La apreciación del producto final (2da parte)

Exitable
10 Feb 2011

Cuando se trata de catar productos concentrados, ya sea hachís o un extracto obtenido con disolventes, la parafernalia de vidrio es lo único indicado para llevar a cabo la prueba. Nosotros nos centraremos en el hachís por su carácter artesanal, aunque las cualidades de un extracto de gran pureza se asemejan a las del hachís de alta calidad.


A pesar de ser muy distintas entre sí, estas tres muestras de hachís de primera se licuan por igual al calentarse, fundiéndose completamente.

El hachís de primera puede tener diversos tipos de aspecto: puede ser de color claro y tener una textura alimenticia, o ser negro y brillante. Al tratarse de un producto de carácter único, cada hachís tiende a tener un aspecto propio, y habrá que empezar a calentarlo para poder puntuar su presencia.

Un hachís de alta calidad reaccionará al calor licuándose y burbujeando, fundiéndose por completo. Hablando de fuentes de calor, los encendedores a gas quedan descartados; sobre todo, al fumar en pipa de entrega directa. La alternativa más accesible son las mechas de hilo de cáñamo procedente de cultivo ecológico recubiertas de cera virgen de abeja. Cualquier aficionado puede fabricarse su propia mecha fácilmente, o conseguirla en el mercado. En el lado más tecnológico, están los vaporizadores de punta cerámica (no confundir estos aparatos, tipo soldador, con los vaporizadores tipo Volcano y demás). Ambas alternativas son igualmente recomendables, aunque la opción más sencilla y natural tiene diversas ventajas: funciona en cualquier parte, sin necesidad de corriente eléctrica; su uso es más seguro; y su producción tiene un coste menor para el medio ambiente.

La presencia del concentrado de gran pureza se caracteriza por ser persistente. Tiene mucho recorrido, y acaba por dejar una cantidad mínima de residuos tras su combustión final.

Aroma y sabor

Ante todo, las cualidades organolépticas del cannabis herbal de máxima calidad son claras. Es decir, no están afectadas por la presencia de impurezas que enrarezcan el olor o el sabor característico de la resina de cada planta. Por eso mismo, puede hablarse de aroma. En cuanto al sabor, no es más que el aroma percibido a través de la boca, aunque este órgano adquiere especial relevancia en la cata de cannabis por su sensibilidad ante los agentes agresivos que pueda contener el humo.

Como afirmaba Brillat-Savarin, el afamado autor del primer tratado de gastronomía, Fisiología del gusto: "Estoy tentado de creer que el olfato y el gusto forman un solo sentido, cuyo laboratorio es la boca y la nariz su chimenea; para ser más exactos, una sirve para degustar las verdaderas sustancias y la otra para saborear sus gases".

Tanto el olor del producto herbal en sí, como el de su combustión, tendrán en común esa claridad distintiva mencionada anteriormente. Hay plantas cuyos aromas transicionan mejor que el de otras durante la combustión, pero ambos olores serán característicos. Por supuesto, hay multitud de plantas de poco interés para el catador debido a que los aromas en combustión de éstas resultan pobres, pero la marihuana de alta calidad no huele a yerba en ningún caso; su humo posee un carácter esencial. Por el contrario, el reconocible olor a marihuana es un buen indicador de que el producto herbal no tiene toda la calidad que podría.

Una prueba típica que suele formar parte de las catas de marihuana liada en papel consiste en inhalar antes de iniciar la combustión de la muestra. Si el gusto es fresco y limpio, todo va bien. A partir de ahí, la combustión debe ser completamente limpia y uniforme. Al igual que ocurre con los habanos, el gusto irá cambiando a medida que vaya consumiéndose el purito, haciéndose más robusto a partir del segundo tercio. Pero donde un producto herbal de alta calidad se desmarca del resto es en el último tercio, ofreciendo una fumada final de sabor sorprendentemente limpio y agradable.

Cuando podemos observar esta finura en la marihuana procedente de una planta de hachís, nos encontramos ante una yerba de gran valor. Obtener un producto herbal fino a partir de plantas criadas originalmente en la región del Hindu Kush para la elaboración de hachís supone, posiblemente, el logro más destacable que puede alcanzarse en la práctica hortícola del cannabis narcótico, ya que son las variedades menos adecuadas para ello. Estas plantas se caracterizan por la densidad de su masa vegetal, y esto dificulta sobremanera la posibilidad de lograr un producto herbal cuya fumada tenga un gusto limpio hasta la última calada.

En cuanto a los concentrados, existe la creencia de que el hachís de alta calidad sabe principalmente a hachís. Sin embargo, esto se debe a que, en muchos casos, la materia prima que usan los cultivadores está compuesta de distintas plantas. Cuando el hachís es de una sóla planta, o de dos que casen bien, el producto final tiene un aroma y un gusto propios. No obstante, ocurre lo mismo que con el cannabis herbal: hay plantas cuyo aroma transiciona mejor al sabor que el de otras.

De igual forma, el gusto en combustión -o, mejor dicho, en vaporización- de un hachís de gran pureza estará bien definido hasta prácticamente el final. Irá haciéndose más robusto a medida que avanza la fumada, pero sin adquirir el desagradable sabor a quemado que añadirían los restos vegetales y demás contaminantes. Aún así, es recomendable evitar inhalar el humo que produce la combustión residual que se produce al terminar de consumirse la muestra de hachís, ya que es cuando se queman las escasas impurezas presentes en cualquier hachís por muy alta que sea su calidad.

Efecto

Al igual que sucede en cualquier otro campo de cata, poco hay que decir acerca del efecto. El hecho de que este aspecto tenga la mayor importancia en los concursos cannábicos puede llevar a cierta confusión, pero su relevancia en la cata es marginal.

Basta con destacar que el cannabis narcótico de máxima calidad, ya sea en forma herbal o concentrada, es el que ha desarrollado todo su potencial, por lo que su efecto también estará expresado al máximo respecto a cualquier otra muestra de inferior calidad producida a partir de la misma genética.

Hay plantas con efectos muy fuertes debido a que su perfil de cannabinoides está compuesto por THC casi en su totalidad. Otras, por el contrario, pueden contener una gran cantidad de THC, pero también de otros cannabinoides y terpenos que redondeen el efecto, haciendo que éste sea más sutil. En cualquier caso, evitemos confundir el efecto con la potencia. El cannabis de mejor calidad es el que despliega todo el potencial genético de cada planta, sea cual sea el tipo de efecto que lo caracterice.

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