Olor y psicoactividad
Junto a nuestro querido THC, la resina del cannabis contiene cientos de moléculas distintas. En los últimos años se ha empezado a comprender que las diferencias entre los efectos producidos por distintas variedades de cannabis se deben a la sinergia que se produce por la combinación de todas estas moléculas. La acción de los cannabinoides, terpenoines y flavonoides presentes en cada planta se combina para generar una psicoactividad exclusiva y propia de esa variedad. Es lo que se llama el efecto séquito del cannabis.
Los efectos psicoactivos producidos por el consumo de cannabis se deben principalmente a la acción de un cannabinoide en concreto, el delta9-tetrahidrocannabinol, más conocido como THC, que se liga a los receptores cannabinoides cerebrales CB1 y CB2. Sin embargo, la planta de cannabis contiene otros compuestos activos aparte del THC que también influyen en el efecto global.
Hasta 480 componentes naturales diferentes han sido aislados en la resina del cannabis y la lista sigue aumentando: 66 cannabinoides, 27 compuestos nitrogenados, 18 aminoácidos, tres proteínas, seis glicoproteínas, dos enzimas, 34 azúcares y compuestos relacionados, 50 hidrocarbonos, siete alcoholes simples, trece aldehidos, trece ketonas, 21 ácidos simples, 22 ácidos grasos, doce ésteres simples, una lactona, once esteroides, 120 terpenos, 25 fenoles no cannabinoides, 21 flavonoides, una vitamina, dos pigmentos y otros nueve elementos más.
Cuando en 1985 se empieza a comercializar el Dronabinol, que fue el primer fármaco cannábico legalizado para tratar los efectos secundarios de la quimioterapia y que contenía THC puro, los médicos descubrieron que la mayoría de sus pacientes prefería seguir consumiendo marihuana.
Decían que los efectos del Dronabinol eran demasiado fuertes y, a menudo, desagradables. Con el tiempo, se ha visto que el consumo de THC puro tiende a generar ansiedad en muchos consumidores, mientras que el cóctel de cannabinoides, terpenos, flavonoides y otras sustancias que contiene el cannabis parece actuar modulando y moderando estos efectos.
El término “efecto séquito”(entourage effect, en inglés) fue acuñado en 1998, por Shimon Ben-Shabat trabajando con Raphael Mechoulam, científico israelí de origen búlgaro, profesor de química médica en la Universidad Hebrea de Jerusalem y famoso por haber aislado, determinado la estructura y sintetizado por primera vez el delta-9-tetrahidrocannabinol, el THC. Para Ben Shabat y Mechoulam resultaba evidente que la combinación de todos los componentes de la resina producía un efecto mayor que cualquier componente aislado.
Es decir, el efecto general producido por la planta de cannabis es el resultado de la combinación de los efectos de cada una de las moléculas presentes en la resina. Aunque la ciencia todavía no sabe con exactitud cómo sucede esto, cada vez hay más evidencias que confirman el efecto séquito. El efecto séquito explica porqué las distintas variedades de cannabis tienen diferentes propiedades medicinales y efectos psicoactivos incluso cuando las concentraciones de los principales cannabinoides son semejantes. El efecto del THC no sólo se ve modulado por el resto de cannabinoides, el resto de compuestos presentes también contribuyen de forma sustancial.
Por ejemplo, se sabe que algunos terpenos reducen la ansiedad, incrementan el flujo sanguíneo cerebral o la actividad cortical del cerebro, eliminan patógenos respiratorios o tienen efectos antiinflamatorios. Varios estudios científicos han probado que los terpenos presentes en el cannabis tienen efectos biológicos sobre el consumidor, actuando como anticancerígenos, fungicidas, antimicrobianos, antivirales, antiinflamatorios o antiparasitarios. Además favorecen la penetración de los cannabinoides a través de la piel o la barrera hematoencefálica. Incluso hay terpenos que se ligan a los receptores cannabinoides cerebrales.
Los terpenos
Los terpenoides constituyen el mayor grupo conocido de fitoquímicos, con entre 15.000 y 20.000 diferentes. Más de 200 terpenos distintos han sido aislados en la resina del cannabis. Los terpenos, no los cannabinoides, son los responsables del aroma del cannabis. Se desconoce el papel que la mayoría de ellos juegan en el efecto global de la marihuana pero no cabe duda de que influyen. Hay unos cuantos terpenos cuyas propiedades se conocen mejor.
Los terpenos comparten el precursor pirofosfato de geranilo con los cannabinoides. Son bastante potentes y afectan al comportamiento animal, y humano, cuando se inhalan del ambiente, aún en concentraciones muy pequeñas. El contenido relativo de los distintos terpenos viene determinado por herencia genética mientras que el contenido total en relación al peso esta más influido por las condiciones de cultivo.
Según un estudio de 2011, realizado sobre 16 variedades diferentes, los once terpenos presentes en mayor concentración son, de más a menos abundante, β-mirceno, α-pineno, α-terpinoleno, limoneno, trans-β-ocimeno, β-pineno, α-terpineno, β-cariofileno, 1.8 cineolo, α-felandreno y Δ-3-careno. Los terpenos pueden constituir entre el 10% y el 30% de la resina. Los más abundantes en la resina fresca son los monoterpenos mirceno, limoneno y pineno, aunque por ser muy volátiles se van evaporando a lo largo del proceso de secado y almacenaje. Los sesquiterpenoides como el cariofileno, por ser menos volátiles, acaban representando un porcentaje mayor en muestras secas y especialmente en extractos descarboxilados con calor.
Concentración media de terpenos (como porcentaje del total de terpenos) en 16 variedades de cannabis. Datos extraídos de Casano, S. (2011) La planta de cannabis sintetiza los distintos terpenoides con fines concretos. Por ejemplo, las flores tienen mayor cantidad de terpenos con propiedades insecticidas como el limoneno y el pineno, mientras las hojas bajas poseen una concentración mayor de sesquiterpenoides amargos que evitan que los animales herbívoros las coman. Las propiedades insecticidas de los terpenos no se deben solo a su acción farmacológica sobre los insectos, sus propiedades físicas hacen que la resina sea lo suficientemente pegajosa como para actuar de trampa atrapainsectos.
En teoría, con una cuidadosa selección se podrían desarrollar variedades resistentes a los insectos, buscando que sean especialmente ricas en limoneno y pineno para aprovechar las propiedades insecticidas de estos terpenos. Según el estudio realizado por Casano en 2011, las variedades principalmente Índicas se caracterizan por la presencia de β-mirceno en concentraciones relativamente altas seguido por limoneno o α-pineno como segundo terpeno más abundante, mientras que las variedades principalmente Sativas se caracterizan por un perfil terpénico más complejo en el que algunas variedades tienen α-terpinoleno o α-pineno como terpeno más abundante y mientras que otras domina β-mirceno y en segundo lugar α-terpinoleno o trans-β-ocimeno.
Otros estudios posteriores han encontrado que la variabilidad del perfil terpénico de índicas y sativas es tan grande que no queda claro que se puedan dividir las variedades entre estas dos categorías clásicas. ¿Qué influye en el contenido de terpenos de una planta? La genética de la variedad, el momento de cosecha o la composición de la tierra en la que crece influyen en la huella de terpenos de cada planta, tanto en la concentración relativa de cada terpeno como en el contenido total de terpenos. La amplia variabilidad en la composición terpénica podría servir para caracterizar los biotipos cannábicos así como para evaluar su potencial terapéutico, pero aún hace falta mucha más investigación para comprender bien los distintos quimiotipos.
Aplicación práctica del efecto séquito
Los consumidores de cannabis podemos aplicar el conocimiento actual sobre los terpenos para lograr el tipo de efecto más adecuado para cada ocasión. Es fundamental conocer bien las variedades que consumimos y los efectos que producen. Esto es mucho más fácil cuando consumimos variedades de esqueje ya que, si el método y las condiciones de cultivo son iguales, producen siempre cannabis con el mismo quimiotipo. Además sería interesante conocer un análisis químico detallado de cada variedad con los porcentajes de cada cannabinoide y cada terpeno. Una practica extendida entre los consumidores más expertos es mezclar distintas variedades de cannabis para lograr el efecto deseado.
Por ejemplo, una Sativa muy estimulante y con tendencia a generar ansiedad puede mezclarse con una Índica muy relajante para obtener un efecto estimulante pero sin ansiedad. Utilizando diferentes proporciones de una y otra variedad es posible ajustar el efecto a los gustos personales de cada consumidor. Otra ventaja de la mezcla de variedades es que se obtiene un efecto psicoactivo más potente y que genera menos tolerancia. Hasta donde sabemos, esta hipótesis no está avalada por ningún estudio científico pero muchos consumidores lo han comprobado en la práctica. Haz la prueba, combina tres o cuatro variedades con diferentes efectos y procedencias diversas y pruébalas.
Además de combinar distintas variedades se puede alterar el efecto psicoactivo añadiendo otras fuentes de terpenos al cannabis. Por ejemplo, tradicionalmente se han usado frutas y plantas ricas en determinados terpenos para contrarrestar los efectos secundarios desagradables de un consumo elevado de THC.
Probablemente el remedio más antiguo contra la sobredosis de cannabis es el limón. Ya en el siglo X, el persa Al-Razi recomienda el consumo de frutas ácidas, algo que es secundado en el siglo XIII por el famoso médico árabe ibn Sina (Avicena). A lo largo del siglo XIX, varios científicos y viajeros, recomiendan el consumo de limón o limonada. Hay que tener en cuenta que muchos de estos viajeros conocen este remedio en sus viajes por el Norte de África, donde a la limonada se le añade la piel del limón además del zumo.
El jugo del limón no contiene muchos terpenos, pero la piel es naturalmente rica en limoneno. Otro remedio tradicional contra los efectos secundarios de una dosis excesiva de cannabis son los piñones. Ya en el siglo I d.C. recomendaba Plinio el Viejo en su Historia Natural estos frutos secos ricos en pineno, un terpeno que modera los efectos del THC. En la medicina ayurvédica hindú se recomienda fumar junto con el cannabis una pizca de polvo de raíces secas de cálamo aromático (Acorus calamus) para contrarrestar los efectos negativos del THC.
Esta planta contiene beta asarona, que, igual que el pineno, es un inhibidor de la acetilcolinesterasa. Por último, los granos de pimienta negra ofrecen un buen antídoto contra el exceso de THC gracias a su combinación de pineno que otorga claridad mental, mirceno que aporta sedación y beta cariofileno que es ansiolítico.
Se pueden masticar unos granos de pimienta o simplemente oler la pimienta recién molida. El mango es una fruta muy rica en mirceno y, según algunos autores, si se consume una hora antes de fumar cannabis se intensifica el efecto psicoactivo, aunque esta teoria ha quedado totalmente desmentida por el extenso artículo sobre los Mangos que publicó El Cannaseur en Soft Secrets Spain número 5 del 2015. Las variedades ricas en pineno suelen ser estimulantes y activas.
El limoneno hace que el cannabis sea alegre y antidepresivo. Si la variedad es rica en mirceno se acrecientan los efectos calmantes. Consumiendo u oliendo piel de limón, piñones o resina de pino, pimienta negra y mango a la vez que se consume cannabis se pueden alterar las proporciones de los distintos terpenos que llegan al cerebro y, por tanto, modular el efecto psicoactivo.
Aunque no es posible dar indicaciones más concretas, el carácter no tóxico de estos alimentos permite jugar y experimentar hasta obtener los resultados deseados. En un futuro no muy lejano, probablemente escogeremos qué variedad cannábica consumimos fijándonos no sólo en la cantidad de THC que contienen sino en los terpenos y el resto de cannabinoides presentes.
Autor: José T. Gállego