Plantas pequeñas vs plantas grandes

29 Jan 2020

Cuando nos planteamos un cultivo de cannabis, tenemos que tomar una serie de decisiones. Una de ellas es la de cultivar unas pocas plantas de gran tamaño o muchas pero más pequeñas. Cada método conlleva una forma de trabajar, un tiempo y unos resultados algo diferentes, por lo que es el propio cultivador el que debe valorar la elección en función de las características de su zona de cultivo y de sus circunstancias personales.


Pros y contras

Podemos cultivar cannabis de muchas maneras, utilizar distintas técnicas o sistemas que nos faciliten más o menos el trabajo o que nos reduzcan el tiempo que debemos emplear y que mejoren los resultados tanto en calidad como en cantidad de las cosechas. Elegir entre un cuarto o jardín lleno con pocas plantas grandes, o muchísimas plantas, pero pequeñas, influye directamente en toda la organización y desarrollo del cultivo.

Esto sucede tanto en interior, donde podemos controlar más facilmente el tamaño de las plantas, como en exterior, donde también podemos utilizar distintas técnicas para que las plantas se conviertan en gigantescos monstruos de cannabis, o que sean de menor tamaño y pasen inadvertidas.

¿Qué sistema es el mejor?

En principio, ninguno de los dos es mejor ni tampoco peor. De las dos formas se pueden obtener muy buenos resultados, con producciones muy elevadas y marihuana de excelente calidad. La diferencia está en que cada sistema tiene sus ventajas y particularidades.

Un cultivador sin grandes necesidades o que no quiera emplear demasiado tiempo en su cultivo, puede decantarse por sembrar solo unas pocas semillas de buen tamaño, con las que obtener la suficiente cantidad para autoabastecerse. Sin embargo, para otros cultivadores, ya sea por disponer de un espacio reducido, por querer optimizar al máximo la producción o por otras muchas causas, puede que la mejor opción sea plantar el máximo número de plantas posibles, pero de un tamaño mucho más reducido.

En principio, y según las pruebas realizadas por la mayoría de cultivadores, en los cultivos bajo lámparas de interior, cuantas más plantas por m2 dispongamos debajo de cada bombilla, más producción obtendremos. Eso si todos los pasos se siguen correctamente y las condiciones del cultivo son las apropiadas.

Aún así, ya sea por tiempo, por comodidad o por no tener incontables esquejes y plántulas en el cuarto de crecimiento, además de otras tantas en el cuarto de floración, la mayoría de los cultivadores tienden a usar macetas de buen tamaño que den buenos ejemplares y una buena cantidad de gramos, antes que poner muchas plantas, aún siendo la producción algo menor.

En exterior, dificilmente igualaremos la producción de una planta sacada al principio de la temporada y ya algo crecida, que además disponga de un buen terreno para su desarrollo, con sacar varias plantas más pequeñas. En cambio, aunque varias plantas no nos den la misma producción que una planta de varios metros, ni sean tan llamativas, sí serán mucho más discretas y fáciles de controlar y cosechar.

Cultivo exterior

Un cultivo de exterior con plantas gigantes en las que la producción por planta sea de kilos no tiene comparación con ningún otro tipo de cultivo al aire libre. A todo cultivador le enorgullece ver sus plantas más altas que él mismo. Con tiempo y medios suficientes, cultivar plantas grandes en exterior es una labor muy agradecida.

El problema está en la dificultad que conlleva sacar adelante una tarea de este calibre. No es imposible, pero implica mucha más preparación y desarrollo. Se necesita empezar el cultivo lo más pronto posible que las horas de sol y el tiempo lo permitan, y a poder ser, con plantas algo desarrolladas previamente bajo lámparas, además si el fotoperiodo exterior no es adecuado, conviene darles un apoyo lumínico para que no florezcan.

Tendremos un mayor consumo de agua y abonos. Además, las plantas de gran tamaño llevan un tiempo de trabajo y control bastante superior. Posiblemente tengamos que tutorarlas y atarlas de mil maneras para que no se quiebren las ramas. En caso de cultivar en macetas, nos será imposible moverlas si la planta es de grandes dimensiones.

La detección y en su caso el tratamiento de hongos y plagas será mucho más complicado y puede que imposible con plantas que midan varios metros de altura. Las plantas grandes son también mucho más fáciles de ser descubiertas por la policía o por los ladrones. La cosecha, aunque más agradecida por la gran cantidad de cogollos de buen tamaño, será más tediosa, difícil de organizar y llevará mucho más tiempo para ser terminada.

Por otra parte, aunque la producción con varias plantas sea menor, en muchas situaciones puede ser una buena forma de asegurarse que todo salga bien en otoño. El cultivo de plantas pequeñas en exterior es mucho más sencillo y discreto. Si no queremos plantas colosales, podemos empezar nuestro cultivo en los meses de junio, julio o incluso agosto con algunas variedades.

Son varios meses menos de trabajo y preocupaciones que si las sacamos al exterior en febrero o marzo. Nos será mucho más fácil trabajar con ellas y realizar cualquier control de enfermedades y plagas, así como su tratamiento.

Si las tenemos en maceta y llueve en exceso o el tiempo por las noches es demasiado adverso, es mejor desplazarlas y llevarlas a un sitio donde estén más resguardadas. Podremos cultivar variedades que se cosechen en distinto momento para que no se nos amontone toda la cosecha el mismo día. Además, en la variedad está el gusto, y con más plantas tenemos más posibilidades de introducir muchas más variedades de plantas.

Las semillas autoflorecientes son también una excelente opción para cultivar en exterior. Con ellas conseguimos obtener varias cosechas en un mismo año. Aunque cada día son más grandes, de momento tienen un tamaño discreto, además de cosecharse en muy pocas semanas desde la germinación.

También hay que tener en cuenta el número de semillas que deseamos plantar, ya que estas también conllevan un gasto importante si vamos a plantar muchas. Otro punto a tener en cuenta con las autoflorecientes, que a la vez es bueno y malo, cada dos o tres meses debemos cosechar.

La parte buena es que no hay que esperar a finales de septiembre, octubre o en los casos más complicados a noviembre o diciembre para tener cosecha. Si estamos listos a principio de la temporada y el tiempo acompaña, en marzo o junio podemos estar probando ya seca nuestra primera tanda de autoflorecientes. La parte mala es que si realizamos varios cultivos de autoflorecientes, también tendremos que cosechar varias veces, e intentar que nadie detecte nuestro olor en más ocasiones.

Cultivo interior

En los cuartos de interior, la situación es algo distinta. Debemos adecuar el tamaño de nuestras plantas al espacio de cultivo disponible, y los recursos han de aprovecharse al máximo, en especial la iluminación y la electricidad que consumimos. Debemos rentabilizar todo el gasto que realicemos y el tiempo empleado para que la cosecha g/w entre dentro de unos mínimos.

Cuando hablamos de cultivar bajo lámparas, las plantas excesivamente grandes no son la mejor opción. La luz interior no penetra igual ni tiene la misma intensidad ni movimiento que la luz solar, por lo que si las plantas son excesivamente grandes, no llega la cantidad suficiente de luz a las partes bajas de las plantas, y por tanto los cogollos inferiores no se desarrollarán ni formarán adecuadamente.

Introducirlas primero a floración con un tamaño más reducido y podar aquellas zonas donde la luz apenas llega ayuda a que las partes bien iluminadas formen cogollos grandes y maduros. Hay que tener en cuenta para calcular las plantas que vamos a emplear para el espacio disponible que las plantas seguirán creciendo, aún durante un tiempo mayor o menor en la fase de floración. Según la genética, pueden llegar a doblarse, o incluso triplicar su tamaño en el caso de las variedades Sativas más puras.

Cuantas más plantas y más pequeñas ponemos debajo de un foco, más producción tenemos. La dificultad está en el gran número de madres y de esquejes de los que hay que disponer. Por ejemplo, para un armario de 1 m2 podemos optar por infinitas opciones, entre ellas cultivar entre 4 y 9 plantas en macetas de 18 o 25 litros, poner 25 macetas de 7 litros sin sitio entre ellas o preparar 100 esquejes en macetas de 2 litros, sin tampoco sitio entre ellas que den tres o cuatro ramas con buenos cogollos.

La opción más productiva si el cuarto esta optimizado y la genética es la apropiada será la de meter 100 plantas. El tiempo de crecimiento será mucho menor y por lo tanto el gasto de luz también. Sacaremos más cosechas al año y además nos será más fácil controlar cualquier enfermedad o plaga.

También hay que tener en cuenta que una cosecha rápida de plantas pequeñas da mucho menos tiempo a que pueda surgir cualquier tipo de problema. Las plantas pequeñas son casi todo cogollo y se cosechan en tiempo récord.

Si además disponemos de una buena genética, que nos dé una buena cola principal y dos o tres cogollos secundarios de buen porte, la cosecha puede ser espectacular. El ejemplo del armario de 1 m2 puede dar lugar a pensar que aquellos cultivadores que disponen de menos plantas, pero de más tamaño están en un error.

No es así, producen algo menos, pero la forma de trabajar es mucho más llevadera. Además de que llenar un armario de 1 m2 con 100 esquejes es una cosa y llenar 10 m2 con 1000 clones es una labor algo más compleja, que además requiere una infraestructura mucho mayor.

9 plantas son mucho más fáciles de mover y de tratar que 100. También debemos tener en cuenta nuestra experiencia, ya que unas plantas grandes y sanas siempre serán más resistentes a cualquier error que cometamos o problema que puedan presentarse.

El riego es otro factor a tener mucho en cuenta. Las plantas en macetas pequeñas se secan con mayor facilidad, por lo que los riegos han de ser más habituales. Las plantas grandes tienen un sistema de raíces más fuerte y mayores reservas, por lo que resisten mejor cualquier tipo de estrés.

SOG

SOG o See Of Green es un método de cultivo que buscar maximizar la producción mediante cosechas rápidas con plantas pequeñas. Consiste en cultivar el mayor número de plantas por m2 con una sola rama principal y dos o tres secundarias.

Este puede ser el mejor sistema y puede que el único para aquellos cultivadores que disponen de un sitio muy reducido para cultivar, y que necesitan aprovechar al máximo cada hueco. Si queremos llevar a la práctica este sistema y sacar el mayor rendimiento, lo mejor es utilizar esquejes.

El periodo vegetativo se puede reducir muchísimo, por lo que el consumo de luz es muy inferior, ya que es en la etapa de crecimiento cuando se consume el mayor gasto en iluminación. Las variedades Indicas son también las más apropiadas para este tipo de cultivo.

Florecen en menos tiempo y sus cogollos son más pesados y duros. Las partes inferiores a las que la luz apenas llega debemos podarlas, para concentrar la energía en las puntas principales. Conviene tener también en perfecto estado unas cuantas buenas madres que nos den los suficientes esquejes para rellenar cada centímetro del cuarto de cultivo.

ScrOG

ScrOG O Screen Of Green es otro método utilizado para el cultivo de Cannabis, con el que se pretende obtener buenas cosechas exclusivamente con cogollos de buen tamaño. En este sistema al contrario que en el SOG, las plantas con las que se trabaja son de mayor tamaño.

Para este sistema se utiliza una malla que se coloca encima de las plantas. Los brotes nuevos que se van desarrollando se introducen por los agujeros de la malla. Es un sistema que conlleva un periodo vegetativo más largo pero que bien hecho puede llegar a producir casi tanto como cualquier otro sistema.

Las ramas de las plantas se introducen por la malla hasta que aproximadamente la mitad del cuarto haya sido ocupado. En ese momento, podemos poner las plantas a florecer, ya que durante las primeras semanas de floración terminaremos de rellenar el resto del espacio disponible. Una ventaja de este sistema es la poca cantidad de clones o semillas que necesitaremos para rellenar nuestro espacio de cultivo en comparación con el SOG.

A nivel personal y con los resultados obtenidos hasta ahora en cada cosecha en cuanto a calidad y cantidad, y tras haber realizado todo tipo de cultivos y aplicado casi todas las técnicas conocidas, podemos decir que la tendencia general es cultivar plantas grandes, tanto en interior como en exterior.

En exterior está claro que una planta grande es mucho más agradecida y productiva que un montón de plantas pequeñas, y supone una inversión bastante menor. Por otro lado, en interior no se buscan plantas tan grandes como en exterior, porque no sería nada productivo pero sí plantas que midan alrededor de un metro o metro y algo de altura con producciones entre 50-100 g/planta.

También, por experiencia propia y tras observar los cuartos de otros cultivadores, estamos seguros de que el sistema más productivo bajo lámparas es el SOG, pero que la mayoría de los cultivadores prefieren tener un número menor de plantas aunque estas sean de mayor tamaño y la producción a la larga sea algo inferior.

También nos hemos dado cuenta de que la mayoría de los cultivadores que utilizan el método ScrOG quedan muy satisfechos con su cosecha. Los cogollos son todos grandes y pesados, pero suelen dejar este sistema en pocas cosechas, por el trabajo que conlleva y el largo periodo de crecimiento que necesitan las plantas para poder ocupar todo el espacio disponible.

En cuanto a las autoflorecientes, son una excelente opción tanto para los cultivos de interior como para los de exterior. Tienen un tamaño y producción apropiado para ser cultivadas en interior, y en exterior podemos aprovechar su rápido desarrollo y floración para obtener varias cosechas en una misma temporada.

El problema de las semillas autoflorecientes es que no se pueden esquejar, por lo que hay que realizar un desembolso importante en semillas y para su cultivo en interior debemos mantener la iluminación encendida 20 horas al día, para sacarles el máximo rendimiento con el correspondiente gasto de luz que conlleva.