Conservando nuestras propias genéticas

Soft Secrets
28 Dec 2018
Después de haber comprendido la importancia de seleccionar plantas de cualidades excepcionales, no cabe duda de que debemos invertir también nuestro tiempo y espacio en aprender a conservarlas de la mejor forma posible, para disponer de ellas siempre que las necesitemos. [caption id="attachment_11159" align="alignnone" width="800"]Conservando nuestras propias genéticas Almacenar madres nos permitirá conservar nuestras plantas favoritas.[/caption]

Conservando genéticas en casa:

Disponer de una pequeña colección de variedades nos permitirá tener a nuestra disposición una amplia selección de plantas de cualidades y características diferentes. En la variedad está el gusto, así que muchos cultivadores disfrutan almacenando tantas plantas o semillas como el espacio del que disponen les permita. Tanto si optamos por conservar las plantas en forma de pequeña biblioteca genética de clones, como si disponemos de una colección de semillas correctamente almacenada, gracias a ello tendremos la posibilidad de cultivar nuestras plantas favoritas siempre que lo deseemos o las podamos necesitar para futuros proyectos. Cualquiera de las dos opciones puede resultar muy conveniente, siempre que dispongamos del espacio necesario y los conocimientos para hacerlo del mejor modo posible. Mantener un pequeño número de clones exige más espacio y una pequeña instalación de iluminación para mantener las plantas en crecimiento vegetativo perpetuo, mientras que las semillas ocupan mucho menos espacio y pueden ser almacenadas a largo plazo en un simple contenedor al fondo de nuestro frigorífico.

La biblioteca casera de clones

Habitualmente, el cultivador de interior acostumbra a trabajar con clones, y por ello prefiere mantener un pequeño número de madres de forma perpetua. Esto le permitirá disponer de clones frescos siempre que lo necesite, así como conservar cualquier planta por la circunstancia que sea. A veces, no disponemos de suficiente espacio y no queda otro remedio que guardar una planta para futuros cultivos. La conservación de clones y madres es muy útil para el proceso de realizar selecciones de plantas élite, pues desde el momento en el que clonamos todas las plantas necesitaremos mantenerlas en crecimiento continuo, hasta que finalmente todas ellas sean convenientemente evaluadas. Solamente entonces podremos proceder a descartar aquellas plantas que no vayan a ser conservadas, o las que no hayan reunido las cualidades buscadas, ni nuestros mínimos personales de calidad. El principio del mantenimiento de la planta en crecimiento vegetativo continuo se basa en la influencia del fotoperiodo para provocar la floración de las mismas, así como en la posibilidad de manipular este fotoperiodo a nuestro antojo, pudiendo favorecer que las plantas se encuentren en un estado de crecimiento perpetuo. Es obvio que, para esto, necesitaremos disponer de un espacio dedicado a ello, donde hayamos instalado previamente una fuente de luz adecuada para tener las plantas bajo un régimen de luz continua o fotoperiodos de 18-16h de luz según necesidades. Debemos tener en cuenta que, desde el momento en que la duración del periodo de oscuridad llega a las 12 horas, la planta comienza a florecer naturalmente. Es cierto que, dependiendo de la genética de la variedad, algunas plantas tienen alguna necesidad concreta en cuanto al fotoperiodo. Por ejemplo, muchas variedades de origen tropical no florecen bien con un régimen de floración común de 12/12 horas, pues proceden de lugares en donde el día nunca supera las 12-13 horas de luz. Otras, por el contrario, aún a más de 12 horas tienden a florecer, especialmente si se encuentran en macetas pequeñas y con un sistema de raíces constreñido. Estas plantas son más complicadas de mantener como madres y exigen trasplantes frecuentes, macetas de mayor tamaño y un régimen lumínico de más horas de luz. Todo esto hace que sea habitual que finalmente se descarten.

Optimizando el espacio de madres

Dado que la conservación de madres vivas nos exigirá un espacio dedicado para ello, debemos tratar de optimizar aquel del que dispongamos para obtener una máxima eficiencia. Dependiendo de nuestras necesidades personales de cultivo, podemos optar por conservar madres de tamaño grande o sino por clones de tamaño pequeño, que ocuparán menos espacio y nos permitirán una mayor cantidad de plantas diferentes por superficie. Si necesitamos un suministro grande de clones de cada variedad, necesitaremos conservar las madres en macetas de gran tamaño, permitiéndonos esto tener plantas con cierto porte, que tras una poda adecuada nos proporcionarán gran cantidad de yemas aptas para obtener esquejes. [caption id="attachment_11160" align="alignnone" width="800"]Conservando nuestras propias genéticas Esta planta está lista para proporcionarnos docenas de clones de calidad.[/caption] Por el contrario, si solamente necesitamos un par de clones de cada variedad y cada cierto tiempo, una idea interesante podría ser mantenerlos en forma de pequeñas plantas o madres tipo bonsái. De este modo, unas semanas antes de necesitarlos les podemos dar un tiempo extra o trasplante para su crecimiento y poder obtener los clones que necesitemos tras una buena poda, controlando así su crecimiento. El principal inconveniente de las madres de gran tamaño es la necesidad de un mayor espacio dedicado, lo que implica una instalación de iluminación proporcional y mayor gasto eléctrico, especialmente si mantenemos varias genéticas a la vez. No ocuparán lo mismo una docena de macetas de diez litros que una docena de vasos de plástico de apenas medio litro. Del mismo modo, necesitaremos mucha más potencia lumínica para mantener todas esas plantas grandes en crecimiento perpetuo y vigoroso. Por otro lado, las plantas grandes necesitan menos cuidados y riegos, pues disponen de gran volumen de sustrato que les proporciona una buena reserva de nutrientes y espacio para su sistema de raíces. Sin embargo, esto también hace que su crecimiento sea mucho más explosivo, exigiendo por otro lado podas regulares para mantener su estructura y su altura, así como evitar un crecimiento vertical demasiado vigoroso y evitar que las ramas se vuelvan demasiado leñosas y poco deseables para ser esquejadas. Normalmente, las plantas que se encuentran en macetas de pequeño volumen exigen uno o incluso varios riegos diarios, y sus nutrientes se agotan muy rápido, corriendo el riesgo de amarillear, interrumpir un sano crecimiento o incluso entrar en floración por entrar la planta en una fase crítica que podría indicar su inminente muerte, por lo que la atención es constante y diaria. También necesitan ser renovadas con mayor frecuencia, aunque para muchos cultivadores las ventajas superan todos estos inconvenientes. Normalmente, las grandes madres solamente son ideales para instalaciones de mayor envergadura o monocultivos, en los que se vaya a necesitar un gran número de esquejes iguales de la misma variedad. Esto es inviable a menos que dispongamos de madres grandes y bien formadas de modo permanente, con una estructura adecuada, que proporcione un gran número de yemas en cada renovación o poda. No obstante, si solamente necesitamos mantener unas pocas plantas, una forma económica y poco trabajosa de hacerlo sería montar una pequeña luz o lámpara cerca de una mesa bien iluminada por alguna ventana. Incluso una pequeña lámpara de lectura o de mesilla podría hacer la función con una bombilla LED de buena potencia. De esta forma, podemos mantener esas plantas en crecimiento continuo todo el año, sin demasiados trastornos, proporcionando unas cuantas horas extra de luz con la lámpara cuando llegue el invierno y los días decrezcan. Esta es una solución adecuada para pasar el invierno sin perder alguna genética, aunque no dispongamos de un espacio dedicado para crecimiento ni los medios para el mantenimiento de madres ideal.

La limpieza en el cuarto de cultivo

Una rutina efectiva e interesante como preventivo ante plagas y patógenos comienza por la correcta y exhaustiva limpieza de toda sala de cultivo, así como las macetas y otros objetos empleados o presentes en la misma. [caption id="attachment_11161" align="alignnone" width="800"]Conservando nuestras propias genéticas Mantener el espacio de cultivo lo más limpio posible es fundamental para prevenir problemas.[/caption] Esto es especialmente importante después de cualquier tipo de plaga o patógeno en cultivos anteriores. Muchas veces, esta es la clave para acabar definitivamente con esporas, patógenos o plagas latentes que se encuentran escondidas, esperando el momento idóneo para volver a reproducirse en nuestras plantas. Podemos optar una limpieza profunda con detergente de todo el material que sea lavable. Posteriormente, continuaremos con una desinfección total con una solución ligeramente diluida de lejía, amoniaco o algún desinfectante similar que podamos aplicar mediante un paño. Es aconsejable ventilar y dejar que se seque bien la sala de cultivo, antes de comenzar de nuevo. En el caso de determinadas plagas reincidentes, podría ser interesante utilizar y aplicar también algún producto insecticida o fungicida específico como remate final. De todas formas, generalmente una buena limpieza y desinfección a fondo suele ser más que suficiente. Lo importante es que no queden plantas ni material contaminado en ningún lado antes de volver a reanudar el trabajo. Sin embargo, además de hongos y patógenos que puedan surgir en nuestra propia sala de cultivo, nuestras plantas se podrían ver afectadas también por otros problemas de origen externo.

Obteniendo clones externos y sus riesgos

Es muy habitual intercambiar clones entre los cultivadores, de esta forma podemos probar cosas nuevas o compartir nuestras plantas favoritas con nuestros amigos y colegas cultivadores. Sin embargo, esta es una práctica que tiene ciertos riesgos que debemos sopesar cuidadosamente para evitar problemas posteriores. Aunque tengamos un cultivo perfectamente atendido y sano, numerosas plagas y problemas externos podrían afectar a nuestras plantas con consecuencias graves para nuestra cosecha. Esto es especialmente cierto si introducimos material vegetal (esquejes o plantas) foráneo en nuestro jardín con regularidad. Debemos tener especial precaución cuando recibimos esquejes o plantas de otras personas, pues son el método más seguro de introducción de plagas y patógenos en un jardín cuidado. Cada vez que introducimos un clon externo o de otra procedencia en nuestro jardín podríamos estar también introduciendo plagas y patógenos, ocultos en el esqueje. Esto supone un riesgo muy grande, porque una plaga o enfermedad grave en un mal momento nos puede arruinar la cosecha. Y no solamente eso, sino que podríamos llegar a perder todas nuestras madres que tanto tiempo nos ha costado seleccionar y conservar. Merece la pena evitar disgustos. La gente que intercambia clones habitualmente, tiene bien presentes estos riesgos. Sin embargo, es muy probable que alguna vez se haya tenido que enfrentar a alguno de estos problemas y experimentarlo en su propio jardín. Dado que muchas de estas plagas encuentran en nuestros cultivos unas condiciones ideales para vivir y colonizar nuestras plantas, debemos evitar en la mayor medida de lo posible su entrada en el cultivo, así como la eliminación total durante las fases previas a la floración de las plantas, lo que dificultaría la aplicación de los productos insecticidas de emergencia. Pulverizar las flores con cualquier producto es algo que deberíamos evitar a toda costa por el bien de nuestra salud y la calidad de nuestras flores. La mejor forma de luchar o evitar estas plagas es sin duda su prevención total, algo también válido para las infecciones de hongos y otros patógenos. Entre algunas de las plagas más comunes podemos encontrar los distintos tipos de ácaros, pulgones, la mosca blanca o los trips que afectan a nuestras plantas. Uno de las principales plagas es la temida y bien conocida araña roja. Este pequeño ácaro chupador de savia es conocido por lo resistente que es, ya que va pasando de un cultivo a otro y durante el tiempo que vive en los diversos jardines, nuevas generaciones se reproducen causando poco a poco una adaptación a las condiciones de cultivo diversas. Esto precisamente es lo que favorece que algunas cepas de araña roja terminen siendo resistentes a determinados productos, pues desde el momento en el que una pequeña población sobrevive y se vuelve a reproducir, la especie se sigue adaptando. Al final, las plagas se hacen resistentes y los productos tradicionales ya no funcionan, por lo que la plaga se vuelve todavía más peligrosa y difícil de erradicar. Muchas veces la plaga se encuentra presente y bien establecida en varios espacios del cultivo a la vez (floración, madres y crecimiento), por lo que resulta muy complicado controlarla. En estos casos se hace necesario eliminar totalmente todas las plantas y tratar absolutamente todos los espacios, para empezar de nuevo un cultivo “limpio” con los trastornos que todo ello conlleva. Esto también ocurre con los posibles patógenos que las plantas puedan contener. Bien sea esporas de hongos como oídio, mildiu, fusarium o también virosis o cualquier otra enfermedad indeseada. Muchas de ellas son difíciles de erradicar una vez que se instalan en nuestro jardín, exigirán medidas drásticas y normalmente dramáticas. Por último, otro problema habitual del intercambio de clones no controlado es la imposibilidad de verificar la autenticidad o procedencia de una genética determinada, hasta que la hayamos cultivado nosotros mismos. Muchas veces recibimos clones mal etiquetados o falsos, que no son lo que se espera o debería. Esto sucede porque en algún momento alguien no ha sido cuidadoso al compartir un clon o ha compartido de forma deliberada una planta mal etiquetada o un clon falso. A su vez, este clon es compartido antes de haber sido verificado por otros, la cadena sigue y finalmente el resultado es que circulan muchos clones no verificados o falsos entre cultivadores. Todo esto hace que merezca la pena tener precauciones y asegurarse a la hora de introducir esquejes de fuera en nuestro cultivo, y también de confiar nuestras plantas favoritas a terceros. Siempre recomendamos intercambiar solamente con gente de confianza. Al final, la única manera de evitar problemas es evitar introducir nada externo en nuestro jardín. Drástico, pero totalmente efectivo también. [caption id="attachment_11162" align="alignnone" width="800"]Conservando nuestras propias genéticas Planta con claras muestras de “picaduras” de araña roja en las hojas.[/caption]

Cuarentenas contra plagas y otras amenazas externas

Si a pesar de todo esto seguimos convencidos de apadrinar unos cuantos clones, adoptar un sistema de cuarentena para cualquier planta externa que no se encuentre bajo control es crucial. Esto es especialmente importante al introducir clones procedentes de otros cultivos que, en muchos casos, van a ser portadores inesperados de todas esas plagas o incluso patógenos y hongos que podrían comprometer todo nuestro esfuerzo, por lo que todas las precauciones serán pocas. Cualquier planta externa debe ser correctamente tratada con algún producto polivalente insecticida, fungicida o acaricida y mantenida en cuarentena unos días hasta que podamos trasladarla con el resto de nuestras plantas sin temor a que se contaminen. De esta forma, evitaremos riesgos innecesarios que podrían comprometer todo nuestro trabajo. Una buena rutina o costumbre consiste en examinar cuidadosamente cualquier planta externa antes de introducirla en nuestro espacio. Muchas veces, un simple examen visual a simple vista o con una lupa es suficiente para detectar anomalías en las hojas o las plantas. Mordeduras de alguna plaga, huevos presentes en el envés o cualquier invertebrado pululando por las hojas deberían ser suficientes para convencernos de sacar toda nuestra artillería pesada. En el caso de las plagas de ácaros o insectos, es recomendable ser más drástico, ya que su control es más dificultoso y los posibles daños y consecuencias suelen ser mayores. Prevenir mediante el uso de insecticidas que funcionen como acaricidas y también ovicidas. De poco vale eliminar los adultos si los huevos permanecen, listos para abrirse cuando llegue el momento adecuado. Es importante lograr romper el ciclo reproductivo de las plagas para obtener el éxito en su eliminación definitiva. En muchos casos, será necesario eliminar plantas u hojas muy afectadas y renovar todo el cultivo. Razón suficiente para extremar la prevención. En el caso de reconocer la plaga presente, debemos usar un producto adecuado para la misma. Si pudiésemos observar también cualquier mancha negruzca o blanquecina en las plantas o anomalía en su aspecto que nos pudiese hacer creer en la existencia de hongos o cualquier otro patógeno, también debemos ser cautos. Si no disponemos de un espacio adecuado de cuarentena para tratar las plantas hasta que se recuperen y estén limpias y libres de problemas, podemos utilizar pequeños trucos para mantener plantas aisladas dentro de nuestro cuarto habitual. Es posible crear pequeñas cápsulas de cuarentena individuales confeccionadas con dos vasos de plástico sellados con silicona. De esta forma, mantenemos los clones en cuarentena forzada mientras enraízan o se recuperan y los podemos examinar e incluso tratar sin miedo a que contaminen todo el cuarto de cultivo. [caption id="attachment_11163" align="alignnone" width="800"]Conservando nuestras propias genéticas Muestra de clones enraizando en cuarentena con vasos plásticos.[/caption] Del mismo modo que pueden ser introducidas las plagas, muchas plantas podrían venir contaminadas con esporas de diversos hongos como fusarium, oídio, mildiu, etc. En este caso, el tratamiento preventivo debería incluir el uso de fungicidas ecológicos como el azufre, extractos de aceites esenciales como árbol de té o neem, extractos de cola de caballo, ortiga, propóleos y otros remedios similares de vuestra preferencia. No obstante, hay que tener en cuenta que su aplicación implica mojar la planta, por lo que hay que extremar la ventilación para evitar excesos de humedad o condensación dentro de lo posible, ya que podrían ser contraproducente para la aparición de hongos o pudrición de las mismas. Tras la eliminación de alguna de estas plagas, hongos o patógenos, la planta podría encontrarse bastante debilitada y mostrar carencias nutricionales y otros problemas, esto hace aconsejable la aplicación de un producto fortalecedor en los días posteriores al tratamiento, la realización de un trasplante o directamente clonarla en cuanto sea posible para comenzar con una nueva madre. Hay algunos cultivadores a los que les gusta renovar y revitalizar a sus madres sacándolas al sol, aunque los beneficios de esta práctica están por contrastar. Como decíamos antes, la mejor rutina a incorporar es la de examinar cuidadosamente cualquier material externo que vayamos a introducir en nuestro jardín, al igual que hacemos con nuestras plantas cuando surgen problemas. Debemos asegurarnos de que las plantas estén perfectamente sanas y libres de cualquier plaga o enfermedad, antes de juntarlas con nuestras otras madres o cuarto de cultivo. Descuidar este asunto podría llevarnos al desastre e incluso la pérdida de nuestras valiosas madres. [caption id="attachment_11164" align="alignnone" width="800"]Conservando nuestras propias genéticas Esta planta está a punto de morir por culpa de una infección fúngica.[/caption]

Conservando nuestra colección de semillas

Además de la comodidad que nos proporciona el disponer de una pequeña biblioteca de madres o clones, esto también exigirá espacio y dedicación constante, pues todas estas plantas en crecimiento perpetuo necesitarán cuidados diarios y atención constante. Aquellos que no disponen del tiempo, espacio o ganas para hacerlo podrían optar por mantener sus genéticas favoritas en forma de semilla. Algo que resulta muy adecuado para no tener que comprar nuevas semillas cada temporada y así poder disponer de un stock de semillas propio y adaptado a nuestros gustos, siempre que lo necesitemos. Esto puede resultar muy conveniente para aquellos que quieran disponer de una reserva de semillas en su nevera. Es una alternativa especialmente atractiva para los cultivadores que gusten de hacer sus propias selecciones con frecuencia y, de este modo, poder renovar sus madres o probar variedades nuevas cada cierto tiempo. Hay dos tipos de semillas, recalcitrantes y no recalcitrantes u ortodoxas. Las semillas recalcitrantes no pueden desecarse completamente y solamente permanecen viables por un periodo de tiempo relativamente corto. Su humedad siempre está en torno al 15-20%, por lo que prácticamente deben germinarse apenas han sido extraídas de los frutos. Las semillas no recalcitrantes u ortodoxas, por el contrario, pueden ser completamente desecadas para su conservación posterior, siendo posible su almacenamiento a un largo plazo. Por suerte las semillas de cannabis no son recalcitrantes, por lo que son buenas candidatas para ser conservadas durante bastante tiempo sin deteriorarse. La clave para el almacenamiento de las semillas sin perder su viabilidad en el tiempo es mantenerlas a salvo de la humedad y las altas temperaturas, siendo la humedad relativa baja sin duda el factor más importante para su correcta conservación. Por este motivo, uno de los puntos clave para su conservación es la utilización de recipientes totalmente herméticos, que mantengan las semillas en perfecto estado y sin filtraciones de humedad ni condensación. De esta forma, podremos conservar semillas en buen estado durante muchos años en las condiciones ideales. [caption id="attachment_11165" align="alignnone" width="800"]Conservando nuestras propias genéticas Los botes de cristal herméticos son una buena solución para conservar semillas.[/caption] Disponemos de dos opciones a la hora de conservar variedades en forma de semilla; por un lado, podrían ser almacenadas a corto plazo dentro de una nevera o refrigerador pequeño como los empleados para botellas, queso o vino. De media podrían durar viables entre cinco y diez años si se encuentran refrigeradas y en ausencia total de humedad. Si por el contrario deseamos conservar semillas viables durante más tiempo, la opción más adecuada sería sin duda congelar las semillas. Tanto en un caso como el otro, las semillas deberán estar perfectamente deshidratadas y estancas, pues cualquier filtración que permita la entrada de humedad o la condensación en los recipientes podría afectar negativamente a su viabilidad. En general, las bolsitas de plástico no son adecuadas por este motivo. Todo esto es orientativo, pues depende también de las condiciones en que las semillas hayan madurado en la planta, su cosecha, secado y su almacenamiento posterior.

Manteniendo variedades en forma de semilla

La última opción y la más trabajosa, pero también agradecida para los apasionados del cultivo sería mantener nuestras variedades favoritas en forma de semilla. Esto es algo que nuestros abuelos y sus ancestros han hecho en el campo durante siglos. Guardaban cada temporada semillas de aquellas hortalizas o verduras de mayor sabor, producción y calidad, favoreciendo a que poco a poco, fuese mejorando la calidad y homogeneidad de su cosecha y de su huerto. Es posible hacer esto también en nuestros cuartos de cultivo, tratando de seleccionar semillas cada cosecha de aquellas plantas que más nos gustan. Además, es un proceso complementario al de selección, ya que dispondremos de nuestro propio stock de semillas, procedentes de nuestras madres seleccionadas, para evaluar cada temporada y nosotros mismos llevaremos el control de todo. A pesar de que se trata de un proceso algo más complejo y a largo plazo, resultará sumamente satisfactorio para un porcentaje de cultivadores a los que les interesen estos temas. [caption id="attachment_11166" align="alignnone" width="800"]Conservando nuestras propias genéticas Podemos encontrar plantas espectaculares en nuestras propias semillas.[/caption] Una forma de empezar sería comenzar con nuestra variedad o selecciones favoritas, a ser posible propias, ya que nadie más que nosotros se adecuará más a nuestros propios gustos y preferencias. Poco a poco, podremos ir probando cruces de unas y de otras, aprovechando machos interesantes que nos salgan en lugar de desecharlos, polinizando nuestras mejores hembras con ellos. Para esto, no podremos usar semillas feminizadas ya que nos limitarán al no proporcionarnos machos de calidad. La siguiente temporada podremos evaluar nuestros propios cruces y hacer selecciones con ellos. En muchos casos resulta muy satisfactorio encontrar cosas curiosas y de calidad en estas semillas, pues es difícil saber que vamos a encontrar hasta que lo probamos. Con paciencia, en unas pocas temporadas acabaremos encontrando una serie de plantas que se adaptan mucho a nuestros gustos y preferencias, porque hemos invertido varios años en hacer nuestras propias selecciones, cruces personales y hemos seguido seleccionando y cruzando las plantas que más nos han gustado. Esto no es otra cosa que la selección y domesticación que las personas han llevado a cabo con numerosos cultivos, originando toda la gran diversidad de plantas útiles que el hombre ha podido usar durante su existencia. No cabe duda de que existen muchas alternativas para conservar esas plantas que nos han conquistado. Estamos seguros de que cada persona encontrará la forma ideal que mejor se adapte a sus circunstancias y gustos particulares. Lo más importante es que, gracias a ello, podremos seguir disfrutando de nuestras plantas favoritas. [caption id="attachment_11167" align="alignnone" width="800"]Conservando nuestras propias genéticas Algunas plantas son dignas de ser guardadas por mucho tiempo.[/caption] El Cannasseur
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