Cómo regular el cannabis y no morir en el intento
Históricamente las políticas de drogas fueron dirigidas a suprimir el consumo de drogas en la sociedad. Los resultados sugieren que una sociedad libre de drogas no es una meta realista y que la represión no ha sido un método efectivo para disminuir su consumo. Por eso Steve Rolles, de Transform Drug Policies Foundation, en Reino Unido, sugiere una serie de lineamientos para regular el mercado de cannabis.
Una política más pragmática, como la que sugiere Rolles, acepta la demanda de drogas de la sociedad y asume la necesidad de las respuestas al fenómeno mediante una aproximación desde la gestión pragmática. Este acercamiento pragmático busca reducir el daño asociado con el uso de drogas en el mercado, y eso requiere una política más compleja que la actual; una que debe tener objetivos centrales, como proteger y mejorar la salud pública, reducir el crimen y mejorar la seguridad de la comunidad, proteger grupos vulnerables como jóvenes y niños, y maximizar el uso adecuado de los recursos.
Los modelos
En el caso del cannabis tenemos tres modelos, como los coffee shops en Holanda desde 1976, la producción médica y los dispensarios en EE.UU. y Canadá, y los clubes sociales de cannabis en España, un modelo de producción cooperativa que atrae el interés de otros países. El cannabis se ha movido hacia la descriminalización en unos 30 países en el mundo. Y también hay otras discusiones y leyes, como en Uruguay y en otros lados, para regular la venta y el mercado de cannabis. Al mismo tiempo, el tabaco está bastante poco regulado, pero se va regulando en varios países. El tabaco y el cannabis se mueven al mismo lugar, hacia un modelo de regulación. Las regulaciones estrictas de tabaco o alcohol están intelectual y políticamente en concordancia con la regulación del cannabis y no están en contradicción, señala Rolles. El activista dice que existe un compromiso en Uruguay de que las políticas de drogas estén orientadas desde la evidencia científica. Es importante poner en su lugar los compromisos técnicos y legales para cumplir este objetivo. Y esto significa señalar indicadores para cada objetivo de política y construir un cronograma para evaluar e introducir revisiones en la legislación. La evaluación es importante porque puede permitir dar un paso atrás o modificar el modelo de regulación para que funcione mejor. Es también importante demostrar políticamente a los oponentes de las regulaciones al cannabis que el modelo tiene logros positivos. El proyecto uruguayo es muy importante para el resto del mundo, ya que se va a estar mirando atentamente y será importante demostrar que tiene resultados positivos, aventuró Rolles. Hay varios elementos que surgen de los modelos de regulación donde se pueden hacer intervenciones para fomentar la seguridad, la salud pública y las libertades individuales.
Regulación responsable
El primer elemento relevante es sobre la producción de cannabis y su seguridad; se necesita un sistema que haga que las plantaciones sean seguras, para que no se filtren en el mercado ilegal. Otro aspecto relevante es que se pueda generar un producto de calidad alta, libre de contaminantes. Existen buenos ejemplos de todo ello con la marihuana médica en todo el mundo. En términos de producción se sabe cómo hacerlo, no hay desafío, opinó el expositor. Las preparaciones de cannabis son variadas. Rolles remarcó que de cara a la regulación vale la pena evaluar la disponibilidad de muchos otros productos como la resina de cannabis, aceite, comida, bebidas y productos médicos, todos ya disponibles en EE.UU. y Holanda. La cuestión de la potencia del cannabis es un asunto relevante para los reguladores y sobre todo para los gobiernos, ya que un uso elevado puede comportar un riesgo; es razonable pensar que los productos más fuertes son los más riesgosos, incluso pensando que los peligros del cannabis son relativamente bajos. En un mercado regulado es posible regular la potencia de los productos; para ello hay que considerar dos cosas, la potencia, pero también la participación de los componentes activos: el THC (tetrahidrocannabinol), el CBD (cannabidiol) y los otros principios activos. El THC es el responsable del viaje y el CBD es más sedativo. Hay literatura sobre riesgos del THC que pueden ser mitigados con el CBD. El cannabis en el mercado ilegal europeo es alto en THC y bajo en CBD. Un mercado regulado puede alterar el balance de estos componentes. Rolles entiende que si el mercado legal no provee diferentes variedades de cannabis, será el mercado ilegal quien lo ofrezca. Por eso sugirió la elaboración de tres a cinco productos con diversas variedades y potencias. El precio tiene una influencia en la conducta del consumidor, en un mercado regulado pueden fijarse o establecerse límites. El precio es una herramienta regulatoria importante, puede ser cambiada por las autoridades y es flexible. También puede cambiar rápido en respuesta al mercado o conductas esperadas, como por ejemplo para crear un incentivo para los consumidores que usen un producto menos riesgoso. Si se mantiene el precio alto se puede crear un incentivo para el mercado ilegal, “el balance es delicado”, advirtió Rolles. El envasado es importante para influenciar a los usuarios. La sugerencia del especialista es que el packing contribuya a reducir riesgos, haciendo contenedores que mantengan alejados a los niños y sin diseños gráficos atractivos. También sugirió colocar detalles del producto e información sobre los principales riesgos sobre el consumo de cannabis. Los licenciatarios de los eventuales cultivos son los gate keepers, y es importante que trabajen con reglas claras para que definan sus responsabilidades e infracciones. Los vendedores son la primera línea, deben cumplir los controles y también debe haber un sistema de penalidades para los que fallen. Los vendedores tienen la oportunidad de otorgar información a los consumidores, recomendar sobre reducción de riesgos y otorgar todo tipo de información. En términos de reglamentación a los dispensarios, hay varios aspectos para regular, siendo el primero la locación. Si existe una alta densidad de puntos de venta de alcohol, se incrementa su consumo. Los puntos de venta de cannabis no deberían tener señales muy visibles o escaparates vistosos que acompasen el impulso del consumo. Muchas de estas decisiones se podrían hacer a nivel local porque necesitan el consentimiento del vecindario o la comunidad para establecer un horario de apertura y cierre, por ejemplo. Para Rolles la regulación del marketing del cannabis debe evitar la promoción agresiva que lleve al incremento del nivel de uso. De no controlar la publicidad se cometerán los mismos errores que se cometen con el alcohol y el tabaco. También le parece importante controlar el acceso para balancear los conflictos y satisfacer la demanda para evitar el mercado clandestino, pero no cree que el cannabis deba estar demasiado disponible para evitar el uso en niños y adolescentes, por ejemplo. Rolles entiende que hay cuatro aspectos importantes sobre la disponibilidad, la geográfica, la horaria y el precio −que no es considerado como disponibilidad por lo general, pero lo es, porque si se incrementa será menos accesible para aquellos de menores ingresos−. También deben existir controles de edad; claramente cualquier restricción a la edad será imperfecta, opinó Rolles. Asimismo, sugirió que cuando la policía atrapa a gente joven con cannabis, la respuesta debe estar basada en la evidencia y la proporcionalidad. Criminalizar a la gente joven no es apropiado ni efectivo, enfatizó. El especialista también se refirió a la discusión en Uruguay respecto a la venta de cannabis a ciudadanos extranjeros. Se preguntó por la efectividad de que el sistema sea exclusivamente para residentes como forma de prevenir el turismo de drogas o que se filtre por las fronteras. Si los turistas van a Uruguay y buscan cannabis, tienen la potencialidad de crear un mercado paralelo. Un sistema de regulación muy restrictivo corre el peligro de que la gente no lo use y que los problemas asociados continúen. Si el modelo no es lo suficientemente restrictivo, existe el riesgo de fomentar el consumo y que los adolescentes accedan al mercado, entonces el balance entre las prioridades es importante. Empezar con un modelo restrictivo puede ir abriendo el paso a otro más abierto, remarcó. Rolles fue consultado sobre la situación de los usuarios de otras drogas que continuarían siendo víctimas de estigmatización y violaciones a sus derechos, y respondió que “debemos aceptar ciertas imperfecciones necesarias”. Advirtió que el sistema tendrá errores y los resultados no serán necesariamente todos buenos. Habría que encontrar el balance entre las presiones y la libertad de los consumidores, “nos movemos en un territorio inexplorado”, remarcó. Citó la discusión sobre los derechos humanos de los consumidores. Se mostró contrario a criminalizar el uso de drogas por vulnerar derechos a la libertad de las prácticas, la privacidad o el acceso a la salud. La regulación de otras drogas que no sean el cannabis es más controversial en la sociedad, dijo. Las otras drogas deben ser abordadas en etapas, dijo creer que la guerra a las drogas y la prohibición debe ser desmantelada en etapas.