Seguimiento de un (par de) primer(os) cultivo(s)

Soft Secrets
17 May 2018

Una y otra vez el error sucede. Sobre todo en tus primeros tres cultivos de cannabis. Si estás por iniciar la germinación de alguna autofloreciente te conviene leer este artículo para no cagarla, o por lo menos cagarla en otras cosas.


Compré unas semillas en un grow en el centro de la ciudad. Elegí la cepa Jack Herer auto, la verdad fue un regalo de cumpleaños para mi mismo. Así comencé mi primer cultivo. Germiné la semilla entre dos toallas de cocina en un envase de cotonetes arriba del router de internet. Se generaba un calor que dejaba al envase como transpirado, parecía que fomentaba que germinara la linda semilla que comenzó el crecimiento. La coloqué en una maceta pequeña y ese fue el primer gran error, las autoflorecientes necesitan la maceta definitiva para crecer rápido en honor al tiempo. Al darme cuenta de eso, la trasplanté a una maceta de cinco litros. Comenzó a crecer lento pero seguro bajo el sol, yo sabía que no me saldría perfecto además era mi primer cultivo y quise usar fertilizantes caseros, como purín de ortiga, té de plátano, té de papas y un plaguicida con restos de fruta. Cada uno cumplió su función promulgando un leve avance del crecimiento.

Con el pasar del tiempo llegó la esperada floración y la Jack Herer comenzó a tomar unos hermosos colores en sus flores, su olor era especiado, con notas leves de limón y madera dejaban a mis amigos locos por probarla. Pero no creció del todo, la tierra de hojas la comprimía provocando que las raíces no crecieran tanto. La planta quedó enana. Incluso así dio sus frutos y pude realizar mi primera cosecha. Costó un poco ya que no tenía el conocimiento suficiente. La realidad me obsequió una planta pequeña con un par de ramas y muchas hojas. Entre mis principales errores estaba el uso de la tierra de hoja, esta tierra se puede usar cuando el cultivo tiene un buen drenaje. Además, usé una maceta muy pequeña. Lo mínimo para cultivo en exterior de autoflorecientes es de siete litros y un máximo de 20 a 25 litros aproximadamente. Cosas de principiante, Yo no sabía. Otra torpeza que tuve fue compactar la tierra mal. Fue uno de los errores más graves, las raíces no pueden crecer como corresponde y quedan apretadas. Con sustrato aireado, buena retención y drenaje la cosa hubiera sido distinta. Tampoco aboné con fertilizantes especiales para fomentar el crecimiento, si hubiera utilizado alguno seguro hubiera aumentado el crecimiento y por ende, la producción final. El secado se realizó sin ningún problema y con éxito, así como también el curado y el posterior testing. La Jack Herer, tenía un sabor súper rico y picante a la vez. Tuve la sensación de la risa y mucha energía para dar paso a un estado de relajación el cuerpo me pesaba.

La segunda

Decidí probar la segunda semilla de Jack Herer, pero desgraciadamente se me pudrió en la germinación. No me rendí y germiné la última semilla del paquete, con mucha esperanza de que creciera más que la anterior. Esta vez usé un poco de humus de lombriz para la etapa de crecimiento y compré una maceta de 18 litros negra pensando que era de 11. También mantuve el error de comprimir la tierra, aun así crecía mejor que la Jack Herer anterior. Al florecer se notaba la vigorosidad a pesar de que pudo haber crecido muchísimo más. Utilicé pocos fertilizantes caseros ya que no noté tantos cambios o efectos, así que opté por usar otro fertilizante en la etapa de floración. El resultado fue muy bueno, aumentó la cosecha y el cogollo central creció muy hermoso cumpliendo mis expectativas de tener la “punta” llena de cogollo y resina. La planta tenía gran cantidad de hojas, relativa buena ramificación y el ápice central en floración. Dio un pequeño estirón en esta etapa. Y un pequeño tropezón, también. Sabía perfectamente que regar en el día podía quemar las raíces pero igual lo hice, además usaba una maceta negra en exterior. Dos graves errores. Sin embargo, la planta tuvo gran cantidad de hojas y cogollos. Su punta era muy hermosa y del porte de una mano, más o menos. Las hojas principales cubrían la planta y tomaban la luz del sol para transportarla a los cogollos. Pude haber soltado mucho más la tierra y comprar sustrato, dos errores que me costaron un poco caro. Casi todo mi esfuerzo se fue a la mierda, cometí un error que la verdad me da vergüenza decirlo. Lo cierto es que le ocasioné un estrés indebido. Pude rescatarla con amor y más cuidado. Pero ya nada fue como antes.

Estaba recién empezando a cultivar, y sabía que con el tiempo mejoraría, tarde o temprano. El cogollo central pudo haber crecido mucho más, sin el accidente lo hubiera hecho y habría formado una cola de zorro de punta central. Eso era lo que imaginaba. Luego de realizar la poda de hojas principales que salían del tallo, comenzó la manicura de los cogollos, cortando todas las hojas que contenían cierta cantidad de tricomas. No salieron tantas flores y se pudo rescatar de alguna manera el cogollo principal, pero debido a la humedad tuve que dividir el cogollo grande para que no se pudriera. Los errores de este segundo cultivo de la Jack Herer fueron haber usado la tierra empleada anteriormente, además comprimida, de manera que las raíces no se desarrollaron completamente. Otra vez la metí en una maceta negra y de 18 litros. Me la vendieron como de 11 litros, me percaté con el tiempo. El negro hace que los rayos del sol quemen las raíces de la planta provocando que crezca menos. Solo usé un potenciador de floración, pero debería haber comprado un pack con fertilizantes de crecimiento, floración y el potenciador, así hubiera crecido mejor. Con estos errores aprendí que cultivar semillas autoflorecientes, requiere mucho cuidado y un trato especial para que no se estrese ni detenga su crecimiento.

Hay que seguir probando

Al siguiente año, 2016, con un poco más de experiencia y un importante cúmulo de errores quise probar con otra variedad derivada de Jack Herer, pero mezclada con amnesia. Es la famosa: Auto Lennon muy sativa y produce cogollos no muy densos debido a su genética haze. La primera planta la cultivé con tierra orgánica y un poco de humus de lombriz, no creció más de 40 centímetros y dio una producción de cinco gramos, algo que me decepcionó, pero eso no iba a quedar así: germiné la segunda semilla con éxito. Pero mi mascota se comió las hojas que estaban saliendo y murió a los pocos días.

Finalmente, me quedaba la última semilla del pack, la germiné con éxito y sufrió un estrés debido a mi mascota que se comió las hojitas. Decidí cortarle la punta y quedaron un par de pequeñas ramas de dos centímetros cada una. La planté en el suelo y creció unos 16 centímetros, se veía bien. Al cabo de unos días tomé la decisión de darle un golpe, un cambio, trasplantándola a una tierra especial con perlita. Comencé a usar un fertilizante mineral, un bloom Blaster, y vaya que empezó a crecer. Actualmente mide más de 30 centímetros y sé que seguirá creciendo además que tiene un brazo que está en constante desarrollo en floración, y debido a esto, está pegando un buen estirón. Tras el corte en la punta principal quedaron sus dos ramas que demoraron aproximadamente un mes para volver a crecer. Luego del crecimiento comenzó la floración y la traspasé a una maceta geotextil de 10 litros con turba, fibra de coco y perlita como sustrato. La nueva punta principal de la planta no tiene cogollos tan densos o compactos, pero sí tiene un fuerte olor a limón, muy similar a la Jack Herer. Me sorprendió la calidad de esta semilla ya que con cualquier estrés se podría volver hermafrodita o simplemente morir, pero la Lennon aguantó y siguió su proceso pasando rápidamente a floración, esperando la producción que valiera la pena tanto sufrimiento. Independiente de los golpes de estrés que sufrió esta planta autofloreciente su alimentación estuvo bien, el agua no tiene mucho cloro y recibe buen sol.

La sativa de dos ramas fue amarrada para que sus flores reciban la misma cantidad de luz, crezcan de igual forma y además para generar más producción, que es lo que todos esperamos. A decir verdad, su sabor vale la pena, esperar vale la pena para poder sentir su 80 % sativa. El cultivo que culminó con la cosecha en marzo de 2017, me dejó muchisimas enseñanzas, además de gran cantidad de aspectos mejorados.

La tercera, la vencida

En el año 2016, específicamente a principios de noviembre compré unas semillas feminizadas de Black Herer fem, su genética está compuesta por una Black Domina, una índica con tonos oscuros más o menos morados, y la famosa Jack Herer. El híbrido es una sativa con rico sabor y buen efecto, 60% sativa y 40% índica. Se germinó en una cama de toalla de cocina, luego la pase a un jiffy, cuando creció un poco la traspasé a una maceta de cinco litros, y como ya sabía que debía cambiarla a una más grande conseguí un tarro de pintura blanco de 20 litros y la trasplanté. La verdad me costó realizar el trasplante debido a que estaba muy alta y la tierra no era muy buena, pero sabiendo mis errores de años anteriores, preparé un sustrato nuevo y la dejé lo más oxigenada posible, para que tenga buen drenaje y absorbiera tanto el agua como los nutrientes. En la etapa de crecimiento, coloqué a la Black en un invernadero que construí solamente para ella y utilicé un bioestimulante hasta que comenzó la pre floración. Esta variedad se adaptó muy bien a la maceta. Cabe recalcar que la Black Herer es una semilla feminizada de raza, y su periodo de crecimiento oscila entre los dos y tres meses, la floración dura unos 60 a 65 días. En la pre floración comencé a utilizar el un fertilizante de tipo bloom blaster para promover la floración con una rápida asimilación de los nutrientes que necesita en esta etapa. Además se agregó en pocas cantidades turba de fibra de coco con cierto porcentaje de NPK (Nitrógeno, Potasio y Fósforo), esto ayudó al desarrollo de la planta que dio un “estirón” en la etapa de la floración. Además aportó una buena formación de cogollos en cada una de las ramas laterales.

Transcurrió un mes de la floración, a fines de febrero y comienzo de marzo, la Black se veía con cogollos llenándose de cálices, flores y tricomas. A comienzos de marzo la punta se veía casi blanca y seguí aumentando la cantidad de cogollos. Ahí empecé a percatarme que la producción valdría la pena. Aún le faltaba para estar totalmente madura y llena de carne. La dosis del fertilizante viene en aumento al igual que el tamaño de las flores y su engorde. La Black empezó a mostrar un nuevo tono con muchísima fuerza, un color morado se apoderó de sus cogollos. El tono un poco más oscuro se debe al cambio de temperatura entre verano y otoño y por la predominancia índica. Está comenzando el otoño y donde vivo es algo frío.

Todo bien hasta el hongo

Para un cultivador novato como yo, este proceso me daba muchísima experiencia y nuevos problemas de los que aprender. En un momento empecé a ver algo como una tela de color gris. Los cogollos cambiaron su color verde a uno anaranjado y café. Mi cultivo estaba infectado. El hongo se comía la materia vegetal y generaba muerte en la planta. Por suerte el hongo atacó solo un pedazo de la punta. Saqué las tijeras para no perder la cosecha, podé las puntas y dejé los cogollos mas pequeños, aspercé agua con bicarbonato solo a las hojas, ya que si humedecería los cogollos habría más hongos. Coseché en tres tiempos y salvé aproximadamente el 85% de la cosecha. Aunque a decir verdad, esto me desmotivó un poco al darme cuenta que si hubiera usado fertilizantes de flora de base orgánico hubiera tenido cogollos más gordos y grandes. Pero la verdad esto me sirve como retroalimentacion para no volver a cometer el mismo error y mejorar mis técnicas de cuidado y cultivo cannábico. La primer cosecha la hice el 20 de marzo. La planta estaba madura y los cogollos llenos de resina con tricomas y la botritys ya estaba presente alrededor.

En la segunda cosecha dejé algunos cogollos para que siguieran engordando y creciendo para maximizar un poco más la cosecha y obtener lo que nosotros buscaba: una perfecta relación entre calidad y cantidad. Todos los cogollos presentaban buenos signos de cultivo y muy pocos tenían hongos. El período de secado fue de dos semanas mientras había otra cosecha todavía para hacer. La Black se pudo salvar de los hongos de mierda, aunque al costo de no dejar que los cogollos engordaran tanto. Mi querida Black, me enseñó mucho. Es una planta de marihuana feminizada de raza, a pesar de los hongos demostró una buena resistencia a las plagas y gran tolerancia a los fertilizantes minerales. Para la próxima haré una poda apical entre el primer y el segundo mes de crecimiento, para que todo su potencial se desencadene de manera exitosa. por Seba Zappettini

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