GUÍA DEFINITIVA PARA EL RIEGO

Elizabeth Erhardt
25 Jul 2022

Al comenzar nuestro autocultivo, una de las dudas más grandes que se presentan a menudo es la cantidad de agua que debemos utilizar. Tras haber publicado en la edición anterior una guía definitiva para el tamaño de la maceta, volvemos en esta edición con una guía definitiva para el riego, tratando de tomar en cuenta lo máximo posible los distintos factores que pueden influenciar la cantidad ideal de agua y la frecuencia de riego que necesitan nuestras plantas para desarrollarse a la perfección.


Artículo escrito para la edición nº4 de 2022 de Soft Secrets por yakandi.medicinal@gmail.com

 

TEMPERATURA, HUMEDAD, GENÉTICA, TAMAÑO Y NUTRIENTES

Son muchas las condiciones que determinan la cantidad de agua que debemos utilizar. Cuando nos encontramos en climas con altas temperaturas vamos a tener que regar más seguido. Podríamos encontrarnos en una situación en la que la temperatura es alta, pero también lo es la humedad y si nuestro cultivo no está expuesto directamente a la luz del sol, podría necesitar más riego a pesar de estar en temperatura alta. La genética de nuestras plantas también va a influenciar. En líneas generales, cuando tienes plantas con una genética que no es muy resistente a los hongos y a la humedad, será necesario regar menos.

También es necesario utilizar menos agua de riego en las plantas autoflorecientes, pues no desarrollan un sistema radicular y una estructura general tan amplia como las fotodependientes. En líneas generales la cantidad de agua depende del tamaño de la planta y del tamaño de la maceta. También debemos tomar en cuenta la cantidad de nutrientes que estamos utilizando, pues puede que una planta tenga una buena cantidad de nutrientes en un determinado momento, pero necesite mucha agua porque está haciendo calor. En este caso, si regamos con una gran cantidad de agua con nutrientes todos los días, podría ocurrir un exceso de nutrientes que quemará nuestras plantas, por lo que es recomendable alternar un riego con nutrientes y hasta 2 riegos con solo agua. El tipo de maceta utilizada también podría influenciar la frecuencia del riego. Si utilizas grandes macetas de más de 100 litros con, por ejemplo, tierra madre, éstas van a mantener la humedad por más tiempo que las macetas pequeñas. El material de la maceta también va a influir.

Las macetas de tela se secan mucho más rápido cuando hace calor, las macetas de materiales menos porosos, como el plástico y la arcilla, tienen menos capacidad de dejar fluir el aire (especialmente el plástico) y por lo tanto, mantienen más humedad y hay más riesgo de que ocurra un exceso de agua al fondo de la maceta y de que las raíces se pudran o se dañen. Por este motivo, es siempre recomendable tener un buen drenaje para el agua.

Yo, por ejemplo, coloco las plantas con el sistema de riego sobre una reja de metal separada del suelo. Otros prefieren colocar las macetas en bandejas y regar más cantidad de lo necesario, para no regar todos los días y dejar que la planta vaya tomando agua a medida que lo necesita. Esto último no es recomendable si el lugar de cultivo tiene alta humedad, pues podría favorecer la aparición de hongos y que se pudran las raíces. Quien opta por este método es normalmente porque no desea ir al lugar de cultivo todos lo días. Pero si está dentro de tus posibilidades, regar poco y seguido es más seguro que regar mucho de vez en cuando.

 

LA REGLA DEL 5% Y EL PESO DE LA MACETA

Por lo general, podríamos decir que es recomendable regar con una cantidad de agua que corresponda al 5% del volumen total de la maceta. Es decir, si tienes una maceta de 10L, utiliza medio litro. Si tienes una maceta de 20L, utiliza 1L. Para saber si es necesario volver a regar, puedes utilizar el truco de levantar la maceta y sentir su peso. Si está muy liviana, es hora de volver a regar. Sin embargo, esto sólo aplica cuando estamos haciendo un cultivo durante el cual hacemos varios trasplantes y cambiamos el tamaño de la maceta varias veces a lo largo del crecimiento de la planta. En este caso podemos siempre confiar en la regla del 5% y el peso de la maceta. Pero, ¿Qué ocurre cuando sembramos una semilla en una maceta grande que será la definitiva? No podemos confiar en la regla de 5%, porque si lo hacemos, terminaremos con un exceso de agua que hará que nuestras plantas sufran en la etapa de crecimiento y no crezcan mucho, a veces incluso podrían pasmarse en su totalidad. A continuación, exploraremos distintas situaciones que podrían presentarse.

 

VARIEDADES AUTOMÁTICAS EN MACETA FINAL

Las variedades autoflorecientes tienen un ciclo de crecimiento muy corto y poco tiempo para desarrollar su sistema radicular. Por este motivo, no se recomienda utilizar macetas demasiado grandes ni mucha agua al regar. Tanto en interior como en exterior, estas variedades van a necesitar menos agua que la fotodependientes, incluso teniendo dos plantas, una foto y una auto que sean del mismo tamaño.

Las automáticas de interior necesitarán menos agua que las de exterior, debido a que no estarán expuestas a la luz directa del sol. Ya que estas variedades se siembran normalmente en su maceta final debido al estrés innecesario que sufren al ser trasplantadas, la recomendación es la siguiente. Antes de sembrar la semilla, humedece el centro de la maceta con medio litro de agua.

Continúa manteniéndola húmeda con pocos mililitros de agua, preferiblemente por medio de un pulverizador para no perturbar la germinación de la semilla. Haz esto entre una y tres veces al día dependiendo de la temperatura. En verano, yo las humedezco tres veces al día, en invierno a veces sólo una vez al día es suficiente. Después de que nace tu retoño, puedes aumentar gradualmente la cantidad de agua. Comienza con 200ml al día alrededor del tallo, para que las raíces se sientan motivadas a estirarse para alcanzar el agua.

Puedes seguir aumentando gradualmente la cantidad a 300 ml durante el primer mes. Si la tierra está húmeda, no riegues de nuevo ese día. Al terminar la etapa de crecimiento puedes utilizar entre 500ml y hasta 700ml de agua por riego si hace calor. Recuerda tocar la tierra bajo la superficie, pues a veces las apariencias podrían engañar. Si hace calor y necesitas regar todos los días, riega un día o dos con sólo agua, y un día con agua y nutrientes.

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Sistema de riego que consiste en un bidón de 200L donde se almacena el agua de manera semanal, con una bomba de agua que pasa la cantidad deseada a un bidón de 80L donde se mezclan los nutrientes. Dentro de este, otra bomba pequeña pasa el agua de riego a una manguera que se divide en dos para llevar el agua a dos invernaderos simultáneamente.

FOTODEPENDIENTES A PARTIR DE SEMILLA EN MACETA FINAL

Al sembrar la semilla, humedece la maceta con medio litro de agua. Al igual que en caso anterior, continúa manteniéndola húmeda con pocos mililitros de agua. Una ver germinada la plántula, comienza con 200ml al día alrededor del retoño, subiendo a 300 ml durante el primer mes. Así, poco a poco, llegarás a utilizar hasta un 7%-8% del volumen de la maceta, dependiendo de la temperatura. Por ejemplo, si tienes una maceta de 20L, comienza con el 1% del volumen (200ml), subiendo al 2% (400ml) durante el primer mes de crecimiento.

Dependiendo de la temperatura, puedes luego darles el 3% del volumen (600ml) y seguir aumentando la cantidad hasta llegar a un 5% (1L) al final de la etapa de crecimiento y el principio de la etapa de floración, cuando sea necesario regar. Si el tamaño permanece estable y la temperatura no aumenta demasiado, puedes continuar utilizando ese 5% de volumen de agua hasta el final del ciclo. Sin tu planta sigue creciendo con vigor y hacen por encima de 27ºC, puedes llegar a utilizar hasta el 7% del volumen de la maceta (1L y medio).

 

FOTODEPENDIENTES A PARTIR DE ESQUEJE EN MACETA FINAL

En este caso, seguimos las recomendaciones para las fotodependientes a partir de semilla en maceta final que acabamos de mencionar, pero partiendo de 200ml alrededor del esqueje. Luego vamos aumentando la cantidad de agua según el tamaño del esqueje. Cuando alcanza el tamaño final de la etapa de crecimiento, podemos aplicar la regla del 5%, y continuar así durante toda la floración. Por lo general, los esquejes crecen menos que las plantas cultivadas a partir de semilla, por lo tanto, raramente necesitarás llegar a utilizar el 7% del volumen de la maceta en agua de riego.

 

FOTODEPENDIENTES CON VARIOS TRASPLANTES

Con esta técnica de cultivo, que es más elaborada y lleva más tiempo y cuidado, es muy fácil saber la cantidad de agua a utilizar, pues aquí sí podemos aplicar con total tranquilidad la regla del 5% desde el principio hasta el final, calculando la cantidad de agua según los distintos tamaños de maceta a los que vamos trasplantando nuestra querida planta. Si haces pocos trasplantes, puedes comenzar con un poco menos del 5%, tal vez un 4% o 3% de volumen de agua, durante los días que siguen después del trasplante y luego ir aumentando hasta alcanzar el 5%. En el momento del trasplante, es muy recomendable utilizar una buena cantidad de agua para humedecer la tierra de la nueva maceta antes de colocar adentro la planta. Esto ayuda a mitigar el estrés del trasplante, pues hace que la raíces se sientan a gusto inmediatamente. Después de cada trasplante, es posible que no tengas que regar al día siguiente o por un par de días, dependiendo de la temperatura, debido a que la cantidad de agua utilizada es ligeramente mayor que en un riego normal. Yo personalmente también humedezco un poco la tierra de la maceta de la cual voy a sacar la planta antes de trasplantarla. Esto ayuda a mantener las raíces compactas y sin separarse en el momento de sacarla de la maceta. Pero para esto no se debe utilizar demasiada agua, pues si la mojas demasiado antes de sacarla de la maceta hará el efecto contrario: demasiado líquido lavará la tierra de las raíces al sacar la planta.

 

FOTODEPENDIENTES EN TIERRA MADRE O TERRENO

Cuando cultivamos en tierra madre, directamente en terreno o en macetas grandes, estamos creando un ambiente en el cual la planta se sienta a gusto desde el principio hasta el final de su ciclo. Buscamos favorecer la presencia de organismos y microorganismos beneficiosos, y para esto la humedad juega un papel muy importante. Cuando utilizamos tierra madre en grandes macetas (más de 150 – 200 litros) tenemos obviamente más volumen de tierra que necesita riego, pero también mayor capacidad de retener la humedad.

Ya sea que nuestro cultivo en macetas grandes sea a partir de semilla o de esqueje, al principio tendremos que regar menos, como explicamos anteriormente. Comenzando con 200ml alrededor de la plántula y luego ir aumentando gradualmente. Sin embargo, en el caso de las grandes macetas, después de un mes de crecimiento lo único que debemos hacer es mantener la maceta húmeda. Para ello, es de gran ayuda colocar, por ejemplo cartón en los bordes internos de la maceta y algún tipo de acolchado. El acolchado, una cama de materia vegetal seca y de pequeñas dimensiones que colocamos sobre la tierra de la maceta, es increíblemente beneficioso para mantener no sólo la humedad, sino para favorecer la reproducción de microorganismos.

Cubriendo la superficie de la tierra con acolchado y las paredes internas de la maceta con cartón o tela, lograremos incluso atraer lombrices y hongos no dañinos. Además, el acolchado contribuye a mantener la humedad adentro de la tierra y así prevenir enfermedades debido al exceso de humedad en las hojas y flores, pues estará totalmente seca por fuera. ¡La sabia naturaleza creó muy ingeniosamente este proceso natural de la caída de las hojas secas a la base de plantas y árboles! En macetas grandes de este tipo, no es necesario seguir la regla del 5%, solamente mantener la humedad general de la maceta.

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Elizabeth Erhardt