Ventilaci n y aire acondicionado en interior

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11 Apr 2013

Si estás harto de que el calor te impida cultivar en interior en verano, cansado de luchar contra la humedad ambiental, preocupado por los olores que puedan salir de tu armario o por el ruido que hace el gran extractor que necesitas para ventilarlo, tal vez ha llegado la hora de incorporar un aparato de aire acondicionado al sistema y disfrutar, por fin, de un control total del clima. Conoce las ventajas de los distintos sistemas (portátiles, splits, de ventana) y aprende a calcular la potencia necesaria en función de las características del cultivo. Ahora es el momento de elegir y montar el aire acondicionado para tenerlo en verano a pleno rendimiento.


La clave del éxito en el cultivo de interior está en lograr un clima perfecto

Los bancos de semillas afirman que el éxito de un interior depende de escoger una buena genética, los fabricantes de abonos cuentan que sólo una correcta combinación de productos logrará el cogollo perfecto y hasta los productores de macetas aseguran que sus tiestos son la piedra angular del cultivo de interior, sin embargo, el auténtico secreto para lograr una buena cosecha con luces artificiales reside en algo mucho más complicado: el clima. El medioambiente donde viven las plantas es el factor más importante para lograr el éxito.  Por supuesto, la genética, los abonos, el sustrato y hasta la maceta también tienen su importancia en el resultado final, pero es prácticamente imposible obtener buenos resultados si el clima no es el adecuado. Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos del clima? Tres son los factores determinantes del clima en un cultivo de interior: la temperatura, la humedad ambiental y la cantidad de CO2 en el aire.

Temperatura

Las plantas de cannabis son capaces de sobrevivir en un rango muy amplio de temperaturas pero, para obtener una buena cosecha, es necesario mantener el cuarto de cultivo cerca de los valores óptimos: entre 22 y 24º C con las luces encendidas. Por debajo de 20º las plantas crecen más lentamente y no son capaces de absorber tantos nutrientes. En el otro extremo, si las temperaturas suben de 25º las plantas necesitan dedicar más energía a mantenerse frescas y les queda menos para desarrollarse por lo que la cosecha se reduce. Por encima de 31º C la planta vive estresada y luchando para no deshidratarse; en estas condiciones,  tanto la producción final como la calidad de los cogollos se ven afectadas.

El cannabis agradece que haya una cierta diferencia de temperatura entre la noche y el día, pero no debe ser demasiado grande para evitar que la humedad se eleve excesivamente con las luces apagadas. Hay que evitar que la temperatura nocturna bajé de 15-16º C, aunque, si es posible, es aún mejor mantenerla entre  18 y19º C. 

Humedad ambiental

La humedad ambiental del cuarto de cultivo influye en el ritmo de traspiración de las plantas, cuanta más humedad hay, menos transpiran. Los niveles muy altos de humedad (superiores al 80%) reducen tanto la traspiración que pueden llegar a ser perjudiciales, ya que el flujo de nutrientes desde las raíces a las hojas se detiene si las plantas no traspiran. Por otro lado, cuando la humedad es muy baja las plantas deben emplear mucha energía en la traspiración para mantenerse frescas, y el ritmo de crecimiento y la producción de cogollos se resienten. 

El nivel ideal de humedad para que las plantas se encuentren cómodas es entre 60 y 70%, y este el nivel recomendado durante la fase de crecimiento y el principio de la floración. Cuando los cogollos empiezan a engordar, si la humedad ambiental es elevada, pueden aparecer hongos con facilidad. Durante la segunda mitad de la floración conviene mantener la humedad alrededor del 50% o incluso algo más baja.

Los acondicionadores de aire enfrían y secan el ambiente, manteniendo baja la humedad ambiental. Muchos modelos tienen una función deshumidificador en la que retiran humedad del aire pero no enfrían que resulta muy útil durante los meses fríos, cuando la temperatura no es un problema pero la humedad sí.

CO2

Las plantas consumen CO2, que toman del aire, durante la fotosíntesis. De él extraen el carbono con el que fabrican los carbohidratos de los que se alimentan, la energía que las mantiene vivas. La cantidad de CO2  presente en la atmósfera es de unas 400 ppm (partes por millón). En los cultivos al aire libre, el viento mueve constantemente el aire que rodea las plantas, ofreciendo un suministro inagotable de CO2. En interior, sin embargo, las plantas consumen enseguida el CO2 que hay en la habitación, se hace necesario renovarlo para que puedan seguir creciendo.

En un interior sin aire acondicionado no suele faltar el CO2, ya que siempre hay un extractor en marcha para mantener la temperatura controlada. Con un aparto de aire acondicionado en el cuarto de cultivo la extracción deja de ser necesario para enfriar la habitación, pero no hay que olvidar su segundo cometido, renovar el CO2  del aire. No conviene mantener el extractor encendido siempre porque saca el aire que tanta energía ha costado enfriar y obliga al acondicionador a trabajar más intensamente y consumir más electricidad; pero debería conectarse al menos cinco minutos cada hora para renovar el CO2.

Los sistemas split son los más comunes en España y se encuentran entre los más eficientes, sobre todo los que cuentan con sistema inverter

El sistema ideal para mantener altos los niveles de CO2  sin hacer trabajar más al aire acondicionado consiste en instalar un generador de CO2 que vaya reemplazando el que consumen las plantas. Claro que estos generadores, para dar buen resultado, requieren además un controlador que mida el nivel de CO2 del aire y añada lo justo, un aparato muy sofisticado y bastante caro. Con un aire acondicionado y un generador de CO2 se puede configurar un sistema sellado, completamente independiente del exterior, que si siquiera requiere un extractor porque no necesita nada de fuera. La gran ventaja de los sistemas sellados es que son muy discretos, ya que no hay ruidosos extractores, ni riesgo de que un vecino detecte aromas sospechosos.

El kit de CO2  es una solución perfecta para grandes cultivos, pero resulta demasiado caro para la mayoría de los pequeños cultivadores domésticos, que suelen optar por programar el extractor para que se ponga en marcha cinco o diez minutos cada hora, asegurándose el suministro de CO2, aún a costa de perder algo de aire frío.

Sistemas de aire acondicionado

Aunque en España no son muy habituales, los sistemas de ventana han sido siempre los más utilizados por los cultivadores americanos, ya que son baratos y no requieren un instalador profesional.

  • Split: son los más comunes en España. Tienen dos elementos, una unidad exterior y otra interior, comunicadas por unas pequeñas mangueras por donde pasa el refrigerante. Son muy eficientes y silenciosos. Suelen ser más caros que los portátiles, pero ofrecen mejores prestaciones, menor consumo y una amplia gama de potencias y modelos. Aunque la mayoría dan entre  2,5 y 4 kWh, los hay hasta de 8 kWh. En la mayoría de los casos requieren ser instalados por un profesional, aunque hay algunos modelos que ya vienen preparados para que los instale fácilmente el usuario.
  • Multi Split: similares a los Split, pero con la particularidad de que llevan una unidad exterior de mayor potencia, capaz de alimentar dos o tres unidades interiores. Existe una gran gama de modelos y potencias y, al igual que los split, son muy eficientes y  silenciosos. El mayor inconveniente es que los tiene que instalar un técnico especializado, algo poco recomendable si el  espacio de cultivo está en marcha. Su ventaja principal respecto a los split es que sólo hay que instalar una unidad exterior.
  • Split sin unidad exterior: uno de los sistemas más novedosos. Tienen un aspecto similar a los equipos split pero la unidad exterior desaparece, integrándose en la interior. Deben instalarse en una pared que dé al exterior y sólo es necesario perforar dos agujeros de 16 a 20 cm de diámetro, para la entrada y salida del aire. Desde el exterior sólo se ven dos pequeñas rejillas de ventilación. Como llevan el motor en la unidad interior no son tan silenciosos como los Split o los multisplit. Aunque resultan bastante caros y actualmente no se encuentran muchos modelos, es de esperar que se popularicen cada vez más en los próximos años. No es necesario llamar a un profesional para instalarlos y son bastante eficientes. Indicados para aquellas situaciones en que no se pueda, o no sea recomendable, instalar una unidad exterior pero se quiera disfrutar de la eficiencia energética y la comodidad de un sistema split. Por ejemplo, en aquellas zonas de clima fresco donde no hace mucho calor en verano, podría resultar sospechoso que se viera un sistema de aire acondicionado.

Este cultivador ha conseguido eliminar el problema del olor en aire expulsado por un acondicionador portátil construyendo una caja de poliestireno para encerrar el filtro antiolor de carbón activo y a la que entran los dos tubos de salida de aire caliente de los dos acondicionadores portátiles. Para conseguir suficiente potencia de extracción ha conectado dos extractores en paralelo con una conexión en Y.

  • Portátiles: son aparatos relativamente baratos y muy cómodos puesto que su instalación es extremadamente sencilla. Sin embargo, tienen algunos inconvenientes bastante molestos. No son, ni mucho menos, tan eficientes como los split o los sistemas de conductos;  además la mayoría tienen una potencia refrigerante de entre 2 y 3 kWh y sólo los más potentes llegan a 4 kWh.

Dejando de lado la eficiencia y la potencia, el principal inconveniente de los acondicionadores de aire portátiles es que el aire caliente que expulsan al exterior lo cogen del interior, lo que acarrea dos importantes consecuencias. Por un lado, resulta muy ineficiente gastar energía en enfriar el aire de una habitación y, al mismo tiempo, utilizar ese aire frío para refrigerar el aparato y expulsarlo al exterior. Además, si las plantas están en floración, el aire expulsado estará impregnado de olor, con los riesgos que implica. Como nadie desea que su edificio huela como una plantación, los cultivadores han tenido que desarrollar soluciones para eliminar el olor del aire antes de sacarlo al exterior.  El sistema más seguro implica usar un filtro de carbón activo pero también hay quien usa generadores de ozono o incluso productos antiolor como Ona o Neutralizer, aceites esenciales que neutralizan el olor a cannabis.

Últimamente están empezando a comercializarse aparatos portátiles de doble conducto con los que desaparece el problema del olor, ya que el aire caliente que se expulsa por uno de los conductos no se toma del interior, sino que llega, por el otro conducto, del exterior. El doble circuito de aire mantiene dentro el olor y el frío, mejorando la eficiencia y la seguridad.

Aunque aún no se encuentran en Europa, en Estados Unidos hay aparatos portátiles de doble conducto y altas prestaciones (hasta 18 kWh) diseñados para enfriar carpas y grandes espacios, allí los usan en cultivos a gran escala de los clubs.

  • De ventana: Los aires acondicionados de ventana son los más habituales en muchos países pero, en España, resultan incluso difíciles de encontrar. No son tan eficientes como los split, pero suelen ser baratos y potentes, además de resultar muy prácticos para el cultivo ya que no requieren instalación. Deben situarse en una ventana con la parte delantera del aparato dentro de la habitación y la trasera en el exterior. Al igual que los sistemas split, los acondicionadores de ventana tienen dos circuitos de aire separados que no se mezclan. El aire del cuarto de cultivo entra en el acondicionador, se enfría y vuelve a salir. En la parte exterior, el acondicionador coge aire lo utiliza para refrigerar el condensador y lo vuelve a expulsar al exterior. Gracias a que el aire del interior nunca sale al exterior no hay problemas con que escape el olor de las plantas.
  • De conductos: Los split son muy silenciosos en el interior porque la mayor parte del ruido la hace la unidad exterior

Son sistemas con una unidad central que produce el aire frío y una serie de conductos que lo reparten por toda la casa. Lo mejor es que son muy eficientes y silenciosos. Lo peor es que resultan caros y deben ser instalados por un profesional, algo poco recomendable si el cultivo ya está en marcha, aunque pueden ser una buena solución si se instalan previamente.

Sistemas on/off y sistemas inverter

Los acondicionadores tradicionales no pueden trabajar a media potencia, o están encendidos o están apagados, son lo que se denominan acondicionadores on/off.  Cuando la temperatura sube se ponen en funcionamiento y cuando baja se paran. Si el aparato es mucho más potente de lo necesario (o estamos en una época no muy calurosa), sólo necesitará unos minutos para enfriar el cultivo y se pasará la mayor parte del tiempo apagado. El problema es que la mayoría de los cultivadores no sólo utilizan el aire acondicionado para enfriar el cultivo. Además, y gracias a sus propiedades deshumidificadoras, les sirve para mantener la humedad ambiental controlada; pero, para hacerlo, debe estar en funcionamiento. Si se para no deshumidifica.

En cambio, si la potencia del aparato es insuficiente para lo que se le pide, estará siempre encendido y deshumidificando pero no conseguirá la temperatura óptima. Un sistema de la potencia adecuada estará encendido y deshumidificando casi siempre en los días más calurosos del verano, cuando se le exige al máximo, pero se apagará a menudo en épocas menos calurosas y habrá que combinarlo con un deshumidificador.

Sacando los balastros del cuarto de cultivo se puede reducir hasta en un 30% el calor generado por las lámparas

Frente al tradicional sistema on/off, ya hace años que se empezaron a comercializar acondicionadores de aire con tecnología inverter. Aunque parezca un simple argumento de venta, esta tecnología está basada en un nuevo enfoque, mucho más eficiente, sobre cómo deben trabajar un aire acondicionado.

Los sistemas inverter tienen la capacidad de regular la velocidad del compresor para que trabaje a sólo una fracción de su capacidad total. Como el encendido es el momento en que se gasta más energía, estos sistemas consumen mucho menos ya que permanecen en marcha casi todo el tiempo, aunque a menor potencia.  Las ventajas son numerosas: la temperatura se mantiene constante, sin los altibajos típicos de los sistemas on/off, el consumo es mucho menor porque se evitan los arranques y el motor trabaja más desahogado, lo que aumenta su eficiencia y su vida útil. Los equipos con tecnología inverter llegan a consumir un 30% menos de electricidad a lo largo del año, lo que supone un ahorro considerable que compensa sobradamente el mayor precio de estos aparatos.

Los aire acondicionados con bomba de calor y tecnología inverter suelen ser los más eficientes del mercado, especialmente si se tiene en cuenta su consumo a lo largo de todo el año, tanto en refrigeración como en calefacción ya que el sistema inverter también mejora la eficiencia de la bomba de calor.

La etiqueta energética

Todos los acondicionadores de aire a la venta deben llevar una etiqueta energética donde se indican los valores más importantes a tener en cuenta a la hora de adquirir uno.

Los acondicionadores de aire secan el ambiente haciendo innecesario el uso de un deshumidificador

  • Clase de eficiencia energética: Hay siete clases (de la A a la G) y se otorgan teniendo en cuenta en índice de eficiencia energética y indica la eficiencia del aparato, la clase A es más eficiente y la G la menos eficiente. Los acondicionadores de aire portátiles y compactos requieren una menor eficiencia energética para conseguir la clase A que los split y multi-split, por lo que un split de clase A siempre resulta más eficiente que un portátil de clase A.
  • Consumo de energía anual en kWh: Calculado como el producto de la potencia nominal de entrada del aparato (los kWh que consume) por una media de 500 horas al año en modo refrigeración a carga completa. Si el aparato consume 1 kWh, la etiqueta indicará que el consumo de energía anual será de 500 kWh pero ese dato no tiene nada que ver con el consumo real que tendrá cuando esté en funcionamiento, ya que puede que se encienda muchas más de 500 horas al año. 
  • Capacidad de refrigeración: Refleja la cantidad de frío que pueden producir en una hora y se expresa en kilovatios/ hora (kWh). En ocasiones se usan otras unidades como frigorías/hora, kilocalorías/hora o BTUs, aunque la más común hoy en día es el kilovatio. En cualquier caso no es difícil pasar de unas a otras teniendo en cuenta que:

1kWh = 1.000 Wh =860 frigorías/h = 860 kcal/h = 3.440 BTU

  • Índice de eficiencia energética: (EER) es el número más importante de toda la etiqueta pues indica la eficiencia del aparato o, en otras palabras, cuanto frío produce por cada vatio de electricidad consumido. Lógicamente, cuanto más alto sea este índice, mejor.
  • Ruido (en db): indica el ruido que produce el aire acondicionado cuando está en funcionamiento. Los más silenciosos son los sistemas split, multi-split y los de conductos, mientras que los de ventana, los portátiles y los split sin unidad exterior son algo más ruidosos. Por supuesto todos los sistemas con unidad exterior son más silenciosos, porque no tienen en cuenta el ruido que se produce fuera sino sólo el de la unidad interior. En algunos cultivos de interior puede ser más problemático tener el ruido fuera, donde puede oírlo cualquiera, que dentro de un cuarto en el que sólo viven plantas. Generalmente los modelos más silenciosos emiten entre 20 y 30 dB y los más ruidosos por encima de 50 dB.

Los aparatos de aire acondicionado con bomba de calor tienen dos valores más,  capacidad de calefacción (en kWh) y clase de eficiencia energética en modo calefacción (de la A a la G),

Los aires acondicionados con bomba de calor reciben una doble calificación de eficiencia, una para el frío y otra para el calor, por lo que los más eficientes son los A/A.

Cálculo de la potencia necesaria  para un cuarto de cultivo

Si la salida del aire frío choca directamente contra las plantas puede dañar las hojas por deshidratación.

La primera consideración, a tener en cuenta, es que la potencia de aire acondicionado que se necesita en un cultivo de interior no tiene nada que ver con la que se emplearía si ese cuarto no estuviese lleno de lámparas y otros aparatos. Así que no se puede ir a una tienda a preguntar qué aparato necesito para este tamaño de habitación, ya que nos recomendarían uno completamente insuficiente. Hay que hacer los cálculos personalmente.

De todos los  elementos eléctricos presentes en un cultivo de interior, las bombillas de alta presión son, sin duda, las principales emisoras de calor, seguidas por los balastros de las lámparas, siempre que estén dentro del cuarto. La mayoría de los balastros permiten que el cable que va a la bombilla tenga hasta 20 metros de largo, por lo que se pueden situar fuera del cuarto de cultivo para que no contribuyan a calentarlo más. Esta simple medida puede reducir el calor emitido por la lámpara en un 30%, reduciendo la potencia de refrigeración necesaria para el cultivo entre del 10 al 20 por ciento, un ahorro muy considerable.

Para calcular qué potencia de refrigeración necesita un cultivo concreto se puede usar una regla básica en función de la cantidad total de vatios de luz: 1,5 kWh  (1.300 frigorías/hora) por cada kilovatio (1.000W) de luz.  Por tanto, un cuarto con dos lámparas de 600W requeriría  1,8 kWh de refrigeración, que equivalen a unas 1.500 frigorías. Como veremos más adelante en el cálculo detallado, esta cantidad puede resultar insuficiente si los balastros están dentro del cuarto de cultivo, la habitación es muy grande o sus paredes reciben mucha radiación solar.

El consumo eléctrico del aire acondicionado es bastante alto pero se puede reducir considerablemente con unas sencillas medidas. En primer lugar, siempre que sea posible, hay que mantener el equipo eléctrico fuera del cuarto de cultivo. No sólo los balastros y las bombillas producen calor, las bombas de agua y de aire, los ventiladores y los extractores también calientan el ambiente, aunque mucho menos. Se puede reducir el calor que una pared soleada trasmite al cuarto de cultivo cubriéndola interiormente con algún material aislante de los utilizados en construcción (corcho, poliestireno, lana de roca). Otra buena idea es instalar lámparas refrigeradas por aire, utilizando cool tubes o cualquier otro tipo de reflector al que se le pueda conectar un conducto de aire y un extractor. La refrigeración por aire de las bombillas reduce a la mitad la cantidad de calor que emiten.

Las estaciones meteorológicas permiten vigilar el clima interior y exterior con un sólo vistazo.

La siguiente tabla puede ayudar a calcular cuántos kilovatios de refrigeración son necesarios  para mantener un cultivo dentro de unos parámetros razonables incluso en verano siempre que las condiciones exteriores no sean extremas.  El cálculo tiene en cuenta seis elementos: volumen de la habitación, cantidad de lámparas y si están o no refrigeradas por aire, si los balastros de las lámparas están dentro o fuera del cultivo, cuántos vatios de equipo hay entre extractores, ventiladores, bombas de agua, etc.  y,  por último, si las paredes de la habitación dan al exterior y reciben sol directo. Con todos estos datos y aplicando los multiplicadores indicados en la tabla se obtiene un resultado total que indica los vatios de refrigeración necesarios para el cultivo. Dividiendo la cifra entre mil se obtiene el dato en kilovatios. A la hora de comprar el aparato de aire acondicionado conviene escoger un modelo de una potencia ligeramente superior para tener cierto margen en los días más cálidos del verano.

Usaremos como ejemplo dos cuartos de cultivo diferentes, ambos iluminados por dos lámparas de 600 W. El  cuarto de cultivo A (3m x 2m x 2,7m), cuenta con dos lámparas  no refrigeradas, los balastros están dentro de la habitación y una de las paredes da al exterior y recibe sol todo el día. Aunque el tamaño del cuarto B es exactamente igual que el del cuarto A, el cultivador ha instalado un falso tabique para partirlo por la mitad (1,5 x 2 x2,7m) de modo que el acondicionador de aíre sólo enfría la zona donde están las lámparas y las plantas, mientras que, en la otra, están los balastros, depósitos de abonos, etc. Las lámparas están montadas en reflectores refrigerados por aire, como los cool tube. La pared que recibe sol por el exterior queda fuera de la zona de plantas pero, además, el cultivador la ha recubierto interiormente con un material aislante para evitar que entre el calor del exterior.

Características de los cuartos de cultivo

Cultivo / Volumen de la habitación / Iluminación no refrigerada / Iluminación refrigerada / Balastros en la habitación / Paredes soleadas / Resto de equipo sin luces

  • A / 16,2 m3 / 1.200 W / 0 / 1.200 W / 5,4 m2 / 200 W
  • B / 8,1 m3 / 0 / 1.200 W / 0 / 0 / 200 W

Calculo detallado de las necesidades de refrigeración

Concepto

Formula

  • Volumen del cuarto de cultivo en m3

m3 x 50

Cultivo A: 810

Cultivo B: 405

  • Lámparas no refrigeradas en vatios

W x 1,2

Cultivo A: 1.440

Cultivo B: 0

  • Lámparas refrigeradas  en vatios

W x 0,6

Cultivo A: 0

Cultivo B: 720

  • Balastros dentro del cuarto de cultivo en vatios

W x 0,5

Cultivo A: 600

Cultivo B: 0

  • Superficie de paredes soleadas en m2

m2  x 100

Cultivo A: 540

Cultivo B: 0

  • Resto de equipo sin luces en vatios

W x 1

Cultivo A: 200

Cultivo B: 200

  • TOTAL

Cultivo A: 3.590 W

Cultivo B: 1.325 W

El cuarto A requeriría un aire acondicionado de 3,59 kWh (3087 frigorías/hora). Como vemos es mucho más de lo que resulta de aplicar la fórmula básica de 1,5 KWh por cada 1000w de luz, que daría 1,8 kWh,  pero hay que tener en cuenta que las bombillas no están refrigeradas (si lo estuvieran se ahorrarían 0,72 kWh), los balastros están dentro del cultivo (0,6 kWh), hay una pared soleada (0,54 kWh) y el cuarto es relativamente grande (dos luces de 600 caben en un cuarto de la mitad de tamaño, lo que ahorraría 0,4 kWh). El cultivador de cuarto B ha corregido todos estos aspectos y ha conseguido reducir sus necesidades de refrigeración a tan sólo 1,33 kWh , ¡Un 60% menos que el cultivo A!

Consumo de un acondicionador de aire

Después de calcular la potencia refrigerante que necesita, el cultivador puede escoger, entre los distintos tipos y modelos de aire acondicionado, el que mejor se adapte a sus necesidades y su bolsillo. Se pueden encontrar aparatos split, compactos y portátiles de distintas potencias aunque su eficiencia no es la misma. Según el modelo y la marca los precios pueden oscilar entre 300 euros los más baratos y menos eficientes y más de 2000 euros para los modelos inverter de las mejores marcas. A la hora de tomar la decisión no sólo hay que tener en cuenta el precio del aparato; la eficiencia energética es tanto o más importante, teniendo  en cuenta que estará funcionando muchas más horas a lo largo del año, que en un uso doméstico tradicional.

Entre un modelo split de clase A y uno de clase G puede haber una diferencia de consumo eléctrico de más del 50 por ciento, pero entre ese mismo split de clase A y un portátil de clase G el consumo aumenta en más de un cien por cien. Es decir, un portátil de clase G gasta el doble de electricidad para generar la misma cantidad de frío.

Conociendo el índice de eficiencia energética (EER) de cada aparato y la potencia de refrigeración que necesitamos, podemos calcular cuanta electricidad consumirá el aire acondicionado aplicando la siguiente fórmula:

kWh de refrigeración / EER = kWh de consumo eléctrico

En el ejemplo anterior calculamos que necesitaríamos 3,59 kWh para refrigerar el cuarto de cultivo en su estado actual y 1,33 kWh si efectuamos varias mejoras. La siguiente tabla muestra las diferencias de consumo entre distintos tipos de aparatos, en función de su índice de eficiencia energética para conseguir 3,59 y 1,33 kWh de refrigeración.

¿Cuántos KWh de electricidad hacen falta para conseguir 3,59 kWh de refrigeración?

Tipo y clase

EER

Potencia 3,59 kWh

Potencia 1,33 kWh

  • Split clase A

3,20

1,12 kWh

0,41 kWh

  • Split clase G

2,20

1,63 kWh

0,60 kWh

  • Portátil clase A

2,60

1,38 kWh

0,51 kWh

  • Portátil clase G

1,60

2,24 kWh

0,83 kWh

Comparativa de consumo entre aparatos de distintos tipos y clases de eficiencia energética

Como vemos, según la eficiencia energética del aparato y lo bien diseñado que esté el cuarto de cultivo, el consumo eléctrico de un acondicionador de aire puede variar mucho. Un sistema con lámparas refrigeradas, bien aislado y en el que los balastros de las lámparas y la mayor parte del equipo eléctrico estén instalados fuera del cuarto de cultivo, necesitará una potencia de refrigeración relativamente pequeña, por lo que consumirá menos energía en refrigeración que en iluminación.

Sin embargo, en un sistema poco pensado donde todos los equipos que desprenden calor se encuentran en el mismo cuarto en que crecen las plantas, la potencia de refrigeración debe ser mucho mayor y, en consecuencia, el consumo eléctrico del acondicionador de aire puede llegar a ser el doble de lo que gastan las lámparas.

Un cuarto de cultivo bien diseñado y equipado con sistema split de clase A puede conseguir la temperatura óptima para las plantas con un gasto eléctrico de sólo el 20 por ciento de lo que necesitaría un portátil de clase G para enfriar un cultivo mal diseñado.

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