Extracción medicinal al detalle
En el número 5 del 2012 descubrimos con nuestros amigos de Ripper Seeds y La Grow el secreto del Amber Glass, una preciada extracción de máxima pureza, que ha adquirido gran fama entre los consumidores sibaritas. Ahora cambiamos del campo lúdico al medicinal, pues los chicos de La Grow y Ripper Seeds nos enseñan, en este artículo, como hacer las extracciones medicinales más puras.
Muestras a analizar
En el artículo del Amber Glass vimos como hacer una extracción con los materiales más simples de imaginar, pues todo lo empleado se podía adquirir en un supermercado por menos de 50 €, en este caso se trata de una extracción destinada a personas enfermas, obtener una pureza total es el objetivo. Por este motivo se opta por gastar más dinero en materiales de primera calidad, en todo caso son productos que se pueden adquirir sin problema alguno en cualquier tienda de suministros de laboratorio.
Selección y cultivo medicinal
Cuando se desea conseguir una extracción para fines medicinales, además de la calidad en los materiales que acabamos de señalar, el primer objetivo es partir de la materia prima perfecta, pues no todas las variedades contienen el espectro de cannabinoides adecuado a cada enfermedad. En esta caso la información que nos proporcionaron el equipo La Grow / Ripper Seeds viene de una persona que sufre esclerosis múltiple. En su dolencia, al igual que en otras muchas, un contenido alto en CBD es muy importante. Para garantizar este contenido se aplica a las muestras el test de Beam, con esta prueba se consigue localizar de una forma sencilla y eficaz las variedades con una proporción entre el CBD y el THC de 1 a 1, o incluso superior en la parte del CBD.
En el test se usa hidróxido de potasio y etanol
Para hacer la solución base del test de Beam se mezclan 0.5 gramos de hidróxido de potasio en escamas con 100 ml de etanol absoluto o de farmacia. Agitamos hasta que se disuelven totalmente las escamas.
En tubos Eppendorf de 1,5 ml tenemos dispuestos 0.02 gramos de la yerba que queramos analizar. Con una pipeta sacamos de su bote la disolución para el test de Beam y la introducimos en los tubos Eppendorf. Agitamos con fuerza para que se impregne bien la marihuana y dejamos reposar varias horas. Cuando una muestra tiene el ratio buscado irá tomando colores rosados hasta llegar a un rojizo anaranjado, que incluso podría confundirse con marrón. Para una buena diferenciación realizamos pruebas con varias muestras, la de New York City Diesel que ya sabemos que tiene un contenido alto en CBD fue la única que dio positivo. En este reportaje puedes ver las coloraciones que van cogiendo las muestras, desde que pasa media hora y empiezan a coger color, hasta que han pasado varios horas.
Desde luego es un test muy efectivo para localizar variedades medicinales, sin necesidad de empelar un cromatógrafo de gases u otros equipos caros y sofisticados. Muy útil para enfermos, pero también para criadores con interés en el cannabis medicinal, el equipo de Ripper Seeds nos comenta que lo emplea para localizar variedades medicinales, ofreciendo hasta el momento unos resultados muy fiables.
Hay que conservar esquejes de todas las muestras que se estén analizando. Una vez que pasa el test de Beam, se cultiva la variedad con un criterio totalmente medicinal, es decir, sin utilizar pesticidas nocivos, en un ambiente sano, bien estabilizado y sin sobrefertilizar las plantas, además de usar siempre abonos de calidad, que no dejen restos de metales pesados u otros residuos. Así se puede garantizar un producto final libre de contaminantes peligrosos que sirva de materia prima para una auténtica extracción medicinal.
Hash al agua
Una vez que hemos seleccionado la planta madre adecuada y la cultivamos medicinalmente, podemos proceder a hacer la extracción. En el artículo del Amber Glass la base de la que se parte es una extracción con gas, por ser el método que mejor permite aprovechar cualquier resto. En este caso se optará por una extracción tradicional con hielo, agua fría y mallas, de esta forma el resultado será muy puro.
Los pasos para la elaboración de hash al agua son muy conocidos, se colocan una serie de bolsas con mallas, de poro cada vez más fino, en un cubo que se llena con agua fría, se añaden restos vegetales y hielo, se bate y se deja asentar la materia vegetal, se saca la primera malla o bolsa de trabajo. La materia vegetal queda retenida en esta bolsa, mientras que las glándulas de resina ya se han separado y quedan en las otras mallas según su grosor. Solo hay que separar la resina de las mallas y dejarla secar.
Los primeros sistemas de extracción con agua se basaban en tres mallas, la primera sirve para retener los restos vegetales y las otras ofrecen dos calidades. Luego se presentaron en el mercado diferentes kits de mallas que incluyen muchas más bolsas. Si se quiere el máximo de hash de calidad aceptable es mejor usar menos mallas, emplear muchas bolsas provoca conseguir unas calidades excelentes, pero más escasas, a la vez que varias calidades inferiores. El cultivador sibarita gusta de usar muchas mallas para degustar lo mejor, pero luego las calidades inferiores le parecerán muy pobres, nada mejor que usar este sistema para convertir estas calidades en un aceite de primera calidad. En este caso se emplearon resinas capturadas en mallas de 120, 160 y 190 micras.
Disolución del hash
A continuación disolvemos 10 gramos de hash en 100 ml de etanol absoluto. Agitamos vigorosamente para que se mezcle bien. Dejamos reposar, los cannabinoides quedan disueltos en el etanol y los restos vegetales se van al fondo. Se saca la disolución de cannabinoides en etanol con una jeringuilla para no remover los posos.
Filtrado
Vamos a proceder al filtrado. En primer lugar se congelan las jeringuillas durante 24 o 48 horas para solidificar las ceras. Pasamos el contenido de la jeringuilla por un filtro Whatman hasta un matraz, lo que elimina gran parte de las ceras congeladas.
En el caso del usuario medicinal se da un segundo filtrado con carbón activo para asegurar la pureza máxima de la extracción. Colocamos un filtro de laboratorio sobre un embudo de cristal situado encima de un matraz, el filtro se moja ligeramente con etanol para que el carbón activo no se pegue.
Luego se añaden 1.5 gr de carbón activo y se vierte la disolución de cannabinoides en etanol sobre el carbón activo. Hay que tener cuidado de ir con mucha calma, pues el carbón activo se satura con facilidad, si nos impacientamos y se rompe el filtro de laboratorio, hay que volver a empezar, pues el carbón activo se cae a la mezcla inferior y deja como rastro un delator hilillo gris, por tanto lo mejor hacer este proceso muy despacio y con cuidado de que no se sature el embudo por la parte inferior, ni tampoco por la superior por verter más liquido de la cuenta.
Para el usuario normal que quiere purificar un hash de segunda calidad, basta con el primer filtrado. El carbón activo purifica, pero también afecta a los terpenos, responsables del sabor, hay que tener en cuenta que el hash al agua ya pierde sabor, si encima le metemos carbón activo el paladar quedará muy afectado.
Cristalización
La disolución ya está muy purificada, por lo que es el momento de evaporar el etanol y cristalizarla. Todo el proceso de cristalización ya está explicado en el artículo del Amber Glass (Soft Secrets 5-2013), pero lo vamos a resumir de nuevo.
En un hornillo eléctrico se coloca una cacerola con agua que se calienta, sobre la cacerola se dispone una fuente de cristal, con un termómetro infrarojo se controla que la temperatura no pase de los 50º, momento ideal para evaporar el etanol sin afectar a la calidad de los cannabinoides.
Hay que ir con calma en el vertido sobre la fuente, a pequeños chorrito. Si la capa que se forma sobre la fuente no es muy fina, cristalizará mal y quedará con una textura blanda. Se depositan capas finas que se dejan cristalizar y se recogen con una cuchilla. El plato con cuchillas se guarda en el congelador para una mejor separación. Al sacarlo, es sencillo separar virutas y virutas de una extracción con el genuino aspecto cristalizado del Amber Glass.
Uso
Para el uso recreativo este producto se suele fumar en una pipa de cristal, con un clavo de titanio que se pone al rojo vivo con un mechero soplete. Al verter el Amber Glass sobre el titanio se vaporiza sin dejar casi restos.
El usuario medicinal puede optar por disolver el Amber Glass en aceite de oliva, en proporción de 0.2 gramos por un gramo de aceite, de esta forma elabora un producto final que se puede dosificar en gotas y usar oralmente.
Mientras que en la anterior ocasión partimos de un material muy barato, ahora nos hemos pasado al otro extremos, con suministros que hay que adquirir en tiendas de laboratorio, aunque su precio no es disparatado y facilitan mucho el trabajo, por lo que cada usuario debe valorar cuanto quiere invertir en su equipo de extracciones. Una buena idea es ir mejorándolo poco a poco, para cada día tener un mejor equipo.
Hemos visto en este artículo como conseguir un Amber Glass de gran calidad, en el que se parte de un hash al agua para no involucrar ninguna posible impureza en la extracción, a la que además se da un doble filtrado. Esto unido a la selección previa de la variedad proporciona una producto final totalmente adecuado para el uso medicinal.
También los usuarios recreativos sibaritas pueden sacarle mucho jugo a este sistema, ya que de un hash al agua de calidad muy inferior, que ni siquiera se liga al amasarse, pueden obtener un Amber Glass de primera calidad. Al saborearlo en pipa de cristal ofrece sale un humo muy puro, denso y sabroso.