Contaminantes I

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20 Oct 2015

Metales en tu hierba


Metales en tu hierba

Mercurio, auténtico veneno para los seres humanos

Los tiempos cambian, hace unos cuantos años la gente era feliz fumando su porro de “chocolate”, hasta hacíamos chistes sobre la “mierda” que podríamos estar consumiendo sin darnos cuenta. Fumar plástico, henna, tierra o rueda de camión era algo que todos dábamos por hecho, pero a lo que no prestábamos excesiva importancia. Hoy hablaremos de cómo nuestro cultivo puede presentar ciertos contaminantes nada atractivos, conocidos como metales pesados.

En las extracciones los concentramos, no nos libramos de ellos

El cannabis desde nuestro punto de vista no es una flor cuyo fin sea decorar, es cultivado para consumo humano, así que deberíamos estar preocupados por lo que pueda contener. El proceso normal es empezar fumando lo que sea y poco a poco volverse más “fino”, en cuanto a gustos se refiere. Este camino sigue normalmente su curso hasta desarrollar un usuario exigente y concienciado sobre la calidad del material, así como sus posibles efectos perniciosos para nuestra salud. Muchas veces este último paso es lo que desemboca en empezar a cultivar para autoabastecerse de un producto limpio. Pero ni aunque estemos cultivando nosotros nuestras flores podemos estar seguros de obtener un producto 100 % seguro y perfecto…

Los fitosanitarios, el sustrato que usemos en nuestras macetas ,el suelo de nuestra huerta, los fertilizantes o hasta el agua de riego pueden hacer que la seguridad de nuestro producto se vea comprometida. Si bien una plaga o una infección por hongos se puede detectar examinando visualmente una flor, hay ciertos elementos peligrosos que pueden estar presentes en nuestras plantas, solo se detectan con modernas técnicas de análisis, como la espectrometría de absorción atómica. Son los famosos metales pesados, uno de los mayores problemas en seguridad alimentaria.

Metales contaminando tu cannabis

Que el cannabis esté contaminado con metales no es algo raro. No quiere decir que los cultivadores “bañen” los cogollos en metal fundido o añadan ralladura de hierro a las bolsas para dar más peso. Lo que ocurre es que las plantas de cannabis, por sus hojas y raíces, adquieren del suelo, agua, fertilizantes y fitosanitarios, ciertos elementos que necesitan pero a la vez son capaces de llevarse consigo otra serie de elementos tóxicos que se acumulan en sus tejidos, sin que ello normalmente implique complicaciones mayores en su desarrollo. El problema viene cuando nosotros consumimos plantas con niveles no seguros de esos metales, generalmente denominados pesados.

Espectrómetro de absorción atómica usado para analizar trazas de metales

La definición de metal pesado no está muy clara y genera controversias. Una de las más aceptadas se refiere al peso atómico, definiéndolos como un elemento químico comprendido entre 63.55 (Cu) y 200.59 (Hg). Por otras corrientes se los limita a los metales de densidad entre 4 g/cm³ hasta 7 g/cm³. También hay otra clasificación referida al número atómico. La IUPAC considera el término confuso y cree necesario su redefinición. Existe otro término alternativo, que es metal tóxico, pero tampoco existe consenso sobre él. Existen un elemento de tremenda importancia, el arsénico, que aunque no sea metal se suele incluir acompañando a esta lista, por ciertas características y su elevada toxicidad.

Algunos metales pesados ,como el cobre o el zinc, qué son esenciales en la nutrición vegetal y humana, sin embargo, en concentraciones altas, serán problemáticos para la salud. El peligro de los metales pesados es que no pueden ser degradados y cuesta mucho eliminarlos, tienden a bioacumularse y a biomagnificarse. Esto es que se acumulan en organismos vivos alcanzando concentraciones mayores que en el ambiente, que aumentan conforme avanzamos en la cadena trófica, resultando en efectos perniciosos de diversa índole sobre los seres que van intoxicándose con ellos. En seres humanos, como cumbre de la cadena alimentaria, se acumulan y provocan numerosos problemas físicos y psíquicos, pudiendo llegar a causar hasta la muerte.

Los metales pesados llegan a nuestras planteas de muchas maneras. El suelo de tu huerta puede tenerlos en exceso, si ya estaba contaminado, ciertos fertilizantes y fitosanitarios pueden traerlos a nuestros cultivos, incluso el agua con el que riegas también puede contenerlos en cantidades no seguras. El cannabis tiene una gran capacidad de “tragarselos” sin verse afectado, de hecho se ha estudiado mucho su potencial fitorremediador, pues dada su poca sensibilidad a ellos, capacidad de fijarlos y su elevada tasa de crecimiento, es una planta ideal para descontaminar suelos.

No te pienses que haciendo extracciones te libras de ellos, de hecho algunos se concentrarán en la extracción. En USA, para ser concreto, se armó mucho revuelo con los metales en concentrados de CBD, pues resulta que más de un paciente medicinal estaba presentando ciertos síntomas de intoxicación que demostraron ser ocasionados por su medicina. El problema era que estos concentrados de CBD eran provenientes de cultivos de cáñamo en China, (país con una contaminación de suelos tremenda y que para muchas cosas no cumple con ningún mínimo de calidad) y venían con niveles de metales realmente altos.

 

 

Fertilizante de la serie Cyco Platinum, con certificado de bajo contenido en metales

Algunos elementos a tener muy en cuenta 

El mercurio se encuentra de forma natural en el medio. Por encima de 40 grados forma vapores muy tóxicos. La actividad del hombre incinerando residuos, usando combustibles o con la minería e industrias, multiplica su presencia en el medio ambiente y favorece sus formas más tóxicas. Sus efectos adversos incluyen problemas graves del sistema nervioso, renales, pulmonares de piel y psicológicos. El envenenamiento por mercurio (hidrargiria) es más normal de lo que nos pensamos.

El cromo es utilizado en muchas industrias. Es necesario para el ser humano, pero en cantidades realmente mínimas, en concentraciones superiores es irritante, hepatotóxico, nefrotóxico, alérgeno y cancerígeno. Se encuentran especialmente expuestos a este metal los trabajadores de industrias como las del acero y los fumadores.

El cadmio se encuentra en la corteza terrestre acompañado de zinc. Es liberado al ambiente en incendios, volcanes y debido a la actividad de varias industrias. La principal vía de llegar a nosotros es por la comida y siendo inhalada al fumar, siendo esta vía además la que más eficacia de absorción presenta. Sus efectos en la salud son problemas reproductivos, desordenes psicológicos, cáncer, problemas tanto en hígado cómo sistemas nervioso, digestivo e inmune, así como daños al ADN.

Plomo también podemos encontrar en estado natural en el medio ambiente. Pero otra vez más por las practicas industriales y quema de combustibles se libera más plomo, provocando contaminación. El plomo tiene también una gran capacidad de ser absorbido al fumar. Sus efectos negativos incluyen problemas circulatorios y sanguíneos, daños al sistema nervioso, problemas renales e infertilidad.

Arsénico quizás es el que más os suene a veneno. Esto es debido a su uso como insecticida y a que su tradicional uso “homicida” ha supuesto la muerte de entre otros, se dice, Napoleón Bonaparte. Sus efectos negativos por intoxicación crónica (arsenicosis) incluyen entre otros problemas digestivos, cáncer, problemas cutáneos. En dosis realmente pequeñas (que dependerán de la forma en que se encuentre) es letal en pocos minutos.

Unos consejos

Procura utilizar solo fertilizantes y sustratos de máxima calidad. Un pequeño ahorro aquí puede suponer una diferencia realmente notable.

Conoce bien tu agua de riego, pide análisis que haya hechos por tu ayuntamiento o llévala a analizar tú (innegociable si es de pozo). Una vez la tengas analizada y veas que es segura puedes estar tranquilo, pero fíjate que su conductividad siempre salga muy parecida, si ves un cambio brusco pueden haber ocurrido cambios. Ten en cuenta que hay algunos pequeños municipios que en ciertas épocas tiran del canal potable, pero en otros momentos pueden emplear otras redes, cambiando sustancialmente la calidad del agua. Piensa también que, según el origen del agua, podrás encontrarte temporadas en que ésta lleve contenidos de sales más concentrados, dada la evaporación o el exceso de consumo.

Si cultivas en suelo puedes hacer lo mismo, buscar un laboratorio que te lo analice. No solo comprobarás los niveles de metales, sino que con los resultados en la mano de este análisis y el del agua podrás controlar de forma profesional las necesidades de fertilización de tu cultivo. Intenta informarte sobre los fitosanitarios que utilizas, pregunta en tu tienda o grow sobre su composición, si no míralo en la etiqueta o internet; cobre, arsénico… nunca más.

Cyco, marca australiana de fertilizantes para cannabis que acaba de llegar al mercado español, es consciente de este factor y parece ser que quiere diferenciarse del resto en cuanto a contenido de metales. Para ello cuentan con análisis realizados por la Association of American Plant Food Control Officials (AAPFCO). Estos son verificables en la web de la propia AAPFCO y certifican niveles muy bajos de metales tóxicos en su producto. La acogida en otros países parece que ha sido muy positiva, es casi seguro que dentro de poco su extenso catálogo llene las estanterías de vuestro grow favorito, echadles un ojo.

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