Dana Valencia Capítulo 1: el renacimiento de Hortitec
Imágenes sobrecogedoras y la certeza de que habría muchos muertos, la noticia de la Dana en Valencia tenía los ingredientes para extenderse rápidamente por el mundo, también llegó Praga, donde se celebraba la Cannafest. Los que no llegaron fue el equipo de Hortitec Valencia, estaban atendiendo la mayor urgencia de la historia de la empresa. En su relevo acudió personal de Girona, Madrid y Granada, con la directora de Hortitec Italia, Roser Vidal, al frente. Lo que me contó Roser estremecía, la riada había entrado en sus almacenes, dejando 70 centímetros de barro, tenían dificultades para acceder a Hortitec, muchas de sus casas estaban arrasadas y la gente tenía dificultades para acceder al agua o la comida, para ducharse y quitarse el lodo.
En algunos sitios se recomendaba calma y no ir a Valencia para no interferir, porque lo que se necesitaban eran maquinas, pero como las maquinas no llegaban una oleada de valencianos empezó a inundar los puentes en dirección a la zona afectada. Y pronto, al darse cuenta de la gravedad de la situación, otros compatriotas empezaron a acudir masivamente, cargando sus coches, sus furgonetas, sus camiones, con sus herramientas de trabajo, con lo que compraban en los supermercados y salieron a socorrer las zonas afectadas. El martes siguiente, al volver de Praga y coger el coche, en dirección a casa, al hablar con los amigos de Valencia y ver que les faltaba de todo, me uní a esa marea de españoles que vaciaron los supermercados y salieron a socorrer al primero que veían necesitado.
Comida, ropa, agua, ya había llegado, pero me pidieron cosas como botas de agua, frontales, hidrolimpiadoras, bombas de achique, calcetines gruesos. Al llegar a Valencia, por la noche, y entregar los materiales a distintas personas todo revestía cierto aspecto de normalidad. Al día siguiente, al querer acudir a Hortitec descubrí una ciudad muy diferente. Las circunvalaciones se habían cerrado y todo iba por el centro de la ciudad, que está atascado de coches. Así que el GPS no funciona, mientras policías locales de toda España ordenan el tráfico como pueden, sin poder darte ninguna indicación, porque no conocen la ciudad. Al pasar juntos a los puentes, se veían mareas de personas que bajaban de sus coches y los autobuses y se iban a limpiar. Tras perderme tres horas en aquel tráfico endiablado, la desesperación me llevó a intentar una solución creativa, ir a una zona que conocía, El Perelló, salir hacia afuera y entrar a Algemesí desde arriba. Aunque es un tremendo rodeo, resulto la ruta más corta
Desde la década de los 90, con la burbuja inmobiliaria, el clima de compadreo y comisiones, propiciaron la ocupación de terrenos que se inundaban en el pasado, cada vez más y más edificaciones, empresas y naves industriales. Ahora, mientras conducía despacio, pude ver La Albufera totalmente llena de agua, la verdadera dueña sacó las escrituras y dijo: “todo esto es mío”.
Cuando llego el polígono industrial huele a desolación, a lodo retenido de días. Las puertas de las empresas están abiertas, mientras los trabajadores intentan sacar el barro como pueden, con las herramientas que cada uno ha conseguido. Salí de casa a las 7:30 y llegué a las 11:30.
En la entrada de Hortitec encuentro un comité de emergencia, en el que Juan Antonio, gerente de la empresa, distribuye trabajos y gestiona emergencias. Coincido en la llegada con Roser que ha traído un montón de comida en bolsas. Acabe con un equipo del almacén que sacaba lodo de una instalación exterior. Al sacar la hidrolimpiadora otra sorpresa, Leroy Merlín me había vendido una hidrolimpiadora a la que faltaba una pieza y no tenían ninguna solución, por supuesto, en su tienda de Valencia no quedaban. Ellos no quisieron unirse a la marea de españoles que trasladaba stock de un sitio a otro.
Al segundo día ya me levanto a las cinco y media de las mañana, al principio el tráfico resulta gentil, fluido, pero a partir de las seis y media ya se empieza a espesar, parece que más personas han tenido la misma idea. Así consigo llegar a Hortitec a las siete de la mañana, toda una proeza. La mayoría del personal también se las ha apañado para estar a tiempo. Había recuperado otra de las hidrolimpiadoras que traje, así que la conecto fuera, en una empresa spin off de Hortitec, Greens4Chefs, donde cultivan plantas especiales gourmet para restaurantes. Manolo, el encargado de la zona me ayuda a conectarla a un punto de agua que ha recuperado. En cuanto el sonido de la hidrolimpiadora zumba, el animo llega al equipo. ¡Vamos chicas!, ¡no mengüeis! anima Carol de Co2Booster. Pronto le cedo la hidrolimpiadora a Ana de recursos humanos, que disfruta de dirigir vía hechos. Luego ella me comenta que había querido vivir toda esta crisis con los trabajadores, saber como está cada uno.
En uno de los momentos en que voy de un lado a otro, acabo participando en el vaciado de los andamios que se guardaban en uno de los almacenes robotizados verticales de Hortitec, cuyos motores están en el suelo y tienen pinta de necesitar una reparación a fondo. También, en los pasillos laterales de la nave, se apila toda la maquinaria eléctrica que hace de Hortitec el distribuidor más moderno de la industria, ahora inutilizada. En el almacén externo del fondo ya están de inventario, viendo que se puede recuperar para empezar de nuevo.
Es momento de que todo el mundo empuje como pueda, el conductor del camión de Hortitec, Dani, metido a fontanero, me ayuda a meter un tubo para conseguir agua, desde la entrada de una maquina que antaño servía para beber la gente.
Subo al despacho de Nacho que está lleno de papeles, como un auténtico gabinete de crisis. Nacho está ocupado trazando un plan de acción, solucionando problemas y reuniéndose con proveedores. “Ahora Hortitec está pasando un mal momento, hemos hecho muchas relaciones a lo largo de los años y espero que esas relaciones se noten en forma de solidaridad, en situaciones como está es cuando se ve quién es quién. También pienso ayudar a las grows de esta zona a recuperarse, pues me pongo en su lugar y es algo difícil” me dice Nacho.
Pocos días después, tras sufrir grandes perdidas, Hortitec Valencia ha resucitado, con las carreteras también recuperadas, ya es capaz de recibir y servir pedidos al 60% y prometen que pronto vendrán más avances. Mientras acabo este artículo, recuerdo una frase que me dijo Nacho mientras veia descargarse el camión de Granada: “¡Menos mal que toda España se ha volcado!”