Los franceses se enfrentan a su estado en defensa del cannabis

En Francia, al igual que en España, el cannabis es ilegal. Pero, como en nuestro país, solo es penalizable aquel que contenga más de un 0,2% de THC. Es por eso que, al igual que en otros países, multitud de establecimientos están comenzando a vender cogollos CBD Rich, un producto que no es ilegal pero que no gusta al Estado francés, que ha declarado la guerra a estos locales. Como si fuera Amsterdam pero sin el colocón de sus variedades, así se está mimetizando Francia en un constante goteo de Coffee Shops que abren sus puertas para vender marihuana con menos del 0,2% de THC. Francia castiga con severidad a los consumidores de drogas, y los usuarios de cannabis no se libran de esta ley. Además de las cuantiosas multas que se les impone, pueden ser castigados hasta con un año de cárcel. Durante las últimas semanas, numerosas voces a favor y en contra de la regulación de la marihuana han tomado el protagonismo de la agenda política y social. Solo durante esta semana, cuatro propietarios de ''coffee shops'' han sido arrestados en París en una investigación sobre 'tráfico de estupefacientes e incitación a su uso'. El mes pasado, otras tres personas también fueron detenidas en el marco de esta misma operación. Pero los ciudadanos franceses, revolucionarios por naturaleza, no aceptan la supuesta 'caza de bruajs' del Gobierno francés. Según una encuesta publicada el mes pasado, el 51% de los habitantes del país es favorable a la regulación del cannabis medicinal. Lo que no se esperaba el Gobierno de Francia es que la clausura de estos locales ayudaría a ''redescubrir la planta en su conjunto y sus diferentes usos'', según explicó Florent Buffere, portavoz de la asociación francesa proregulación NORML, que defiende modelos regulatorios como el de Canadá o Uruguay. Según explica el portavoz, ''este tipo de tiendas han hecho una interpretación concreta de la ley. Nosotros la apoyamos siempre que informen bien del tipo de producto que venden''. Buffiere asegura también que una regulación del cannabis podría aportar a las arcas del Estado entre 2.000 y 6.000 millones de euros al año en impuestos. Esta intepretación de la ley que señala Buffiere se refiere a que el CBD no es una sustancia prohibida, pero tampoco autorizada, siempre que no contenga más de un 0,2% de THC. Y los coffee shops aprovecharon este vacío para vender todo tipo de productos con esta sustancia; desde cogollos hasta aceites, cremas o incluso pasteles.