Semillas: las ventajas

Soft Secrets
22 Apr 2016

La naturaleza se lució al inventar las semillas.


Son pequeñas, portátiles y conservan su capacidad de germinación durante muchos años si se guardan en buenas condiciones. En un pequeño recipiente hermético en la nevera cabe una colección completa de variedades de cannabis de todo el mundo. Las semillas son mucho más prácticas que los esquejes ya que no hay que mantener una planta madre viva durante todo el año. Para el autocultivador doméstico que quiere probar buenas y variadas genéticas, las semillas son sin duda la mejor opción. 

Hoy en día, más del 90% de las semillas de cannabis psicoactivo vendidas en el mundo son feminizadas. El cultivador no necesita eliminar las plantas macho ya que cada semilla sembrada da lugar a una hembra. Muchos eligen, además de feminizadas, variedades de semillas autoflorecientes que se pueden plantar en cualquier momento del año, ya que crecen y florecen sin tener en cuenta el fotoperiodo.

Aunque las semillas feminizadas y autoflorecientes son muy prácticas, también esconden algunos inconvenientes. Con tantas feminizadas ya no hay muchos cultivadores que utilicen semillas regulares, por lo que no tienen acceso a plantas macho con las que polinizar las plantas hembra. Sin machos se pierde uno de los mayores placeres del autocultivo de cannabis, la posibilidad de realizar tus propios híbridos, cruzando las mejores plantas de cada temporada. Aunque habitualmente cultivemos a partir de semillas feminizadas, en mi opinión, es importante que todos los cultivadores cultiven de vez en cuando variedades con plantas de ambos sexos, sólo así mantendremos en nuestras manos el poder de seguir cultivando, si algún día las autoridades decidiesen prohibir la venta de semillas. Los machos permiten que cualquier cultivador haga nuevas semillas cada año de manera muy sencilla y totalmente gratis.

Muchos cultivadores desprecian las semillas por su variabilidad. Aunque pertenezcan a la misma variedad, cada semilla da lugar a una planta única, ligeramente distinta de sus hermanas y, tal vez, con características increíbles. Con los esquejes esto no sucede: todos los esquejes de la misma planta madre son exactamente iguales, ninguno es mejor que la madre. Pero esa homogeneidad, aunque resulta muy práctica en grandes cultivos comerciales, porque todas las plantas tardan los mismos días en florecer, tienen el mismo aroma, aspecto, potencia y psicoactividad, también supone la principal debilidad de los esquejes, ya que todas las plantas comparten asimismo las mismas debilidades. Una planta madre proclive a coger hongos, atractiva para las moscas blancas, con un sistema de raíces poco vigoroso o con tallos finos que se quiebran con facilidad transmitirá estas características exactas a cada esqueje que se saque de ella. Una plantación de esquejes carece de diversidad genética, al ser todas las plantas idénticas si aparece una plaga o una enfermedad para la que no tengan defensas podría acabar con toda la cosecha. Partiendo de semillas, aunque sean de la misma variedad, siempre hay una cierta diversidad genética que hace que su grado de resistencia frente a plagas o enfermedades varíe de unas a otras, aunque unas sufran otras sobreviven y el cultivador nunca pierde la cosecha completa.

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