Cómo elegir una variedad sin morir en el intento
Elegir tu variedad depende de muchos factores. El primero que debes tener en cuenta, probablemente es por qué vas a plantar cannabis. ¿Por el sabor? ¿Por que necesitas una planta que no pueda ver el vecino del otro lado del muro? ¿Por qué necesitas una planta que no se vea del balcón de tu apartamento? ¿O no te importa lo que vean ni lo que digan y quieres la planta más grande de exterior? ¿De efecto relajante o eufórica?
Tal vez estés buscando las dos cosas y además algo de psicodelia. Capaz que la necesitas para dormir. Mil usos tiene esta planta maravillosa y de esos mil usos hay que saber quedarse con algunos, con todos los que puedas comprender y ver al momento de elegir las genéticas que te van a acompañar a los largo del año siguiente, e incluso más. Hay toda una genética del cannabis que se cultiva a lo largo y ancho del mundo. También hay cada día más trabajo sobre ellas.
Y ese enfoque de los bancos de semillas tiene que ver con los resultados de sus flores en diversas enfermedades y para diversos estados de la conciencia alterada, esa que aparece a poco rato de fumar unas caladas de cannabis. La búsqueda del cannabis es la búsqueda del placer, del bienestar y todo lo que haya en el medio de eso, porque para eso lo fumamos. Entonces, la búsqueda de una variedad de cannabis es relevante. Elegirás compañera sentimental, elegirás una forma de estar en el sofá, una forma de que pase el tiempo con amigos, una manera de estar arriba del planeta y también de estar contigo mismo.
Si vives en la India querrás cannabis para hacer tu té de bhang. Y no tendrás problemas porque hasta la podrías tomar del piso de algún camino. Pero en América Latina la cosa es distinta. Y aunque hay países que tienen sus landraces, la mayoría no las tiene más. El prohibicionismo, tan tonto como criminal, ha desaparecido las variedades que se cultivaron históricamente en América. Con excepciones, como algunas regiones de Chile, Colombia o México. Pero una expedición para encontrar estas semillas, aunque es posible, puede ser riesgosa, llevar mucho tiempo y sobre todo, es cara.
Si no vives en esos lugares es una aventura sin sentido. Hoy en día, hay dos caminos para acceder al cannabis que quieres. Agarrar alguna semilla de alguien, hacer un esqueje o comprarla a los que saben. Los bancos de semillas hace años que desarrollan genéticas que se adapten al uso urbano. Crían durante generaciones variedades que sean más o menos fáciles de cultivar, que tengan el mayor rendimiento posible, que tengan tales o cuales efectos medicinales o psicoactivos.
El catalogo es amplio. Muy amplio, e incluye genéticas de todo el mundo que algunos criadores han ido a buscar por los rincones más recónditos del planeta para hibridarlas con otras y hacer tal o cual parental, tal o cual planta con tal y cual efecto, sabor, aroma, look, tiempo de vegetación, de floración. Son tantos los parámetros de una planta, y ha llevado tanto tiempo la estandarización de variedades para uso urbano, que una simple crónica sobre este asunto nunca le llegará ni a los talones a las posibilidades que abre este mundo de las genéticas modernas del cannabis.
Los catálogos de las empresas serias de genéticas cannábicas ofrecen un buen panorama y además una buena solución. Porque esas semillas tienen calidad de fábrica pero además, y esto es muy importante, tienen garantía. SI algo funciona mal, vuelves a la tienda y preguntas. Ahí verás si fuiste tú el del error ( te faltó riego, luz, el medio de cultivo no fue el adecuado) o si hubo un problema genético con las semilla que elegiste. Algo que ocurre bien poco. Porque los bancos de semillas tienen miles de personas trabajando en el mejor producto final. Y esto se puede apreciar fácilmente. Muchas veces cultivadores espontáneos, por no decir principiantes, consiguen semillas de algún cultivar familiar, de algún amigo o alguien se las regala.
Las guardan todo un año incluso. Y cuando las hidratan para empezar el germinado, en caso que sepan que hay que hidratarlas antes de ponerlas a germinar, se dan cuenta que no funcionan, que no sale ningún brote. Otras veces, la planta sobrevive al cultivador novato que capaz la regó de más, le dio poca o demasiada luz, usó tierra de cualquier origen, etc, etc. Pero a pesar de esto sale un brote. Porque el cannabis es bien noble y resistente, pero no hace milagros.
Si ese brote enraiza y la planta crece, probablemente, dará unos frutos pobres si es hembra. Muchos novatos siquiera reconocen un macho de una hembra y esto genera problemas en el vecindario. ¿Cuántas campeonas fueron violadas por los paraguayos que se plantan por el sur de América indiscriminadamente? Ni lo quiero pensar. Tenía tres Claustrum campeonas. Al momento de la cosecha estaba toda semillada. Me quería morir. El trabajo de siete meses arruinado porque un vecino no sabe plantar ni la bandera. Para que estas cosas no pasen es mejor que compres tu semilla en un growshop de confianza.
Y ojo. Porque este es otro punto sensible, no todo growshop es de confianza. Hay mucho chapucero suelto que vende cualquier porquería de semilla a precio (un poco más barato) que las semillas certificadas de los bancos serios. Para elegir tu variedad piensa en tus necesidades, en el espacio, el tiempo, la dedicación, los recursos materiales y las restricciones espaciales o sociales que tiene la planta. Piensa y ejecuta que tendrás la flor de la planta más dulce en tus manos.