Primer plantación legal de marihuana medicinal del sur
Es difícil explicar quién era Marcelo Jelen a los que no vivieron en Uruguay.
Es difícil explicar quién era Marcelo Jelen a los que no vivieron en Uruguay.
Es difícil explicar quién era Marcelo Jelen a los que no vivieron en Uruguay. A los que leyeron solamente algunos de sus artículos en este periódico. Diremos lo básico, que sobre todo era un periodista con brillo que dejó un valioso legado para las generaciones más jóvenes. Una herencia en el bar y cientos de miles de páginas escritas. Entre ellas, su libro “Traficantes de Realidad”, un ensayo de periodismo puro y duro escrito en Uruguay, pero que se puede leer en todo el mundo.
Pasaron las 13:30 horas del lunes 8 de septiembre de 2014. Los noticiarios chilenos reparten las novedades a la hora del almuerzo. Una bomba explotó en Santiago, presumen un acto terrorista. Hay heridos y cierta respuesta de las autoridades.
Minutos antes, estalló otra bomba, esta vez con olor a marihuana. El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) autorizó una plantación de cannabis en la comuna de La Florida. La petición había sido realizada por la Fundación Daya y el alcalde de la comuna Rodolfo Carter, de la Unión Democrática Independiente (UDI), el partido más conservador de Chile. Aquel 8 de septiembre de bombazos se conoció la inesperada pero favorable resolución que ayudará a unos 200 enfermos de cáncer.
El alcalde, que ya venía teniendo actitudes bastante liberales, plantó una semilla y el acto simbólico retumbó en el país y le devolvió visibilidad mediática al tema. Y la provocación parece haber sido una efectiva presión para obtener la repuesta que llegó casi un mes después. El proyecto, diseñado en gran medida por la fundación Daya, logró pasar por las pruebas que dispuso el SAG. Los argumentos fueron aprobados por la Universidad de Valparaíso y la farmacopea chilena. El director regional del SAG, Óscar Concha, señaló: “se realizaron consultas a organismos técnicos como el Instituto de Salud Pública (ISP) y el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA), los cuales avalaron los argumentos presentados por la Fundación Daya, dando cuenta que se trata de una propuesta seria y coherente, razón por la cual se decidió otorgarles la autorización.”
Preparando el primer cultivo
El asunto comenzó a rolar el 23 de mayo de este año, cuando el proyecto entró al SAG. Todavía hay varios detalles que deberán ser manejados con precisión de cirujano para que el plan salga a la perfección, advirtió Ana María Gazmuri a Soft Secrets. La importación de semillas de cannabis está avanzada, serán cuatro las cepas que se plantarán: Durga Mata II CBD con predominancia índica y muy rica en CBD. Nébula, una hibrida con entre 15-18 % de THC, Ice Cream también híbrida y gran productora de tricomas y Wappa de predominancia indica. En total, 425 plantas se espera que cogollen.
La Fundación Daya proveerá a los expertos que monitorearán el cultivo, serán dos técnicos que su vocera ha preferido mantener incógnitos. El trabajo de transformar las plantas en aceite será monitoreado y realizado por un laboratorio. El SAG obliga a que se tomen medidas preventivas para el cuidado del lugar, que de no cumplirse podrían implicar la revocación del permiso. Por esta razón la municipalidad contará con cámaras de vigilancia y guardias las 24 horas, y se emplazará en un lugar secreto para no tentar a nadie.
Se invertirán más de 66 mil dólares para ayudar a 100 pacientes de la comuna y otros 100 pacientes pertenecientes a la Fundación Daya con problemas oncológicos. El servicio será gratuito.
Aunque el hecho otorga un precedente gigante con respecto del uso terapéutico de la cannabis en Chile, deja por completo de lado la idea de su uso recreacional, y todas las sumidades floridas de las plantas serán transformadas en aceite. No serán molidas por ningún papel ni pipa, es decir no se podrán fumar. “La autorización está también condicionada a que todas las etapas del cultivo se vayan avisando al SAG para ir supervisando; que el material que queda finalmente de los rastrojos debe ser incinerado, y posteriormente se debe hacer lo mismo con el material residual una vez obtenido el aceite”, especifica Concha.
La aprobación del proyecto coincide con el inicio de la temporada de cultivo en exterior en esta parte del continente, el proyecto ya está siendo sondeado por otras comunas de la capital chilena, y se espera que se sea un precedente para que esta realidad puedan vivirla más pacientes en el país.