Caro pero bueno - Chile ya vende medicamentos en base a marihuana
Remedios cannábicos de procedencia canadiense se comercializan desde mayo en algunas farmacias de Santiago de Chile. Si bien su alto precio resulta restrictivo para el común de los bolsillos, diversos sectores coinciden en valorar el precedente que marca este hecho en el uso del cannabis medicinal.
El miércoles 10 de mayo salió a la venta el primer fármaco con cannabinoides en Chile. El país se convirtió en el primer país de América Latina en tener acceso a través de farmacias y hospitales a un medicamento de este tipo.
[caption id="attachment_3929" align="alignnone" width="500"] Manicurado en el laboratorio Tilray. Foto: Tilray.[/caption]
Con la comercialización de los productos T100 y TC100, se avanza en un proceso que lleva más de dos años y que consideró una serie de validaciones científico-técnicas de entidades reguladoras, en Chile y Canadá, países de procedencia de los fármacos, dicen los involucrados. Los medicamentos pudieron ingresar a Chile gracias a una alianza entre el laboratorio canadiense Tilray, coloso de la industria farmacológica mundial del cannabis y Alef Biotechnology, empresa que tiene autorización del gobierno chileno para producir e importar medicamentos a base de cannabis.
La venta, que se realizará exclusivamente bajo supervisión médica y con receta, se efectuará en una primera etapa en la cadena de farmacias Carmen. La comercialización de los productos estará bajo una serie de resguardos y serán dispensados solo bajo receta médica retenida. Estos medicamentos llevan cadena de frío, y son controlados por químicos farmacéuticos.
El presidente de Alef Biotechnology, Roberto Roizman, señaló en un comunicado de prensa que “con la llegada de estos productos farmacéuticos de Tilray, se genera la oportunidad de dar acceso en el país a quienes médicamente necesitan nuevas alternativas de calidad ante enfermedades como el dolor crónico, eliminando gran parte de las barreras impuestas para doctores y pacientes, como costos inalcanzables u opciones no certificadas por la autoridad de salud”.
Los medicamentos T100 y TC100 son soluciones oleosas (aceites), en frascos de 25 milímetros, en las versiones de 10 miligramos por mililitro (ml) y cinco miligramos por ml, dependiendo de la concentración de tetrahidrocannabinol (THC), y el precio de ambos será de unos 315 dólares, un costo elevado si se considera que los pacientes medicinales en general deben saber llevar otros gastos médicos y farmacológicos asociados a las enfermedades.
Según Carlos Bravo, jefe de la Sección de Estupefacientes y Psicotrópicos del Instituto de Salud Pública de Chile, el permiso para la distribución que obtuvo Alef Biotechnology “es una autorización excepcional y provisional, amparada en un artículo del Código Sanitario que contempla la posibilidad de importar medicamentos sin registro sanitario, en una partida limitada”. El fármaco “estará disponible en farmacias y tal vez en clínicas y hospitales. Mientras, la dispensación es solo y exclusivamente con la receta médica, que se retendrá, y bajo control de stock”, explicó Bravo a Soft Secrets.
Medicamentos chilenos esperan
Mientras que esta excepcionalidad ya está en las farmacias, dos laboratorios chilenos con capacidad de producir aceite de cannabis de alta calidad esperan. La Universidad de Valparaíso está encargada de realizar los estudios fotoquímicos y de caracterización botánica de cuatro variedades de Cannabis sativa para desarrollar un fitofármaco seguro y eficaz para pacientes oncológicos de la comuna de La Florida. La investigación cuenta con el permiso del Instituto de Salud Pública (ISP) y los medicamentos ya se están probando en pacientes, en un ensayo clínico bajo la tutela de Fundación Daya. El proyecto tiene por objetivo implementar terapias basadas en el uso de aceite de cannabis medicinal para el manejo y alivio del dolor en 200 pacientes oncológicos: 100 usuarios del servicio de salud de la comuna de La Florida y 100 beneficiarios de la Fundación Daya. [caption id="attachment_3930" align="alignnone" width="500"] Laboratorio de Tilray en Canadá. Foto: Tilray.[/caption] “En estos momentos los ensayos se encuentran en estudios clínicos. Existen prototipos preparados, pero necesitan ser avalados a través de un estudio clínico. En estos momentos se está haciendo ese estudio clínico, pero no son evaluaciones que se recojan de un día para otro. Requiere al menos algunos años más de validación”, sostiene uno de los líderes de este proyecto, el doctor en Ciencias Farmacéuticas y director del Laboratorio Externo de Control de Calidad Quifac, Rodrigo Díaz Viciedo. Sobre el proyecto, desde Fundación Daya explican que “la Universidad de Valparaíso y la Farmacopea Chilena han puesto a disposición del proyecto su experticia científico-técnica para realizar estudios del aceite de cannabis y realizar controles de calidad, establecer parámetros y estandarizar procedimientos para la obtención de un preparado confiable y seguro, que en estos momentos está siendo producido por Knop Laboratorios”. Si bien los estudios clínicos han arrojado resultados positivos, aún no cuentan con la autorización para comercializarse en farmacias, ituación que los desarrolladores pretenden que comience a cambiar, luego de la aprobación para comercializar del T100 y TC100. “Valoramos como un logro que el mercado farmacéutico chileno se haya abierto a la importación de este tipo de medicamentos. Remedios como estos existen desde hace años, tal como el Sativex, pero recién ahora se están introduciendo en Chile”, comentó Díaz Viciedo. Sin embargo, el alto costo del medicamento importado (325 dólares aproximadamente por 25 ml) sigue siendo un tope para muchos pacientes interesados en estas terapias. “El valor es bastante alto y creo que debemos entender estos tratamientos como un bien social y no como un lujo. Si piensas en una persona que gana el sueldo mínimo, se le iría todo el sueldo solo en este medicamento. Se debe tener en cuenta que en general las personas consumen más de un medicamento. Por lo mismo, creo que debería potenciarse la fabricación nacional. En Chile tenemos las condiciones y ya se probó que la planta puede crecer en distintos lugares. Se debería dar el apoyo para generar una industria farmacéutica de este tipo de fármacos acá en Chile”, sostiene Rodrigo Díaz Viciedo, de la Universidad de Valparaíso.Remedios vs. cultivo personal
En relación a las diferencias entre los fármacos y las extracciones caseras, el doctor Díaz Viciedo comenta que “las extracciones son buenas y beneficiosas si se hacen en las condiciones adecuadas. Pero nadie te asegura que estás obteniendo una extracción determinada de cannabinoides, ni nada. Si los efectos farmacológicos del cannabis están ligados a la concentración de cannabinoides, entonces los fármacos representan un avance y una seguridad única. No obstante, se ha visto evidencia empírica de extracciones caseras que dan muy buenos resultados. Sin embargo, depende mucho de cómo fue hecho el aceite, qué planta se utilizó y en qué condiciones creció dicha planta. Todo esto queda garantizado con los medicamentos”. Por su parte, el doctor Matías House, miembro del Colegio Médico de Chile y vocero de la agrupación médica Latinoamérica Reforma, afirma que la entrada de estos fármacos significa un avance importante, pero no reemplaza el valor médico que puedan tener las plantas en su estado natural. “La importación de remedios es un proceso caro. Por otra parte, sabemos los ratios de THC y CBD que tienen muchos de estos remedios, pero desconocemos otros valores igualmente importantes de otros cannabinoides que sí están en la planta. Muchas veces dos plantas con igual concentración de THC y CBD actúan de forma distinta en el paciente y eso está dado por otros metabolitos del cannabis. Si bien es un buen avance la comercialización de los productos, nosotros seguimos creyendo que el autocultivo responsable sigue siendo la manera más accesible e inclusiva de abordar el uso médico del cannabis en Chile”, sostiene Matías House. [caption id="attachment_3931" align="alignnone" width="500"] El laboratorio canadiense exporta cannabis a Chile. Foto: Tilray.[/caption]Opinión: Miedo a la corporación
Sobran ejemplos. Para qué citarlos. Las industrias se han apoderado de tantos conocimientos y prácticas ancentrales. América Latina todavía llora el saqueo, no solo económico, espiritual, cultural y, por supuesto, el botánico. ¿Cuántas especies vegetales alimentan a las grandes corporaciones? ¿Y cuántas de ellas vienen de América Latina? Es un número imposible de conocer. Ahora los laboratorios de la industria farmacéutica global acechan. El cannabis se convertirá en poco tiempo en otro producto fácilmente exportable. El cannabis, muy probablemente, será bien codiciado. Ya lo es. Colombia, Chile y Uruguay han avanzado de alguna manera. Con permisos provisionales en el caso chileno y colombiano, y con la falta de interacción entre el gobierno y las empresas en Uruguay para facilitar aceite de cannabis. En todos estos países el cannabis debe ser importado, es la forma que más rápidamente se ha puesto en práctica en los tres países. Chile y Colombia avanzan en ensayos clínicos que en Uruguay no existen. Como tampoco existen laboratorios a nivel universitario, como en Argentina, que estén intentando preparar aceites de cannabis. El aceite es solo un parte, pero es una parte vital porque involucra el bien estar de cientos de miles de latinoamericanos. Las señales claras de los gobiernos para habilitar la venta de aceites a un precio razonable para una familia de salario medio se hacen esperar mucho, demasiado. Es verdad que son procesos que demoran, pero que alguien hable de política de drogas, por favor. Basta de esconderse tras los escritorios. por Lucho Thompson
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Soft Secrets