La lucha de la MACA
En mayo, el Tribunal Supremo redujo la pena a los miembros de la junta directiva y al cultivador del club social de cannabis pionero en Barcelona, la MACA, de 6 años a 6 meses de prisión.
La asociación cannábica la MACA funciona desde 2006 en Barcelona y fue ejemplo para asociaciones de todo el país. A pesar que la MACA mantuvo su funcionamiento basado en los Códigos de Buenas Prácticas de los Clubes Sociales de Cannabis, la Audiencia condenó con prisión y multas de hasta 200.000€ a cada una de las 6 personas imputadas.
Disolución de La MACA
Gracias a la persecución legal a la que estaba siendo sometida, la MACA anunció su disolución. “Sin embargo y después de tantos éxitos logrados, el trabajo realizado durante tantos años no podía ser condenado” dice la MACA en un comunicado de prensa.
La lucha de la MACA
La MACA recurrió al Tribunal Supremo, que ha absuelto a dos de los miembros de la junta directiva y rebajó la sentencia del resto de miembros a dos condenas de seis meses de prisión. “Celebramos que ningún implicado será privado de su libertad por desarrollar una actividad con los vigentes principios constitucionales. ”, reconoce la MACA por una parte, pero por otra creen que el Poder Judicial carga contra los avances sociales y legislativos, en lugar de analizar un modelo claramente orientado a conseguir el bienestar de las personas y aplica de nuevo su estrategia punitiva de represión y acoso a un modelo de acceso a la sustancia reconocido internacionalmente, prohibiendo a las personas su derecho al libre desarrollo de la personalidad, a la prevención de la salud y a la seguridad. “Pedimos de nuevo a los poderes públicos que doten a la sociedad de unos instrumentos que verdaderamente incidan en la protección de la salud y en el ejercicio de los derechos fundamentales de las personas consumidoras, que es el objeto del modelo Cannabis Social Club, al que contribuyó La MACA con su labor”, reclama.
La alternativa que presentan las asociaciones cannábicas para regular el cannabis de forma integral es una nueva vía, abierta desde la inteligencia y la desobediencia colectiva, que no pretende banalizar el consumo, sino conseguir un acceso con menos riesgos y más información.