Germinación y transplante a maceta definitiva

Soft Secrets
17 Aug 2018

Los primeros tiempos de una semilla son probablemente los más delicados. La germinación es un simple paso pero que requiere atención, sobre todo al agua, la temperatura y la manipulación. El transplante también necesita un par de cuidados.


Este cultivo lo comencé un 28 de abril con la germinación de 13 semillas para conseguir nueve plantas. Germino algunas semillas más de las previstas, ya que siempre alguna no completa su ciclo. Siempre alguna suele quedar en el camino y es mejor prevenir que lamentar. Debido al reducido espacio que tengo, 60x60x140cm, suelo elegir genéticas predominantes índicas para germinación. Suelen tener una estatura más baja, además de una floración más corta, un cogollo central más grande y no ramifican tanto. La ubicación de nuestro indoor o carpa de cultivo, va a ser crucial. No vamos a moverlo con las plantas dentro. Debemos elegir un buen lugar donde ponerlo. El mío es un indoor chico, lo tengo en mi cuarto, al lado de una ventana para que entre buen aire y evitar un poco la humedad. Donde vivo la humedad del ambiente suele ser del 70%, hay días que llega a 99%. No controlar esta variable podría llegar a ser letal para mis plantas, o incluso retrasar muchísimo su crecimiento, ya que tener una humedad muy alta hará que la tierra no se seque como debe, la raíz no estirara en busca de más agua, y nuestra planta no crecerá lo que debería.

Volviendo a la germinación

El método que utilizo para germinar es el del vaso. Para mi es el método más fácil y efectivo. Los vasos opacos o tazas, hacen que la luz no pase y no afecte a nuestras semillas. Simplemente dejo flotando las semillas en un vaso o taza con agua y agua oxigenada. Nunca dejo más de cuatro semillas por taza o vaso. Tras dos o tres días debería asomar la radícula de la semilla. Ese será el momento de pasarlas a tierra. El pasaje a la tierra es delicado.

Debemos tener paciencia y no ser ansiosos. Utilizo una maceta de medio litro como primer recipiente, más tarde trasplanto a tres litros. Esto variará según el tamaño de maceta definitiva elegida, en mi caso utilizo como maceta definitiva una maceta de siete litros, logrando meter nueve macetas en mi indoor.

El jiffy también es una buena manera de comenzar el cultivo, pero no la utilizo mucho, es un poco costoso. Para empezar, llenamos la maceta a tres cuartos de su capacidad, luego hidratamos un poco la tierra. Hacemos un agujero de poca profundidad, con una lapicera o un palito, no más de uno o dos centímetros de profundidad, allí introducimos la semilla. Tratamos de manipular con la mano la semilla durante el menor tiempo posible, la posicionamos con su radícula hacia abajo orientando la cáscara hacia arriba. Luego cubrimos la semilla con una capita muy fina de tierra, regamos un poco y ponemos en el indoor. Es importante controlar el pH del agua, en etapa de vegetación utilizo un pH de entre 5.3 y 5.8.

Tras la germinación la planta asoma

Los primeros días de la germinación son un poco desesperantes. Regar de más puede causar problemas a la planta, toquetear mucho la tierra podría dañar la raíz. Hasta que no veo que la planta se asoma me pongo muy ansioso y curioso. ¿Habré hecho las cosas bien? ¿Habré plantado mal? Todas estas preguntas me invaden hasta que la planta finalmente asoma. Hasta que la planta se muestre, debemos mantener hidratada la tierra para que la germinación se complete.

Pero sin regar de más y no hacer barro, ya que causaría que la pequeña semilla se pudra y muera. Para hidratar en esta etapa suelo regar con una jeringa, regar por alrededor de donde plante la semilla para que estire bien y solo regar cuando la superficie esté seca. Podemos meter un poco el dedo dentro de la tierra y comprobar si sigue húmeda o no.

Es importante regar de noche, de este modo, evitamos que el agua que permanezca en las hojas haga efecto lupa y queme nuestras hojas. Además, de noche, la planta concentra sus energías en la raíz, y en las hojas de día. Por el camino quedaron dos semillas. Asomaron 11 plantas. A partir de este momento comencé a regar más abundantemente y más espaciado. Durante la germinación suelo regar un 10% de la capacidad de la maceta.

Es decir, en medio litro riego con 50 c.c. de agua, así la tierra seca durante tres o cuatro días. En este cultivo estoy probando un nuevo sustrato, que tiene por característico que no tiene tierra, sino que está hecho con compost. La temperatura para la germinación debe rondar los 24 a 27 grados Celsius, lo ideal es que no supere los 30ºC. La humedad debería rondar el 60%. Como aquí la humedad es alta, tengo tres coolers para bajarla lo necesario, así y todo a veces pueden presentarse problemas. En verano la temperatura es probable que supere hasta los 32 grados. Si mantengo una buena ventilación y aplico plaguicidas con constancia, no es atrae mayores problemas que alguna planta estresada de vez en cuando.

Tanto la temperatura como la humedad son factores muy decisivos en nuestro cultivo. Una alta temperatura atrae mayor número de plagas, así como la humedad alta favorece la gestación de hongos. Estos factores también influirán en nuestros riegos, una alta temperatura hará que debamos regar más seguido, ya que la tierra secara más rápido, y una alta humedad hará que debamos regar más espaciado porque la tierra secara más lento. Cuando la plantita se asoma, vemos las primeras hojas redondas, llamadas cotiledones. Son la fuente de alimento y energía de la planta, de ellos se alimentará hasta sacar las primeras hojas, desde entonces se nutrirá de la luz artificial. Es normal que caigan más tarde.

Durante los primeros siete días de vida de germinación, solo le daremos agua a la planta, durante estos días se alimentará de los cotiledones, cualquier otro alimento podría sobre fertilizar. Hay que dejar el agua reposando por 24 horas para eliminar el cloro y otros elementos que pueden ser jodidos. A partir del día siete, podemos darle algo de alimento a nuestra planta, único en la primera maceta. Durante mis primeros años de cultivo utilice dos productos industriales diferentes. Primero Uno de ellos generó exceso de nitrógeno en algunas plantas durante distintos años.

El síntoma fue un color verdoso demasiado oscuro en la planta y también un retraso en la flora lo que me perjudicó, tuve que sacar las plantas a exterior porque no entraban en mi indoor. Cuando descubrí el lixiviado de lombriz mi cultivo cambió radicalmente. El lixiviado de lombriz tiene todos los nutrientes que la planta necesita a lo largo de su ciclo, lo utilizo tanto en vegetación como floración, y en cosecha casi que no necesita lavado de raíz. A diferencia de los fertilizantes que mencioné antes, el lixiviado no deja residuos en la planta, el sabor de los cogollos sale realmente muy puro. El lixiviado de humus de lombriz se consigue a través de una micro filtración que transforma el humus de lombriz de excelente calidad en un líquido para mejorar, corregir y aumentar los nutrientes en suelos agrícolas.

Sus buenos resultados se deben a su gran contenido de humatos, ácidos húmicos, úlmicos y fúlvicos extremadamente asimilables y aprovechables por las raíces de los cultivos. También beneficia la micro flora y fauna de los suelos. Es común que durante los primeros días la planta espigue un poco. Deberemos ver que la distancia a nuestro foco sea la correcta. Entre 30 y 40 centímetros debería estar bien. La distancia variará según la potencia del foco. Si tenemos el foco demasiado cerca de la planta, y no nos damos cuenta, notamos unas pequeñas quemaduras en la superficie de las hojas. Si lo ves, es mejor alejar el foco. Si la planta espiga un poco, debemos simplemente rellenar con tierra hasta las primeras hojas.

Notaremos que nuestra planta esta espigada, cuando por debajo de su primer par de hojas, veamos un tallo blanco. Al quedar cubierto luego por tierra, formará raíz. Por eso solo llenamos tres cuartos de la maceta, para que cuando la planta espigue un poco, podamos rellenar sin problemas, con espacio.

Si llenaste la maceta corta un vaso de telgopor por la mitad, acorde al tamaño del contenedor, y úsalo como extensión de la maceta. A partir de esta etapa, de los dos o tres días de vida de la planta, riego cada tres o cuatro días, dependiendo del tipo de sustrato, su absorción o retención. Así la tierra —que escogí, la humedad ambiente y otras variables— seca completamente y la raíz se expande en busca de agua. Para ver si riesgo, tomo el peso de una maceta con sustrato seco y otra con sustrato mojado. Comparo para ver si las plantas necesitan riego o no. Un mal riego, o uno constante, harán que la planta crezca menos y podrían traer hongos y problemas a la raíz.

Trasplante y seguimiento

Las plantas al 11 de mayo tienen 10 días de vida. Se viene el primer trasplante. El sustrato retiene mucha agua, a pesar de que la humedad y la temperatura están en buenos niveles, los riegos se me hacen muy espaciados. Temo que las plantas no desarrollen su potencial y queden demasiado chicas.

El primer trasplante lo hago 15 días después que asoma la vida en la planta. Me fijo que la tierra esté bien seca, así es mucho más fácil sacar el pan de tierra de la maceta y que no se desarme tanto para llevarlo a otra maceta. Para segundas macetas uso volúmenes de medio a tres litros. Primero lleno la base con sustrato hasta que la planta queda en alto respecto a su nuevo contenedor. Al trasplantar doy vuelta la plantita entre medio de los dedos para tener noción de donde está y reducir los riesgos.

Cuando la planta está asegurada, doy vuelta la maceta, sostengo el pan con una mano y con la otra tiro la maceta para arriba para dejar el pan descubierto, con la raíz. No hay que tener miedo ni pensar que se va a desarmar todo el pan apenas saquemos la maceta. Si las cosas bien se hacen bien, la raíz debería tener bastante agarre al pan que debería quedar como un bloque duro. Una vez que tengamos el pan sin maceta, con la planta dada vuelta en nuestra mano, pondremos lentamente la planta en el nuevo recipiente. Es mejor si queda centrada, pero si se va para un lado no pasa nada.

Tampoco debemos preocuparnos demasiado si el pan se desarma un poco. Por último. riego abundante, con poco menos del doble con que regamos usualmente. Como mi maceta es de tres litros, riego con 500cc aprox. La dejo en esta nueva maceta por 15 días. Porque trasplantar favorece radicalmente —valga la redundancia— el desarrollo radicular. No trasplantar durante vegetación es correr el riesgo que el suelo se compacte, dificultando la absorción de nutrientes y en casos extremos causa la muerte. De no trasplantar la raíz crece muchísimo más lento y puede estrangularse. A mayor desarrollo radicular, planta más grande, más verde y más saludable.

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