¿Por qué legalizar en Chile?

Algunas razones por las que se hace urgente despenalizar en Chile.
Algunas razones por las que se hace urgente despenalizar en Chile.
Felipe Escobar-P para Quinto Poder.
Contingente se ha hecho éste último tiempo, la discusión acerca de la despenalización de la marihuana en nuestro país. Al parecer, razones sobran; oídos sordos a estas razones, también.
En primer lugar, se hace necesario realizar una contextualización sobre la actual situación de la política de drogas en nuestro país. Esta desmedida e injusta criminilización de la marihuana y sus consumidores tiene su origen en los años 70, específicamente en Estados Unidos, donde Richard Nixon dio comienzo a la reconocida "guerra contra las drogas", campaña que rápidamente fue respaldada por autoridades de la época y medios de comunicación. Con ello su impuso un imaginario colectivo (negativo) de la planta y quienes la consumen. Nixon estaba dispuesto a combatir esta "guerra" a costa del presupuesto público, el bienestar social y del sentido común. Dicha política sobre drogas, de persecución y castigo rápidamente fue replicada en múltiples países del orbe, incluyendo Chile durante la Dictadura de Pinochet.
En relación a aquello, las razones para despenalizar la cannabis sobran, y la implementación de una nueva política de drogas en nuestro país y el mundo, urge. En un primer aspecto, el económico. Para nadie es un misterio las grandes cantidades de dinero que invierten los gobiernos para combatir el tráfico y castigar el consumo, datos que uno encuentra en las mismas páginas gubernamentales encargados de ésta tarea. A modo de ejemplificar, el presupuesto anual del SENDA (Servicio Nacional de Prevención y Rehabilitación de Drogas y Alcohol) sólo en la Región del Maule alcanza la suma de $1.463.717.680 (año 2012, según datos publicados en su sitio web, para prevención y tratamiento.
No sólo se trata de evidenciar los beneficios económicos de los Gobiernos al recaudar esos dineros en sus arcas públicas a partir de una nueva política de droga, sino que reconocer que, a pesar de los altos gastos, el índice de consumo y la violencia han ido en aumento.
Basta con mirar las estadísticas de consumo que éste mismo organismo de Gobierno publica en su página web, donde el consumo total país entre el 2002 al 2012 ha aumentado desde un 5% a un 7.1%, y sin duda ésta índice va en forma ascendente.
Otro aspecto a considerar es el de la seguridad. El prohibir, se puede hasta entender y comprender la aparición de estos grupos de "narcotraficantes" los cuales venden lo que se considera ilegal; esta formación de grupos "criminales" encargados del tráfico vienen consigo con violencia, y un sentimiento de inseguridad y vulnerabilidad social, situación que hasta podría ser intencional -a modo personal-, para mantener un control sobre los sujetos. Al regularizar (reglamentar) el mercado de la cannabis éstos grupos encargados del tráfico se verían neutralizados, ya que el Estado y el suministro -de diferentes medios- de cannabis estaría compitiendo con éste mercado negra. Tal cual, el modelo uruguayo de política de drogas del "Pepe" Mujica.
El aspecto de salud se nos presenta como una de las principales razones para modificar ésta política actual. Múltiples profesionales de la salud reconocen a la cannabis como una sustancia curativa, así lo reafirman diversos estudios sobre los atributos beneficiosos de la planta en todas sus variedades y especies. Sólo por nombrar algunas: combate las migrañas, alivia diarreas, náuseas, dolores abdominales, combate el glaucoma, previene convulsiones, disminuye malestar del síndrome pre menstrual, abre el apetito, entre otras. Es así como los diferentes efectos provocados por la variedad de cepas de cannabis tiene una utilidad médica que aun no es reconocida por el Estado chileno, la cual deja a la deriva a miles de pacientes que deben ser dependientes de remedios que no son la cura total, y en muchas ocasiones con altos precios, haciendo crecer el oscuro negocio farmacéutico.
Otro aspecto a considerar es el de libertad personal; sin duda ésta persecución y criminilización atenta contra el sentido de libertad que inspira a uno de los derechos fundamentales del ser humano y el respeto del bienestar común y los derechos del otro. Por qué no optar por un nueva mirada, entregar esta responsabilidad cívica y velar por la auto responsabilidad y compromiso de seguir ésta reglamentación gubernamental a la política de drogas. Los usos de la cannabis pueden ser tan diversos que se hace urgente terminar con ésta hostigación a consumidores por parte de las policías nacionales, las personas que usan a la marihuana de forma recreacional, otras desde la inspiración artística hasta el desarrollo espiritual, todas y cada una de ellas y ellos merecen y trato justo, y sin prejuicios.
Finalmente, queda en evidencia que el castigo, la persecución a lo ilegal, a lo marginal, no resuelve el problema social de fondo. Al existir una despenalización regulada y el mayor control sobre el uso y distribución de la cannabis se puede entregar una solución oportuna para quienes decidan y opten por plantar o comprar cannabis en lugares establecidos.