Máxima Producción Anual

Exitable
15 Oct 2014

El cultivo de cannabis en interior es una actividad altamente especializada, se puede organizar de distintas maneras en función del espacio y el equipo disponible, así como de las necesidades del cultivador y la cantidad que se quiera cosechar. Una lámpara y un extractor de aire constituyen el equipo mínimo necesario para montar un cuarto de cultivo pero, a partir de ahí, no existe un límite máximo a la complejidad que puede alcanzar un sistema de cultivo.  


Hay sistemas estructurados en uno, dos o tres cuartos de cultivo. Sistemas que permiten tres, cuatro, cinco, seis y hasta siete cosechas anuales. Más aún, en los cultivos de cosecha continua se puede llegar a cosechar cada semana, si al cultivador le va bien. Comparar la producción anual, en relación al consumo eléctrico, aporta una visión muy clarificadora de qué sistemas son más eficientes. Veamos cuatro sistemas distintos:

  • El cultivador Antonio alberga seis plantas en un pequeño armario, iluminado con una lámpara de alta presión de sodio de 400w. Obtiene sus plantas a partir de semillas, por lo que no todas tardan lo mismo en florecer, ni producen la misma cantidad o calidad de cogollos. Las plantas permanecen en crecimiento unas cuatro o cinco semanas, antes de cambiar el fotoperiodo, para que florezcan durante ocho o diez semanas más. Cada cosecha completa ocupa entre doce y quince semanas. Anualmente Antonio obtiene alrededor de 600 gramos de cogollos repartidos en dos cosechas, la primera entre octubre y enero, la segunda entre febrero y mayo. En los meses de verano para de cultivar por las altas temperaturas. Su producción anual de de 1,5 gramos por vatio (600g/400w) de luz empleado.
  • El cultivador Bruno tiene dos espacios de cultivo: un armario pequeño iluminado con una lámpara fluorescente de 125 w, donde mantiene una planta madre muy productiva y enraíza los esquejes; un armario más grande para crecimiento y floración, iluminado con dos lámparas de alta presión de sodio de 600 w, en el que caben, cómodamente, 24 plantas en macetas de diez litros de capacidad. Bruno saca esquejes de su planta madre, dos semanas antes de que el armario grande se desocupe de la cosecha anterior. Los esquejes enraizados se trasplantan a las macetas definitivas, se mantienen en crecimiento durante tres semanas, antes de cambiar al fotoperiodo de floración. Dado que su variedad requiere nueve semanas exactas para madurar, Bruno tarda en crecer y florecer cada cosecha doce semanas justas, lo que le permite realizar tres cosechas al año y, aun así, dejar de cultivar los meses más calurosos del año. Todas sus plantas son muy productivas y de gran calidad, pues son clones de la misma planta madre seleccionada precisamente por estos rasgos. En cada cosecha obtiene alrededor de un kilo de cogollos de primera calidad. Los tres kilos anuales suponen una productividad de 2,26 gramos por vatio (3.000g/1.325w).
  • Nuestro tercer cultivador, Carlos, produce cannabis para un club de consumidores, tiene un sistema de tres habitaciones, equipadas con un aire acondicionado, esto le permite realizar seis cosechas anuales. Una habitación iluminada con 250 vatios de fluorescentes la dedica a sala de madres y enraizar esquejes, la segunda habitación es la de crecimiento y tiene 600 w de halogenuros metalizados; en ella, los esquejes enraizados se desarrollan durante cuatro o cinco semanas antes de pasar al tercer armario, el de floración, que se ilumina con tres lámparas de 600w de alta presión de sodio y cuenta con un generador de C02 para mantener el nivel de este gas en torno a las 1.000 ppm (partes por millón). Carlos suele cosechar alrededor de 1.800 gramos de cogollos en cada cosecha, lo que supone 10,8 kg al año. Teniendo en cuenta que utiliza 2.650 vatios de luz y unos 500 vatios de aire acondicionado, produce anualmente 3,42  gramos por cada vatio de electricidad (10.800g / 3.150w).
  • Por último, el cultivador Daniel ha optado por organizar un sistema de cosecha continua, le permite cosechar dos plantas semanales. Cuenta con dos armarios de cultivo. En uno tiene una planta madre, un pequeño esquejero y cuatro plantas en crecimiento con una lámpara de 250w de halogenuros metalizados. El cuarto de floración alberga dieciséis plantas en distintas fases de la floración, comparten espacio bajo una lámpara de sodio de 600w, está refrigerado con un pequeño acondicionador de aire que no gasta mucho (Daniel calcula unos 200w pues, aunque su consumo nominal es 600 vatios, casi siempre funciona al mínimo y en invierno apenas se enciende). En el sistema de Daniel cada semana acaban de madurar y se cosechan dos plantas del cuarto de floración, son reemplazadas por otras dos, que se trasladan desde el cuarto de crecimiento. Estas, a su vez, son sustituidas por dos esquejes enraizados que se trasplantan a macetas. Por último, Daniel saca dos nuevos esquejes de la planta madre y los pone a enraizar. A lo largo del año Daniel cosecha 104 plantas (52 semanas x 2 plantas) de unos 40 gramos cada una, que suman 4.160 gramos y suponen una productividad anual de 3,96 gramos por vatio (4.160/1.050).

Como hemos podido ver, la cantidad de cannabis producida anualmente por cada vatio de electricidad empleado puede variar mucho en función del sistema escogido. Dado que el consumo eléctrico supone el principal gasto asociado al cultivo de interior (aparte de la compra del equipo), la productividad anual en gramos por vatio es el factor más revelador de la eficiencia de un sistema de cultivo. Analicemos uno por uno las ventajas y los inconvenientes de los distintos sistemas.

 

Jardines de un espacio

Es el sistema más sencillo: un solo cuarto de cultivo donde se lleva a cabo todo el ciclo, desde la germinación hasta la cosecha. La principal ventaja de este sistema es que sólo hay que organizar un cuarto de cultivo, por lo que los gastos en material son más bajos. La mayoría de los cultivadores empiezan con un jardín así: cuelgan una lámpara e instalan un extractor para renovar el aire y ya están listos para cultivar.

En esta situación no hay un espacio aparte donde mantener madres ni enraizar esquejes, por lo que hay que sembrar a partir de semillas o conseguir los esquejes. La imposibilidad de mantener plantas madre es una ventaja y un inconveniente al mismo tiempo. Lo bueno de tener madres es que permiten conversar las mejores plantas y cosechar una y otra vez las mismas variedades exactas. Lo malo es que hay que cuidar las plantas madre durante todo el año, los 365 días sin descanso. Un auténtico incordio a la hora de irse de vacaciones.

El proceso de germinación, crecimiento y floración suele demorarse entre tres y cuatro meses, según la variedad cultivada y el tiempo empleado en crecimiento, por lo que, como máximo, se pueden hacer cuatro cosechas anuales. En realidad, la mayoría de los cultivadores no hacen más de dos o tres cosechas, ya que suelen parar de cultivar durante el verano, cuando las altas temperaturas exteriores complican bastante el proceso y hacen casi imprescindible disponer de un acondicionador de aire para mantener la temperatura del jardín dentro de los parámetros óptimos, lo que eleva el consumo de electricidad.

Quien no necesite una gran producción anual puede obtener todo el cannabis para su propio consumo con un sistema de un solo cuarto. El mayor inconveniente de este método, acabas echando en falta la posibilidad de conservar plantas madre, que permiten obtener una y otra vez la misma calidad.

En los últimos años, con la aparición de las variedades autoflorecientes, ha surgido un nuevo tipo de cultivo que se puede realizar en estos jardines de un solo cuarto. Con plantas automáticas capaces de madurar en 60-75 días se pueden realizar hasta 5 o 6 cosechas anuales sin necesidad de complicarse con esquejes o con el fotoperiodo. Las lámparas pueden incluso funcionar constantemente sin tener siquiera un programador, puesto que las variedades automáticas florecen aunque vivan bajo luz continua. 

Ventajas

  • Sencillo y barato
  • Solo se trabaja cuando se cultiva
  • Suficiente para consumidores moderados

Inconvenientes

  • Pocas cosechas al año (tres como máximo, cuatro con aire acondicionado)
  • No se pueden mantener plantas madre
  • Productividad anual baja

 

Jardines de dos o tres espacios 

Son los sistemas más habituales en cultivos medianos o grandes. En estos sistemas hay un cuarto de cultivo diferente para cada fase del ciclo de vida de las plantas, en función del fotoperiodo necesario para esa fase. Lo más habitual es tener dos salas: una con fotoperiodo 18/6 y otra con fotoperiodo 12/12. En la sala de crecimiento (18/6) viven las plantas madres, se enraízan los esquejes y se realiza el crecimiento de las plantas hasta el tamaño requerido para inducirles la floración. En los sistemas más grandes, puede llegar a haber dos o tres cuartos a 18/6: la sala de madres, la de enraizado de esquejes y la de crecimiento. La sala de floración, con fotoperiodo 12/12, es el auténtico corazón del sistema, el lugar donde se producen los cogollos, y suele tener, como mínimo, el doble de tamaño que la sala de madres y crecimiento, así como una mayor cantidad de luz por metro cuadrado, ya que las plantas requieren mayor intensidad de luz en la fase de floración que en la de crecimiento.

Ventajas

  • Se dispone de plantas madre
  • Productividad anual media/alta
  • Adecuado para grandes consumidores o clubes
  • Hasta seis cosechas anuales

Inconvenientes

  • Mayor gasto en equipo y consumo eléctrico
  • Requiere mucho espacio
  • En jardines medianos o grandes se necesita ayuda para manicurar.
  • Atención constante durante todo el año

 

Cosecha continua

La idea clave de este tipo de sistema consiste en que no todas las plantas entran y salen de floración al mismo tiempo. Cada semana madura y se cosecha un número determinado de plantas que se sustituyen por otras nuevas que ocupan su lugar. Por ejemplo, bajo una lámpara de 600 w se mantienen ocho plantas (esquejes a ser posible) de una variedad que tarda ocho semanas en florecer. Cada semana se cosecha una de las plantas al alcanzar la madurez, se sustituye por una nueva lista para empezar a florecer. Lo mejor del sistema de cosecha continua es que reparte el trabajo de manera uniforme a lo largo de todo el año, con lo que se evita la necesidad de conseguir ayuda para manicurar la cosecha, algo muy frecuente en cultivos grandes, pero que es el principal punto débil en su seguridad. Conozco más de un cultivador que ha sufrido robos en su plantación y que no pueden dejar de sospechar de alguno de sus manicuradores. Estoy seguro de que la mayoría de ellos son gente de fiar, pero ¿cómo distinguir a los que no lo son? La solución para muchos cultivadores ha sido organizar sistemas en los que ellos solos se ocupan de todo sin ayuda externa. Esta es, sin duda, una de las razones que han ayudado a la popularización de las máquinas de manicurar pero, hoy por hoy, la calidad de los cogollos manicurados a máquina todavía no está a la altura de los manicurados a mano, por lo que algunos cultivadores prefieren optar por los sistemas de cosecha continua.

Ventajas

  • Se dispone de plantas madre
  • Productividad anual muy alta
  • Aprovechamiento máximo de la luz y el espacio
  • Un cultivador puede cuidar, cosechar y manicurar un cultivo grande sin ayuda externa
  • La carga de trabajo es constante, sin altibajos

Inconvenientes

  • Mayor gasto en equipo y consumo eléctrico
  • Se tarda varios meses en alcanzar el pleno rendimiento
  • Es muy complicado parar de golpe para descansar o hacer vacaciones
  • Requiere atención constante durante todo el año
  • Debe funcionar como un reloj para que el resultado sea bueno
  • Como nunca se vacía el jardín resulta más difícil acabar completamente con una plaga
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