aumentando la temperatura en la sala de cultivo. Esto tiene sentido especialmente cuando la temperatura baja significativamente después de apagar las luces, en más de 8 grados Celsius.
En ese caso, es conveniente calentar la sala durante el ciclo de oscuridad y mantener una diferencia de temperatura entre el día y la noche en un máximo de 5-8ºC. Cuanto mayor sea la diferencia entre la temperatura del día y de la noche, más rápido crecen las plantas.
Así, es posible controlar la altura de tus plantas ajustando las temperaturas del día y de la noche. Sin embargo, es recomendable incrementar la diferencia de temperatura entre el día y la noche durante el proceso de floración. Aunque, en ese caso, se asume que tienes un dispositivo deshumidificador de alta calidad que es capaz de extraer la cantidad necesaria de agua, o más concretamente, de vapor de agua. En el caso de que tengas una pequeña sala de cultivo, será mejor que mantengas la diferencia de temperatura entre el día y la noche lo más baja posible, digamos 2-5ºC. De esta manera podrás por lo menos reducir parcialmente la humedad relativa durante la noche.
Para una deshumidificación fiable, la sala de cultivo tiene que estar equipado con aire acondicionado, deshumidificador o una combinación de ambos. Cada unidad de aire acondicionado tiene una capacidad de deshumidificación específica. Cuando el aire se enfría, la temperatura del evaporador se pone por debajo del punto de rocío, causando la condensación de los vapores en agua, que se expulsa fuera de la sala de cultivo. Aires acondicionados más avanzados tienen una capacidad de deshumidificación mayor, que es lo que recomiendo al escoger el aire acondicionado.
Deshumidificador
La manera más fiable de reducir la humedad en tu sala de cultivo es usar un deshumidificador. Lo puedes usar solo o como apoyo a la capacidad de deshumidificación de la unidad del aire acondicionado.
Un deshumidificador tiene en general más capacidad de deshumidificar que una unidad de aire acondicionado. Hay muchas opciones posibles a la hora de escoger un deshumidificador. Hay deshumidificadores pasivos con características absorbentes que normalmente están disponibles en las tiendas. Estos modelos son totalmente insuficientes para el cultivo interior. Recuerda que el 100% del agua que usas para regar las plantas es devuelto al ambiente como vapor. Como más grandes sean las plantas, más cantidad de vapor de agua se necesita sacar del aire. Esto sólo se puede alcanzar cuando se usan deshumidificadores activos.
La mayoría de los deshumidificadores indicados para uso interior están básicamente diseñados para sacar la humedad del aire a temperatura ambiente. Esto no es suficiente para tu sala de cultivo. Pero incluso un deshumidificador insuficiente es mejor que ninguno, y cualquier deshumidificador del supermercado puede ser suficiente cuando se cultiva en un metro cuadrado.
En combinación con el aire acondicionado, incluso esos deshumidificadores ordinarios pueden funcionar bien en un armario de cultivo mediano. No obstante, si quieres un deshumidificador verdaderamente fiable para una habitación de cultivo grande, escoge uno dentro del rango de fabricantes que se centran en la deshumidificación de áreas donde crecen plantas o deshumidificación de áreas industriales.
La potencia de un determinado deshumidificador se mide normalmente por la cantidad de litros de agua que puede quitar del aire durante 24 horas. Es aconsejable comprobar la temperatura y la humedad relativa a la cual es capaz el deshumidificador de quitar esa cantidad de agua. Lo que pasa a menudo es que las capacidades del deshumidificador se miden bajo condiciones que nunca tendrás en la sala de cultivo y que incrementan artificialmente el rendimiento del deshumidificador. Lo ideal es cuando sabes cuántos litros de agua puede eliminar el deshumidificador a una temperatura de unos 25ºC y con una humedad entre el 60% y el 80%.
Refrigeración del cultivo indoor
Básicamente, hay dos maneras de enfriar el aire en la sala de cultivo. O sacas el aire caliente del espacio de cultivo y lo reemplazas por aire más frio del exterior, o usas aire acondicionado. La primera opción es generalizada entre los cultivadores caseros. La condición básica para su buen funcionamiento es que la temperatura del aire aspirado a la sala, no sea superior a la temperatura que quieres en tú área de cultivo.
Para una instalación básica, es suficiente con un ventilador de aire potente. Debe tener por lo menos 40 veces mayor flujo de aire que el volumen de la zona de cultivo. Para una sala de cultivo de 2x2x2, necesitarás un ventilador con potencia de intercambio de aire de 240m3/hora. Por supuesto, tiene que existir una apertura en la sala de cultivo, a través de la que el aire fresco se puede extraer por presión. Para una refrigeración aún más eficiente, instala un segundo ventilador de entrada de aire. Suele tener la mitad de la potencia del ventilador de escape.
Como ya hemos dicho, una refrigeración por ventilador es efectiva en lugares donde el aire exterior es más frío que la temperatura deseada en el interior de la sala de cultivo. Sólo ten cuidado durante los días extremadamente calurosos. A corto plazo, este problema se puede solucionar poniendo una toalla húmeda u otra tela cerca de la abertura. Siempre y cuando esté suficientemente húmeda, enfriará el aire que fluye alrededor. Si logras que un poco de agua fluya lentamente por la toalla, el efecto de enfriamiento será mejor y más duradero. Esta técnica se llama “wet wall” y se usa para refrescar grandes invernaderos. El aire se sopla a través de bloques de papel que están constantemente humedecidos. El efecto de refrigeración es demasiado en nuestro caso. Para salas de cultivo interiores, sin embargo, la solución más adecuada es un aire acondicionado.
Aire acondicionado para cultivo interior
l aire acondicionado necesita tener la potencia necesaria para funcionar correctamente. Para adquirir un aire acondicionado ordinario es suficiente para escoger la capacidad de refrigeración, según el tamaño de la habitación, o más precisamente, su volumen. Normalmente, un metro cúbico requiere 30 vatios de capacidad de refrigeración.
Sin embargo, esto no es suficiente cuando escogemos el aire acondicionado adecuado para la sala de cultivo. En este caso, es necesario saber cuántos vatios producen las fuentes lumínicas y otros aparatos instalados (por ejemplo, generador de CO2). Si tienes seis lámparas de sodio de 600W en tu sala de cultivo, necesitas una capacidad de refrigeración de por lo menos 3.600w.
A fin de asegurar que el aire acondicionado hace su trabajo correctamente, cuenta con 30W adicionales para cada metro cúbico de la sala de cultivo. Por ejemplo, si la antes mencionada sala de cultivo tiene 30m3 añade 900 W.
La capacidad requerida de refrigeración en este caso es por lo menos de unos 4500 W. BTU (British Thermal Unit) se usa como unidad de medida de refrigeración. 1W/h (vatio por hora) es igual a 3.412BTU. Multiplica los 4.500 W calculados por 3.412 y obtendrás 15.355BTU – es la potencia de refrigeración mínima necesaria para refrigerar un área de cultivo de 30m3 con seis lámparas de sodio de 600W.
Es importante señalar que es mejor utilizar una potencia de refrigeración un poco más alta, lo que significa que un aire acondicionado con una capacidad de refrigeración de 20.000BTU sería la mejor solución en este caso. Sin embargo, el aire acondicionado no debe ser sobredimensionado, porque la entrada de aire demasiado frio podría causar un apagón.
La solución óptima
La mejor manera de conseguir una temperatura y humedad óptima en tu sala de cultivo es una combinación de aire acondicionado, calefacción, deshumidificación y humidificación del aire. Las cuatro características deben combinase perfectamente y deben ser controladas idealmente por una sola unidad de control. En ese caso, vas a tener unas condiciones climáticas ideales durante cada etapa del ciclo de vida de tus plantas, y tendrás éxito todo el tiempo.