El país donde el DMT cuelga de los árboles
Ecuador es el país psicoactivo por excelencia. En los jardines de Quito y en todo el país se pueden ver los San Pedro. Un árbol tiene semillas con DMT, la ayahuasca —aunque prostituida por el turismo—, permanece en las comunidades como planta maestra. La coca la erradicaron en la década del 30. Y con ello se reavivó el estigma contra las comunidades originarias. Ahora parece el turno del cannabis que nunca estuvo tan presente como ahora. Los amigos de Ecuador Cannábico nos cuentan cómo es hacer activismo y vivir en uno de lo países más psicoactivos del planeta y los escollos que encuentran para avanzar en la discusión política para darle los derechos constitucionales que tienen quienes usan drogas.
—¿Qué es Ecuador Cannábico?
Gabriel Buitrón: — Ecuador Cannábico es una organización de la sociedad civil creada en 2008, surgió de un grupo de estudio en la Facultad de Comunicación de la Universidad Central del Ecuador. Ese año tomamos la Facultad en un proceso de lucha en reclamo por el aumento en los aranceles de matriculación de la universidad pública. Durante esa ocupación, comenzamos a identificarnos algunos cannábicos que no solamente fumábamos, nos interesaba la planta más allá de utilizarla lúdicamente.
Comenzamos como un grupo de lectura, de estudio del cannabis. Esteban: —Es una organización que lucha por los derechos de los consumidores de cannabis. Ecuador Cannábico está más centrado en el cannabis como una filosofía de liberación, pregonamos que es muy sencillo cultivar y además es gratis. Las semillas ya vienen en la cholita (bolsita de marihuana paraguaya) y nosotros queremos facilitar el cultivo, acercarlo a todos. Que todas las personas sepan hacer abono orgánico, dar todas las pautas desde el principio para que la gente vea que no es nada de otro mundo y supone mucha libertad ser cultivador de cannabis.
—¿Que leían?
GB: —“La Biblia del Cultivador”, de Jorge Cervantes. “La Historia general de las drogas” y “Fenomenología de las drogas” de Antonio Escotado. De Aldous Huxley “Las puertas de la percepción” y “Un mundo feliz”. También William Burroughs. Leíamos todo ese tipo de cosas y nos sentábamos a conversar. Luego dimos un paso más, sacamos esas conversaciones de nuestro círculo e hicimos un blog.
En el blog comenzamos a escribir, a republicar cosas que veíamos en internet o que escaneábamos y subíamos. Con esa semilla plantada, salimos el primero de mayo del 2009 a la marcha de los trabajadores. Éramos ocho compañeros de Ecuador Cannábico con una pequeña banderita, capuchas, latas de aerosol y grafiteamos el nombre del. blog por las calles. También repartimos unos panfletos pequeñitos fotocopiados que saludaban al trabajador en su día y tenían información sobre el cannabis
—¿Qué fue lo que escribieron ahí?
—Argumentábamos a favor del autocultivo como una línea de lucha pacífica contra el narcotráfico, que la planta del cannabis había sido muy estigmatizada y era hora de verla desde la evidencia científica. Alentábamos a estudiar los usos medicinales del cannabis. El blog nos permitió no sólo salir en la marcha de los trabajadores, sino que al año siguiente hicimos la primera marcha de la marihuana en Ecuador. Fueron muy pocas personas, fue una marcha relativamente pequeña, nos cayó la lluvia, pero fue la primera.
A partir de ahí, el blog pasó de ser meramente informativo a ser un medio organizativo. Fue un puente para la comunicación y organización con otros grupos que compartían estos ideales. Fuimos creciendo como organización, con distintos momentos de movilización, pero con un trabajo constante porque entendemos que legalizando la lucha no se acaba, se despenalizó hace un tiempo y la lucha no se acaba… Creemos que no se va a acabar nunca.
—¿Por qué creen que nunca va a acabar esta lucha?
—Porque el debate de las drogas va a continuar con legalización o no, así se brinden todas las facilidades para el acceso, el aprovisionamiento, el consumo, etc. Aún en ese escenario, siempre va a haber alguien a quien ayudar y derechos para defender.
—¿Qué siguió pasando en Ecuador Cannábico a partir de 2009?
GB— Después de la primera marcha se siguió convocando a las marchas a través de este blog. Comenzamos a hacer propuestas de ley frente a la Asamblea, instalar diálogos con el Consejo de Justicia, con la Secretaria Técnica de Drogas, con el Ministerio de Salud, con el Ministerio del interior también en algún momento... aunque eso nos dio un poco de miedo.
Todos los años, junto con las marchas siempre hubo una propuesta, un nuevo documento respaldando la marcha, nunca fue totalmente lúdica, siempre fue una marcha política. Como Ecuador Cannábico siempre fuimos un movimiento muy fuerte en lo político, sobre todo en la defensa y el apoyo al autocultivo.
— ¿Qué es para ustedes una organización cannábica?
GB — Los principios que nos mueven son la liberación de la planta, el autocultivo de plantas en general. Ahora estamos investigando otras plantas, en este momento estamos trabajando con hongos. Nos tocó organizar la marcha, eso nos dio los componentes de lo que creemos puede ser una organización cannábica. Buscar los medios para que la gente llegue a la marcha, autoconvocarnos, desarrollar la conciencia de que si somos más, estamos más protegidos, se dio una impronta organizativa desde el inicio.
Después, desde el cultivo y la propuesta política. Si no hay gente trabajando, no hay propuesta y te tildan de consumidor y nada más. Sin embargo, cuando te presentas como comunicador social, cultivador o que te dedicas a la herboristería o la investigación, etc. y aparte de eso apoyas el movimiento cannábico, ya es otra cosa. La organización permite que no nos vean como simples usuarios de cannabis, sino como gente que puede hablar por sí misma y por otras personas que usan drogas de una manera representativa, con evidencia y desde los marcos legales.
—Ecuador es un territorio altamente psicoactivo. ¿Coinciden con esta afirmación?
GB: — Somos un país de sustancias. Tenemos muchas sustancias en la naturaleza, tenemos ayahuasca, tenemos San Pedro por toda la ciudad, semillas de Yopo del árbol Vilca que tienen DMT, hay muchas sustancias en el sur del país sobre todo. La ayahuasca está un poco prostituida por el turismo de sustancias. Mientras más te internas en la selva y más compartes con la comunidad, te das cuenta que la ayahuasca es un recurso valorado por la población, pero no monetariamente. La pueden experimentar, intercambiar contigo y te pueden enseñar, pero no tienes un puesto a la entrada de la selva que diga: "30 dólares la sesión de Ayahuasca". Tú vas, convives con ellos, trabajas con ellos y te ganas el derecho a acceder a una ceremonia de la comunidad, porque te vuelves parte de la comunidad.
A pesar de que ha sido prostituida por el turismo y toda la cuestión, se guarda muchísimo la ritualidad, la ceremonia y es importante también que se traslade a los mestizos. Le pasó a María Sabina, la chamanista mexicana que les enseño a los mestizos mexicanos la magia de los hongos. Su comunidad la despreció por compartir este conocimiento, pero ella defendió siempre expandir el conocimiento ancestral. Lo importante es que hay mucha gente entre los chamanes que tiene esa visión de que no se trata de un intercambio monetario, sino de compartir las costumbres para que no mueran, como la tradición oral.
Entre las plantas que se han negado en Ecuador, está la coca el arbusto por excelencia de Los Andes. No tenemos idea de cuántas plantas y sustancias se fueron perdiendo a lo largo de la conquista en estas tierras. Algunas siguen existiendo de manera silvestre. La coca se encuentra de manera silvestre, hay una ciudad en la selva que se llama El Coca. Lo que ya no hay es plantíos ni laboratorios de cocaína. En la década del 30 del siglo pasado se erradicó la coca a nivel nacional, sustituyeron ese cultivo por el eucalipto y el ciprés como especies maderables. La coca era vista como una perversión de los indígenas y los gobernantes consideraban a estas poblaciones como ignorantes y sin cultura. Al día de hoy, tenemos el problema de que los eucaliptos y cipreses han erosionado mucho la tierra. Consumen demasiada agua, demasiados nutrientes de su entorno, no conviven con otras especies. Se rompió la línea cultural de la relación de los pueblos originarios con la coca en Ecuador.
—¿La llamada conquista significó una pérdida muy grande de biodiversidad psicoactiva?
GB: —Cuántas otras plantas y sustancias habrán erradicado, no lo sé. Más que erradicar la sustancia, erradicaron el conocimiento sobre ella y sus relaciones culturales. No se sabe cuántas se perdieron, es como preguntar qué quieren decir las inscripciones que dejaron los indígenas en las construcciones de las iglesias para dejar constancia de su tradición cuando los estaban aplastando, no lo sabemos. Hay muchas cosas que se perdieron, los conocimientos de la flora autóctona que eran muy amplios entre los indígenas se esfumaron y deben existir sustancias por allí que ellos conocían y nosotros ignoramos. Por ejemplo, hace poco se encontró un helecho del que puedes extraer DMT, LSD y Psilocibina. Tenemos una zona llamada Yasuní que tal vez sea la reserva más mega diversa del mundo.
En un metro cuadrado de esta zona puedes encontrar más especies de escarabajos que en todo un estado de Estados Unidos. Las especies de plantas que encuentras por metro cuadrado allí son innumerables. No tenemos en Ecuador un registro sobre todas las plantas que tenemos. Hay trabajos muy interesantes al respecto, Plutarco Naranjo, un catedrático de la Universidad Andina escribió un libro denominado "La Etnobotánica del Ecuador". En ese libro se despliegan innumerables plantas y cómo cada una de ellas se relaciona étnicamente con la cultura. Allí puedes leer sobre “Encuentros del Sanyi”, una planta que se fumaba aquí y tiene efectos psicoactivos. Era conocida por los yachac’s, que guardaron ese conocimiento celosamente y se encuentra de manera silvestre en nuestro país. El cactus de San Pedro que tiene mucha mezcalina es otro ejemplo, los jardines de Quito están regados de esos cactus.
—¿Qué es el proyecto "Psicoactiva" que desarrollan?
GB: —Es un proyecto ciudadano de información, prevención, reducción de riesgos y daños asociados al consumo de sustancias psicoactivas. Es un llamado a replicar modelos positivos en otros países, como el de “Energy Control” en España, el modelo de "El universo de las drogas" en México, el “Programa de análisis de sustancias” también de México, "Échele cabeza" de "ATC" y "Cambie" en Colombia y lo de Proderechos en Uruguay. Un intento de la sociedad civil por abrir el debate sobre la reducción de riesgos y daños en el consumo de drogas. Hace 8 años, cuando hablábamos de reducción de daños en Ecuador, ni siquiera se escuchaban esos términos. Proponer este proyecto supone que se dé la interacción con pares e intercambios de información entre usuarios de drogas. Todos los diálogos con el Gobierno se metieron en el congelador. (…) Este año pudimos ligarnos con la campaña Support Don´t Punish y su apoyo nos dio el ánimo para comenzar de nuevo. Ahora las instituciones públicas como el Ministerio de Salud, la Secretaria de Drogas, hablan de reducción de daños… ganamos.
También liberamos semillas de forma gratuita, consideramos igual que algunos activistas de Colombia, que se pierden las semillas autóctonas de especies de cannabis nativas. Hay muchas que ya no se consiguen, es imposible encontrarlas y es importante recuperar las que todavía quedan para que se multipliquen entre los cultivadores. Conocimos a Daniel en Colombia, un cultivador que tiene una revista llamada "Dank magazine". Es un excelente cultivador que nos hizo volver a apreciar las sativas en toda su majestuosidad, en lo gigante que son, en las diferencias en sus efectos y sabores que tienen con las índicas. Hay que recuperar también estas especies porque son parte de la ritualidad, estas sativas de estas zonas tienen otro tipo de ritualidad. Existen otros tipos de rituales: eufóricos, de celebración, etc. Las índicas, están más asociadas a rituales de meditación y de tranquilidad. Nosotros tenemos problemas para traer semillas del extranjero, esto no tiene que ver el cannabis ni con la ley de drogas. La ley de Soberanía Alimentaria hace imposible ingresar semillas que no estén certificadas, si te encuentran en la aduana te las pueden retener. No tiene carga penal, pero las retienen porque no puedes ingresar una semilla que no esté autorizada.