Cannabis medicinal gratis en Chile: acuerdo entre ISP y Daya

Soft Secrets
16 May 2018

Fundación Daya empezó a distribuir su aceite de cannabis gratuitamente a 4000 personas incluidas en un programa de salud en 20 municipios chilenos. El precio de venta, para quienes no estén incluidos en el programa será 20 veces más barato que el producto canadiense que se puede comprar en la farmacia. Avanzan con los ensayos clínicos para cuatro patologías tratadas con cannabis. Y crece el número de cooperativas de cultivo. Además, este año, con algo de viento a favor una modificación al código sanitario podría hacer que en los allanamientos no se toquen las plantas.


El año pasado cerró con un triste noticia. El aceite de cannabis medicinal que la Fundación Daya preparó para distribuir gratuitamente entre miles de pacientes por todo Chile no fue habilitado por el Instituto de Salud Pública (ISP). Fue un duro golpe que no llegó a caída. Fundación Daya ni siquiera rozó el suelo, siguieron trabajando con mayor ahínco. “Logramos seguir con nuestro compromiso por abrir y despejar las vías y estamos llegando a buen puerto. Estamos implementando un programa con el ISP para acceso controlado a los fitofármacos estandarizados. Destrabamos esa vía mientras se avanza con los estudios clínicos que van a permitir el registro del producto”, explicó Ana María Gazmuri responsable de Fundación Daya a Soft Secrets Latam.

En febrero, el ISP comenzó a autorizar partidas especiales de aceite para algunos pacientes. Las autoridades estudian cada caso, en un modelo de gestión a demanda similar al de Alemania y Australia. Se pide la autorización al ISP y si la autoridad sanitaria chilena aprueba el laboratorio libera el fármaco. “Hemos desarrollado un modelo completo para trabajar con el aparato público. Estamos muy contentos”, dice Gazmuri. Con el camino despejado para registrar el fito fármaco, 200 pacientes en 20 municipios recibirán el aceite gratuitamente con todos los controles de fármaco vigilancia que requiere el ISP. Cuando el ISP da la orden salen partidas de 600 unidades. Las partidas anteriores están conservadas “en perfectas condiciones” y bajo controles internos de la fundación y del ISP. “Tenemos el orgullo de decir que somos parte del desarrollo del fitofármaco de cannabis más barato del mundo. Como fármaco, no como aceite de mercado negro o suplemento alimenticio. Su costo, para quienes no estén en el programa de los municipios, será de 65 dólares. Comparándolo con el producto de Tilray (que se distribuye en farmacias de Chile a 525 dólares los 25 ml.), es 20 veces más barato que ese aceite canadiense”, adelantó Gazmuri. El aceite de Daya, elaborado por el laboratorio Knop, tiene un ratio 2:1 de THC y CBD. Contiene un miligramo de THC y 0,45 de CBD por gota. “Tiene una aplicabilidad bien alta para muchas patologías distintas como dolor, pacientes oncológicos o pediátricos que están en tratamientos con aceites artesanales que no han encontrado buenos resultados con los fármacos más tradiciones de CBD sino que usan una proporción de 2 a 1”, informó Gazmuri.

¿Unanimidad en diputados?

Antes de terminar el año, Chile se despidió con una buena noticia. La Comisión de Salud de Diputados aprobó por unanimidad un proyecto de modificación para que ante un allanamiento policial las plantas no se toquen. Hasta hoy cualquier procedimiento de Carabineros o la Policía de Investigaciones, por más simple y tonto que fuera, implica la incautación de las plantas del cultivador.

Si prospera el proyecto de ley, presentado por la diputada Karol Cariola, el escenario será otro. Bien otro. Por el ahora la ley que cuenta con el apoyo de Fundación Daya tiene que pasar a Sala Plena y se estima que será puesto en tabla la primer semana de marzo. El cinco de marzo la Fundación Daya tuvo una audiencia con el presidente de la Cámara de Diputados para que el proyecto avance a Sala Plena y pueda ser aprobado en la cámara de Diputados, ir al Senado y finalmente modificar el código sanitario. “Esto no es, ni con mucho, la regulación que se necesita, ni da cuenta de todos los problemas”, explicó a Soft Secrets América Latina, la fundadora y alma matter de Fundación Daya, Ana María Gazmuri. Nadie podrá negar en Chile que la ley anti droga, la inefable 20.000, es un desastre. Pero mayor era el desastre que los diputados quisieron aprobar, limitando el autocultivo a una planta. Ese fracaso fue la semilla de este proyecto para regular las incautaciones. Lejos de abandonar la lucha parlamentaria “las organizaciones le quitamos el respaldo a ese proyecto y la presidenta de la comisión de salud lo retiró. No volvió a ponerlo en tabla. A cambio, ingresó esta modificación del código sanitario que es mucho más acotado, de menor alcance. Su finalidad es evitar la incautación de las plantas en caso de haber alguna investigación. Hoy si hay una investigación o allanamiento se incautan las platas aunque se demuestre que es un uso lícito porque en Chile está permitido el autocultivo para uso personal, particularmente para medicinal. Esta modificación del código sanitario permite que la prescripción médica actúe como autorización suficiente para el cultivo medicinal e impida que de haber alguna investigación se incauten las plantas”, señaló Gazmuri. La policía podrá investigar, pero las plantas no se tocan. Además, “la carga probatoria se traslada al Ministerio Público. Tendrá que ser el Ministerio Público el que pruebe que el cultivo tiene otro destino que no sea el uso personal y no que el usuario tenga que demostrar su inocencia habiendo perdido las plantas en el camino”, explicó la fundadora de Daya.

Madurar el actividad social

Las conversaciones con los diputados de la comisión de salud permitieron que hasta los congresistas de derecha, naturalmente más reacios al tema drogas, votaran la iniciativa. Hace más de cuatro años que la Fundación recibe, orienta y promueve la organización de usuarios de aceite de cannabis. Además, mantiene un importante cultivo de cannabis e hizo alianza con el laboratorio Knop para producir aceite. También capacita equipos de médicos en decenas de municipios a lo largo de Chile y hasta ayuda en otros países latinoamericanos a que se junten las madres y hagan fuerza a nivel político para llevar estos temas al más alto nivel y mover las cosas.

Integrantes de Fundación Daya y Mamá Cultiva. Foto: gentileza Fundación Daya.[/caption] Si se aprueban las modificaciones al código sanitario serán una señal de que el camino recorrido no fue en vano. “Esta comisión de salud va conociendo el trabajo de nuestras organizaciones con los pacientes”; señala Gazmuri. Las organizaciones no están discutiendo con los diputados “si es pertinente el uso medicinal o no, tampoco estamos pidiendo permiso para cultivar, solo estamos abogando porque se evite vulnerar los derechos de los pacientes que deben cultivar”, opina Gazmuri.

Cultivos comunitarios

El trabajo acumulado da sus frutos en varios frentes. Cuando empezó el trabajo de Daya tenían un solo médico, atendían entre 10 a 15 pacientes por semana, hoy van a consulta más de 200 pacientes semanales. En sus registros se cuentan más de 15 mil pacientes en 15 ciudades. Además, “estamos capacitando equipos clínicos de distintos equipos de salud de los municipios o comunas. Nuestra red de médicos también ha crecido. Ha sido un avance muy espectacular”, califica Gazmuri. Entre los avances novedosos, Daya enfoca ahora en los cultivos comunitarios. Ya están funcionado dos y atienden la demanda creciente de otros que no paran de consultar. La fundación pretende “cultivos comunitarios bajo una estricta lógica cooperativista, con mucho cuidado de no confundir cultivo comunitario con una venta encubierta. Me parece muy raro que un cultivo comunitario, en un club de cultivo, el precio de venta sea el precio de la prohibición o del narcotráfico, es un comercio encubierto”, opinó Gazmuri en referencia a algunas expresiones que se vienen dando en este sentido. “Un cultivo comunitario tiene que mostrarle a los pacientes los costos reales de su producción, sin lucro para nadie”, entiende Gazmuri. Cada cultivo comunitario que asesora Daya pertenece a una asociación de pacientes, Daya brinda la asesoría técnica y jurídica. La fundación va a seguir impulsando esta forma de cultivo compartido, Gazmuri explica que cada día reciben más consultas. El marco jurídico prohibicionista no es fácil de eludir, pero tampoco imposible. Hay que estudiarlo paso a paso para no caer en improvisaciones. “Nos demoramos en implementarlo para brindar una forma jurídica que realmente brinde la máxima seguridad a los pacientes y eso es lo que estamos haciendo en estos momentos”, explica Gazmuri. De esta manera Daya viene alcanzando los tres objetivos que se trazó con el cannabis. Un aceite de calidad, gratuito para unos cuantos y a bajo precio para otros, los cultivos cooperativistas y seguir trabajando en más y más garantías para los autocultivadores. Si prospera el proyecto de la comisión de salud, se podrá seguir trabajando en otros asuntos. Agenda hay.

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