Autoflorecientes en el 2015
En primavera nos propusimos un experimento: plantar seis variedades autoflorecientes en el suelo, en dos espacios de exterior previamente abonados y cultivarlas sin añadir fertilizantes líquidos, sólo con los nutrientes ya presentes en el sustrato. Este es el resultado.
Evolución de las genéticas autoflorecientesTeníamos ganas de probar varias genéticas autoflorecientes de Dinafem, nos habían hablado bien de ellas y hacía tiempo que no cultivábamos una tanda de automáticas. Desde 2008, cuando sembramos las primeras semillas autoflorecientes de la nueva ola, unas Lowryder, hasta ahora hemos realizado varias cosechas con estas genéticas. Los resultados han ido mejorando, de eso no hay duda, las variedades actuales son mayores, más productivas y más potentes, que las primeras. Sin duda, la calidad de las genéticas se ha afinado mucho a lo largo de estos años y queríamos ver hasta que punto podrían funcionar en un entorno de exterior, sembradas en el suelo y con pocos cuidados.
Todas las variedades autoflorecientes contienen genes de Cannabis Rudelaris, una especie cannábica autofloreciente que crece silvestre en Europa del Este, Rusia, China y en otros lugares de Asia central y del norte. La Rudelaris silvestre suele ser una genética alta en CBD y baja en THC, por lo que no es psicoactiva. Su floración automática es un rasgo muy interesante, cuyo potencial se conoce desde hace mucho, ya Rob C. Clarke lo indicaba en Marijuana Botany en 1981, “Rudelaris podría ser útil en criar variedades de maduración rápida, para uso comercial en climas templados”.
Los primeros híbridos psicoactivos de Rudelaris los puso a la venta hace décadas Sensi Seeds, en las variedades Rudelaris Indica y Rudelaris Skunk, únicos cruces con Rudelaris disponibles durante muchos años. Rudelaris Indica da plantas pequeñas y autoflorecientes en su mayoría, pero de relativamente baja psicoactividad. Rudelaris Skunk, por su parte, es más potente pero, al igual que Rudelaris Indica, sólo la mitad de las plantas son autoflorecientes, mientras que la otra mitad acababan en septiembre u octubre. Estas variedades no se hicieron muy populares, aunque todavía se mantienen en el catálogo de Sensi Seeds, por si alguien quiere probarlas.
La fiebre actual de las variedades automáticas comenzó hace cerca de una década con la aparición de Lowryder, una variedad del banco de semillas The Joint Doctor. Las primeras Lowryder fueron una revolución porque realmente eran todas autoflorecientes y estaban listas en sólo nueve semanas, tal y como aseguraba el catálogo. Lowryder era una variedad estable y homogénea, que se cosechaba en unos 60 días desde la germinación, daba plantas pequeñas, muy poco productivas y de escasa potencia, pero todas florecían automáticamente independientemente de cual fuera el fotoperiodo.
Las Lowryder tenían el aspecto de pequeñas Índicas, con una cola principal y algunas ramas secundarias. El tamaño final oscilaba generalmente entre veinticinco y cincuenta centímetros, dependiendo del sistema de cultivo utilizado, la temperatura media y la cantidad e intensidad de la luz. La producción también podía ser muy diferente, según el sistema oscilaba entre los tres o cuatro gramos que daba una planta crecida en invierno en una ventana, hasta los treinta o más que podía llegar a producir una planta cultivada en condiciones óptimas. En cualquier caso era una planta muy poco productiva, comparada con las variedades no autoflorecientes. Las autoflorecientes actuales permiten cosechas bastante mayores.
La grandes cualidades de Lowryder no estaban en la producción, ni la potencia, sino en la autofloración, la rapidez de maduración (apenas sesenta días desde la germinación a la cosecha), la estabilidad y la homogeneidad que hacía que resultara ideal para hacer cruces. Esta es la principal razón por la que prácticamente todas las variedades autoflorecientes actuales descienden de Lowryder, los criadores de los distintos bancos de semillas emplearon esta variedad para introducir el gen autofloreciente en sus creaciones. Crearon híbridos entre Lowryder y sus genéticas favoritas que luego fueron seleccionando y volviendo a cruzar, hasta estabilizar las nuevas variedades y lograr que todas las plantas fueran también autoflorecientes. Este proceso es largo y requiere varios cruces antes de obtener una genética homogénea y estable. Además, como las plantas autoflorecientes no se pueden mantener permanentemente en fase vegetativa, como sí sucede con las variedades de floración fotodeterminada, es imposible guardar los parentales originales (el macho y la hembra que se usaron para crear la variedad) para reproducir el cruce y generar nuevas semillas. Las variedades autoflorecientes están en permanente evolución, para cada generación de semillas se parte de la generación anterior, volviendo a seleccionar machos y hembras y cruzándolos de nuevo, entre ellos o con una nueva variedad para aportarle nueva psicoactividad y vigor. Este sistema tiene la desventaja de que nunca se puede reproducir la misma exacta variedad, cada generación es ligeramente distinta de la anterior. La ventaja es que la variedad no se estanca y, si el criador hace bien su trabajo, mejora cada año.
En años posteriores hemos realizado otras siembras de variedades autoflorecientes y, en general, hemos ido viendo un aumento de la altura, la producción y la potencia de las plantas a la vez que una floración más larga. Si Lowryder estaba lista en sesenta días, muchas de las mejores variedades actuales requieren entre 75 y 90 para completar el ciclo, es decir de dos a cuatro semanas más. Es lógico que produzcan más, ya que tienen más tiempo para crecer y florecer.
Los espacios de cultivo
El primer cultivo se realizó en el jardín de un chalet en el que hay un pequeño terreno de aproximadamente 2 x 5 m, rodeado por una valla metálica cubierta con malla para evitar miradas indiscretas. Está orientado al sur y recibe sol casi todo el día, aunque la valla da algo de sombra a las plantas a primera y última hora. La tierra es fértil y tiene bastante materia orgánica, ya que el cultivador suele tirar allí la tierra usada de las macetas, dos o tres meses antes de sembrar cubrió el terreno con abundante compost, gallinaza y estiércol de caballo y cabra. Se regó y se dejó reposar durante varias semanas para que los abonos se fueran descomponiendo y mezclando con el sustrato. Antes de trasplantar las plántulas se usó un motocultor para arar la tierra y dejarla suelta y bien desmenuzada.
El segundo espacio es un cultivo de guerrilla situado en una vaguada y rodeado de un ancho muro de zarzas de más de dos metros de altura, que lo mantiene completamente aislado de miradas indiscretas. La única forma de acceder es a través de un pequeño túnel que atraviesa las zarzas y por el que hay que pasar arrastrándose. El cultivador ha instalado un sistema de riego, lleva agua hasta las plantas mediante una manguera enterrada lo que le permite regar sin tener que entrar en el espacio de cultivo. El terreno es muy arenoso y no tiene tanta materia orgánica, ni nutrientes, como el otro espacio de cultivo. Unas seis semanas antes de trasplantar las plántulas se abono el suelo con estiércol y gallinaza, aunque en menor cantidad que en el otro cultivo. Las plantas reciben sol desde las diez de la mañana hasta las siete de la tarde, aproximadamente.
La germinación
Las seis variedades autoflorecientes escogidas fueron Blue Amnesia XXL Auto, Critical+ 2.0 Auto, Moby Dick XXL Auto, OG Kush Auto, Sour Diesel Auto y White Widow XXL Auto, todas del banco de semillas Dinafem. Debo decir que las semillas se compraron a una growshop, no se las pedimos a Dinafem, ni informamos que iban destinadas a un cultivo experimental. Queríamos probar las semillas que se venden al público y juzgarlas libremente, si nos las hubiera facilitado directamente el banco de semillas sabiendo que iban a ser utilizadas para una prueba, queda la duda de que nos hubieran dado las más frescas y buenas que tuvieran. De este modo, pagándolas de nuestro bolsillo y comprándolas donde cualquier cultivador queda clara nuestro afán de objetividad. Lo que aquí se cuenta es lo que sucedió.
Las semillas se germinaron el 8 de abril en pequeñas macetas llenas de sustrato Light Mix Speedy. Las semillas tenían buen aspecto, todas de color oscuro y ninguna hueca o rota. Sin duda eran frescas y se habían cosechado bien maduras, ya que de las treinta semillas (cinco de cada una de las seis variedades) todas germinaron salvo una Moby Dick XXL Auto, un índice de germinación muy bueno.
Las variedades autoflorecientes tienen un desarrollo tan rápido que, en principio, es mejor no trasplantarlas. El trasplante siempre ocasiona un cierto shock que hace que las plantas paren su crecimiento unos días. Si se van a cultivar en macetas conviene germinarlas directamente en la maceta definitiva, pero, cuando van a desarrollarse en el suelo, el cultivador se enfrenta a un dilema: si las siembra directamente se arriesga a que los caracoles y otras plagas se coman las pequeñas plántulas recién nacidas o que el mal tiempo las mate, si las siembra en macetas las tiene que trasplantar. En este caso se optó por sembrarlas en macetas, pues el año anterior se habían germinado directamente en el suelo y una lluvia torrencial había acabado con buena parte de las plántulas.
El trasplante
Las plantas se mantuvieron en las macetas durante cuatro semanas, en un balcón muy soleado. La idea inicial era trasplantarlas al suelo a las dos semanas pero, a causa de varias noches de bajas temperaturas y algunos días nublados, el crecimiento durante los primeros quince días no fue tan rápido como podría haber sido con mejor clima y se decidió esperar dos semanas más, para que las plantas y, sobre todo, el sistema radicular se desarrollasen un poco más. Si se trasplantan antes de que las raíces hayan crecido lo suficiente como para aguantar unido el pan de raíces, es muy fácil que este se deshaga con lo que se rompen algunas raíces y el shock del trasplante es mayor.
Las plantas se trasplantaron al suelo el 7 de mayo, con una altura de entre 15-25 centímetros. Las dos plantas más grandes y sanas de cada variedad se plantaron en el cultivo del jardín, donde iban a estar mejor cuidadas, y las tres restantes de cada genética se destinaron al cultivo de guerrilla. Se formaron alcorques alrededor de cada plántula para retener el agua de riego y se colocaron etiquetas identificativas de la variedad en cada tallo. Muchos cultivadores confían en la memoria para identificar las plantas, pero la experiencia demuestra que, especialmente si se siembran muchas variedades, para cuando llega el momento de la cosecha no siempre se recuerda bien en qué lugar se plantó cada una.
Tras el trasplante se esparció cebo anticaracoles por el suelo para proteger las jóvenes plántulas del ataque de caracoles y babosas, que tan dañinos pueden resultar mientras los tallos son blandos.
Crecimiento
El cultivo del jardín se regaba cada dos o tres días, en función del clima y lo seca que se viera la tierra. No se añadió ningún abono extra, ni líquido ni sólido, por lo que las plantas se alimentaron sólo con los nutrientes que ya había en el suelo. En el jardín, la tierra fértil y suelta facilitó el desarrollo de un buen sistema radicular que enseguida aceleró el crecimiento de las plantas. Se arrancaron las malas hierbas que crecían alrededor de las plantas a las dos, cuatro y seis semanas de estar creciendo en el suelo.
La guerrilla recibía riego cada tres días y sólo se visitaba cada diez días para evitar llamar la atención. Cuanto más a menudo va el cultivador a un cultivo de guerrilla mayor probabilidad hay de que sea descubierto, porque alguien le vea introducirse entre las zarzas o se marque un sendero por donde pasa. Precisamente por esto es recomendable acercarse cada día por un lugar diferente al cultivo de guerrilla, para evitar dejar rastro.
Las plantas que crecían en la guerrilla se desarrollaron menos, todas acabaron con menor altura que en el jardín. Al no visitar el cultivo muy a menudo y no eliminar las malas hierbas estas se hicieron mucho más altas, hasta el punto de ser una fuerte competencia para las marías. Eso, unido, a la menor incidencia solar y al estado del sustrato, tan arenoso que drena en exceso y conserva mal la humedad y los nutrientes, contribuyó a que la producción fuera menor.
Luz y producción
La productividad de las autoflorecientes viene determinada, principalmente, por la cantidad e intensidad de la luz que reciben. Los mejores resultados se logran cuando las plantas crecen en interior, bajo una potente lámpara de sodio que las ilumina intensamente durante veinte horas al día, todos los días igual. En España, en exterior, incluso en pleno mes de junio o julio, los horas de sol no suben de catorce o quince al día, y la luz de primera y última hora no es tan intensa como la del mediodía, además los días nublados o lluviosos las plantas reciben menos lúmenes.
En interior, con un fotoperiodo de veinte horas de luz y cuatro de oscuridad, las plantas reciben en ochenta días de ciclo vital 1.600 horas de luz. En exterior, aunque se cultiven entre el diez de mayo y el 30 de julio (los ochenta días con más horas de sol de todo el año), sin un sólo día nublado y situadas en un lugar donde reciban sol desde el amanecer hasta el atardecer, no tendrán más de 1.100 horas de sol, un 30% menos que en interior.
Floración
Pocos días después de trasplantarlas al suelo comenzaron a aparecer las primeras flores hembras. Como todas eran semillas feminizadas no nació ningún macho, ni tampoco ninguna planta hermafrodita. Al principio, las flores eran muy escasas y las plantas seguían creciendo con fuerza.
A las siete semanas de vida, tres después del trasplante, las plantas del jardín ya medían entre cincuenta y ochenta centímetros de altura. De las seis, Moby Dick XXL Auto y White Widow XXL Auto eran las más altas (y luego terminarían siendo las más productivas) y tenían numerosas ramas laterales. Una Sour Diesel Auto creció muy bien, pero la otra perdió el brote central (posiblemente mordido por algún bicho) y se quedó pequeña. Critical + 2.0 Auto era bajita pero compacta y frondosa, con bastantes ramas. Las Blue Amnesia XXL Auto iban sólo un poco por detrás, algo más bajas pero también bastante ramificadas. OG Kush Auto era la que peor iba, varias de las plantas mostraban algún tipo de mutación que hacía que las hojas se arrugasen y las plantas crecían altas pero sin ramificar. Las plantas de guerrilla estaban mucho más pequeñas, entre veinte y sesenta centímetros, pero incluso las más altas habían ramificado mucho menos, claramente se estaban desarrollando peor.
Con ocho semanas seguían creciendo y ramificando. Las más altas alcanzaban un metro de altura y los cogollos cada vez eran más abundantes. En general, las plantas brotaban muchas más ramas laterales que las primeras variedades autoflorecientes.
Cuando llevaban cinco semanas en el suelo (nueve desde la germinación), ya habían alcanzado su tamaño máximo y los cogollos se empezaban a llenar, aunque aún se veían bastante aireados. Las flores ya estaban completamente recubiertas de resina, pero todos los estigmas seguían de color blanco. Las plantas más bajas fueron las Critical + 2.0 Auto que acabaron con una altura de entre 60 y 80 centímetros, aunque con varias ramas brotando desde el tallo central.
Todas las plantas se cosecharon el mismo día, el 27 de junio, cuando cumplieron 80 días de vida y 50 días después de ser trasplantadas al suelo. De todas ellas, sólo las Critical + 2.0 auto podrían haberse recogido una semana antes, las demás estaba todas en un punto bastante óptimo para ser cosechadas.
Las plantas de guerrilla dieron una producción mucho menor que las cultivadas en el jardín, pero hay que tener en cuenta que cuando se cosecharon apenas sobresalían entre la gran cantidad de malas hierbas que habían crecido a su alrededor y que les estaban robando la luz y los nutrientes. Probablemente, sólo con haber mantenido el terreno libre de hierbas habrían producido bastante más, seguramente el doble.
- White Widow XXL Auto: 40€/5semillas, Clon élite White Widow x White Widow Auto, 80 días, 102, 102 (102g), 29, 34, 57 (40g)
- Moby Dick XXL Auto: 42€/5semillas, White Widow XXL Auto x Haze XXL Auto, 80 días, 93, 110 (101,5g), 24, 29 (26,5g)
- Sour Diesel Auto: 39€/5semillas, Sour Diesel x Haze 2.0 Auto, 70 días, 43,122 (82,5g), 16, 32, 36 (28g)
- Blue Amnesia XXL Auto: 31€/5semillas, Original Amnesia Auto x Blueberry Auto, 75-80 días, 71, 72 (71,5g), 2, 17, 23 (14g)
- Critical+ 2.0 Auto: 40€/5semillas, Critical + Auto x Critical +, 70-80 días, 27, 45 (36g), 10, 14, 29 (17,6g)
- OG Kush Auto: 44€/5semillas, OG Kush x Haze 2.0 Auto, 70-80 días, 26, 44 (35g), 3, 7, 3 (4,3g)
En general, las autos de Dinafem nos dejaron satisfechos. Las tres variedades más productivas fueron White Widow XXL Auto, Moby Dick XXL Auto y Sour Diesel Auto, salvo la planta que perdió el tallo central, las tres con una producción similar, en torno a 100 gramos por planta en el cultivo del jardín y entre 25 y 40 gramos por planta en la guerrilla, que se podrían haber doblado fácilmente con algún cuidado extra. Blue Amnesia XXL Auto dio también buen resultado en el jardín con una media de más de 70 gramos por planta, pero en la guerrilla fue más baja, 23 gramos la que más. Critical + 2.0 Auto sólo alcanzó los 36 gramos de media, aunque para el tamaño que cogieron no es una mala producción (17 g en guerrilla) y puede ser una planta ideal para un cultivo discreto en hilera. Por último, OG Kush Auto, resultó una planta larguirucha y poco ramificada que en el jardín dio una media parecida a la Critical + 2.0 Auto pero con el doble de altura y varias plantas mutantes de feo aspecto.
La calidad de los cogollos de estas nuevas autoflorecientes es mucho mejor que en variedades anteriores, aunque todos tienen un aspecto similar que delata que son autoflorecientes: hay muchas hojas en los cogollos y las flores no crecen tan apretadas como en las variedades normales, aunque sí tienen una gran cantidad de resina.
Son plantas de cultivo fácil siempre que tengan suficiente sol, un sustrato fértil y riegos frecuentes. Hay que evitar plantarlas muy juntas o rodeadas de malas hierbas, para que no compitan entre sí. Como la fase de crecimiento se solapa con la floración durante muchas semanas, es importante que reciban un abono de principio de floración (que combina nitrógeno, fósforo y potasio) hasta bien entrada la floración. Si se elimina el nitrógeno demasiado pronto, las plantas se quedarán más pequeñas.
Por lo que hemos visto, las autos más productivas y de mayor calidad suelen ser las que se hacen más grandes y tardan alrededor de 75 u 80 días en florecer. Las variedades más pequeñas son más rápidas pero también producen mucho menos y suelen tener menor potencia y peor efecto psicoactivo. La mejor forma de lograr una buena cosecha en poco tiempo es plantar juntas muchas plantas de las rápidas (hasta nueve por metro cuadrado, sembradas en el suelo), el número compensa la baja producción por planta. El problema es que las semillas autos son caras y no todos los cultivadores están dispuestos a gastarse ocho euros por semilla, especialmente para sembrarlas en grandes cantidades.
El tamaño de las macetas también es importante. Las variedades pequeñas se desarrollan bien en macetas de diez litros, pero las grandes agradecen al menos quince o veinte litros de sustrato para alcanzar su máxima expresión.
En exterior, incluso las autoflorecientes de ciclo más largo siguen siendo mucho más rápidas que las variedades no autoflorecientes. Si se siembran en abril, mayo o junio están listas para la cosecha en junio, julio o agosto, mientras que las más rápidas de las no autoflorecientes no maduran hasta mediados de septiembre como pronto.
En interior, las variedades automáticas de ochenta o noventa días no resultan tan atractivas, ya que vienen a tardar lo mismo que un esqueje que se ponga a florecer tras una o dos semanas de crecimiento, en tres meses realiza fase vegetativa y floración y seguramente se obtenga más potencia y producción. La utilidad más interesante de las autos en interior es, a mi juicio, para llenar huecos libres en la sala de madres o la sala vegetativa, para producir algunos cogollos extras pese al fotoperiodo de crecimiento.